ELIGIO
DAMAS
No tuve necesidad de hacer mucho esfuerzo. No hice averiguación alguna, ni
nadie me dio información desclasificada. No fue preciso esperar desclasificasen
algún documento de esos que el Estado gringo esconde por años mientras el
asunto pasa de moda o los dolientes nada esperan y a los cuales acude con
frecuencia Eva Gollinger. No. Nada de eso. Fue como si estuviese a finales mayo
bajo una mata de mango y una sola, una sola, de esas frutas, ya bastante
madura, me hubiese caído en las manos. Todo vino de pronto, tan fácil como
volverlo a decir.
Tenía dudas acerca de la posición del general Rodríguez, no tenía motivos ni
razones, pese a lo que el gobierno venía diciendo de él, para creer se hubiese
pasado al bando opositor. Las recientes afirmaciones procedentes del
gobierno y repetidas por voceros publicitarios del mismo a los cuales no
les doy mucho crédito, según las cuales estaba en reuniones con figuras del
sector opositor, hasta planificando un golpe de Estado, casi las deseché y
pensé había mucho de maledicencia y exageración en eso.
Lo anterior revela, aparte de algunas cosas que antes he escrito, que no hay en
mi nada que pueda significar predisposición contra el ex ministro del
interior. Le había percibido como uno de esos “chavistas” descontentos contra
el gobierno y particularmente contra el presidente, de lo que abunda mucho; lo
que no quiere decir que esos, necesariamente hayan optado por irse con su
música a otra parte. En la ciudad donde vivo uno halla a cada paso, sobre todo
en el casco central, el cual recorro diariamente, bastante de esta gente que
sigue aferrada a sus ideas contra el imperialismo, FMI y las sempiternas
recetas políticas y económicas de la derecha, sobre todo la más rancia que
anida en la MUD. Es decir por sus cabezas no pasa que esas ideas y razones para
luchar pertenecen a Maduro y los suyos.
Pero hoy, no fue el gobierno y sus voceros publicitarios quienes se encargaron
que comprendiese que Rodríguez Torres en verdad, de manera definitiva, se fue
para el bando opuesto y no sólo rompió con la gente del gobierno, sino también
con Chávez y más que eso, con los principios que este representa; se nos dio
una contundente muestra que perdió el equilibrio y la credibilidad y, fue él
mismo, como decir, de cuerpo presente.
Hoy, en los medios, he hallado dos mensajes del citado personaje que, por lo
sucedido ayer domingo en toda Venezuela, salvo los medios mientan, dicen lo
siguiente:
1.- “Lo que más claro quedo hoy ante el mundo es que:
VENEZUELA NO QUIERE CONSTITUYENTE!!
2.- Repudio total a lo ocurrido en Catia.
Espero que los cuerpos de seguridad asuman su rol y recurran a su reserva
moral.”
Los he transcrito tal como fueron escritos, según
los medios que lo publicaron, si el lector hallase errores, son responsabilidad
del autor o autores de esos mensajes. Por respeto opté por reponerlos
fielmente.
¿Por qué esos mensajes me hacen aparecer al general desnudo?
Es sencillo para cualquier persona. No es necesario ser analista político y
menos pitoniso. Ayer domingo hubo dos eventos. El simulacro de votación
relacionado con la Constituyente y el Plebiscito opositor.
No obstante, parece ser en principio, en lo formal que, para Rodríguez Torres
sólo hubo uno. De paso, según su lectura, fue un fracaso, pues según él, ayer
se dijo que “VENEZUELA NO QUIERE CONSTITUYENTE”.
Cualquiera pudiera decir o
pensar, de buena fe, que en esos dos mensajes “ignoró” el Plebiscito. Lo que no
es cierto, pues subliminalmente dijo que este había sido exitoso, tomando en
cuenta que se trató de un evento, en otras cosas, con la finalidad de repudiar
el proceso constituyente.
Quien esto escribe, se considera con su suficiente autoridad moral para
cuestionar el proceder de Rodríguez Torres, a quien no conozco, porque lo que
arriba dije y también por haber sostenido que la convocatoria constituyente no
parecía tener suficiente respaldo por el poder opositor, el enorme disgusto
entre la población venezolana, incluso de eso que llamamos el chavismo y una
buena porción de la izquierda que lo es al margen de ese fenómeno.
De lo sucedido el domingo, y en esto coincido con
unos cuantos de mis amigos, hay una lectura, que no viene del gobierno, sino es
nuestra, distinta a lo que leyó Rodríguez Torres.
Por lo que se vio por los medios, lo que pudimos percibir recorriendo la ciudad
y escuchando las informaciones de gente de mucha credibilidad, siendo
apenas un simulacro, no el acto definitivo de votación, es como para
asombrarse. La concurrencia, por las razones que fuesen, porque para eso uno,
con esto involucro a mis amigos, sabe de qué habla, fue sorprendente. Tanto que
eso, en principio, es lo que dicen los hechos, es para pensar, en principio, de
buena fe, sin sesgo ni compromisos inconfesables, todo lo contrario de lo que
dijo el general. Y conste que cuando decimos esto, nos limitamos al proceso
constituyente.
No voy hacer afirmaciones ni calificaciones, porque no viene al caso ni es el
del interés de lo que trato, sobre el asunto relacionado con el Plebiscito,
pese que pude observar de cerca lo que acontecía en dos sitios donde recababan
firmas. Aparte de esas mis observaciones, es natural pensar que concurriese
mucha gente a firmar en ese evento por distintas razones. Primero la
indisposición contra el gobierno en ese mundo se ha acentuado, luego el
carácter dado al evento de “Plebiscito”, con lo que eso significa, un acto de
votación, no para ensayar, como el constituyente, sino para decidir con
respecto al gobierno, como si se fuese a elegir uno nuevo, son razones
suficientes para atraer muchos participantes. Es decir, es evidente, fácil de
percibir que la motivación para concurrir era mayor del lado del Plebiscito.
Lo que no entiendo, y creo que nadie sensato tampoco, es que habiendo alcanzado
casi 8 millones de firmas, las suficientes si no para tumbar al gobierno o
exigírsele se vaya, pues eso no pasaría de ser una encuesta, sin carácter
vinculante y sólo la muestra del sentimiento del elector en un momento, si para
fines publicitarios y convencer dentro y fuera del país a más gente, la
dirigencia que aupó ese evento haya optado por quemar sus pruebas. Pues esa
conducta, tiene otra lectura. Interesa que ellas desaparezcan y no dejen
ninguna huella delatora de otra realidad. Establecer entre eso y aquello
de la “lista Tascón”, ya parece como demasiado pueril.
Pero Rodríguez Torres, es lo que aquí interesa, al juzgar casi un fracaso al
ensayo electoral del CNE, uno de los tantos que se han hecho en Venezuela, lo
que luce como descabellado, sobre todo si comparamos con eventos anteriores con
el mismo fin, no sólo se muestra parcializado, falto de equilibrio y control
emocional sino que se declara partidario de lo que se persigue con el
Plebiscito, que como su nombre lo indica, no es otra cosa que darle un golpe,
aunque sea meramente formal para instigar otras cosas, al gobierno. O lo que es
lo mismo, se cuadró o se pasó con “armas y bagaje” al bando opositor. Algo tan
simple como que por repudiar, no gustarle, mal calificar a Maduro y su equipo,
cosa que uno también hace, se pasó al bando del imperialismo y de los grupos
históricamente contrarios al interés nacional.
El general repudió lo sucedido en Catia. Eso está bien. Nosotros también
asumimos esa actitud. Lo malo es que él no ha repudiado cosas espantosas como
lo de quemar gente en la calle, la casa a un anciano por ser chavista y lanzar
bombas alto poder explosivo a humildes policías y guardias nacionales que
cumplen con su deber.
Lo siento general, usted se ha desnudado ante el país todo. Ya nadie le va
creer su prédica de “Restaurador de la herencia de Chávez”. Repito, nunca
hice caso cuando desde el gobierno y voceros publicitarios del mismo
despotricaron contra con usted. Es decir, mi convicción de ahora no es la de un
iluso engañado por nadie sino convencido por usted mismo.
--
Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 7/17/2017 12:57:00 p. m.
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