El diálogo siempre es
importante para la Paz y la convivencia
Crónicas Cubanas.
Félix Sautié Mederos
Queridos lectores de Crónicas Cubanas, si concordamos en
que el diálogo es intrínsecamente importante para la paz y la convivencia en el
mundo exterior de nuestras fronteras, tal y como se reitera a diario en los
medios informativos locales y progresistas en general. Y si también lo podemos
apreciar en las informaciones y noticias que nos llegan sobre los más
importantes focos de guerra y confrontación cruenta como son en la actualidad,
por tan sólo mencionar los más complicados al respecto, el Medio Oriente y
Venezuela, sin dejar atrás al México hermano entrañable tan querido que se
desangra en el crimen y el desparpajo del gobierno de Peña Nieto, entonces
pienso que tampoco se debería considerar que el diálogo sea lo innecesario e
improcedente que habría que desechar en otras circunstancias como las que
vivimos en Cuba. En ese sentido considero que el Medio Oriente, Venezuela y
también México constituyen ejemplos flagrantes de la urgencia y la necesidad de
promover un diálogo entre las personas cuando la situación ha llegado al punto
crítico de no retorno que impide alcanzar la coexistencia pacífica en medio de
la diversidad que les es inherente a la condición humana así como para
enfrentar los conflictos que se generan por los que se plantean dominar al
mundo, y lograr concertaciones de buena voluntad que permitan salir del
atolladero cruento en que se encuentra el punto crítico de no retorno de que se
trate.
En consecuencia, en mi opinión el diálogo nunca debería
considerarse como algo innecesario, porque no se esté en un punto de no
retorno, ni mucho menos perjudicial que debería ser declarado anatema y
explosionado desde afuera, porque como conjunto humano que somos no nos
diferenciamos en nuestra condición humana de los otros; luego los unos y los
otros podemos perfectamente dialogar en paz y civilizadamente, (Maduro, por
ejemplo, así lo reitera constantemente) aunque tengamos discrepancias
irreconciliables que con el diálogo en realidad podríamos debatirlas y buscar
elementos de convivencia pacífica que impidan los encontronazos cruentos que
por lo general sufren los más débiles de la sociedad en cuestión, aunque
incluso estén o no estén implicados en los conceptos a debatir tal y como
podemos apreciar lo que sucede en Siria por sólo mencionar una de las guerras
más crueles de la actualidad.Por otra parte, es imprescindible tener muy en
cuenta que la diversidad constituye una característica esencial de la
naturaleza que no es posible anularla porque existe per sé.
Tratar de anularla sería tanto como buscar el poder para
anular las esencias de una parte existencial de la naturaleza dentro de la cual
estamos insertados. Naturaleza y humanidad son dos factores unívocos que no
pueden separarse que comparten una manifestación de diversidad constitutiva
como una de sus características esenciales compartidas que las definen como
tales. En consecuencia es imprescindible reconocer a la diversidad cuando de
naturaleza humana se trata, más aún en la sociedad que deviene una de las más
altas manifestaciones humanas surgidas desde las cavernas a la fecha como parte
del desarrollo de la vida sobre nuestro planeta, alcanzado a partir del
ejercicio de dones esenciales de lo humano como son el libre albedrío y la
capacidad para crear. En este orden de cosas entonces deberíamos aceptar que la
creatividad, en su diversidad, constituyen también características esenciales
de lo humano que deberían reconocerse por todos y respetarse como tal en vez de
tratar de anularlas, con independencia del tipo de mundo por el cual se lucha.
Mundo que debe ser ganado en el corazón y en la conciencia de los pueblos,
nunca por medio de la imposición autoritaria que niega las esencias básicas de
la condición humana: el libre albedrío, la libertad de conciencia y de
pensamiento así como el don de la creatividad. Las amenazas de guerra
proferidas por Trump contra Venezuela desprecian todas estas consideraciones
humanas que plantean la necesidad y conveniencia del diálogo como factor
esencial de paz.
Actuar en contra y/o desentenderse de estas esencias
básicas, es tanto como crear una entropía generadora de importantes
encadenamientos de consecuencias adversas de las más diversas índoles. Por
tanto, no es comprensible que personas muy instruidas y cultas que además se
manifiestan como progresistas delimiten la importancia y necesidad del diálogo
sólo a la aceptación de lo que ellos piensan como verdades inobjetables y/o no
reconozcan la diversidad ni respeten el pensamiento diferente.
Entonces eso nunca podría ser un diálogo y se convertiría
en un monólogo.
En mi criterio muy personal, es necesario, especialmente en estos muy complicados momentos, reconsiderar y revalorar la importancia que tiene el ejercicio de un diálogo abierto e inclusivo que se desenvuelva fraternalmente con respeto mutuo para con el pensamiento diferente y que permita el debate civilizado y consecuente por las partes integrantes, en busca de los consensos que son imprescindibles para alcanzar un equilibrio social básico que garantice paz, democracia desarrollo, justicia social y equidad distributiva que tanto se necesitan en el mundo de hoy. En este orden de pensamiento, quiero expresar mi criterio de que tan retrógrado es dejar a un lado la teoría que siempre es necesaria como condenar explícita o sutilmente al diálogo tratando a sus participantes que no coincidan con lo que pensamos como enemigos que deben ser abatidos.
En mi criterio muy personal, es necesario, especialmente en estos muy complicados momentos, reconsiderar y revalorar la importancia que tiene el ejercicio de un diálogo abierto e inclusivo que se desenvuelva fraternalmente con respeto mutuo para con el pensamiento diferente y que permita el debate civilizado y consecuente por las partes integrantes, en busca de los consensos que son imprescindibles para alcanzar un equilibrio social básico que garantice paz, democracia desarrollo, justicia social y equidad distributiva que tanto se necesitan en el mundo de hoy. En este orden de pensamiento, quiero expresar mi criterio de que tan retrógrado es dejar a un lado la teoría que siempre es necesaria como condenar explícita o sutilmente al diálogo tratando a sus participantes que no coincidan con lo que pensamos como enemigos que deben ser abatidos.
Yo siempre he estado a favor del diálogo; y ahora después
de viejo no voy a dejar de pensar de esta forma porque algunos arremetan contra
el diálogo y anatemicen a sus participantes. En definitiva, como revolucionario
que soy, pienso todo lo contrario y considero que dialogar entre todos sin
exclusiones onerosas y señalar a los errores y defectos en sus causas y
consecuencias, es lo más progresista y revolucionario que se puede manifestar y
hacer en el momento en que estamos viviendo para el perfeccionamiento de
nuestra Revolución y nuestro Socialismo.Así lo pienso y así lo afirmo con mis
respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en
particular.fsmederos@gmail.com
Publicado en el periódico Por Esto! , Sección de
Cultura, de Mérida , Yucatán, México, el sábado 26 de Agosto del 2017.http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion
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