lunes, 29 de junio de 2020

MISERABLES ES EL MENOR CALIFICATIVO QUE SE MERECEN


 

A la atención de FRANK

MISERABLES ES EL MENOR CALIFICATIVO QUE SE MERECEN
De nuevo sobre mi respuesta a un mensaje insultante.

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Por Félix Sautié Mederos.
En días pasado publiqué una Nota de respuesta en ésta mi COLUMNA POLÉMICA de mi página web (felixsautie,com) con el título "MI RESPUESTA A UN MENSAJE INSULTANTE Y A SU FALTA DE ÉTICA"; el texto es claro y directo, por lo que considero que no hace falta citarlo. Se puede encontrar (http://felixsautie.com/articulos.php?mi-respuesta-a-un-mensaje-insultante-y-a-su-falta-de-etica).
Algunos buenos amigos me aclararon casi de inmediato al respecto, que podría crearse en mi respuesta una confusión por causa del nombre lógicamente supuesto para aquel hecho deleznable al que yo le respondía, con el de una persona real, periodista activo de Juventud Rebelde y revolucionario cabal e incapaz de tales felonías, insultantes, groseras y muy mal intencionadas en las que me vincularon con palabras soeces y ofensivas tanto a mí como a mi amigo de muchos años Silvio Rodríguez
El muy respetado periodista y ejemplo revolucionario, sabio siempre, a quien admiro y respeto muy especialmente; Pepe Alejandro me envió un mensaje del cual cito textual algunos párrafos: “…Casualmente, en el semanario Opciones de Juventud Rebelde trabaja un periodista llamado Hedelberto López Blanch (con H en el nombre), el cual conozco hace muchos años, y por lo que sé de él, dudo que haya cometido tal felonía. Yo lo llamé por teléfono y le informé del asunto, me dice que jamás haría eso…Sí me llamó la atención de que la persona se identifica como Edelberto y no Hedelberto. Y, además, como debes saber, hay personas muy bajas que suplantan y roban identidades de otros para cobardemente enviar sus mensajes…”
Esta advertencia unida a la de otros amigos y colegas como Jorge Gómez Barata y un hijo mío desde Italia, casi de inmediato pusieron en evidencia el rejuego detestable, grosero, contra revolucionario e incluso de pocas luces que perpetraron en mi página Web, con un ataque cargado de rencores y odios, que en otras ocasiones muchas veces recibo algo parecido. En este orden de cosas, puedo repetir lo que Quijote le dijo a Sancho: “dejad que los perros ladren, es señal de que cabalgamos…”
Quiero significar que esas advertencias, me facilitaron entrar en contacto directo con el Hedelberto el de verdad, digno, decente y revolucionario con quien he intercambiado varios muy amistosos y explicativos correos electrónicos. Le aclaré que, si se lee el texto de mi respuesta detenidamente, le puede quedar claro que no fue a él a quien le respondí sino al Edelberto soez y contrarrevolucionario, que me atacó. Además, nunca escribí y confieso que ni me pasó por mi mente, que fuera un periodista revolucionario de Juventud Rebelde. El asunto quedó plenamente aclarado para ambos. ´
Ahora bien, quiero reiterar que en definitiva, quién perpetró la provocación de marras es en realidad un pobre diablo, incapaz de hacer las cosas de frente con su verdadera identidad, porque en verdad es un cobarde en busca de sus “30 monedas de plata” con que inmemorialmente se paga a los traidores que siempre son despreciados por sus amos. Quizás quienes actúan de esa forma no han pensado a profundidad que la guerra y el Bloqueo contra Cuba, que intensifica en la actualidad Mr. Trump en la medida que se hace más agresivo cuanto más desprestigiado, clasifican como un crimen de genocidio que de acuerdo con el Derecho internacional no prescribe en el tiempo y merece las máximas penas.  Otra cosa, que este pobre diablo no ha pensado al respecto de la Historia Universal, es que cuando todo avance en el tiempo en cualquier momento de nuevo, quizás podría reeditarse un Juicio mundial como el de Núremberg a finales de la Segunda Guerra Mundial.
Tal y como siempre dice un colega mío, para terminar repito que, ASÍ LAS COSAS

EL ESEQUIBO, EL PROBLEMA PEOR MANEJADO POR NUESTRA DIPLOMACIA DE AYER Y HOY



El Esequibo, el problema peor manejado por nuestra diplomacia de ayer y hoy  
Eligio Damas
Nota: Ahora que se habla de Guyana, y como la gente se acuerda de Santa Bárbara sólo cuando truena, también me he acordado de dos trabajos que hube de hacer hace cerca de un año a solicitud de un mismo número de amigos que necesitaban alguien les respondiese a cada uno un largo cuestionario para ser incorporado a sus  trabajos finales de postgrado por exigencia de la evaluación. Los dos trabajos casualmente consistieron, en buena parte, en responder preguntas diferentes relacionadas con el tema del Esequibo.      Lo que aquí se lee son partes de ambos trabajos             
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            ¿Cuál debería ser la posición del Estado venezolano en relación a la población de colonos que habitan en el territorio Esequibo?
            Para ser sincero y debo serlo porque me obliga la interrogante, no entiendo bien la pregunta. Y es así, porque Venezuela tiene, desde 1966, en el acuerdo de Ginebra, formalizado un reclamo de una parte territorial que nos pertenece desde la formación de la Capitanía general de Venezuela y que la Gran Bretaña arbitrariamente se apropió de él. El tema o la pregunta, en sí, pareciera no ser el centro del asunto sino el cómo debería manejarlo Venezuela. Lo primero a considerar es que los gobiernos venezolanos, casi todos, han manejado eso muy mal. Tanto que por años permitieron que la Gran Bretaña y luego la naciente República de Guyana, hubiesen administrado ese territorio como suyos. Para el guyanés de hoy es natural creer eso les pertenece, como para muchos venezolanos eso le parece ajeno; en nuestro mapa oficial parece una alegoría, más que simbólica, fría. La Gran Bretaña, valiéndose de su poder y de las debilidades nuestras por las guerras intestinas periódicas del siglo XIX, ejerció y se condujo como si aquello fuese suyo. Gobiernos venezolanos se mostraron complacientes y temerosos y no ejercieron nuestros derechos en correspondencia. Con la naciente República de Guyana, por los vaivenes de nuestra política a lo largo del puntofijismo y también los cambios periódicos de gobiernos en Guyana, con buenas relaciones de un lado con otro, como cuando allí gobernó Cheddi Jaggan, del Partido Progresista del Pueblo, ese reclamo se pospuso por años. Caldera firmó un acuerdo para congelarlo por 50 años. No debe entenderse que lo hizo con Jaggan; cuando eso ya éste había dejado de ser presidente unos cuantos años antes. Todavía, recién llegado el presidente Chávez al poder, hubo como una contradicción entre “los ideales bolivarianos, la necesidad de la unión” y el debido reclamo, todavía vigente frente a los gobiernos del vecino país. El asunto parece tomar cuerpo de nuevo justo por esos vaivenes. La crisis que se desata en Venezuela, la competencia mundial por el control de las reservas energéticas, la certificación de buena parte de ellas en el territorio Esequibo, la presencia allí de la Exxon-Mobil y de un gobierno al parecer de derecha, al frente del mismo un personaje del cual se dice vinculado al ejército norteamericano, puso de nuevo “sobre el tapete”, un lugar común que no mucho me agrada, pero me salió así de repente, el conflicto con Guyana sobre el territorio Esequibo. Dije no entender bien la pregunta porque pareciera referirse al qué hacer con los “colonos” allí asentados. Y no creo sea ese el problema ni el interés verdadero de la pregunta. Tomando en cuenta que, como ya dije, hay áreas de ese territorio donde está operando la Exxon-Mobil y todo eso está en reclamo. De donde pienso que Venezuela debe insistir en el reclamo y buscar, siempre por la vía pacífica, sin renunciar nunca una solución en correspondencia con el Acuerdo de Ginebra y no dejarse imponer la decisión de un tribunal que no atienda el reclamo de las dos partes con equilibrio y en procura de la paz, sino a lo que impongan potencias extranjeras ajenas al asunto. Si se habla de los “colonos”, que es otro asunto, aunque me parecería más apropiado hablar de la población allí asentada, desde la perspectiva nuestra, de acuerdo a nuestra constitución, el rescate de ese territorio, hace de los allí nacidos venezolanos, al margen de lo que ellos decidan; y como tal, deberían ser tratados. Quienes allí han vivido por años y tienen sus pertenencias gozan del mismo derecho que cada venezolano en su espacio y sus propiedades. Eso sería el justo proceder de acuerdo a la Constitución y valores bolivarianos.
            ¿Cuál cree usted que ha sido la conducta desplegada por los distintos representantes del gobierno de Venezuela, frente a la reclamación del territorio Esequibo, desde la firma del Acuerdo de Ginebra, en 1966, hasta nuestros días?
            Creo que esta pregunta está respondida en la anterior. Salvo muy escasas excepciones, los gobiernos, prefiero decirlo así y no los representantes, han sido débiles, oportunistas y han jugado a la politiquería ante ese asunto. Quizás nunca tuvieron claro lo que si los británicos y los gringos, que en ese espacio, no sólo había agua y tierras cultivables, que en nuestra cultura rentista eso nunca ha tenido importancia. Por algo tenemos agua de sobra, tierras cultivables hasta el infinito y una posición geográfica y astronómica que nos permitiría cultivar todo el año y eso pareciera no significar nada. Esto que digo es coherente con algo dicho al responder la pregunta anterior, bastó que la Exxon-Mobil se desplegara en explorar, un paso que se da cuando los estudios indican lo que hay, para que Venezuela retomara el reclamo. Para no perder la oportunidad voy a ofrecer esta información. Nosotros, los muchachos estudiantes del Liceo Sucre, en Cumaná, en la década del cincuenta del siglo pasado, ya sabíamos de las riquezas de gas que había en la costa pariana, me refiero al norte del Estado Sucre. Algo que hizo público el presidente Chávez nacido ya el siglo XXI. Lo supimos porque a Cumaná llegó una flota de helicópteros y aviones livianos que volaban hacia el Este. Cumaná se convirtió en la base de operaciones. Los tripulantes de esas naves, jóvenes al fin, por lo gregario, tuvieron necesidad de vincularse a nosotros, particularmente por las muchachas. Y por ese enlace, nosotros los estudiantes de aquella escuela media de un nivel tan alto como cualquiera universidad de hoy, y muy bolivarianos, tuvimos acceso a esa información que al venezolano común llegó con más de 50 años de atraso. Hoy no me cabe duda, por cosas como estas que ahora he informado y lo relativo a la presencia en el Esequibo de la Exxon-Mobil, que los políticos y “expertos” nuestros, incluidos los del presidente Chávez, se dejaron influir y hasta “envolver” y manejar por la diplomacia gringa al servicio del gran capital de aquel país.
            ¿De los valores bolivarianos determinados, cuál cree usted que tiene mayor pertinencia en el proceso de negociación o reclamación del territorio Esequibo?
            Los rasgos de la diplomacia venezolana hasta ahorita, ya enunciados en la respuesta a una de las preguntas anteriores, dada la certificación de la reserva energética en el área esequiba y la presencia de Exxon-Mobil, el carácter de las relaciones del gobierno de Venezuela con ella y el gobierno de Estados Unidos, más la existencia en Guyana de un gobierno de la derecha, ha vuelto el problema más difícil que antes. Incluso, es bueno recordar, cuando en la época de Leoni, en ese sector del Esequibo se produjo una rebelión contra el entonces gobierno de Guyana, sobre cuyos particulares sería bueno investigar. Lo cito para dejar constancia como entonces el asunto parecía menos complicado. Pudo haberse resuelto mediante una gestión tenaz, persistente, sin dejarse distraer por la politiquería y el oportunismo. Pero ya que hablamos sobre la pertinencia de los valores del bolivarianismo en el asunto, es bueno tratar este tema con delicadeza y alta cirugía para separar los tejidos sin romperlos. Pero voy a plantear aquí una hipótesis para que quien quiera pudiera despejarla. Hasta donde sé – voy a comentar primero lo sustancial o los elementos de mi hipótesis – la población guyanesa se divide en dos importantes universos étnicos; uno, ese que ahora llaman afrodescendiente y el otro con fuerte origen hindú. Cheddi Jaggan, basta con ver su figura, forma parte de este pequeño mundo guyanés. Mi hipótesis está envuelta en la siguiente pregunta: ¿Cuáles gobiernos, de los influidos por un grupo u otro, parecieran haber sido más dados a integrarse a nosotros? Dejo la hipótesis o pregunta allí y continúo; por supuesto, parece obvio que desde la perspectiva de los valores bolivarianos debe prevalecer la solución negociada y pacífica con la República de Guyana. Allí, en ese espacio está la Exxon-Mobil operando bajo unas determinadas condiciones y eso no parece fácil evitarlo y hasta creo que no sería conveniente intentarlo. Lo que si debemos evitar es que esta interceda y encuentre espacios, sobre todos abiertos por nosotros, para meterse en las negociaciones más allá de lo que debiera y pudiera hacer. El reclamo, a mi parecer, lo que vengo diciendo desde hace años, es llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes. Y eso pudo hacerse en varias oportunidades, sólo que de nuestro lado, el más interesado, porque Guyana ejerce como el propietario, nunca hubo claridad que allí pudo llegarse a un acuerdo favorable para ambos países hermanos y con un enorme contenido antiimperialista, ajeno a eso del puro discurso, de cómo el borrachito que dilapida el ingreso familiar bebiendo caña o festejando mientras, como decimos los venezolanos, “echa de su pecho maravillas”, como si fuese padre ejemplar. El problema es que los gobiernos de Venezuela, hasta ahorita, cuando terminé de escribir el nombre de nuestro país, no olvidemos que maduro fue Canciller por unos años, han sido demasiado permisivos, descuidados y desidiosos frente a ese asunto y como Guyana desde siempre, antes de ser república independiente, viene allí operando como si eso fuese suyo, hace la cosa más difícil. Imagino hasta a un gobierno guyanés lleno de buena fe, coincidiendo con esos “ideales bolivarianos” de los cuales hemos hablado, viéndose obligado a devolvernos “parte de lo que tiene como su territorio”, envuelto en un lío interno de grandes proporciones. Por eso el ideal bolivariariano debe prevalecer, como encontrar una fórmula que satisfaga a todos, tomando en cuenta que formamos y debemos formar parte de eso que Bolívar llamó la patria grande y que ahora incluye a los espacios y personas que fueron de las antiguas colonias francesas, británicas y holandesas.
             ¿Cuál cree usted debe ser la solución satisfactoria para el arreglo práctico de la controversia entre Venezuela y la República Cooperativa de Guayana por el territorio Esequibo?
            Uno podría responder fácilmente cualquier cosa. Pero por las razones históricas, políticas, etc. que pesan en ese asunto parece ser difícil el acuerdo. Más como ya dije por, para decirlo de manera coloquial, “la tanta cuerda que a eso se le ha dado”. Pareciera una operación sencilla que de tanto posponer la volvieron complicada, más cuando interceden factores ajenos al asunto y que poco interés tienen en el destino de un país u otro. Ojalá uno pudiera tener la fórmula ideal para que ambas partes lo acepten y podamos llegar a un acuerdo. Pero hay que estar claros, cuando en un matrimonio en conflicto intercede un tercero que, de paso tiene sus propios y particulares intereses eso, como dicen los cumaneses, “pone el caldo morao”. Los tantos años que han pasado y permitido que ese conflicto exista sin buscar solución, sobre todo de nuestra parte, porque como ya dijimos Guayana ejerce como propietaria, ha generado y fortalecido entre los guayaneses, la idea que ese territorio les pertenece. Es más, no lo sé bien, ahora esos que antes en una pregunta se les llamó “colonos”, pudieran haber estar enraizados o identificados en la idea que son guyaneses y hasta hablan el idioma de allá. No sé exactamente como es la composición de esa población con exactitud, pero sé que en esa zona hasta existen ciudades. Antes, entre ellos, también lo dije, hubo conflictos y hubo grupos que según se dijo se identificaban con Venezuela, pero por lo que uno sabe, eso ha cambiado, pues desde nuestro lado, solo nos acordamos de “Santa María cuando truena”. No obstante por decir algo que ellos, las partes, no van a decir por adelantado, por eso de las “estrategias diplomáticas, una fórmula pudiera ser dividirse el territorio previo estudio cuidadoso. Pero eso nos hace volver al asunto de los “Colonos”, que como dije, prefiero mencionarlos como la gente o población allí asentada. Aquí entra en juego algo que en nuestra constitución está asentada y muchos decimos darle enorme valor. Me refiero a lo participativo y protagónico. ¿No habría que consultarles a ellos al respecto? ¿O procedemos de la manera que decimos no gustarnos, como si ellos no existiesen, tuviesen palabras e injerencia en el asunto? Tomando esto en cuenta habría que meterle mucho a la creatividad y buscar una solución que, en buena medida, deje a todas las partes envueltas en el asunto, satisfechas. A mí se me ocurre una fórmula como una especie de territorio intermedio manejado por autoridades designadas por ambos Estados. Pero aún así eso sería más dificultoso del asunto heredado con China y relacionado con Taiwán. Pero hay otras, como la explotación y uso del espacio dentro de un programa común. Lo importante es que cada quien pueda en la medida de lo posible ejercer sus derechos y los individuos no queden como invisibles o ignorados. Que ambas naciones puedan vivir en paz y compartir sus recursos e impedir que un tercero se aproveche del matrimonio en crisis y use ambas fuerzas en su propio beneficio.

CALLES Y BARRIOS HABANEROS

Ciro Bianchi Ross (cirobianchiross@gmail.com)To:you + 27 more Details
Calles y barrios habaneros
Ciro Bianchi Ross

Fue José María de la Torre quien primero se ocupó de precisar el
origen de los nombres de las calles habaneras. Recogió el fruto de su
investigación en el libro que tituló Lo que fuimos y lo que somos o La
Habana antigua y moderna que vio la luz en 1857. Muchos años después,
y siguiendo la ruta y la letra de De la Torre, Emilio Roig volvía
sobre el tema y daba a conocer por última vez los resultados de su
pesquisa en el libro La Habana; Apuntes históricos, de 1963. A partir
de ahí no son pocos los que abordaron el asunto, con mayor o menor
fortuna, aunque sin el rigor y la extensión con que lo hicieron los
dos autores citados. Sin ir más lejos, y salvando las distancias, son
numerosas las veces que el escribidor ha aludido en este espacio a
calles de la ciudad, su nombre, características e historia.
    Ahora, mi bien amigo el doctor Ismael Pérez Gutiérrez, profesor de la
Facultad de Medicina del Hospital Diez de Octubre, se metió de lleno
en el tema con el libro Calles y barrios de La Habana, en cuyas
páginas, dice el historiador René González Barrios, se hace un viaje
imaginario por la urbe para mostrar figuras y espacios emblemáticos de
la vida habanera y recrear con un lenguaje fresco y juvenil, pese a la
provecta edad del autor, «la vibra de una ciudad llena de vida, en la
que cada piedra y centímetros de su suelo guarda un secreto o una
historia que contar», como expresa,  en su introducción al volumen,
González Barrios, quien recuerda que no se trata de un libro para
historiadores, sino una narración literaria no exenta de humorismo,
con informaciones que  a veces son conocidas y otras, verdaderas
novedades que posibilitarán el redescubrimiento de la ciudad.
Aclaremos que se trata de un libro todavía inédito. La generosidad de
su autor lo puso en mis manos.
EN LAWTON
Ruedo hacia atrás la máquina del tiempo. Tengo doce años de edad y
asisto a mi primer día de clases en la Escuela Secundaria Básica Félix
Varela, de Lawton. El profesor Borroto, de cuello, corbata y chaqueta,
y, con botas de miliciano, sin embargo,؅ —era la época—  llega al aula
para impartir la asignatura de Ciencias Sociales y comienza la clase
pidiéndonos una tarea que implica una pequeña investigación.  Para el
próximo día debemos traer por escrito una composición en la que
abordaremos el porqué del nombre de la calle en que vivimos.
    Quise pasarme de listo. Como vivía en la calle Diez, escribí que el
nombre de mi calle obedecía a la numeración que le correspondía en la
planificación del reparto. Borroto, que era un maestro en todo sentido
de la palabra, me dio la razón y me pidió entonces que me refiriera al
nombre de las entrecalles. Uno de ellos me fue relativamente fácil.
Era el nombre de un santo; San Francisco, aunque no pude —ni puedo—
precisar si era el de Asís, el de Sales, el de Paula, San Francisco
Javier o San Francisco Solano, que, nacido en España, vivió en Cuba y
por su labor misionera en el continente es considerado el Apóstol de
la América del Sur. El otro nombre no me fue nada fácil. Benito
Lagueruela, aunque en los recibos de la Compañía de Electricidad esa
calle aparecía con el nombre de P. Consuegra.
    El reparto Lawton tenía y tiene esas cosas. Calles con nombres.
Calles con números. Calles con letras. Si, por ejemplo, se baja por la
Avenida Camilo Cienfuegos —antigua Dolores— desde la Calzada del Diez
de Octubre hasta la Avenida de Porvenir, deja atrás el caminante
Delicias, Buenaventura, San Lázaro, San Anastasio, Lawton y Armas;
todas paralelas a dicha Calzada. Perpendiculares a ella son San
Mariano, Santa Catalina, Milagros, San Francisco, Concepción, Dolores
y Pocito. Aparecen calles identificadas con números si se baja por la
Avenida de Acosta.
LOS MÁS REPETIDOS
Dice Pérez Gutiérrez en su libro que uno de los nombres más repetidos
entre las calles habaneras, es el de San Francisco. Nueve calles
llevan ese nombre. Otras cinco llevan el de San Martín, y San José y
San Carlos aparecen cuatro veces cada uno. San Cristóbal, pese a ser
el patrón de la villa, aparece solo dos veces. Santa Catalina se
reitera en cinco calles, seguidas por Santa Ana y Santa Teresa, tres
veces cada una.
    Devela asimismo otras curiosidades. Tiempo hubo durante buena parte
del siglo XVIII en que para trasladarse desde La Habana Vieja hasta la
Esquina de Tejas había que hacer parte del camino en un pontón sobre
las aguas de la bahía
    En la llamada Ensenada de Atarés, el mar, entre manglares, penetraba
por una caleta hasta cerca de Infanta. La calle Manglar debió su
nombre a la vegetación de ese tipo que existió en la zona, un área que
se rellenó por la basura y los escombros de la ciudad que allí se
vertían. Arroyo es el nombre oficial de esa calle. Es así por el que
desembocaba en esa ensenada.
    Aguacate debe su nombre a la frondosa mata de ese fruto que se
encontraba en el huerto del convento de Belén, árbol cortado en 1837,
según José María de la Torre que decía haber visto un atril
confeccionado con su madera.     Galiano es Avenida de Italia. La Calzada
de Monte, (Máximo Gómez) se llamó Guadalupe y luego Príncipe Alfonso,
por Alfonso XII de Borbón, hijo de Isabel II y nieto de Fernando VII.
La calle Oquendo, por don Martín Oquendo, propietario de una estancia
asentada en la zona. Bernaza, por el dueño de una panadería que
existió en dicha calle. Línea existe desde el siglo XIX. En 1918 se le
dio el nombre de Presidente Wilson, por ese mandatario norteamericano.
Después de 1952 se llamó General Batista, en tanto que Calzada, que
llevó el nombre de Carlos Miguel de Céspedes, ministro de Obras
Públicas de Machado, pasó a llamarse Martha Fernández, por la esposa
de Batista, nombres que desaparecieron con la dictadura. Dice Pérez
Gutiérrez que desde 1936, Línea es Línea desde el Malecón hasta la
calle E, y se llama calle 9 desde su confluencia con la calle Siete y
hasta el río Almendares.
    Palatino fue Cosme Blanco Herrera. La Calzada de Luyanó, Manuel
Fernández de Castro. Veinte y Tres, General Machado. Cocos, Alfredo
Martín Morales. Santa Emilia, Antonio de Piedra. Melones, José Antolín
del Cueto… Ninguno de esos nombres perduró.
ESTOS BARRIOS
El primer barrio con que contó La Habana fue el de Campeche, escribe
Pérez Gutiérrez en su libro inédito Calles y barrios de La Habana. Su
origen se remonta a 1564. Era un conjunto de chozas de guano y yaguas
habitado por indios traídos de esa región mexicana para laborar en la
construcción de las fortalezas, y se extendía desde las calles Merced
y Paula hasta los bordes interiores de la bahía.
Con la construcción de las Murallas, la ciudad queda dividida en dos
grandes zonas: Intramuros y Extramuros. La Habana antigua desde la
orilla izquierda de la Bahía hasta la calle Egido-Monserrate, por
donde pasaba la Muralla, y La Habana nueva, desde el lado externo de
esta hasta el Torreón de San Lázaro, el cementerio de Espada y la
esquina de Tejas, primero, y luego en sus expansiones sucesivas.
    En 1763, el Conde de Ricla, gobernador de la isla, divide La Habana
en cuatro cuarteles. Más tarde, en 1779, el gobernador Bucareli reduce
esos cuarteles a dos: La Punta, con los barrios de Dragones, del
Ángel, de la Estrella y de Monserrate, y Campeche, con los de San
Francisco, Santa Teresa, Paula y San Isidro.
    En 1807 la zona de Intramuros se dividió en diez y seis barrios, lo
que duró hasta 1851 en que se acometió la otra división en distritos y
barrios, modificada en 1855 y que perduró hasta la República.
Extramuros quedó dividida en tres capitanías:  San Lázaro, Guadalupe y
Jesús María. En 1841 se dividió en seis barrios. Diez años más tarde
los llamados «nuevos pueblos» del Cerro, Jesús del Monte y Arroyo
Apolo, así como Regla y Casablanca se consideraron parte integrante de
la capital. En 1912 Regla se constituyó como municipio independiente.
    Aunque Pérez Gutiérrez no entra en este detalle, el escribidor dirá
por su parte que, en 1959, La Habana era todavía un solo municipio que
se dividía en cuarenta y tres barrios: Casa Blanca, San Juan de Dios,
Santo Ángel. Templete, San Felipe, Santo Cristo, San Francisco, Santa
Clara y Paula. También San Isidro, Punta, Colón, Tacón, Arsenal,
Ceiba, Jesús María, Marte, San Nicolás, Vives, Chávez, Peñalver,
Monserrate y San Leopoldo.  Se sumaban los barrios de Guadalupe,
Dragones, San Lázaro, Cayo Hueso, Pueblo Nuevo, Pilar, Atarés,
Villanueva, Cerro, Vedado, Medina, Príncipe, Puentes Grandes, Jesús
del Monte, Manuel de la Cruz, Luyanó, Arroyo Apolo, Arroyo Naranjo y
Calvario. Marianao era otro municipio. Todavía a comienzos de la
Revolución se pensaba fusionar el municipio habanero con el de
Marianao a fin de dar vida a lo que se llamaría La Gran Habana. La
creación de las regiones, primero, y luego la División Político
Administrativa de 1976 canceló esa posibilidad.
    Digamos por último que Calles y barrios de La Habana es un libro que
agradecerán los lectores. Un bello regalo para  los que amen la
capital de todos los cubanos.

MIENTRAS CRECE UN CLAMOR POR EL NOBEL DE LA PAZ PARA LAS BRIGADAS MEDICAS CUBANAS




A LA ATENCIÓN DE FRANK

37.- MIENTRAS CRECE UN CLAMOR POR EL NOBEL DE LA PAZ PARA LAS BRIGADAS MÉDICAS CUBANAS, OTROS LE HACEN EL JUEGO   A Mr. TRUMP Y Mr. POMPEO EN SUS CAMPAÑAS DE ODIOS.
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MI COMENTARIO DEL DÍA. Félix Sautié Mederos
Casi a diario los telediarios nos traen noticias de nuevas instituciones, países y personalidades que se manifiestan a favor de que se le conceda el Premio Nobel de la Paz a las brigadas médicas cubanas que luchan intensamente contra el Covi19 y salvan muchas vidas.  Unas últimas cifras de estas brigadas y de su trabajo en constante movimiento, fueron informadas por el Ministro de Salud Pública de Cuba en el Programa “La Mesa Redonda” de la Televisión cubana con fecha 22 de junio del 2020; y ya son 37 brigadas Henry Reeve específicamente con 3440 médicos, enfermeros (as) y técnicos de la salud que han atendido a 126 mil pacientes en todo el mundo ; pero esas cifras crecen día a día: este fin de semana partieron 3 nuevas brigadas rumbo a África y el Caribe; Guinea Bissau, Anguila y Martinica . Esto es sin contar los médicos desplegados en el mundo, trabajando por la Salud Pública en los rincones más apartados de los diversos países de acuerdo con convenios establecidos con Cuba. Ahora se aparecen algunos que todo lo critican siempre que sea para condenar a Cuba, a calificar la campaña mundial surgida espontáneamente en el exterior de nuestro país, como una “supuesta iniciativa en una maraña”. Parece que no les queda tiempo para ver otras experiencias de quienes plantean hacer menos pruebas para que haya menos virus informado y que recomiendan inyectarse desinfectante y detergente como tratamiento contra el virus de marras. Véase Mr. Trump. Bueno el asunto es de honradez informativa y/o de unirse a los odios pagados y programados dentro de las guerras de tercera y cuarta generación que se enfrentan a Cuba en nombre de un Imperio decadente; lunes 29 de junio 2020

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domingo, 28 de junio de 2020

NINGUNA VIDA LE IMPORTA A DONALD TRUMP

Ninguna vida le importa a Donald Trump

MIAMI. “Las vidas negras importan”.
Algunas personas están ansiosas por forzar a Donald Trump a decir esas cuatro palabras. Él se niega. ¿Pero qué importa? Todo el asunto es la definición de futilidad.
Entiendo la intención. Declarar una cosa es parte del camino para hacerla realidad. Una vez que se admite que las vidas negras importan, las acciones pueden juzgarse en relación con  esa creencia, incluso según la propia conciencia. Además, si se convierte en una especie de mantra que casi todos sienten el deseo o la necesidad de pronunciar, las personas en todo tipo de papeles, desde políticos hasta fiscales, patronos y policías, podrían ser juzgadas a partir de la declaración. Y si el líder de una nación dice que las vidas de las personas negras importan es un ejemplo para la gente, y sus palabras y acciones posteriores tienen que ser más consistentes con ese ideal o se le denunciará como mentiroso e hipócrita.
Sin embargo, solo es importante cuando un líder tiene una actitud y es sincero. De lo contrario, ¿quién lo creería o seguiría su ejemplo? Y, oigan, no estamos hablando de Nelson Mandela. Cuando pensé en la actitud moral de Donald Trump, con toda su crueldad y después de todo el mal que ha hecho y abrazado, pensé que tendría que usar un concepto como el infinito negativo que puede representar el abismo. Pero no sabía si el concepto de “infinito negativo” existía, y si era así, tenía que ser parte de esa área de las matemáticas de la que sé tanto como Trump sabe sobre medicina. A diferencia del presidente, no me gusta hacer el ridículo, así que lo busqué en Google.
Esto es lo que Google dijo: “En matemáticas, el sistema de números reales ampliado por afinidad se obtiene del sistema de números reales ℝ mediante la adición de dos elementos: + ∞ y -∞  (considerado como infinito positivo e infinito negativo respectivamente)”.
Entendí más o menos, aunque nunca en mi vida he oído hablar del “sistema de números reales ampliado por afinidad”. Pero ahora sé en qué lugar de un mapa puedo poner la actitud moral de ese Puto Objeto No Identificado, Donald Trump: – ∞, considerado como infinito negativo.
[Sé que esto puede parecer una floritura innecesaria de mi parte, incluso un poco de alarde intelectual. Esa no es la intención; créanme cuando digo que me gradué de la escuela secundaria solo porque logré aprobar Álgebra II con un promedio de 3. El asunto es que Donald Trump habla de sí mismo simplemente en superlativos de autobombo —como la mejor economía, el genio más firme y estable. No se lleva un cuchillo a una pelea con un tipo con un M-16, y uno no se enfrenta a Trump con palabras débiles sino con ideas inteligentes y fuertes, como vincular su actitud moral al infinito negativo.]
Retomando el hilo principal, no importa cuán bien intencionada, es una tarea tonta tratar de lograr que Trump pronuncie el mantra de lo que quiero llamar el Nuevo Movimiento para la Justicia Racial. Las palabras icónicas del movimiento por los derechos civiles de hace un par de generaciones, “Venceremos”, nunca han salido de su boca. Y, en la actualidad, él es más desagradable y más racista que nunca, así que, como dicen los neoyorquinos, “odbida eso”.
El punto más importante es el siguiente: las vidas de otras personas (negras, latinas, asiáticas, estadounidenses nativas, inmigrantes e incluso blancas) no son importantes para Donald Trump. Ese mitin fracasado en Tulsa estableció que Donald Trump está dispuesto a arriesgar la vida de sus partidarios, en su mayoría monolíticamente blancos de edad y casi rabiosos, con la vana esperanza de que una gran multitud sea como la RCP (resucitación cardiopulmonar) para una campaña con niveles de oxígeno cada vez más bajos. ¿Las vidas negras importan? Ninguna vida le importa a Donald Trump cuando se compara con sus propios intereses.
Que el mitin de Trump en Tulsa, que atrajo una cantidad de público menor de lo esperado fuera una vergüenza para Trump, sugiere que aún podría haber un poco de justicia poética en el mundo. El evento bien podría haber sido diseñado como una fiesta para el Coronavirus. Un recinto cerrado. Muchas personas se sientan juntas durante un tiempo prolongado. Solo una pequeña minoría, sentada en las gradas, incluso haciendo un intento de distanciamiento social. Muchas personas mayores. Prácticamente nadie con máscara. Un estado en el que la infección está aumentando. Si se quisiera diseñar un evento súper contaminante, no se podría hacer mejor.
¿Las vidas negras importan? La vida no le importa a Trump, excepto la suya y, supongo, la de los miembros de su familia. Punto. En Tulsa, demostró que incluso las vidas blancas no le importan. Dadas sus acciones y políticas, la conclusión clara es que las vidas de aquellos que no son blancos o acomodados le importan aún menos, por debajo de cero.
¿La evidencia? ¿Por qué remover cielo y tierra para abolir Obamacare y negar la cobertura de atención médica a millones de personas? ¿Por qué disminuir los cupones de alimentos cuando hay tantas personas hambrientas en un país que Trump afirmó (falsamente) que tiene la mejor economía de la historia?
Estas políticas y otras que Trump y los republicanos han instituido fueron letales mucho antes de que apareciera la Covid-19. Cuando una ideología carente de decencia y humanidad, como el capitalismo del hombre lobo del hombre, se encuentra con una pandemia, suceden cosas terribles. El costo humano aumenta exponencialmente.
No sucede en países donde la solidaridad y la vida son más importantes que las ganancias, como Islandia y Nueva Zelanda, países donde los líderes se dan cuenta de que ante una grave emergencia de salud pública se debe poner al frente de la batalla a aquellas personas que saben mucho acerca ese tipo de cosas, expertos, médicos y científicos, en lugar de farsantes políticos. Es decir, si se quiere evitar el desastre.
Trump tienta al destino, y finalmente se ha metido a sí mismo y a nosotros en uno realmente grande: la calamidad de 122 000 muertes por COVID-19, muchas de ellas innecesarias, en solo unos meses, con muchas más por venir. Trump es tan delirante que cree que toda esta debacle es una historia de éxito.
Esto es lo que se obtiene con una pandemia en una sociedad rica con una patética infraestructura social, un sistema mercenario de atención médica, una ideología que culpa sistemáticamente a la víctima, una profunda desigualdad estructural y prejuicios en materia de raza, clase y origen nacional. Eso es lo que se obtiene cuando uno elige a un Donald Trump que es una persona muy dogmática, lo que no significa que tiene opiniones firmes, sino que es alguien que se ajusta perfectamente a la descripción del término del diccionario: “alguien que no admite que se discutan sus afirmaciones, opiniones o ideas”.
El Coronavirus tomó al mundo por sorpresa, muchos países y líderes inicialmente cometieron errores, y se convirtió en una pandemia global. Pero los líderes de solo dos países importantes en el mundo abrieron la puerta para que el virus entrara y causara estragos. El enérgico asertivo y dogmático en sus (infundados) puntos de vista Donald Trump de Estados Unidos y el atroz Jair Bolsonaro de Brasil, quien preferiría dejar que la Amazonía se queme y la Tierra hierva antes que restringir las ganancias de las corporaciones agrícolas.
Si hubiera un lugar como el infierno, en el que no creo, desearía que estos dos zopencos residieran en el infierno por ∞.
Traducción de Germán Piniella para Progreso Semanal.
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sábado, 27 de junio de 2020

EL LIBRO DE BOLTON

El libro de Bolton como para guindarlo, hoja por hoja, en un clavito en el excusado
                       
Eligio Damas

            El libro de Bolton, me trae muchos recuerdos, de ellos algunos que sería bueno por allá se quedaran,  porque como dice el tango, en veces, “tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida”.
          Son estos largos y continuos días sin agua y hasta electricidad, aparte que el comer, que debería “ser lo primero”, se ha vuelto en un “si acaso queda para eso”. Y los días se encadenan con las noches que “encadenan mi soñar”.
          Porque los sueños que llevan a viejos recuerdos, aquellos de niños, de la Venezuela todavía más agraria que otra cosa, sin que lo agrario tampoco nos sirviera para mucho, que en veces casi parecen pesadillas, nos hace acordar del excusado. Algo como un pequeño lujo en comparación cuando uno tenía que coger para el monte o en la parte de allá, más atrás, del sucio patio, entre aquellas matas y detrás de la plancha de cinc. El excusado era, aparte del desagradable sitio donde uno debía acudir de manera obligada y hasta contingente, cada vez que lo demandaban las circunstancias, además tenebroso y hasta oscuro.
         Eso de la falta de agua, de papel toilette  o higiénico como más apropiadamente ahora le decimos, que si lo hay pero cuesta tanto como un ojo de la cara, y que quede claro que dije de la cara, me hace de alguna manera recordar al excusado y el monte, la tusa y hasta las hojas de guaritoto. 
         En el excusado había en la pared dos o tres clavos de los grandes donde se ensartaba el papel, que no era ese higiénico, sino pedazos cortados cuidadosamente calculados, para que abundasen y hasta cuadrados o rectangulares guardando cierta elegancia y formalidad. El papel podía ser ese que llamábamos de envolver o papel de estraza que en cada casa abundaba, pues era el utilizado en las bodegas, no habiendo entonces bolsas de papel ni plástico para tal fin. Y las madres de uno, poco organizadas, nos mandaban a comprar a la bodega infinidad de veces al día, lo que permitía en cada viaje traer de ese papel y también para el mismo fin se usaba el papel periódico.
          -¡Mira muchacho! Gritaba la madre de cualquiera de nosotros mientras estábamos anclados en segunda base, “ven rápido y cómprame un centavo e´ sal, para echarle al sancocho”.
          Y entonces el juego se detenía mientras uno corría a la bodega, porque no había suplentes y las reglas de nuestro juego eso permitían, hacer los mandados sin salir del juego.
         Y, “mira muchacho, toma y corre que ya el sancocho está listo y me falta el limón”.
         Así cocinaban nuestras madres y eso permitía, al final del día, que uno llevase a casa varios pedazos de papel de estraza. El único cuidado que había era tirar los papeles en los cuales hubiese envuelto el bodeguero los ajíes chirel que también vendía.
          Los padres nuestros, no obstante aquello, leían el periódico. Mi Papá solía decir, “una un casa no debe faltar una máquina de escribir y un diccionario y lo primero que debe entrar a ella diariamente es el pan, la arepa y el periódico”.
            Y por supuesto, mientras uno cumplía el ritual habitual, siendo el papel de este último, se enteraba de las noticias, aunque fuesen con 4 ó 5 días de atraso, lo que carecía de importancia, pues en todo caso uno siempre se las pasaría por detrás.
           Por eso, cuando leo capítulos del libro de Bolton, me entran unos miedos, aquel “miedo de las noches que pobladas de recuerdos encadenen mi soñar”, como dice el viejo tango porteño. Y el miedo se explica por lo que ya dije, el libro de Bolton, del cual he leído unos dos capítulos, me recuerdan al excusado y años de miseria material de mi niñez y adolescencia de los tiempos del excusado. Pero porque la falta de agua y hasta de luz, de salario decente como para comprar papel higiénico, me llevan a él y para completar, ese libro, que, según tengo entendido, es de unas 550 páginas, “sólo serviría”, en circunstancias como aquellas, para deshojarlo y una por una, cada página, de corte rectangular, ensartarla en los clavos de la pared de aquel como siniestro espacio de allá del fondo del patio de mi rancho.
         ¡Ah! Porque me faltó advertir que el excusado, el estar uno montado sobre aquella caja de madera con una abertura circular  y aquel hoyo hondo maloliente, donde hasta a uno le decían que se concitaban  monstruos, nos producía terror. Por eso uno procuraba ir acompañado y, en cualquier caso no cerraba la puerta ni de vaina.
           Los capítulos que he leído están pesimamente redactados; es el estilo de los informes de oficina y del lenguaje oficialmente estereotipado y las informaciones mismas son intrascendentes pues una las ha extraído de los hechos cotidianos. No hay en ese libro valor literario alguno y los análisis políticos son por demás pedestres y si es que hay alguno que merezca tal calificativo. Abundan los chismes y denuncias sobre la conducta política y hasta personal del presidente de Estados Unidos. Si acaso tiene algún valor lo que he leído, es el uso referencial de primera para sustentar las afirmaciones de cómo Trump ha querido sojuzgar a Venezuela, atropellar su soberanía y manejar como si fuesen marionetas o títeres a los supuestos voceros de la oposición venezolana.
            Bolton ocupó un cargo importante en la Casa Blanca, fue consultor, diseñador y ejecutor de buena parte de la diplomacia del presidente Trump. Lo que hace que sus historias y chismes tengan  valor de primera mano. El sólo tenía que ponerse echar los cuentos a cualquier redactor y no tiene extraño que eso haya sucedido y sería exactamente lo mismo
           A Bolton, de manera sorpresiva y como contingente, le destituyeron; así como a alguien que descubren haciendo algo indebido, pudiera haber sido jorungando con un palo el fondo del excusado, alborotando todo aquello y expandiendo malos olores a diestra y siniestra y eso no le gusta a nadie; menos en una fiesta como lo pareciera ser una campaña electoral. Y en el castigado, pese sus culpas, siendo gente de bajo sentimientos, incuba deseos de venganza.
         En gente como Bolton, ¡y hay qué ver cuántos como él abundan!, no existe eso de la solidaridad con las ideas ni ninguna causa que pudiera ser justa, porque tampoco la hay ni la buscan. Lo suyo empieza en él y termina no muy lejos que digamos. Y por todo eso, debió de inmediato empezar a maquinar cómo vengarse.
            La mejor y más contundente forma de hacerla  es, desde su óptica de  ex alto funcionario de la diplomacia de Trump, como decimos los venezolanos, “sacándole los trapitos al aire”, aquellos que son exclusiva propiedad suya y los que no son también, lo importante es sean “trapitos” o estropajos que sirvan para descomponer aún más, no tanto al presidente, sino al candidato. Pero pudiera haber también gente de mucho poder dentro de los republicanos mismos y el gran capital pensando en deshacerse de Trump y eso, por distintas razones, muy largas de exponer, también sirve de estímulo para que Bolton haga su denuncia. Es un juntarse el hambre con la necesidad.
           Pero Bolton como autor, ¡y hay qué ver cómo es de gusto un “best seller”!, estando en plena campaña electoral y siendo, como solemos decir nosotros, “compañero de partido” de Trump, no estuvo en disposición de esperar otro momento, cuando no hiciese daños, para publicar su libro. Y no lo estuvo porque es un problema de la poca moral del individuo. Aparte de vengarse, sabe que este es el momento apropiado para que ese libro, de muy baja calidad literaria y conceptual, donde no hay nada sustancial que aprender, salvo de enterarse de detalles íntimos de la diplomacia de Trump, pueda ser  vendido como si fuese lenteja. Es ahora su momento. Después de las elecciones no tendría más valor que el atribuible al papel, pues serían casi 600 páginas. Este es el momento para venderlo, para luego, después de las elecciones, es tarde. Hasta los republicanos lo comprarían en grandes cantidades para repartirlo como el cotillón de las fiestas infantiles y si a uno le llega a caer en la mano, dada las circunstancias que vivimos en Venezuela, le deshojaríamos para guindarlo en los clavos del baño. Y Bolton espera, según se dice por distintos medios, recibir dos millones de dólares.



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LA INEFICIENCIA PARTIDISTA


                                       La ineficiencia partidista
                                           Por Lorenzo Gonzalo, 26 de junio del 202

Estados Unidos es hasta hoy, el país más desarrollado científica y técnicamente. Aun cuando China le pisa los talones en desarrollo económico, mantiene aún gran dependencia de la tecnología que hunde sus raíces en Silicon Valley. Lo cual no significa que en breve pueda igualarse en ese aspecto e incluso comenzar a ganarle la batalla. Todo está en dependencia de las libertades que el régimen político socialista chino logre instrumentar, para atraer cerebros y estimular el desarrollo de las nuevas generaciones de científicos nacionales.

Paradójicamente con ese desarrollo, el estadounidense promedio es acientífico y en el peor de los casos anticientífico. No solamente entre las personas ajenas a las direcciones administrativas ya sean políticas o económicas, sino dentro de esas propias esferas. Uno de los casos más destacados es el del Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Mark Randall Meadows quien fuera representante federal por el distrito 11 de Carolina del Norte. El Congresista Meadows asegura que la vida humana sólo data de unos pocos miles de años, apenas poco más de seis mil, “cuando fuimos creados por Dios”, según narra la Biblia. Me imagino que para el Congresista no deben existir los átomos, pues la Biblia nada nos dice sobre ellos.

Al margen de creencias religiosas, las cuales, en general, no niegan la evolución de las especies incluyendo la humana (a excepción de Meadows y otro puñado de fanáticos), el rechazo de los descubrimientos científicos es usual dentro de un alto y alarmante porcentaje de la población estadounidense.

Esta ignorancia generalizada es uno de los causantes que enfrentan los gobiernos locales, estatales y federales en la actualidad, para coordinar racionales estrategias propuestas por científicos de la medicina y poder controlar la expansión del coronavirus con el menor número de bajas.

La problemática se agrava porque el sistema creado por los llamados Padres Fundadores, signatarios de la Constitución de 1788, contempló la creación de dos partidos políticos, como el mejor modo para debatir diferencias y llegar a consenso. George Washington se mostró temeroso ante la idea y advirtió que aquello pudiera convertirse en un peligro, esencialmente porque su nacimiento sobrevino como resultado del choque de dos facciones que no sólo discrepaban en el modo de organizar el país, una a favor de un Estados central fuerte y otro partidario de otorgar determinadas autonomías a las colonias, sino también en cuanto al rol internacional que debía asumir la nueva nación. Aunque ambas facciones eran racistas, esclavistas en forma y esencia, opuestas a las regulaciones económicas y partidarias de la creación de un país sin fronteras, la división mostraba un capricho y competitividad por el mando, contraria a los postulados de libertad expuesto en la Carta Magna, aspectos que Washington comprendió al instante alertando de los factores a tener en cuenta por la ciudadanía, para evitar que dicho instrumento no resultase un obstáculo a la democracia. Consideraba Washington que los partidos políticos "gradualmente inclinan las mentes de los hombres a buscar seguridad en el poder absoluto de un individuo, lo que lleva al despotismo”.

La diferencia adquirió un tono tan dogmático en los primeros años, que cada una de las facciones terminó convirtiéndose en una organización política con funciones partidistas de poder: el Federalista impulsado por Alexander Hamilton y el Republicano-Democrático, representado por Thomas Jefferson.

De esta decisión y de cuyas inconveniencias no se puede culpar a la inteligencia y brillantez de aquellos hombres educados, con un profundo sentido práctico del pensamiento liberal, especialmente de las ideas provenientes de John Locke, han surgido contrariedades como estas, afectando el control de la pandemia y favoreciendo las irregularidades practicadas a diario por el ocupante de la presidencia del país.

Alimentar el sistema partidista, sólo ha ayudado a profundizar polémicas cuyas múltiples respuestas están a la luz de todos. Enclaustrar en partidos políticos la voluntad de sopesar las problemáticas nacionales, en lugar de canalizarlas a partir del conocimiento científico-técnico en unos casos o al calor de la experiencia social que nos permite hoy el reservorio de información acumulada en las últimas tres o cuatro centurias, implica el riesgo de provocar parálisis al crecimiento o al desarrollo o al mantenimiento del estatus quo de la nación.

Tonterías como negarse a utilizar máscara en público por parte de un sector poblacional alentado por un Presidente desconocedor de la disciplina académica, restar importancia a los distanciamientos sociales y la tendencia a minimizar la letalidad de la infección, contribuyen a estimular la ignorancia científica de la población. Todos y cada uno de los lineamientos sugeridos por los médicos contribuyen a disminuir los contagios. Ninguno por sí solo constituye una solución, excepto que se apliquen en su conjunto. Pero la práctica extendida de transformar cada suceso y posible solución, en falsos programas políticos que sirven como marco de propaganda a los “partidos” donde supuestamente se “afianzan los valores democráticos”, en sustitución de racionales debates parlamentarios o serias valoraciones en el seno del cuerpo ejecutivo, debilita el buen camino de una nación, con extraordinarios recursos y un inmenso acumulado del saber universal que dos décadas atrás, nadie pensaba que un día podrían ser desafiadas por país alguno.
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UN TABLOIDE PARA RECUPERAR LA NORMALIDAD


A LA ATENCIÓN DE FRANK
36.- UN TABLOIDE PARA RECUPERAR LA NORMALIDAD.
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MI COMENTARIO DEL DÍA. Félix Sautié Mederos
La publicación de un tabloide con las medidas para la recuperación constituye una acción fundamental y un compromiso de cumplimiento pos-Covid-19, que todos en mi opinión debemos considerar como guía esencial para la acción. Pienso que debemos tenerlo muy presente, tanto los ejecutores como la población en general. Es un protocolo de vida y acción, para todos luchar muy unidos por la recuperación y contra los obstáculos que se nos interpondrán junto con los ataques del imperio que se resiste a que salgamos adelante. Especialmente en momentos que ellos se hacen más agresivos cuanto más desprestigiados. Esa es mi opinión sobre el Tabloide que todos deberíamos adquirir, poseer y tener muy en cuenta.  Sábado 27 de junio 2020


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