MADURO NO ESTA MADURO
Por Reinol
González
Incompetentes y
más incompetentes. Están por todas partes.
La ambición de estas
personas las ha llevado directamente a la incompetencia.
El incompetente siempre aspira a ascender a
posiciones que él mismo sabe no puede, no califica, no está preparado.
Venezuela es un país que quiero y admiro por
muchas razones. Viví en Caracas por un corto período de tiempo, —segunda mitad
de 1958—, en mi condición de exiliado de la dictadura de Batista en Cuba y
formando parte del equipo de dirección del Movimiento 26 de Julio en Venezuela.
En esa época gobernaba el almirante Wolfgang Larrazábal.
El gobierno, el pueblo y los partidos de todas las tendencias nos dieron abrigo,
apoyo y calor humano, excepto el Partido Comunista de Venezuela que se negó a
colaborar. Cientos de militantes de los demás partidos, sin otra excepción, se
unieron a la “Marcha del bolívar hacia la Sierra Maestra” abanderados de la
consigna “Solo un bolívar te pedimos, el
bolívar de la libertad de Cuba”. El monto recaudado y contribuciones en
armas, alimentos y ropa, partieron de Maracay hacia la Sierra Maestra en un avión
facilitado por las autoridades decididas a brindar ayuda al pueblo cubano.
Regresé a Cuba en los primeros días del triunfo
de la revolución y posteriormente visité Venezuela múltiples veces, por diversas
razones.
Hoy me siento profundamente entristecido al ver
el panorama existente en suelo venezolano de muerte, prisión, torturas y delincuencia
común a causa de unos gobernantes incapaces y antidemocráticos en marcha al
paso de ganso hacia una dictadura totalitaria, asesorados por la otra dictadura,
la cubana. Resulta increíble ver a los expertos cubanos de la nomenklatura en Venezuela asesorando,
dirigiendo y participando en la implantación de los mismos errores oscuros de
Cuba.
Para colmo de males todo indica que Maduro y su
equipo están contagiados con una grave enfermedad identificada en 1968 por Laurence J. Peter en
su libro “The Peter Principle”.
Este principio hizo famoso a Laurence J. Peter y
ha sido comprobado infinidad de veces. En consecuencia de lo manifestado por el
principio, muchos puestos de alta dirección en gobiernos, empresas, partidos,
sindicatos están ocupados por personas sin la suficiente o adecuada
cualificación para realizar su trabajo, conduciendo por tanto a graves errores en
la toma de decisiones.
Por tanto, Maduro no puede gobernar. Es
evidente: padece del principio de Peter.
“El Principio
de Peter” dice que en una empresa, entidad u organización las personas que realizan
bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad una y otra
vez, hasta alcanzar su nivel de
incompetencia. Maduro y buena parte de sus colaboradores no pueden esconder su
nivel de incompetencia alcanzado hace ya tiempo. La mayor parte de ellos pasan
inadvertidos. Pero en algún momento el fracaso se convierte en la norma y en la
característica para definir a una persona. “Todo empleado tiende a ascender
hasta su nivel de incompetencia”.
Como escribe Raymond Hull, coautor de Peter, en
la introducción del libro: “Por todas partes veo una incompetencia
desenfrenada, una incompetencia triunfante”.
El primero en hacer referencia a este concepto
antes de la publicación del libro de Peter fue José Ortega y Gasset en la década de 1910:
"Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato
inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes".
Presidente es una asignación y responsabilidad
muy importante en cualquier lugar del mundo.
Para Maduro es demasiado, ya había traspasado
los niveles de capacidad; está hace tiempo en el nivel de incapacidad y como
Presidente el pueblo confirma cada día más su peligrosa incapacidad. No se
trata solo de Maduro, en general el pueblo tiene un temor instintivo y bien fundado
a que la incapacidad se extienda por
contagio a la cúpula gobernante, por tanto está ante un drama donde puede pasar
de todo.
Para asfixiar al pueblo no hace
falta capacidad. Toda violación de los Derechos de la Persona Humana debe ser
ante el mundo firmemente denunciada, condenada y evitada, esto es de suma importacia.
Su universalidad prueba que los Derechos Humanos es una norma establecida y
aceptada para el progreso de la civilización.
La realidad del momento es el sufrimiento de la ciudadanía: violenta represión policial; opositores asesinados
en las calles; la juventud estudiantil
sana, valiente y disciplinada es atropellada; escasean los alimentos básicos;
líderes de la oposición son perseguidos; control, apropiación y utilización ilegal de
los medios de prensa es evidente; aumentan los presos políticos; ausencia total
de justicia independiente y un largo etcétera.
Un recordatorio: no olvidemos que así se inició la revolución cubana.
Poco tiempo después de llegar al poder se tranformaría en dictadura, ¡hoy con 55
años de miseria cumplidos!; las promesas de pan y libertad se olvidaron; el pan
desapareció; las cárceles se llenaron de presos políticos hasta rebasar las
cifras de la mayor concentración humana en la historia del Continente Americano;
la Seguridad del Estado estableció técnicas de torturas refinadas; los
fusilamientos de miles se convirtieron en rutina; una buena parte de los que pudieron
escapar de ese infierno se marcharon a otras tierras; las nuevas generaciones
viven parecida pesadilla y otro largo etcétera. ¡No, Venezuela no quiere copiar
esa vieja pesadilla! ¡NO!
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