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MICROANALISIS: ¿Ganó realmente Nicolás Maduro las elecciones en Venezuela? ¿Podrá mantenerse el Socialismo del Siglo XXI?
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Por José R. Alfonso
Como Analista y Estratega de Campañas Políticas, y quien sin tomar partido por uno u otro candidato, estaba convencido que Nicolás Maduro obtendría el triunfo en las Elecciones para la Presidencia de Venezuela por un estrecho margen -las elecciones se ganan por un 50 % más uno de los votos válidos registrados-, pero confieso que no sospechaba que ese margen fuera tan estrecho -50.66% contra un 49.07% de los votos válidos escrutados-. Maduro, heredero político del presidente Hugo Chávez, obtuvo un 10.8 por ciento menor del que obtuvo su mentor político en las pasadas elecciones de octubre.
A pesar de ello obtuvo la victoria por más de un millón de votos de ventaja, por suerte para él, para los seguidores del Chavismo, del Socialismo del Siglo XXI, para los países miembros del ALBA y en especial para la República de Cuba.
Esta elección me recuerda la campaña presidencial estadounidense Gore vs. Bush, cuando este último consiguió 47% vs. 49% del colegio electoral, no de voto popular-, superado por Gore en más de medio millón- aunque finalmente las Cortes, por primera vez en la historia de los EE.UU., decidieron entregarle a George W. Bush la presidencia de la nación con los nefastos y desastrosos resultados que aún estamos pagando los estadounidenses.
No cuestiono la transparencia de las elecciones en general, entre otros aspectos por el estrecho margen de votos entre Capriles y Maduro, pero evidentemente la impresionante demostración de fuerza y convocatoria del candidato opositor venezolano Henrique Capriles en las elecciones del domingo no solo se hicieron evidentes, sino que mostraron la existencia de un enorme vacío político después de la muerte de Hugo Chávez Frías, ocupado esta vez por el candidato de la oposición Henrique Capriles, así como por los grandes fallos dentro de la formidable maquinaria política chavista al servicio de Maduro, la que aparentaba tener todas las cartas en sus manos y disfrutar de todas las ventajas habidas y por haber –recursos estatales, fondos de PDVSA para financiación de campaña mediática, control de los principales medios de comunicación social estatales y fondos para pagar a medios privados, innumerables asesores cubanos de la isla, etc.- para ganar ampliamente el Juego de Poder Político al que se enfrentaron.
Razones por las cuales, a pesar de haber resultado triunfadores tendrán, obligatoriamente, que estudiar, investigar, realizar Análisis de Contenido, Análisis Situacionales de Campo y otros, cuyo compendio final deberá ser evaluado en conjunto y profundidad por profesionales en la materia; es decir hacer lo que en el lenguaje de los Servicios Especiales se conoce como una Evaluación General de Daños- con vista a encontrar donde fallaron, quienes fallaron y por qué fallaron, cuyo propósito final es comenzar urgentemente una Reparación de Daños sobre dos ejes principales:
1) Restaurar la Imagen de un presidente electo políticamente débil
2) Rescatar la Fe Pública en el Proceso Bolivariano, que acorde a los resultados de las pasadas elecciones parece estar camino a la fatiga y el desgaste político (un microanálisis de los votos muestran que Capriles fue capaz de obtener un aproximado de 70,000 votos de las personas que votaron por Chávez en las elecciones pasadas o que Capriles a través de sus movilizaciones y mensajes de campaña fue capaz de atraer a cientos de miles de votantes que se habían abstenido en los pasados comicios).
Deberán tenerse en cuenta además otros factores tales como el por qué a pesar de que el tiempo jugó en favor de Maduro si tenemos en cuenta que convocó a elecciones casi inmediatamente después de la muerte de Chávez para beneficiarse del sentimiento de solidaridad nacional hacia el fallecido presidente, de forma similar a como ha sucedido en otras naciones en lo que los pueblos han votado por quienes representan a sus líderes muertos, cuando estos llevaron un liderazgo o gerencia populista, Ej. Violeta Chamorro en Nicaragua, la Moscoso en Panamá, Evita Perón y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, etc. son ejemplos vivos de ello.
Investigar el papel jugado por los empleados públicos en estas elecciones de 800,000 cuando Chávez asumió la presidencia en 1999 a 2.4 millones hoy en día, constituyendo una fuerza política de consideración en cualquier campaña electoral.
Pero sobre todo valorar el Impacto Sicológico, causado entre los votantes venezolanos, a través del manejo mediático y directamente por la oratoria opositora de Henrique Capriles -apoyado en el nacionalismo patrio- de los mensajes sobre la intervención de Cuba y los Castros en Venezuela enarbolados con insistencia durante sus numerosas intervenciones públicas.
Esperamos que Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y los tanques pensantes continuadores de Hugo Chávez Frías y de su proceso Bolivariano hayan aprendido la lección; de no ser así de seguro la cuenta regresiva del Socialismo del Siglo XXI, por desgracia para los países del ALBA, ha comenzado.
La formidable y bien engrasada financieramente maquinaria política Bolivariana al servicio del candidato Nicolás Maduro mostró grandes fallos táctico-estratégicos en la conducción de la campaña presidencial que puso en riesgo la continuidad del movimiento Chavista. En el bando opuesto, encabezado por Henrique Capriles, es justo reconocer que brilló la excelente conducción de JJ Roldán, un Publicista y Estratega Político de Campaña de origen venezolano, quien supo aprovechar esos fallos en el corto tiempo que restaba para el enfrentamiento en las urnas de Maduro vs. Capriles diseñando una plataforma programática para su candidato, que resultó sumamente atrayente para indecisos, nacionalistas e incluso simpatizantes “fatigados” del propio chavismo, forzando además al candidato a expresarse en sus intervenciones públicas con un lenguaje oral vertical, dinámico de confrontación y a su vez de convocatoria a la unidad.
La reciente elección presidencial entre Capriles vs. Maduro ha demostrado que Venezuela no es Cuba, en ese país latinoamericano los Juegos de Poder Político se rigen, con trampas o sin ellas, bajo patrones democráticos y de las reglas de elecciones libres. Los venezolanos no son los cubanos a quienes les tocó vivir una epopeya épica en los inicio de su proceso revolucionario y los que sin imposición ni presiones de ningún tipo optaron por convicción, equivocada o no, por el Socialismo en abril de 1961 como filosofía política de sociedad y vida al que se dedicaron por décadas sangre, sudor y sacrificios.
Ojala nos equivoquemos, lo cual mucho nos alegraría por el bien de los venezolanos, pero consideramos que a partir de ahora es cuando comenzara verdaderamente a radicalizarse la sociedad en Venezuela.
Por José R. Alfonso
Como Analista y Estratega de Campañas Políticas, y quien sin tomar partido por uno u otro candidato, estaba convencido que Nicolás Maduro obtendría el triunfo en las Elecciones para la Presidencia de Venezuela por un estrecho margen -las elecciones se ganan por un 50 % más uno de los votos válidos registrados-, pero confieso que no sospechaba que ese margen fuera tan estrecho -50.66% contra un 49.07% de los votos válidos escrutados-. Maduro, heredero político del presidente Hugo Chávez, obtuvo un 10.8 por ciento menor del que obtuvo su mentor político en las pasadas elecciones de octubre.
A pesar de ello obtuvo la victoria por más de un millón de votos de ventaja, por suerte para él, para los seguidores del Chavismo, del Socialismo del Siglo XXI, para los países miembros del ALBA y en especial para la República de Cuba.
Esta elección me recuerda la campaña presidencial estadounidense Gore vs. Bush, cuando este último consiguió 47% vs. 49% del colegio electoral, no de voto popular-, superado por Gore en más de medio millón- aunque finalmente las Cortes, por primera vez en la historia de los EE.UU., decidieron entregarle a George W. Bush la presidencia de la nación con los nefastos y desastrosos resultados que aún estamos pagando los estadounidenses.
No cuestiono la transparencia de las elecciones en general, entre otros aspectos por el estrecho margen de votos entre Capriles y Maduro, pero evidentemente la impresionante demostración de fuerza y convocatoria del candidato opositor venezolano Henrique Capriles en las elecciones del domingo no solo se hicieron evidentes, sino que mostraron la existencia de un enorme vacío político después de la muerte de Hugo Chávez Frías, ocupado esta vez por el candidato de la oposición Henrique Capriles, así como por los grandes fallos dentro de la formidable maquinaria política chavista al servicio de Maduro, la que aparentaba tener todas las cartas en sus manos y disfrutar de todas las ventajas habidas y por haber –recursos estatales, fondos de PDVSA para financiación de campaña mediática, control de los principales medios de comunicación social estatales y fondos para pagar a medios privados, innumerables asesores cubanos de la isla, etc.- para ganar ampliamente el Juego de Poder Político al que se enfrentaron.
Razones por las cuales, a pesar de haber resultado triunfadores tendrán, obligatoriamente, que estudiar, investigar, realizar Análisis de Contenido, Análisis Situacionales de Campo y otros, cuyo compendio final deberá ser evaluado en conjunto y profundidad por profesionales en la materia; es decir hacer lo que en el lenguaje de los Servicios Especiales se conoce como una Evaluación General de Daños- con vista a encontrar donde fallaron, quienes fallaron y por qué fallaron, cuyo propósito final es comenzar urgentemente una Reparación de Daños sobre dos ejes principales:
1) Restaurar la Imagen de un presidente electo políticamente débil
2) Rescatar la Fe Pública en el Proceso Bolivariano, que acorde a los resultados de las pasadas elecciones parece estar camino a la fatiga y el desgaste político (un microanálisis de los votos muestran que Capriles fue capaz de obtener un aproximado de 70,000 votos de las personas que votaron por Chávez en las elecciones pasadas o que Capriles a través de sus movilizaciones y mensajes de campaña fue capaz de atraer a cientos de miles de votantes que se habían abstenido en los pasados comicios).
Deberán tenerse en cuenta además otros factores tales como el por qué a pesar de que el tiempo jugó en favor de Maduro si tenemos en cuenta que convocó a elecciones casi inmediatamente después de la muerte de Chávez para beneficiarse del sentimiento de solidaridad nacional hacia el fallecido presidente, de forma similar a como ha sucedido en otras naciones en lo que los pueblos han votado por quienes representan a sus líderes muertos, cuando estos llevaron un liderazgo o gerencia populista, Ej. Violeta Chamorro en Nicaragua, la Moscoso en Panamá, Evita Perón y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, etc. son ejemplos vivos de ello.
Investigar el papel jugado por los empleados públicos en estas elecciones de 800,000 cuando Chávez asumió la presidencia en 1999 a 2.4 millones hoy en día, constituyendo una fuerza política de consideración en cualquier campaña electoral.
Pero sobre todo valorar el Impacto Sicológico, causado entre los votantes venezolanos, a través del manejo mediático y directamente por la oratoria opositora de Henrique Capriles -apoyado en el nacionalismo patrio- de los mensajes sobre la intervención de Cuba y los Castros en Venezuela enarbolados con insistencia durante sus numerosas intervenciones públicas.
Esperamos que Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y los tanques pensantes continuadores de Hugo Chávez Frías y de su proceso Bolivariano hayan aprendido la lección; de no ser así de seguro la cuenta regresiva del Socialismo del Siglo XXI, por desgracia para los países del ALBA, ha comenzado.
La formidable y bien engrasada financieramente maquinaria política Bolivariana al servicio del candidato Nicolás Maduro mostró grandes fallos táctico-estratégicos en la conducción de la campaña presidencial que puso en riesgo la continuidad del movimiento Chavista. En el bando opuesto, encabezado por Henrique Capriles, es justo reconocer que brilló la excelente conducción de JJ Roldán, un Publicista y Estratega Político de Campaña de origen venezolano, quien supo aprovechar esos fallos en el corto tiempo que restaba para el enfrentamiento en las urnas de Maduro vs. Capriles diseñando una plataforma programática para su candidato, que resultó sumamente atrayente para indecisos, nacionalistas e incluso simpatizantes “fatigados” del propio chavismo, forzando además al candidato a expresarse en sus intervenciones públicas con un lenguaje oral vertical, dinámico de confrontación y a su vez de convocatoria a la unidad.
La reciente elección presidencial entre Capriles vs. Maduro ha demostrado que Venezuela no es Cuba, en ese país latinoamericano los Juegos de Poder Político se rigen, con trampas o sin ellas, bajo patrones democráticos y de las reglas de elecciones libres. Los venezolanos no son los cubanos a quienes les tocó vivir una epopeya épica en los inicio de su proceso revolucionario y los que sin imposición ni presiones de ningún tipo optaron por convicción, equivocada o no, por el Socialismo en abril de 1961 como filosofía política de sociedad y vida al que se dedicaron por décadas sangre, sudor y sacrificios.
Ojala nos equivoquemos, lo cual mucho nos alegraría por el bien de los venezolanos, pero consideramos que a partir de ahora es cuando comenzara verdaderamente a radicalizarse la sociedad en Venezuela.
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