Diálogo, guerra, conciliación o estallido social. ¿Efecto Macri?
Eligio Damas
-“Mira Eligio, la salida venezolana, es cierto, viene por lo político. Porque la política engloba todo. Tanto que la guerra es la “continuación de la política por otros medios” (Carl von Clausewitz); también un diálogo, como el de Oslo, que acuerde unas nuevas elecciones, un nuevo CNE que todos asuman como confiable, pero lo es más contundente si este se desarrolla en el nivel económico y se acuerdan y ejecutan medidas que satisfagan a los inconformes y quienes se ven impedidos de invertir sus capitales por falta de seguridad. En este caso los actores hasta tienen más peso y pertinencia ante el gobierno mismo.”
-“En veces”, continuó mi amigo, quien es sin duda alguna tenaz opositor, para luego agregar como apresuradamente, “siempre será el mejor diálogo cuando quienes en él intervengan sean los intermediarios pertinentes”. Se refiere, según él, a un diálogo que está en marcha y deja huella sin anuncios ni cobertura de prensa o como decimos en Venezuela “por debajo de cuerda”. Según su narrativa, pareciera hablar de una “conciliación” en marcha y, como es habitual, a la sombra.
-“El diálogo de Oslo, de hecho, está trancado y lo seguirá porque los factores ponen condicionamientos rígidos y ninguno está dispuesto a ceder y, si sigues con mucho cuidado lo que dicen, observarás que allí no hay posibilidad de acuerdo alguno”.
Mi amigo, tiene buenos contactos, especialmente en el mundo de los negocios y las finanzas y esto le convierte en un portavoz bien calificado. No lo asegura, pero lo sugiere, que las medidas económicas de Maduro a las cuales hizo referencia arriba, en lo que los chinos también tienen mucho que ver, son resultado de esos acercamientos y dice se esperan más, sólo que hay que tener la paciencia que demandan los hechos para que sean exitosos, como no sacar del fuego el estofado antes de tiempo y sin haberle agregado los aderezos fundamentales. Y sugiere, y es esto lo que hace al hablar conmigo, para “darme pistas” sin hacer afirmaciones que pudieran comprometerle, que ya hay acuerdos y además que ya se comienza a “notar un cierto movimiento en la economía.”
-“A la oposición no le interesa llegar al gobierno ahora por las medidas duras que habría que tomar”.
¿Te refieres acaso a las relativas, por ejemplo al aumento de las tarifas en los servicios? Pregunté eso porque es lo habitual en el recetario.
-“No. Eso es poca cosa. Me refiero a la venta, a norteamericanos, chinos, rusos o a quien sea, de empresas del área petrolera, donde ninguno de ellos va invertir para subir la producción petrolera bajo el esquema donde el Estado mantenga la mayoría accionaria. También, a resolver problemas puntuales como la demasiada abultada nómina de multitud de empresas del Estado que poco producen para los salarios que deben pagar. Y muchas cosas más, como relacionadas con Sidor, Corpoelec, Cantv, ect.”
-“El sólo desmontar la organización que fue creada para controlar precios porque no se va a justificar, en virtud que los acuerdos entre esos factores que no se verán a Oslo, va a significar un numero bastante alto de despidos y por supuesto inconformidad”.
Cayó un rato y volvió, “el factor empresarial que le ha hecho oposición a Maduro y con él ahora busca acuerdos, cosa en la cual también andan chinos y rusos, está consciente que la oposición política no está en condiciones de tomar esas medidas. Es decir, estando en el gobierno, estaría tentada y obligada a tomarlas pero le faltaría respaldo y base de sustentación para hacerlo. Además, entre ese universo de empresarios opositores que intercambian con el gobierno, preferirían que el costo político de eso lo asuma Maduro de manera que despeje, en el momento oportuno, la llegada al gobierno de nueva gente, con nuevas intenciones.”
El escenario que mi amigo describe, partiendo de las recientes medidas cambiarias y la actitud gubernamental ante la política de precios impuesta “desde” la oferta, tiene como personaje a un factor económico que prefiere dejar las cosas como van y desdeña, por decir lo menos, un diálogo que pudiera llegar a compromisos más rígidos y sobre todo, no cree este el momento para quienes ahora forman la oposición asuman el gobierno. Pues aquí también pesan las discrepancias en el universo opositor. Sería esa disertación de mi amigo coherente con una opción nueva de factores que se han opuesto al gobierno y como reconoce el mismo Pompeo, según la prensa norteamericana, la diplomacia gringa llegó al convencimiento que no es fácil deshacerse de Maduro, porque además de lo ya dicho, en la propia oposición hay dificultades para ponerse de acuerdo y eso va mucho más allá que la versión pragmática dada por aquél, quien afirmó que en la oposición hay más de cuarenta personajes que querían la presidencia. Y no se trata sólo de eso, sería el efecto de cosas más hondas.
Esos “nuevos factores”, llamados así por puro formalismo, que intentan que el gobierno opte por tomar otras medidas en la misma onda como las antes mencionadas, y que prefieren el diálogo o conciliación entre el sector empresarial y el gobierno, porque para ellos eso es lo esencial, aunque signifique la continuación de Maduro, estarían pensando, como mi amigo mismo lo admite, que un gobierno opositor que surja ahora de unas elecciones adelantadas resultado del diálogo de Oslo, al tomar esas duras medidas de las cuales hablamos, las mismas a las que conduce la conciliación, en virtud del respaldo popular y militar con que cuenta lo que llama el chavismo y hasta lo previsto constitucionalmente como el revocatorio, saldría tan pronto como la norma misma lo determina. Y él dice, “se desplomaría”.
Por lo anteriormente dicho, hemos usado en el título la frase “Efecto Macri”. Y nos referimos a un asunto por demás conocido por quienes estas cosas leen. El presidente argentino creyó pertinente la firma de un acuerdo con el FMI, mediante unos créditos, la aplicación de medidas que componen el recetario habitual de ese organismo internacional, el que no otorga lo acordado si no recibe lo convenido, que empieza por cumplirle sus exigencias, para que haya como pagarle lo prestado, y en este momento, la situación del pueblo “gaucho” ha empeorado drásticamente y desde ya, los analistas y encuestas de aquel país, más la prensa internacional, lo que incluye diarios norteamericanos como Wall Street Journal, New York Times y Le Fígaro o Le Monde de Paris, vienen anunciando lo que pudiera ser el pronto regreso del peronismo Kirchnerista, ese que ahora llaman de los “Fernández”, que encabeza Cristina Fernández, al poder.
Y todo eso, más el hecho al parecer sin duda, que la salida violenta, lo que incluye el golpe de Estado y la invasión militar, aparte de lo que eso significa, tampoco parecieran tener asidero en Venezuela. *
Si el escenario que mi amigo dibuja va más allá de eso y es el resultado del movimiento real, como que empresas de gran envergadura y sus dueños, se están dando el lujo ahora de aumentar sus ventas en el mercado interno y subir sin trabas los precios, como ha venido sucediendo con la harina de maíz precocida, por sólo hacer mención de un producto como muy “emblemático”, habría en otros espacios opositores más razones para darle al diálogo la importancia y valor que merece, pues de esa manera el acuerdo iría más allá de grupos empresariales y el gobierno. Pero, desde la perspectiva del gobierno, dibujado el escenario por mi amigo, que más que visionario, ve de cerca y oye lo que se planifica, podría tratarse, dado que a Maduro le quedaría mucho tiempo en el gobierno, a Macri solo unos 4 ó cinco meses, un proyecto que llevaría a lo solución de los problemas económicos, dentro de la factura empresarial o un estallido social y hasta militar, de más envergadura que el Caracazo, por el cansancio y frustración de quienes hasta ahora apoyan a Maduro.
*Este tema en concreto lo tratamos una vez más en nuestro trabajo: “Sigue con el diálogo, “Os-lo mandáis al carajo”
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