lunes, 15 de julio de 2019

!VIVA PETROLEO CRUDO! CARAQUENO ,LADRON SIN ESA PENDEJADA DE CORRUPTO

¡Viva Petróleo Crudo! Robin Hood caraqueño, ladrón sin esa pendejada de corrupto

Eligio Damas


            -“Robó a los poderosos y protegió a  los pobres. Defendió la soberanía de Ricardo "Corazón de  León",  sabio  y  generoso  rey  de Inglaterra,  quién  combatía  a   los infieles en  tierras sagradas”.
             -“Sus enemigos, los mismos del rey, pusieron precio a  su  cabeza e imagen de pillo fue expuesta  en  cada  fonda, mercado o iglesia de la Inglaterra medieval”.
               Me pareció insólito, a  las doce del día, bajo  el  sol inclemente  de Barcelona,  aquel joven barbudo, macilento, hablase a un auditorio indefinido sobre el héroe del bosque de Sherwood, el legendario Robín Hood.  Aunque pensándolo bien, estaba en el sitio y hora apropiados para que apareciesen los locos, que como es habitual suelen ser más coherentes y hasta lúcidos que quienes gozan de prestigio y fama de serlo. Por lo menos no se siente obligado a guardar las formas y contener los impulsos que les agobian. Además, como Robin y los “ladrones” singulares como él, tiene la valentía de denunciar aunque sea a su manera a los pillos de cuello blanco en plena plaza pública.
              Calló por un largo rato, se quedó mirando como con curiosidad hacia la Casa Fuerte y volvió a hablar, como antes, mirando al infinito, como para que nadie se diese por aludido.
           -“Bajo el régimen de Gómez, hubo  un famoso  bandido  que  repartía entre los  pobres de  Caracas  el producto  de sus fechorías. El país todo supo de él y el gobierno le persiguió  con saña. Su rostro  se  hizo  tan conocido como el del dictador”.             
           Secó   la frente y  continuó:                
           -“Les hablo de un original y escurridizo ladrón llamado Petróleo Crudo; que murió de unos balazos y  con  la cara  levantada  al sol, después de una  tenaz persecución.”
           Dijo que sus acciones las promocionaba como suyas y las reconocía sin dobleces. Y agregó que por eso en alguna parte se le recuerda con respeto.                   
          Gritó con el mismo ardor que brotaba  de su cuerpo:
          -“En  cambio, de malandros de cuello  blanco, que  en  un solo lance, bajo el amparo oficial y la seguridad de sus oficinas se  llevan  cifras gigantescas, uno, el público  de  galería,  no llega  a conocer sus nombres, o tan poco se les menciona, que  en contados días,  no nos queda el más mínimo recuerdo.
         - “¿Al hablar de chanchullos, usted fácilmente recuerda  a Eleazar Pinto?”
           Se refería a aquel que quebró al Banco de los Trabajadores y, luego agregó: “Quizás en alguna parte pase como persona honorable”.
         -“¿Conoce usted a ciencia cierta los nombres de  quienes estafaron al Banco de Comercio y BND  y se llevaron los reales de los depositantes?”
         Luego dijo:
        -“La  prensa, la televisión, la policía; es decir el   poder, menciona los delitos pero celosamente oculta los nombres de estos delincuentes  que parecieran no tener rostros; nadie los busca  y hasta  orondos por allí caminan”.
                     De  repente, algún día, cualquiera de  estos  malandros aparecerá  en una plaza. Por eso, para vengarme, quiero gritar  a pulmón pleno”:       

        “¡Viva  "Petróleo Crudo!”
        Eran los tiempos de Caldera.
El Norte 18-10-94 Barcelona
           Ya ni siquiera eso halla uno en las calles de Barcelona; gente como aquel joven que vaya por allí recordando a aquellos personajes que si no eran revolucionarios por lo menos corrían riesgos y hasta “enlodaban” sus nombres para repartir entre los pobres, pues en estos tiempos de cambio y hasta como grandeza, los corruptos no comparten su botín con los pobres sino que van al templo de la libertad a ganar su respetiva indulgencia y hasta título de héroe, sin haber corrido riesgo alguno. Quienes aquí se quedan, guardan sus reales y silencio, tanto como si se metiesen en una fosa honda, pero gozan del perdón y hasta de su puesto en el cielo. Y hasta, como dijo el joven, estos también pudieran aparecer en el centro de una plaza. Ya a uno nada le asombra.




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