martes, 23 de septiembre de 2014

CUANDO EL MAR ES UN ESCAPE QUE NOS AFECTA A TODOS


 
ATENCIÓN FRANK
 
Cuando el mar es un escape… un problema que nos afecta a todos
 
 

 
Félix Sautié Mederos

Crónicas cubanas

Cuando el mar es un escape… un problema que nos afecta a todos
Las noticias que aparecen en la WEB y que internamente en Cuba no se divulgan por los medios locales, nos informan sobre un crecimiento de cubanos que desde distintos puntos geográficos de nuestro Archipiélago se hacen a la mar en rústicas embarcaciones y del aumento de los que son abordados por guardacostas y naves de algunos gobiernos que los deportan o incluso las tristes noticias de los que se ahogan y sucumben en estos intentos como es el caso reciente de dos jóvenes de Manzanillo cuyos cadáveres, en los momentos en que escribo esta crónica, se encuentran en una morgue de México en espera de procedimientos legales de reclamación que de no hacerse de acuerdo con la Ley mexicana, deberán ser sepultados en una fosa común.

Le Iglesia Católica en Manzanillo tomó muy en cuenta esta desgracia y ofició una misa por las almas de los jóvenes que perecieron en el hecho, junto con una importante acción espiritual y humanitaria de consuelo y acompañamiento a sus familiares. Según informa el portal de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), la misa se efectuó en el templo de la Purísima Concepción de Manzanillo presidida por Monseñor Álvaro Beyra Luarca, Obispo de la Diócesis del Santísimo Salvador de Bayamo-Manzanillo, quien en su homilía expresó un párrafo divulgado por el portal de la COCC que considero muy importante y significativo: “Toda vida que concluye antes de tiempo es, en este sentido, una obra que concluyó, es un empobrecimiento de la Creación, algo más que pudo haber y ya no lo habrá. Esto es lo que la hace tener consecuencias más graves, ser innecesariamente más dolorosa, lo que convierte la muerte también en una tragedia… Tenemos un problema que nos afecta a todos y no le hemos dado solución. Explicaciones hay muchas y muy diversas, de muchos colores y para todos los gustos, pero solución ninguna y la dura presencia de los acontecimientos nos los pone en desnuda evidencia objetiva” (1)

Nos encontramos ante un drama humano que no debería ser menospreciado, descalificado o silenciado porque la desesperación y los sufrimientos de los seres humanos constituyen asuntos esenciales de la vida y de la paz; y en mi criterio el Obispo de San Salvador de Bayamo-Manzanillo puso el dedo en la yaga, como se dice popularmente, con lo que expresó en su homilía en relación a que estamos ante un problema que nos afecta a todos al que no se le plantea solución alguna, mientras que la presencia de los acontecimientos “nos los pone en desnuda evidencia”.

En mi criterio, son inaceptables los silencios de estos hechos en nuestros medios locales de información, porque el pueblo tiene derecho a conocerlos y a evaluarlos. Muy en especial también es obligación informarlos y considerarlos justamente por parte de quienes detentan las responsabilidades de los timones de mando de la sociedad. Pienso que estamos ante las consecuencias de un hastío generalizado, de una falta de conceptualización y de perspectivas del rumbo a seguir en la economía y la política del país, que afectan muy especialmente a los jóvenes que se abren a la vida sin perspectivas de futuro y que no son estimulados a luchar por su realización.

Considero por otra parte, que es consecuencia también de algo tan dañino como los efectos negativos del genocida bloqueo que sufrimos. Me refiero a la necesidad de planes objetivos, transparentes y efectivos que en realidad tengan en cuenta las angustias, las necesidades de un pueblo al que se le restringen sus posibilidades de lograr con su trabajo y con sus propios esfuerzos satisfacer las necesidades esenciales para la vida y de labrarse un provenir para el futuro. La centralización, el autoritarismo, la rígida y esquemática planificación así como los empecinamientos determinan tal y como se ha expresado por algunos académicos cubanos de la economía y que reseñé en mi anterior crónica que; “La inquietud es inevitable ante el 0.6 por ciento ganado por el producto interno bruto (PIB) en el primer semestre. En lugar de crecimiento, saldo tan esmirriado refleja estancamiento” (2). Ese estancamiento se está manifestando desde hace años y se encuentra muy especialmente propiciado además de por las acciones externas contra Cuba, por la acción interna del burocratismo, el paternalismo, la tecnocracia y de los oídos sordos a las angustias y los anhelos del pueblo. Estamos ante un problema muy complejo al que no se le puede responder con respuestas simples y esquemáticas de exclusión de criterios, de no tener en cuenta los anhelos de las personas e incluso de condena y de criminalización solapada y sutil de quienes tratan de escapar de las realidades que no pueden resolver, a las que no se les ven salida y que se enfrentan a muros de incomprensión, empecinamiento, oídos sordos y labios mudos.

La denominada “actualización del sistema” ya lleva algunos años en ejecución y los signos son de estancamiento expresado por las cifras que dicen mucho y que preocupan a los académicos de la economía que la mayor parte de las veces no escuchados en sus reclamos. En tanto que día a día se informa de planes económicos que no se cumplen, las cooperativas no son realmente estimuladas y son aprobadas a cuenta gota, el trabajo por cuenta propia de igual forma es constreñido y ahogado. En general se enfrentan a múltiples obstáculos y a medidas de la burocracia, a los inspectores que los extorsionan y a la corrupción. Ante estos hechos muchos de los que están en edad de trabajar y de labrarse su porvenir por sí mismos, al no ser oídos ni tenidos en cuenta, se desesperan y optan por marcharse. Estamos ante problemas que no se resolverán con la exclusión o con eliminar y/o coartar al mensajero; por el contrario cada vez se va a empeorar más. En estas circunstancias, la voz de Monseñor Álvaro Beyra Luarca, Obispo de la Diócesis del Santísimo Salvador de Bayamo-Manzanillo en su homilía por los balseros desaparecidos de Manzanillo, debería ser escuchada atentamente y tenido muy en cuenta.

Eso me hace reiterar aquella frase del Evangelio que parafraseo: ¡Quienes tengan oído para oír, oigan! Así lo pienso, así lo escribo, con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular. Estos son mis sentimientos y mi acompañamiento espiritual por mis prójimos que sufren. fsmederos@gmail.com
 
Publicado en Por Esto! el lunes 22 de septiembre 2014.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario