lunes, 29 de mayo de 2017

DIALOGO A DISTANCIA

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Diálogo a distancia
Ciro Bianchi Ross • digital@juventudrebelde.cu
27 de Mayo del 2017 22:04:33 CDT

Entre los comentarios que los lectores hicieron a la página Ni
olvidado ni muerto, dedicada a Julio Antonio Mella, el pasado domingo
7, hay dos que el escribidor quiere resaltar de manera especial: el de
Ricardo Luis Hernández Otero, investigador del Instituto de Literatura
y Lingüística, y el del muy querido amigo Jorge Domingo, también
investigador del mismo centro y autor, entre otros libros, de un
utilísimo Atlas de la emigración española en Cuba, y de un no menos
útil Diccionario bio-bibliográfico de escritores españoles en Cuba
(siglo XX), con ediciones en Sevilla y La Habana.
Con ellos y con otros lectores sostendré hoy este diálogo a distancia.

Presencia de Julio Antonio
Afirmaba el escribidor en su página, que abordaba de manera particular
los bustos de Mella emplazados en La Habana, que nunca le vio sentido
al que se colocó en la Manzana de Gómez, pues nada tuvo que ver dicho
inmueble con la vida y la trayectoria del dirigente estudiantil. El
busto fue colocado en ese lugar por empeño de directivos de las varias
escuelas que empezaron a funcionar en el edificio tras el triunfo de
la Revolución.
Discrepa Hernández Otero. Dice que antes del 10 de enero de 1964 se
dio a la Manzana el nombre oficial de Julio Antonio Mella.
Francamente, no he encontrado ese dato en ninguna parte; no lo
registra Ana Cairo en su Mella cien años, ni tampoco Erasmo Dumpierre
en el acápite Presencia del héroe, que incluye al final del esbozo
biográfico de Mella que publicó en 1975. Ni el historiador Emilio Roig
en La Habana; apuntes históricos.
Con la prisa con la que se vivía en aquellos tiempos y el grado de
provisionalidad e improvisación que los caracterizaba, no creo que el
cambio de nombre, si es que se hizo, lo que no dudo, fuera respaldado
por un acto oficial, fuera cual fuera, sino que resultó fruto de una
determinación feliz, y que, a la postre, se quedó en sí misma. Nadie
identificó el edificio con el nombre del líder estudiantil, sino que
para todos siguió siendo la Manzana de Gómez, como lo seguirá siendo a
partir de ahora el hotel de lujo en que se transformó el viejo
inmueble.
Aunque sin conocerla, Jorge Domingo no está de acuerdo con la
aseveración de Hernández Otero. Expresa que la más importante de las
escuelas que se abrieron en la Manzana llevaba el nombre de Mella, y
eso determinó que se colocara el busto en ese lugar. «Algo totalmente
lógico», puntualiza Domingo. Trasladada la escuela, digo yo, nada
tenía que hacer allí el busto de Mella.
Como se vio en mi página del día 7, el más importante de los bustos de
Mella que se localiza en La Habana es el de la plaza que lleva su
nombre, en la intersección de la calzada de San Lázaro y la calle L,
frente a la Escalinata universitaria. Es obra de Tony López, autor
asimismo de un busto de Antonio Guiteras. Otro busto de Mella, obra de
Enrique Moret, se haya frente a la Estación Central de Ferrocarriles.
Sobre esas dos piezas se pronuncia también Jorge Domingo en su
mensaje. Sobre el de Moret, dice el escribidor que se erigió en 1949,
que es lo que refiere Ana Cairo en su Mella cien años. Domingo acude a
La escultura en Cuba en el siglo XX, documentado estudio de José
Veigas, y apunta que es de 1944, «una fecha —puntualiza— en que los
comunistas compartían el poder con Batista y no les fue difícil que se
aceptara la colocación de esa pieza. Moret era comunista». Ana Cairo
señala, en cambio, que 1949 fue un año significativo en la remembranza
pública del fundador de la FEU, no solo por el busto de Moret en
cuestión, sino porque en esa fecha Ángel Augier publica en la revista
Bohemia su Cómo era Julio Antonio Mella, que compila testimonios de
Marinello, Sarah Pascual, Gustavo Aldereguía, Aureliano Sánchez
Arango, y que, entre otros recuerdos, recoge los de Oliva Zaldívar, la
viuda de Mella, que habló solo esa vez en público acerca de quien fue
su esposo.
Con relación al busto de Guiteras esculpido por Tony López, Jorge
Domingo supone que es el que se encuentra en el Anfiteatro de La
Habana, con lo que concuerda el escribidor. Sin embargo, un lector que
firma GMM su mensaje electrónico, dice que no, que es el que se
aprecia en la calle 54 entre 27 y 29, en Marianao, junto al espacio
que se conoce como La Lavandería. Otra precisión más: la sastrería del
padre de Mella es, como dijo el escribidor en su página del día 7, la
que está en Obispo. No El Sol, en la misma Manzana de Gómez, que, como
recuerda un lector que firma Luis su mensaje, tenía una divisa que
rezaba: «Sastres anatómicos y fotométricos».

Así te quería coger
Hay gente que supone que un periodista debe decirlo todo en su página,
y que si no lo dice, es porque no lo sabe. Como si el escribidor no lo
supiera, Jorge Domingo refiere en su mensaje que el busto de Mella en
la Manzana sustituyó al de Andrés Gómez Mena, alias Chichón, y cuenta
la historia que conté a los lectores el 5 de diciembre de 2010.
Andrés, que era el dueño de la Manzana, se propasó o tuvo amores
clandestinos con la esposa de un relojero que tenía su pequeño
establecimiento en el edificio. Parece que la relación no fue tan
oculta, pues el relojero se enteró de lo que sucedía y mató a Chichón
en la propia Manzana, el 11 de enero de 1917, por lo que pasó muchos
años en prisión. Pepe, hijo de Andrés, que se convertiría entonces en
la cabeza de los negocios de la familia, sería asimismo víctima de un
atentado, del que salió con vida, historia que también conté el 12 de
diciembre de 2011.
Ángel Machado Palomino trabajó durante muchos años para Pepe Gómez
Mena, que decía tenerlo como su hombre de confianza. Cuando por el
vencimiento de una hipoteca, el presidente de la Compañía Azucarera
Gómez Mena se apoderó del central Resolución, en Quemado de Güines,
pidió a Machado Palomino que lo pusiera a punto. Por los años que el
ingenio llevaba inactivo y sus tierras abandonadas, se trataba de una
empresa titánica y, en pago, el patrón prometió al empleado hacerlo su
socio, palabra que no cumplió llegado el momento, pese a las
reclamaciones de Machado Palomino, que se vio obligado a renunciar.
Exigió este entonces una compensación de 200 000 pesos y tuvo que
salir del juego con solo 10 000. Por eso juró vengarse y en la mañana
del 29 de enero de 1951 lo esperó en los portales de la Manzana, por
Zulueta, lo siguió hasta el vestíbulo y al grito de ¡Así te quería
coger! le metió tres balazos en la caja del cuerpo. La agresión fue
ripostada por un agente de la Policía Secreta que, de manera casual,
se hallaba en el lugar del hecho. Machado Palomino resultó muerto a
tiros. Llevaba cartas en el bolsillo en las que explicaba al juez de
instrucción y a su familia el porqué de su acto.

Dinero llama dinero
Julián de Zulueta fue un importante hombre de negocios y una figura
política de primer orden. Marqués de Álava, vizconde de Casa Blanca,
coronel de Milicias, coronel de Voluntarios, cónsul del Real Tribunal
del Comercio, consejero de Administración de Hacienda, concejal y
alcalde de La Habana en varias ocasiones, diputado a Cortes, senador
vitalicio del Reino y gobernador político interino de la Isla de Cuba.
Era propietario de varios ingenios azucareros, accionista de la firma
constructora del ferrocarril de Marianao, contratista del derribo de
las murallas de La Habana e iniciador de la construcción del edificio
que sería conocido como la Manzana de Gómez, donde se emplazaría —fue
su idea— un gran centro comercial, similar a los actuales, en los que
coinciden varios establecimientos. Constructor con su propio peculio
del ferrocarril Zaza-Caibarién, enriquecido con la trata de esclavos y
de chinos, formó parte del grupo de hacendados y prestamistas de
origen español que asumió el control del Diario de la Marina y lo
convirtió en vocero de sus intereses. Una ciudad de la región central
y una calle habanera llevan el nombre de quien fue un enemigo
recalcitrante de la independencia de Cuba y uno de los grandes
promotores del capitalismo en la Isla. No se puede escribir la
historia de la economía cubana del siglo XIX sin mencionarlo.
A la muerte de Zulueta, la Manzana, aún sin concluir, pasó a manos de
los Gómez Mena. Dice Guillermo Jiménez que Pepe Gómez Mena era además
dueño de cuatro centrales azucareros, una destilería, un molino
arrocero, tres fábricas de bloques… Fue de los hombres más ricos de
Cuba. Supo estar al día en lo que adelantos tecnológicos se refiere:
el primero en electrificar un central azucarero, en aplicar el regadío
en gran escala, en estimular la repoblación forestal y emplear el
alcohol como combustible nacional. Fue Ministro de Agricultura en el
breve Gobierno de Miguel Mariano Gómez, Presidente del Instituto
Cubano de Estabilización del Azúcar, Vicepresidente de la Asociación
Nacional de Hacendados de Cuba… Notable yatista, se destacó en el
deporte de la pesca y fue comodoro del Vedado Tennis Club.
Gómez Mena casó en segundas nupcias con Elizarda Sampedro. Su hija
Lilian, fruto de su primer matrimonio, casó con Alfonso Fanjul
Estrada, y Lían, la hija de ambos, casó a su vez, con 17 años, con
Norberto Azqueta, en lo que se considera el acontecimiento social más
notable de la vida republicana.
El dinero llamaba dinero.

Confusión
Andrés Gómez Mena mereció el calificativo de Chichón por un quiste de
sebo que tenía en la cabeza. El busto con que se le rindió homenaje en
la Manzana respetaba esa característica. Curiosamente, el busto de
Mella situado en el cruce de la galería comercial de la Manzana lucía
una especie de protuberancia en la frente que, por efecto de la luz,
que le venía de arriba, parecía acentuarse según desde donde se le
mirara.
Hace ya algunos años, dos de los miembros más jóvenes del clan Gómez
Mena estuvieron en Cuba. Querían ver las propiedades de la familia,
aunque algunas, como la casa de la Cancillería, en la calle Calzada,
las habían perdido por deudas justo antes del triunfo de la
Revolución. Vieron la residencia de Pepe Gómez Mena en el Gran Bulevar
del Country Club —actual 146— y la casa de la calle 80 en el reparto
Larrazábal, y se extasiaron en los salones del palacete de la tía
María Luisa, condesa de Revilla de Camargo, que alberga hoy el Museo
de Artes Decorativas. Visitaron el edificio Gómez Mena, en Obispo y
Aguiar; el edificio de los Hacendados, en la calle Zulueta, y el local
que ocupó el Automóvil Club, en Malecón. Recorrieron también los
portales y la galería comercial de la Manzana de Gómez. Tiempo después
de ese periplo entraron en relación con el escribidor a quien contaron
su aventura cubana.
Decían que en la Manzana sintieron la emoción de ver cómo pese al paso
del tiempo y los cambios de todo tipo que se operaron en el país, se
había respetado el busto del tío Chichón. La protuberancia notable en
la pieza que representaba a Mella, les hizo recordar el chichón de
Chichón, a quien, por supuesto, no conocieron y los había confundido,
y de qué manera. Así se lo hice saber. Ahora escriben de nuevo. Se
congratulan de que el banco de Pedro Gómez Mena siga anunciándose en
el hotel Manzana…, en los portales que dan a la calle Zulueta, como
hace decenas de años.



sábado, 27 de mayo de 2017

GUSTAVO DUDAMEL, CORAZÓN LLANERO Y LO CONSTITUYENTE


ELIGIO DAMAS

            Con mi hermano Atila, siendo muy pequeño, él siete años mayor que yo, fui al que llamaban barrio “La Copita”, un poco más o menos a una distancia de un kilómetro del nuestro, a ver un circo que allí habían instalado. La entrada debía ser muy barata porque ambos entramos, siendo nosotros unos humildes muchachos del barrio “Río Viejo”, en buena medida una aldea de pescadores y trashumantes. Dos cosas me impresionaron y dejaron huella profunda en mi memoria infantil. Una de ellas fue el mago “Blackman” o Blacamán, en el lenguaje nuestro. El circo, según supe después, procedía de Colombia, el que uno había imaginado de allá de aquellas como mágicas civilizaciones del medio oriente y por saber luego la verdad, nos producía como decepciones o indisposición a aceptarla o ver roto aquel sueño. Luego, cuando leí “Cien años de soledad”, hallé en la prodigiosa y casi mágica obra del colombiano, un circo y un Blacamán, que pudieran ser los mismos de mi infancia, la misma de García Márquez o una copia, pues los vecinos en eso de producir copias de cuanto existe son por demás talentosos y creativos.
            La habitual apertura del acto circense, de cuando los actores, con buena parte de lo que forma parte de su espectáculo, salen a dar vueltas alrededor de la pista central a manera de saludo, como sumario y prólogo del contenido, mostró entre otras cosas un caballo. Yo apenas los había visto en postales y en libros de la escuela. Presencialmente sólo había visto burros, aquellos que llegaban al barrio, con cestas pendiendo de los costados, arriados por campesinos que llegaban a vender lo cosechado en el conuco.
           Esta fue la segunda presencia que me impactó en aquella nada habitual noche de circo. Era un caballo de paso, majestuoso y elegante.
          Tenía yo siete años y fue la primera vez que vi uno de ellos. Años más tarde, cuando ya había alcanzado cierta capacidad, autonomía de vuelo y osadía para alejarme de mi casa, por los alrededores de Cumaná, hacia la vía de Cumanacoa, solía ver caballos, no muchos, unos dos o cuatro. Pero eso era para mí casi como el otro lado del mundo.
          Lo nuestro eran los botes. Como aquellos majestuosos peñeros ya con motor fuera de borda que iban y venían en un santiamén desde Castillito a la otra costa. Aquellos que sustituyeron los botes a remo y los de vela. Los primeros para la pesca allí mismo, a la vista de la costa. Los otros podían ir más lejos, hasta donde los vientos empujasen y dictara la prudencia.
         Nuestra música nada tiene que ver  con caballos, sabanas, pastizales y menos de grandes manados de ganado. Lo de ella, la nuestra, es el mar, el viento, el bote y el agitar de las olas. Nuestro oriente marino, por establecer una limitación, tiene su música como la J, el galerón, folía, aguinaldos, cantos de pilón y hasta el joropo oriental. Este último no sólo aborda temas que le son propios al paisaje sino que suena y se baila de manera peculiar.
         Y así como en nuestro espacio de nacimiento, sucede en el centro de Venezuela, en la costa montaña, en el occidente y en la región andina. Cada espacio tiene su música y sus muchas otras cosas.
          Por eso me alegré, cuando ayer en una de esas reuniones por sector que se están haciendo para discutir el asunto constituyente, por ahora sólo en Caracas, como casi siempre ocurre, donde las convocatorias no sé a qué criterio atienden, se produjo un como acto sublevatorio constituyente, lo que no es ilegal ni extraño. Lo constituyente, con el pueblo en movimiento, es propenso a todo y por lo tanto sorpresivo y sorprendentemente creativo
            Fue una reunión con creadores, cultores, artistas e intelectuales, por lo menos eso fue lo que oí y además, por las personas que logré escuchar, así fue. Dirigía el debate Adán Chávez, y por lo que dijo y lo sucedido con posterioridad, se vio “obligado” a darle la palabra a alguien que no estaba anotado o “no lo anotaron”. También “por lo que este dijo” y la forma expresiva, uno dedujo que su grupo, pues notó que sólo no estaba, impuso le diesen la palabra.
            Dijo dos cosas, como críticas al gobierno. Primero que se gastasen buenas cantidades de dólares, con frecuencia, quizás demasiada, para contratar artistas de fuera que nada dejaban mientras los hacedores de arte, entre estos los músicos nacionales y del fondo del alma nacional, carecían de recursos y oportunidades para mostrar al pueblo nuestra rica diversidad cultural.
            Denunció, digo yo, porque seguro estoy fue allí consciente con la denuncia, lo mismo que antes nosotros hemos denunciado. Este país es quizás, uno de los de mayor diversidad cultural y sobre todo musical en nuestra área. La diversidad étnica que resistió la conquista, colonización, las guerras y la llegada de oleadas de hombres y mujeres venidos desde muy lejos, que se mezclaron como en medio de un huracán, produjo ese milagro. No somos sólo llaneros; somos también costeños, isleños, selváticos, peninsulares, serranos. Somos del llano, la sierra y del mar. Por sólo hablar del espacio, sin hacer alusión a etnia alguna lo que sería largo de contar. Y eso tiene amplísimas repercusiones.
          ¿Por qué ese empeño en imponernos la idea que todos somos llaneros? ¿Por qué el Estado y la televisión que le pertenece, anda por el país todo y hasta más allá vendiendo la idea que la música del venezolano es sólo la llanera? ¿Por qué ese empeño en ignorar el arte musical del resto del país? Eso es malo, no el hecho en sí mismo, el cual es digno de aplauso, sino porque conduce a ignorar y hasta negar lo demás.
             Esta muy bien, lo elogiamos que a los artistas del llano se les tienda la mano, se difunda su música, se les abra espacios y trate de vincular eso a la nacionalidad. Pero está mal ignorar a los otras manifestaciones culturales, de la música y el canto de otras regiones del país de igual valor, dicho así por ser equilibrado, que lo que en ese sentido se hace en el llano. Si se hace eso por un cálculo político es peor y en Venezuela muy desacertado.
            Eso lo denunció quien parece entró como colado al acto pre-constituyente. Lo digo así porque habló de último, las palabras de Adán Chávez dejaron constancia que no estaba anotado y lo incorporaron a última hora como por obligación y el portavoz y sus acompañantes estaban de pie y en la parte de atrás del salón donde se celebró aquella reunión.
            El denunciante habló de la buena suma de dólares que se gasta para traer espectáculos extranjeros “que nada dejan”. Y en eso tiene razón. Pero no dijo nada de Dudamel y el sistema de orquestas, donde según quienes desde el gobierno han salido a responder al célebre director de orquesta por su imprudencia y versión como parcializada y poco equilibrada de lo que aquí acontece, a quienes se han otorgado cifras descomunales en dólares, para que viajen por el mundo por lo menos hasta el año 2017, en un país donde no hay medicinas. 
            Que yo sepa, salvo Barquisimeto, ciudad natal del exitoso músico o quizás otra, sin contar Caracas por supuesto, tanto que es inoficioso decirlo, Dudamel y sus orquestas, no tienen tiempo y quizás, recursos y disposición de ir con su mensaje al resto del país. Se me ocurre por ejemplo, verlo dirigir a sus muchachos en Río Caribe, Estado Sucre, a la orilla del malecón, donde los vientos y las olas golpean y pudieran hasta trasladar la música y el aliento por lo creativo a lejanos espacios.
            Y conste, no es la primera vez que digo esto.
            Pero no. Él y ellos no están para eso. Lo dispuesto es que vayan a Ámsterdam, Roma, Paris, Londres, Copenhague, Estocolmo. Se vean rodeados por un mundo distinto y destellante.
             Entonces, ¿por qué nos quejamos? Ellos van y vienen. Más es el tiempo que andan por allá que por aquí. Se llenan de lo que por allá dicen de lo de acá y juzgan, sin dejar de meter en su morral sus intereses y, entonces es fácil creer lo único que llega y además conviene.
             Cuesta mucho, un gran esfuerzo y formación, para que en medio de tanto bombardeo, no olvidar que uno nació, se creó en la costa y confunda un caballo con un bote.
           La identidad nacional significa desconocer que somos diversos. Eso es imprescindible; que nadie se sienta excluido.
            ¿Sabía usted amigo lector que al Gran Mariscal de Ayacucho, las sillas de los caballos le producían llagas en las entre piernas, a la altura de las partes íntimas? Pese haber sido un genial guerrero, nunca fue buen jinete.



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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 5/09/2017 05:35:00 a. m.

viernes, 26 de mayo de 2017

?UN VIAJE DE MR TRUMP A LA HABANA?

 
3 hrs ago
REPLICA DE MAX LESNIK VIERNES 26 DE MAYO 2017
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¿Un viaje de Mr. Trump  a La  Habana?

No me lo dijo nadie,  es sólo una especulación mía de simple deducción después  de ver como el Presidente norteamericano Donald Trump acosado en su país  por  sus contrarios Demócratas  y por  la prensa,  se fue de viaje  a Europa  y en apenas unos pocos días  de estancia  en el viejo continente  logró revertir  las encuestas de opinión pública sacándole  de la espiral negativa  que tenía  en  contra antes de su vista al otro lado  del  océano.
http://radio-miami.org/wp-content/uploads/2017/05/habana-6.jpg
Nadie puede negar  que la visita de Trump a Europa y su encuentro  con sus líderes  ha sido un éxito  o  por  lo menos no ha sido un fracaso como en Estados Unidos esperaban que fuera por sus más contumaces  detractores. Esa es una realidad  indiscutible que aleja sin lugar a dudas la posibilidad  inmediata- esperada  por  muchos- de que lo saquen de la Casa Blanca por  medio de un proceso de destitución por  parte del Congreso.
Nadie sabe de  que hablaron   en privado  en El Vaticano el Presidente Trump  y  el Papa Francisco, pero es muy probable que  se haya tratado el tema cubano ya que Su Santidad  ha sido desde antes  de sentarse en la silla  de San Pedro,  un decidido seguidor  de su antecesor Juan Pablo II que dijo que Cuba debía  abrirse al mundo y  el mundo abrirse Cuba, lo que implica una denuncia  abierta  al Bloqueo norteamericano a la  isla,  una ley de Estados Unidos  que todavía existe, a pesar  de que ambas naciones  tienen restablecidas sus relaciones  diplomáticas.
¿Por qué no se da  un viaje  a La Habana? , bien  pudo haberle  dicho  el Papa Francisco  a Donald Trump recordando a Santo Tomás cuando aquel Santo  cristiano   dijo  con  razón indiscutida “Ver  para creer”. Mirar  con sus propios  ojos  y  no actuar por  lo que le digan   los demás. Esa es  la clave para triunfar  y que no le den a uno gato  por  liebre. Estoy seguro que Donald Trump  nunca compró  una propiedad sin antes haberla  visto personalmente. De ahí su éxito  como gran empresario  inmobiliario.
Es importante  señalar  que la visita a Cuba   del Presidente Barack Obama fue preparada en el mayor  secreto y el  mundo no se enteró  de ello  hasta cuando lo anunciaron  los  dos gobiernos  en Washington y  La  Habana después  de   meses  de ocultas negociaciones.
Nada de extraño tendría que el  Presidente Trump,  un  hombre impredecible y de actos sorpresivos esté  en estos momentos dándole vueltas  en su cabeza  el darse un salto a La Habana para hacerlo  mejor  que su antecesor, según dirá  el nuevo vecino  de la  Casa Blanca.
No hace mucho tiempo un hombre del equipo empresarial de Donald Trump, unos pocos meses antes  de lanzarse  el magnate inmobiliario  a  la carrera  presidencial me invitó a almorzar a mí y  al abogado Antonio Zamora en el Doral  Country Club propiedad del  hoy Presidente de Estados Unidos,  para conversar sobre un posible   viaje  de Mr. Trump  a La Habana en plan de inversionista  privado con el  propósito  de construir  en la  isla  varios campos  de golf  “antes de que lo hicieran los  chinos”, según él.
Primero iría  su hija Ivanka en misión  exploratoria  y crípticamente se nos dijo por  el representante de Trump, que este  estaba  dispuesto  a explorar negocios  en Cuba pero que “debía  ser  después de las elecciones”. Así se nos  dijo, aunque cuando eso  todavía  no se había lanzado Trump  a la carrera por  la presidencia  de la nación.
¿Estará ahora el Presidente Trump dispuesto a ir a La Habana para terminar para bien de Estados Unidos  y de  Cuba  lo que empezó  Barack Obama y  se quedó a mitad  de camino?
El reto  para Donald Trump está en La Habana. Los aires soplan en esa dirección y Trump que es hombre de audacias, no se puede perder la oportunidad  de ser quien pase a la historia como el primer presidente de Estados Unidos que diga en  La  Habana que el  Bloqueo  se  acabó. Si  lo hace y quiere aplausos  allá los tendrá  de sobra.
Les habló para Réplica  de Radio-Miami su director  Max Lesnik