“Los picos e´ plata” en La Hojilla o una historia venezolana de plastilina
Eligio Damas
En Cumaná la expresión “pico e´ plata”, en mis años jóvenes, tuvo dos acepciones. Una para referirse a quienes hablaban bien, tanto como que “Andrés Eloy Blanco era un “pico e´ plata, “¡a carajo para hablar sabroso!”. Lo de “Pico e´ plata” venía por un pájaro así llamado, muy común y de un cantar alegre y lindo. Pero los “picos e´plata”, justamente por esa habilidad, también pudieran resultar fraudulentos, hábiles para engañar o “encantar serpientes”. Por ejemplo, aquellos habilidosos para aplicar “el paquete chileno”, solían acompañarse de un verbo abundante y hasta cantarino. La otra para referirse a los pedazos que resultaban de un plato de loza trisado que utilizábamos para apostar, como si fuesen monedas en nuestros juegos infantiles. Entonces era usar una cosa por otra, donde sin duda, lo menos que uno puede decir, había como un fingimiento. Ser llamado “pico e´ plata” pudiera ser un elogio o una fingida acusación. “Ese carajito es un pico e´plata”, podía decir alguien quizás con sorna al referirse a alguien para un prender las alarmas, hacer una advertencia o quizás generosamente por elogiar.
Lo que me motiva ahora no es Mario Silva, como tampoco Pascualina Curcio, pues hay suficientes razones para que estemos demasiado preocupados por otras cosas y personas. Pero no hay duda que uno y otro están empeñados en convencer que las únicas causas de lo que acontece en Venezuela, y me refiero en particular a la dramática situación económica que padecemos, es la agresión envuelta en las sanciones del aparato estatal estadounidense y de mecanismos como dólar today y, en consecuencia, la solución estaría en una política monetaria según la cual el gobierno opte por respaldar nuestro signo con reservas en oro. Haciendo eso, por lo menos es lo que uno percibe, todo estaría como decimos los venezolanos “listo y puesto” y hasta “muerto el perro, se acabó la rabia”. Eso significa también, lo mismo que decir, “esa es la única falla de Maduro y el Psuv, que como partido que según dicen, conduce un proceso en transición hacia el socialismo; si no fuese por eso conquistaríamos la definitiva soberanía y por supuesto hasta la independencia alimentaria”.
Esa es la tragedia de gente que es inteligente pero se siente atada e intenta explicar las cosas dejando alguna huella de su inconformidad, muy tenue al fin, que según sea el caso, pudiera ser risible y hasta despertar calenteras. Y ellos no son los únicos y para mayor tristeza, tampoco los más significativos. Por cierto, en el programa ese que comentamos estaba Luis Britto, poco tomado en cuenta por Silva, en ese afán de hacer su trabajo como lo entiende, que cuando opté por dormir todavía no había podido brindarnos su opinión. Aunque si pude enterarme por medio de Amaranta Rojas de lo que aquél dijo, no sin sutileza, a manera de juicio inconforme por la actuación de los otros dos participantes. Algo como, “bueno es culantro pero no tanto”, pareció haber dicho el reconocido intelectual.
El conductor de la Hojilla, pese todo no deja de preocuparse, pues siempre se dice que las procesiones marchan por dentro cuando está comprometido el prestigio y sabiendo se camina en el filo de la navaja, y lo manifiesta diciendo, “pero no nos quedemos en el diagnóstico, eso no es suficiente, vayamos a las propuestas”. Es la conducta repetitiva de sus programas y sobre todo cuando se acompaña de la Curcio, quien no cesa de decir lo mismo. Para ella, la culpa de todo la tiene “dólar to day” o los empresarios que en cada coyuntura o momento estelar de las presiones de la oposición al gobierno, aumentan los precios. Y para dejar todo resuelto basta con hacer lo que ya referimos. Pero anoche sábado en La Hojilla, dijo con evidente displicencia, que aparte de hacer lo que había propuesto, se pudiera aumentar la producción petrolera. Para ambos esta es una guerra, que lo es, donde sólo hay un combatiente, el que ataca y pone las reglas, el otro no importa lo que haga o deje de hacer, sólo será una víctima.
La propuesta apática de lo petrolero pareciera envolver un compromiso; el de no abordar ese asunto porque habría que descubrir la desbordada incompetencia y dejadez con que en eso ha actuado el gobierno desde hace mucho tiempo. Hablamos de la desmedida corrupción y las concepciones estratégicas erradas y nunca enmendadas. Y siendo así lo mejor es dejarlo dónde y cómo está y no ponerse a jorungar algo que pudiera incomodar. Lo que si dice Carlos Mendoza Potellá, como que: “la tragedia petrolera que vive la Nación, resultado en parte, de la pésima planificación en torno a la Faja del Orinoco y las supuestas "mayores reservas petroleras del mundo", la discapacidad técnica, sobre todo político-económica, de una gerencia cada vez menos profesional y la avasallante corrupción, factores cuyos efectos perversos se acentúan en un ambiente geopolítico hostil, de bloqueo y sanciones ejercidas por la más poderosa potencia mundial.”
Pero hay algo más curioso todavía que hace que esos personajes y programas pierdan pertinencia. Silva y Pascualina ya no se toman el trabajo de evadir u ocultar la profundidad de la crisis como antes lo hacían y conste les nombro como por dejar, pero ellos no son los únicos que así proceden. Y es sensato eso no hagan porque quedarían muy mal ante la multitud y los sensatos, pero también les preocupa quedar mal, esa es su tragedia y motivo para enredarse, con quienes en el gobierno tienen gran parte de la responsabilidad de lo que sucede. Por esto, como “picos e´ plata”, se sienten obligados a actuar como dijese “El Chavo del 8”, “sin querer queriendo”, a dar una explicación insulsa para que nada, a nadie cambien y quedar ante alguna gente como que estamos inconformes.
Plastilina viene de plasticidad. Esa capacidad o característica de ciertos materiales que ayudados hasta sutilmente por cualquier fuerza externa toman la forma justamente a la medida. Pueden acomodarse con facilidad en cualquier espacio. Se dice de ciertos animales que gozan de esa capacidad, tanto que pese uno tape huecos y les reduzca espacios, ellos siempre encontrarán como penetrar. Uno se pregunta en esas circunstancias ¡Cóño y de dónde y por dónde salen! Tienen como el don de la ubicuidad. Y lo hacen por donde uno menos piensa. Y hay escritores y actores con demasiada competencia para adaptarse a las demandas de la narrativa y la actuación. ¿Y siendo así por qué no habría haber de esos en el rol de analistas?
Es como muy larga la lista de cosas que demandan la revisión de quienes dirigen al gobierno y al Psuv para remontar la situación venezolana, aunque eso también vale para el bando opositor. Pero es lamentable que cuando se intenta abordar la crisis, los analistas funjan de actores, se desborden dando muestras de plasticidad y hasta el uso de la plastilina para construir mundos por encargo o al gusto para no herir susceptibilidades, en lugar de cumplir el ritual obligatorio de afrontar la realidad o, como decimos en criollo, tomar el toro por los cuernos, corriendo el riesgo de recibir una cornada.
Siendo ellos analistas y vistos como tales, están obligados a servir a la multitud como es debido. Pero suponiendo que sus propuestas están dirigidas estratégicamente a remontar la crisis, pese el diagnóstico esté elaborado con plastilina y hasta plasticidad, ¿no les cansa proponer cambios de rumbo y que a quienes se dirigen y sirven eso les traiga sin cuidado? ¿No les dan valor a sus razones? ¡En verdad no les entiendo¡ ¿Será por mi ingenuidad o carencia de plasticidad?
No importa los personajes, lo importante es la conducta y el repetitivo proceder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario