China reafirma su impronta en África
Hedelberto
López Blanch
Beijing ha
desarrollado en la última década una amplia colaboración con países africanos los
que se han beneficiado con la construcción de fábricas, importantes obras de
infraestructura y de programas sociales.
Recientemente,
ejecutivos financieros de China y África se reunieron en Beijing para estrechar
lazos de cooperación con miras a la iniciativa de la Franja y la Ruta promovida por el gigante
asiático.
Los cerca
de 80 funcionarios africanos que participaron en el encuentro afirmaron que las
ocho acciones propuestas por China, trazan caminos específicos para el
desarrollo común de las partes, en áreas como la colaboración industrial, la
conectividad en infraestructura y la facilitación del comercio.
Beijing ha
sido durante 10 años consecutivos el principal financista y mayor socio comercial del continente
con una inversión de 410 000 millones de dólares. Además ha lanzado una nueva iniciativa de
atención a la salud, intercambio de personas, paz y seguridad.
Pese a las
campañas difamatorias dirigidas desde Washington con la anuencia de los medios
de comunicación occidentales para tratar de denigrar la profusa ayuda de
Beijing hacia África, ésta no se ha visto afectada y continúa extendiéndose.
Esa actividad
política fue criticada, entre otros, por el asesor de Seguridad Nacional de Estados
Unidos, John Bolton, pero inmediatamente fue refutada por el presidente de
Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, al expresar que los valores que promueve China, su
forma de operar y su impacto en nuestros países indican todo lo contrario.
El
ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi declaró que esa cooperación se
desarrolla sin obtener beneficios geopolíticos ni imponer voluntades.
El presidente Xi Jinping se ha reunido en varias ocasiones con los
líderes africanos y ha visitado el continente para reforzar las relaciones de
cooperación.
Indiscutiblemente
que las acciones impulsadas por Beijing hacia esa región siembran la
incertidumbre y lanzan mensajes a las potencias y antiguas metrópolis
occidentales sobre la forma en que se debe realizar la colaboración con
naciones menos desarrolladas.
Como si
fuera un corolario, mientras Washington y la Unión Europea
muestran desidia para resolver los problemas africanos y solo se interesan
porque las compañías transnacionales saqueen sus riquezas, Beijing cimienta las
relaciones y ayuda a abrir espacios económicos y sociales para los habitantes
de esos países. Esos intercambios, como es lógico, también sirven para que
China obtenga materias primas y otros productos existentes en el continente.
En la
actualidad, con el proyecto de la llamada Nueva Ruta de la Franja y la Seda, Jinping
ha propuesto llevar a cabo un enorme impulso económico en aras de construir
carreteras, presas, líneas de ferrocarril, estadios, aeropuertos y viviendas.
En el
último Foro de Cooperación China-África (FOCAC), la parte asiática fue mucho
más lejos al anunciar la condonación de deuda a los países más pobres y a la
par otorgar créditos blandos a otros.
No es de
extrañar que muchos líderes de ese continente, como la comisionada de la Unión Africana
de Asuntos Políticos, Minata Samate-Cessouma, elogiara el apoyo de China a las
causas de África en la arena internacional, principalmente en el Consejo de
Seguridad de la ONU.
Samate-Cessouma
agregó que las partes han estado involucradas en la cooperación ganar-ganar, y esa
asociación se basa en la sinceridad, afinidad, buena fe y buenos resultados.
Mame Baba
Cisse, secretario general del Ministerio de Relaciones Exteriores de Senegal
dijo que China, además, ha estado contribuyendo a la construcción de la paz y a
la seguridad de nuestros países.
Como
demuestran los hechos, China se esta uniendo a los países africanos con buenas acciones
las que nunca habían recibido de
las naciones colonialistas occidentales.
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