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Las consecuencias del no pensamiento…
Félix Sautié Mederos
Crónicas Cubanas Las consecuencias del no pensamiento… Queridos lectores de Crónicas Cubanas, ejercer el pensamiento es una actividad que nos identifica en nuestra condición humana, porque hasta el momento no tenemos constancia de que otros seres vivos ejerzan la capacidad de pensar con similar posibilidad de análisis abstracto. Hay quienes consideran que el tema constituye una verdad de Perogrullo, porque quizás opinen que pensar es algo tan obvio como la respiración que no vale la pena que ocupe el tiempo, tanto el mío como el de mis lectores, con un escrito sobre las consecuencias del no pensamiento, y que si bien el pensamiento es una función inherente de la conciencia que es propia de la condición humana, su ejercicio práctico tiene una importante dependencia de la libre voluntad de ejercerlo; lo cual es estrictamente cierto, aunque pienso que lo correcto es ejercerlo. En tales circunstancias, puedo decir que la vida diaria y los avatares a que nos enfrentamos a diario cuando nos tomamos un tiempito para analizarlos a partir de nuestra experiencia concreta del día a día, siempre podemos encontrar que nos presenta algún problema que consideramos que deberíamos haberlo pensado mejor antes de enfrentarlo con determinado criterio y/o actuación específica. Porque para eso el pensamiento abstracto, entre otras cuestiones esenciales; es lo que nos da una superioridad muy importante en la naturaleza en que estamos inmersos. Una capacidad de análisis de nuestros aciertos y errores, que nos permite planificar correcciones y proyectar estrategias y tácticas a seguir en nuestro comportamiento presente y futuro. Por otra parte ejercer el pensamiento con cabeza propia, tener criterios personales y expresarlos es otro estadio superior del ejercicio del pensamiento en el que interviene muy decisivamente el libre albedrío que mueve la voluntad encaminada a expresarlo. Y es en esta característica y posibilidad en donde se nos traba el paraguas, por decirlo de alguna manera comprensible, porque pensar con cabeza propia es enfrentarse decisivamente contra los poderes fácticos dominantes que tratan de uniformarlo todo, comenzando por el pensamiento conforme a sus intereses propios de dominación y sojuzgación, así como a las tendencias conceptuales de índole esquemático-religiosa, política, económica y sociales que pretenden determinar los rumbos de nuestro pensamiento sin que se pueda poner en práctica el análisis conceptual ni el razonamiento lógico. De aquí parte y se nutren los dogmatismos que tanto daño nos hacen. Las consignas como prácticas sistematizadas en la sociedad en determinadas circunstancias y momentos precisos, adquieren un valor sintético que puede ser positivo y aglutinador para el momento específico de que se trate, pero cuando se abusa con un uso excesivo tal y como muchas veces sucede, pueden proyectar sobre la sociedad que se aburre por atiborramiento todo lo contrario que su contenido y propósitos expresan. Esta es una manifestación de lo que podríamos denominar como el no pensamiento que nos convierte en autómatas y muchas veces, por voluntad propia mal entendida, en alabarderos del pensamiento oficial al decir del Che. En este orden de concepciones tenemos que la promoción del ejercicio masivo del pensamiento propio; y su práctica sistemática en el diálogo dentro de la sociedad en su conjunto le confiere específicamente al ente social en sí mismo una dinámica determinada que facilita y enriquece la participación de todos en la conducción de los timones de mando de la sociedad. En esta dirección los parlamentos locales, nacionales e incluso regionales son espacios para la manifestación civilizada y sistemática del pensamiento propio ejercido en función de los intereses esenciales de la localidad, sociedades o grupos político-económicos representados en las instancias regionales; lo que no siempre se logra cuando priman los intereses sectarios, dogmáticos y/o elitistas. El ejercicio del pensamiento tiene dentro de la civilización que la humanidad ha alcanzado una vigencia de especial importancia, porque sin el pensamiento e incluso sin su debate y concertación entre las personas no habríamos salido nunca de las cavernas. Encontrarse con estas definiciones esenciales que estoy planteando es determinante para la edificación del futuro que tenemos por delante fundamentalmente en lo concerniente a la subsistencia de la humanidad y a la de nuestro planeta amenazado por nosotros mismos. Pero hay que tener muy en cuenta que dentro de las fuerzas retrógradas que se mueven en la sociedad como parte esencial del movimiento, en ocasiones se generan tendencias conformistas, apologéticas y reaccionarias que con el uso del miedo, de la saturación de mentiras en los medios de comunicación social con la finalidad de que por su repetición se conviertan en verdades aceptadas; y que la desidia, el desinterés y el no querer buscarse problemas crean desentendimientos y abulias de muchos que se proclaman apolíticos pero que transigen con todo y aprueban todo lo que venga orientado desde arriba. Es en estas circunstancias en que aparecen y se desenvuelven los que Che denominó como alabarderos del pensamiento oficial y becarios del presupuesto del Estado. El no pensamiento se oculta con mucha facilidad dentro del conjunto de la sociedad en cuestión y se refleja en ciudadanos pacíficos incapaces de hacerle daño a nadie, normales en todas sus apariencias porque no se complican nunca para merecer toda la consideración social. Es ahí en donde mi opinión aparece el gran peligro del no pensamiento y de sus tendencias dañinas y en ocasiones perversas; porque cuando se hacen mayorías los que no piensan y se detienen en el tiempo, devienen factores que favorecen y perpetúan los procesos dogmáticos y de dominación de unos sobre los otros abriendo paso a los autoritarismos, los más de lo mismo, los extremismos y en general los procesos de dominación social dirigidos a imponer a determinados intereses e ideas desfavorecedores de la convivencia, la paz, la justicia social, la igualdad entre las personas y la equidad distributiva.
Pensar, pues, es el factor primario del enfrentamiento a lo malo que se desarrolla dentro de la sociedad así como esencial para el desarrollo social. Así lo pienso y así lo expreso con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular. fsmederos@gmail.com
Publicado en el periódico Por Esto! de Mérida , Yucatán, México, Sección de Cultura, el sábado 19 de agosto 2017.
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