ELIGIO DAMAS
Confieso que los artículos de Rafael Guillén Beltre y Nelson Jesús Lanz Fuentes, me conmovieron y al mismo tiempo dejaron en mí una preocupación honda.
Los dos compatriotas se sienten decepcionados y como perdido su tiempo y esfuerzo intentando ayudar al proceso revolucionario a tomar el camino que ellos consideran mejor, mediante sus aportes a través de Aporrea. Lo que es más, en ellos ha anidado la idea que hemos perdido la batalla y optan para una retirada, no a descansar o renunciar a sus sueños, sino tomar otro camino o trinchera para seguir combatiendo por ellos. Como si fuese aporrea quien les hubiese causado ese estado de ánimo o indisposición.
Comparto la percepción de muchos que la situación es difícil. Uno observa, por estar en la calle, las dificultades que agobian a los venezolanos desde hace meses y le mortifica que el discurso oficial pareciera ignorarlas o dar muestras que no tiene como encararlas y opta por tomar banderas luminosas que nos distraen, cual torero agitando, desde lejos, un trapo rojo ante la mirada del toro para llamar su atención, llevarle largo y tendido, a los límites del redondel, con capote el desplegado y gozarse los aplausos del público en barreras y tendidos.
Me preocupa como también a mi amigo Evaristo Marcano Marín, que muchos de nuestros intelectuales, excepto algunos como Vladimir Acosta, opten por la actitud de quienes ninguna dificultad perciben y todo pareciera marchar sin que “suenen los ejes”. Tanto que creen suficiente aporte burlarse de los opositores.
Sobran razones para sentirse incómodo, decepcionado y preocupado. Pero hay efectos, resultados, motivos y causas detrás de ellos. No puede uno, sin pecar de injusto, culpar al bombero del estallido de las llamas y menos optar por retirarse cuando lo que está siendo destruido nos interesa y hasta es parte de nuestra propia vida y la de los nuestros. Hay que tomar aunque sea un tobo y ayudar a quien intenta apagar el fuego, sin dejar de exigirle que dirija el chorro de agua a los puntos estratégicos y claves.
Pienso, porque me lo demostró Ricardo Sanguino, que una de las heridas más hondas dadas a nuestro proceso, que pudiera explicar nuestra debilidad de hoy, fue la estafa de los 20 millardos de dólares; fue un golpe al mentón que nos llevó a las cuerdas; como el mismo diputado dijo, un equivalente al 95 % de nuestras reservas internacionales para el 22 de próximo pasado que eran de 21 millones 91 mil dólares. Por eso, según dijo el mismo, tenemos un retraso sustancial en la entrega de dólares en una economía que es por antonomasia rentista petrolera desde hace casi cien años y eso, pese los discursos y llamados del presidente Maduro, no lo vamos cambiar ahora de la noche a la mañana.
Creo que tal drama no podemos seguir ocultando y se requiere encarar los hechos con políticas que nos saquen del atolladero, pero también que se dilucide ante los ojos de los venezolanos quiénes son los responsables, dentro y fuera del gobierno, de tamaña estafa.
Llegado aquí, uno se pregunta: ¿Qué tiene todo eso que ver con Aporrea? Que sepa, este es un medio donde todos los huérfanos y quienes no lo son, pueden acceder con toda libertad a refugiarse y hasta descargar el estrés. Como medio que es, hace posible que nuestras opiniones lleguen a la gente y estas a su vez, si se sienten complacidos con ellas, las difunden. De manera que pese a todo lo que pueda suceder, hasta lo peor, siempre que Aporrea exista y la dejen seguir haciendo su excelente trabajo, no veo motivos para irme de esta página que viene haciendo una excelente labor y todavía puede hacer mucho más. Aporrea no ha cambiado de bando ni ha decepcionado a sus lectores, colaboradores y al pueblo todo; ella sigue firme en el combate y consciente de lo que acontece. Ella y sus directivos, no son responsables por supuesto de los males y por eso, no me voy, sería como pensar lo contrario.
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 6/01/2014 05:23:00 a. m.
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