domingo, 14 de septiembre de 2014

LAS CULPAS Y LA MUERTE DEL AMOR



sábado, 13 de septiembre de 2014

DÓNDE ESTAS....





Días atrás habíamos quedado en vernos el próximo mes para así definir nuestro futuro. Yo había estado confundida por tantas peleas que hasta hace poco hemos tenido. Te pedí que conversáramos en un lugar apartado que nos gustara a ambos. Pensé que estando en un sitio como este ¿te acuerdas? Allí fue donde te arrodillaste ante mí y me ofreciste un anillo, que aunque no era de exquisito quilate, a mí me pareció el más hermoso de todos.
Ese día me habías pedido ser tu esposa. ¡Qué alegría! Mis sueños se tornaban en realidad. El hombre que amaba estaba frente a mí pidiendo que realizáramos la ilusión de nuestras vidas y esta era vivir juntos hasta que estuviéramos viejitos. No te conté pero luego que me dejaste en la casa, llamé a mi mejor amiga y le hice el cuento completo de lo que había ocurrido esa noche y entre risas y llanto pasamos lo que restaba de la noche. 
Hoy sentada en este sitio todos los recuerdos afloran a mi mente. Una lágrima resbala por mi rostro y trato de enjugarla, diciéndome que no debo llorar, que debo ser fuerte. Pero ¡hay amor! y permíteme llamarte así, por lo menos en este momento. Es tan grande lo que siento por ti. Fueron tantas cosas que nos unieron que hoy ya 4 horas después de la hora acordada para conversar, me doy cuenta que nunca me quisiste. Que solo buscabas pasarla bien y que no valoraste el amor que te profesaba.
Hoy, aunque no estás, me despido de ti y en verdad deseo que todo te salga bien en la vida. Quizás pase algún tiempo para olvidarte pero no te preocupes no volveré a llamarte y cortaré todo tipo de comunicación.
Hubiese sido muy hermosa nuestra vida juntos, solo eso quiero decirte.
Siempre tuya Cristina…
-La joven se levanta, con la decisión de salir del lugar y no voltear hacia atrás, sin importarle ya lo que pueda pasar. Deja la nota sobre la mesa y  alcanza la puerta donde le entregan el abrigo que había dejado guardado. En la puerta del Restaurante le llaman un taxi. En el momento en que entra al vehículo llega al establecimiento, a toda velocidad, un joven. Pide hablar con una mujer que esperaba a un tal Jan Carlos en la mesa número 5. El mesero se acerca a él y le dice que la señorita acababa de retirarse. El hombre da una patada en el suelo y se lleva las manos a la cabeza. Viendo su aptitud el mesero le pregunta del porqué tanta preocupación y éste le contesta:
Mi hermano había quedado con su novia verse en este Restaurante. En la euforia por llegar temprano a la cita, no se dio cuenta de que un carro se le venía encima y hubo un accidente. Mi hermano murió en mis brazos no sin antes pedirme que lo dejara para que corriera a este lugar y pudiera decirle a Cristina que quería seguir su vida con ella y que la amaba infinitamente. Traté de llegar lo más pronto que pude pero fue imposible.
El personal que oyó tan triste noticia le dice al joven, que la muchacha había estado sentada por 4 horas y que al salir había dejado sobre la mesa una nota y se la entregaron.
La vida nos hace muchas jugarretas. No sabemos cómo y cuándo bajará el telón.

Carmen Pacheco
12 de septiembre del 2014
@Erotismo10



 

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