¡Viva Petróleo Crudo! Robin Hood caraqueño, ladrón sin esa pendejada de corrupto
Eligio Damas
-“Robó a los poderosos y protegió a los pobres. Defendió la soberanía de Ricardo "Corazón de León", sabio y generoso rey de Inglaterra, quién combatía a los infieles en tierras sagradas”.
-“Sus enemigos, los mismos del rey, pusieron precio a su cabeza e imagen de pillo fue expuesta en cada fonda, mercado o iglesia de la Inglaterra medieval”.
Me pareció insólito, a las doce del día, bajo el sol inclemente de Barcelona, aquel joven barbudo, macilento, hablase a un auditorio indefinido sobre el héroe del bosque de Sherwood, el legendario Robín Hood. Aunque pensándolo bien, estaba en el sitio y hora apropiados para que apareciesen los locos, que como es habitual suelen ser más coherentes y hasta lúcidos que quienes gozan de prestigio y fama de serlo. Por lo menos no se siente obligado a guardar las formas y contener los impulsos que les agobian. Además, como Robin y los “ladrones” singulares como él, tiene la valentía de denunciar aunque sea a su manera a los pillos de cuello blanco en plena plaza pública.
Calló por un largo rato, se quedó mirando como con curiosidad hacia la Casa Fuerte y volvió a hablar, como antes, mirando al infinito, como para que nadie se diese por aludido.
-“Bajo el régimen de Gómez, hubo un famoso bandido que repartía entre los pobres de Caracas el producto de sus fechorías. El país todo supo de él y el gobierno le persiguió con saña. Su rostro se hizo tan conocido como el del dictador”.
Secó la frente y continuó:
-“Les hablo de un original y escurridizo ladrón llamado Petróleo Crudo; que murió de unos balazos y con la cara levantada al sol, después de una tenaz persecución.”
Dijo que sus acciones las promocionaba como suyas y las reconocía sin dobleces. Y agregó que por eso en alguna parte se le recuerda con respeto.
Gritó con el mismo ardor que brotaba de su cuerpo:
-“En cambio, de malandros de cuello blanco, que en un solo lance, bajo el amparo oficial y la seguridad de sus oficinas se llevan cifras gigantescas, uno, el público de galería, no llega a conocer sus nombres, o tan poco se les menciona, que en contados días, no nos queda el más mínimo recuerdo.
- “¿Al hablar de chanchullos, usted fácilmente recuerda a Eleazar Pinto?”
Se refería a aquel que quebró al Banco de los Trabajadores y, luego agregó: “Quizás en alguna parte pase como persona honorable”.
-“¿Conoce usted a ciencia cierta los nombres de quienes estafaron al Banco de Comercio y BND y se llevaron los reales de los depositantes?”
Luego dijo:
-“La prensa, la televisión, la policía; es decir el poder, menciona los delitos pero celosamente oculta los nombres de estos delincuentes que parecieran no tener rostros; nadie los busca y hasta orondos por allí caminan”.
De repente, algún día, cualquiera de estos malandros aparecerá en una plaza. Por eso, para vengarme, quiero gritar a pulmón pleno”:
“¡Viva "Petróleo Crudo!”
Eran los tiempos de Caldera.
El Norte 18-10-94 Barcelona
Ya ni siquiera eso halla uno en las calles de Barcelona; gente como aquel joven que vaya por allí recordando a aquellos personajes que si no eran revolucionarios por lo menos corrían riesgos y hasta “enlodaban” sus nombres para repartir entre los pobres, pues en estos tiempos de cambio y hasta como grandeza, los corruptos no comparten su botín con los pobres sino que van al templo de la libertad a ganar su respetiva indulgencia y hasta título de héroe, sin haber corrido riesgo alguno. Quienes aquí se quedan, guardan sus reales y silencio, tanto como si se metiesen en una fosa honda, pero gozan del perdón y hasta de su puesto en el cielo. Y hasta, como dijo el joven, estos también pudieran aparecer en el centro de una plaza. Ya a uno nada le asombra.
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