La historia levanta sus máscaras
Un
nuevo libro sobre Antonio Guiteras toca a la puerta para revelar detalles ignorados
y bastante polémicos de la Revolución del 30
Publicado: Sábado 27 julio 2019 | 09:35:42 pm.
Autor:
digital@juventudrebelde.cu
Rolando Rodríguez García muestra fotos relacionadas con la vida
del hombre del Gobierno de los Cien Días. Autor: Ricardo Tamayo PérezPublicado: 27/07/2019 | 08:05 pm
Ciego
de Ávila.— El historiador Rolando Rodríguez García (Santa Clara, 1940) continúa
su serie de la Revolución del 30. A sus estudios sobre la colonia, la República
neocolonial, la dictadura de Gerardo Machado y el Gobierno presidido por Ramón
Grau San Martín —al cual insiste en llamar el Gobierno de los 127 días—, se le
suma un nuevo libro: Antonio Guiteras, el héroe.
El
volumen, editado por Ediciones Capiro, se presentó en el 11no. Fórum Nacional
de Historia, organizado por la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), con
una conferencia de su autor y la presentación del joven Doctor e historiador
Elier Ramírez Cañedo.
En sus
páginas, el Premio Nacional de Ciencias Sociales (2007) y de Historia (2008)
retoma una figura de la que, al parecer, se había dicho todo y ahora, a medida
que leemos el libro, nos damos cuenta de que todavía quedan unas cuantas
cuestiones por decir u otras por develar.
Y,
sobre todo, un dato: la historia continúa. «Sí, voy a continuar. Empecé con
Colón y he pasado por todas las etapas hasta la Revolución del 30 y voy a
continuar con lo ocurrido en la década de 1940», nos dice.
—Profesor,
sobre Guiteras se han realizado varios estudios. Desde la biografía de José A.
Tabares del Real hasta la de Paco Ignacio Taibo II; pero ahora aparece esta
investigación. ¿Cuál es la novedad que nos trae su libro?
—Aunque
parezca mentira, en este libro se aclara con lujo de detalles quiénes fueron
las personas involucradas en la ejecución de Carmelo González Arias, el traidor
que denunció los planes de «Tony» Guiteras para salir del país. Cuando se
recuperaron los restos de Tony y Carlos Aponte, se dio una versión del
ajusticiamiento. Pocos días después, Luis Buch, dirigente de la Joven Cuba y
uno de los protagonistas del ajusticiamiento, envió una carta a Raúl Roa y a
Jesús Montané en la que expresaba su inconformidad con esa versión. En la misiva
contaba paso a paso cómo ocurrieron los hechos.
«Otra
novedad es que se presenta la información recopilada en los Archivos Nacionales
de Estados Unidos, entre estos los despachos de la Embajada
estadounidense; también se muestran documentos del Partido Comunista y de la
Joven Cuba, que ilustran las complejidades de la lucha y las contradicciones
entre las organizaciones de izquierda.
«Pero
una de las cuestiones más relevantes es que, por primera vez, se pueden
apreciar los intercambios de criterios en las reuniones del Gobierno de los 127
días a través de las actas del Consejo de Secretarios. Esos documentos no se
encontraban a la mano de los historiadores, y logré acceso a ellas».
—Guiteras
es una personalidad decisiva en la historia; sin embargo, en determinados
momentos su personalidad apenas se ha mencionado en Cuba. ¿Por qué esos
olvidos?
—Debido
a las cicatrices dejadas por los conflictos, los dogmatismos y errores de
visión entre los revolucionarios del 30, y que derivaron en la falta de unidad
entre las fuerzas de izquierda. Al referirse a esas complejidades, Carlos
Rafael Rodríguez dijo que la Internacional Comunista le llamó la atención al
Partido Comunista por confundir al social-revolucionario Guiteras con el
social-reformista Grau. Por supuesto que no eran iguales, a pesar de que
estaban en el mismo Gobierno; pero esas diferencias no se apreciaron en su
momento.
Grau
quiere fusilar, Batista llora y Grau lo perdona
—Cuenta
el periodista Mario Kuchilán en su libro Fabulario, que Guiteras intentó
fusilar a Batista por traidor…
—Quienes
quisieron fusilar a Batista fueron Guiteras y el Directorio del 30. Grau San
Martín lo aprobó. La historia de cómo ocurrieron los hechos me la contaron
básicamente Willi Barrrientos, Salvador Vilaseca y Segundo Curti. El Directorio
Estudiantil Universitario (DEU) se enteró de las conversaciones de Batista con
el ex embajador estadounidense Benjamín Sumner Welles, y Carlos Prío, que era
uno de los dirigentes de esa organización, corrió a Palacio. Grau se enfureció
y lo informó al DEU. Acordaron celebrar una reunión a las nueve de la
noche en casa del periodista Sergio Carbó, que había sido miembro de la
Pentarquía. Allí juzgarían a Batista.
«Tony
se encontraba ajeno a todo. Los detalles los cuento en el libro. Él se entera
porque conoce de la reunión en Palacio y le pregunta a Willi Barrientos, uno de
los miembros del DEU, qué estaba sucediendo. “Batista quiere deponer a Grau”,
le respondió. Entonces citó a su gente para la casa de Carbó».
—Se
dice que en esa reunión Guiteras increpó a Batista, lo llamó traidor y pidió el
fusilamiento.
—Quien
increpa a Batista es Grau. Tony se recostó a una columna de la biblioteca donde
se celebraba la reunión. Desde allí lo miraba todo. Al llegar Batista, Grau
hablaba con los jefes de distritos militares que todavía no habían traicionado
y lo detuvo: «Batista, no te acerques, que estoy hablando con estos señores».
«Batista
se dio cuenta de que estaba muerto. Luego subieron a la biblioteca. Curti se
recostó sobre el respaldo de la butaca de Batista. Desde ahí notó que sudaba
intensamente. Grau habló a los presentes, anunció: “Señores, voy a dimitir
porque he permitido que el jefe del ejército hable con el ex embajador
americano, y eso es muy grave”. Hubo protestas. Batista intentó hablar y Grau
lo detuvo: “Batista, tú hablarás cuando yo te lo permita”. Y empezó a narrar lo
que era una traición. Al fin Grau lo autorizó a hablar.
«Batista
se movió hacia la punta del asiento, luego tocó con la rodilla el suelo y
empezó a pedir perdón. Dijo que él no sabía lo que había hecho, que él era un
pobre guajirito ignorante y ellos personas instruidas. Que Grau había nacido en
cuna de seda y él en un pesebre —un miembro del DEU dijo: “Yo nunca entendí de
dónde sacó eso del pesebre”—. Que había sido invitado a la mansión de González
de Mendoza, un empresario azucarero, quien lo había llevado ante Welles, pero
él se lo iba a contar todo a Grau. Y que lo perdonaran, por favor, que pensaran
en su mujer y en su hijita».
—¿Pero
por qué Grau lo salva? ¿Por lástima, porque lo subestimó o porque veían en él
un contrapeso a la figura de Guiteras?
—Grau
quería salir impoluto del Gobierno, sin las manos manchadas de sangre, para
luego postularse como un mirlo blanco, y salir electo presidente
constitucional. También había un desprecio de clase. Ramón Grau San Martín era
un burgués, de familia adinerada de Pinar del Río, y Batista era un mestizo
pobretón de Banes, en Oriente. Cuando el DEU recriminó a Grau por el perdón,
dijo que total, Batista, Pedraza, López Migoya y los demás sargentos todos eran
lo mismo, escoria, pura basura. «Daban lo mismo y al menos ya Batista estaba
advertido», aseguraba.
—¿Tony
sí adivinó desde un primer momento quién era Batista?
—Exacto.
Cuando Tony vio que lo habían perdonado bajó y le dijo a sus hombres:
«Vámonos». Luego comentó: «Ahora Batista sí es peligroso, porque ya está advertido».
Aquella noche Fulgencio Batista hizo la mejor actuación de su vida y la
decisión de Grau pesó mucho en la historia. Nos costó la vida de Tony y la de
miles de cubanos.
Guiteras
se planta. Grau se pone bajito de sal y engaña
—¿Qué
tan feliz era la relación entre Grau y Guiteras?
—No
debieron ser muy cordiales. En una de las reuniones del gabinete, Guiteras
declaró: «Yo soy de izquierda, pero este Gobierno no». Así aparece en una de
las actas del Consejo de Secretarios del Gobierno. En otra ocasión, Grau expuso
en el gabinete que había sostenido conversaciones con Sumner Welles, y Guiteras
planteó que entonces dimitía porque no estaría en un Gobierno en que el
presidente hablaba de cuestiones internas con el «extranjero».
«Grau
dio marcha atrás. Dijo que sí habían conversado; pero no de política interna,
sino de asuntos de economía y de asuntos internacionales. No era cierto. Habían
hablado de la entrega del poder. Grau era un zorro y mentía. También es verdad
que Grau necesitaba a Guiteras para compensar el peso de Batista y del ejército
en el Gobierno de los 127 días. Con el tiempo, Grau se convirtió en el enemigo
solapado de Guiteras».
—En su
conferencia a los estudiantes de la FEU, usted habló de los comunistas
primitivos. ¿A quién se refiere específicamente?
—A los
comunistas bisoños del primer Partido; porque el segundo es el fundado por
Fidel. No se puede dudar que aquel primer Partido lo integraron compañeros muy
valiosos, verdaderos patriotas, dispuestos a los mayores sacrificios. Pero
también es cierto que entre sus dirigentes existía una visión estrecha del
marxismo y de la sociedad, que los ubicó en un margen de maniobra política muy
reducido y confundían marxismo y anarquismo. Llegaron a sancionar a Mella por
la huelga de hambre y Ruthemberg, un alto dirigente de la Internacional
Comunista, les escribió: «Han cometido un error. Han sancionado al hombre de
más talento que hay entre ustedes».
«A Tony
lo atacaron muy duro. Llegaron a decir que se encontraba en vías de convertirse
en un fascista. No aceptaron ni comprendieron los gestos de Guiteras al
ofrecerles plazas dentro de la policía y la infantería de Marina para
contrarrestar el poder de Batista y la reacción. En ellos pesó la confusión
generada por la masacre perpetrada por Batista en el entierro de las cenizas de
Mella.
«Culparon
a Guiteras, quien era el secretario de Gobernación, y lo cierto fue que había
sido Enrique Fernández, el subsecretario, quien aprobó el entierro. En medio de
las acusaciones sobre su persona, Tony reprendió a su subordinado. Dijo que él
nunca hubiera autorizado el entierro público porque solo llevaba 15 días en el
cargo y todavía no tenía control sobre Batista».
—¿El
plan insurreccional de Antonio Guiteras tenía posibilidades reales de triunfar
en la década del 30?
—Era
quizá el único que podía triunfar. ¿Cuál otro podía lograrlo? El viejo Partido
sostenía la tesis de la lucha de clase contra clase y de la lucha de masas.
También propugnaba los soviets de obreros, campesinos, soldados y marinos.
«Bajo
las indicaciones en esos momentos de la Internacional Comunista, querían
realizar en Cuba una revolución semejante a la de la Unión Soviética, sin
acabar de entender que las condiciones eran distintas y los obreros no
entendían ni qué era el término soviet.
«Con
Batista el ejército se volvió aún más represivo y no titubeaba en masacrar a su
propio pueblo. Igual pasaba con la oligarquía cubana. La única manera de derribar
ese sistema era como lo hizo Fidel: por la lucha armada y no con
manifestaciones y huelgas».
—Al
morir Guiteras, muchas personas de diversas tendencias políticas afirmaron que
en él primaba el terror por el terror y no la lucha revolucionaria. ¿Qué usted
opina de ese criterio?
—¿Tony
terrorista? Léete el programa de la Joven Cuba. Ahí encontrarás la verdad. Era
marxista, y como Fidel, no usaba clichés, como lucha de clases, dictadura del
proletariado. No solo era antimperialista. En el libro demuestro quién era
Guiteras y la altura de su pensamiento.
—Si
Guiteras alcanzaba el poder, ¿qué hubiera pasado en Cuba?
—Hubiera
tratado de acabar con el latifundio; los trabajadores tendrían derechos
reconocidos y jornadas de ocho horas, más de 30 000 campesinos se habrían
beneficiado con la entrega de tierra y el Gobierno hubiera apoyado la
educación, la creación de una industria nacional y hasta de una marina
mercante. Hubiera seguido un camino no capitalista.
—¿Y los
estadounidenses lo hubieran dejado?
—No, ¿y
qué? ¿Dejaron tranquilo a Fidel? Todo podía suceder; incluso que Stalin, una
figura que no es para nada de mi agrado, pudiera haberle vendido a Cuba
petróleo y maquinaria a cambio de azúcar, porque había un Gobierno al cual no
entendían mucho, pero que desafiaba a los capitalistas.
—La
Revolución del 30 significó un antes y un después en la vida del país. De
cierta manera nada volvió a ser igual en Cuba y ese cambio, en cierta medida,
también se refrendó en la Constitución de 1940. ¿Hasta qué punto el legado de
Guiteras estuvo en esa carta magna?
—Un
análisis detallado demuestra que muchas medidas defendidas por Guiteras en el
Gobierno de los 127 días o el pensamiento de Joven Cuba, se recogieron en esa
Constitución. Me refiero, entre otras, a la condena al latifundio, a la defensa
de un sistema de educación pública, al derecho de voto para la mujer y la
protección a los obreros y su jornada de ocho horas. Esa Constitución fue muy
avanzada; pero la oligarquía y los sucesivos Gobiernos nunca permitieron la promulgación
de las leyes complementarias para su aplicación o se buscaron formas para
escamotear lo reflejado en ella.
«Sin
embargo, el principal legado de Tony está en su ejemplo. Hasta que él aparece,
nadie en Cuba se atrevía a desafiar a los estadounidenses. ¿Expulsar al
exembajador de Columbia u ordenar que le dispararan al primer marine que
saliera de la Base Naval de Guantánamo en son de interventores…? Eso nunca
había ocurrido hasta que llegó Guiteras. Él rompió con una cultura política del
complejo de inferioridad y eso, te diría, es de lo más importante: la herencia
de dignidad y valentía que nos dejó Antonio Guiteras Holmes».
La
nueva biografía de Antonio Guiteras Holmes revela detalles inéditos.
A
escasos metros de la desembocadura del río Canímar se halla el obelisco que
perpetúa la caída de Antonio Guiteras y Carlos Aponte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario