A Guaidó se le acabó el carburo o “Allá viene el muerto de Marigüitar”
Eligio Damas
“Y ya lo llevan a sepultar
en una caja sin cepillar.
Muda la gente lo ve pasar
luego se quedan mirando el mar.”
En el lenguaje coloquial venezolano se suele decir, “quien mucho abarca poco aprieta”, pero porque es abundante también decimos, “hay que arroparse hasta donde alcance la cobija”.
Los estrategas, políticos y militares suelen decirlo de otra manera; pero en ambas circunstancias quieren decir que nunca debes plantearte objetivos por encima de tus reales posibilidades y lo que es mucho más importante, no cometas el error de generarle a quienes te sigan perspectivas más allá de lo posible porque podrías generar frustración y hasta reacciones adversas. Podrían, al verse frustrados o engañados por ti, dejarte solo.
La historia venezolana, para ser más precisos y cercanos a la realidad, de los siglos XX y lo que va del XXI, está llena de ejemplos de cómo por evaluar mal las circunstancias, plantearse objetivos más allá de lo posible, partidos, movimientos y “líderes”, terminaron solos y hablando con sus fantasmas. Ya al poco tiempo de iniciada la lucha armada en Venezuela, en la década sesenta del siglo pasado, se hablaba de muchos comandantes sin tropas, como los generales del golpe del 2002 y hasta se decía que había “demasiados caciques y pocos indios”. Hay bastante literatura sobre el asunto. Y aquella erosión resultaba de haberse planteado metas irrealizables, sin sustento material, en la realidad y menos en el conocimiento de esta. Esos comandantes que suelen nombrar y hasta exaltar con demasiada frecuencia desde ciertos ámbitos, eran algo más o menos como ánimas solas o por lo menos con muy escasa tropa. Por algo, aquel audaz del “por ahora”, no sólo les sustituyó en la esperanza colectiva sino que hasta se dio el lujo de meterlos en su redil.
El golpe militar del 2002 estuvo precedido de una huelga empresarial sin respaldo entre los trabajadores y luego un paro petrolero con el sólo concurso de la meritocracia. Hasta los tanques que transportaban petróleo pararon sólo por una decisión del puente de mando y el manejo de ciertas claves tecnológicas pero sin el concurso de la marinería. Y el golpe mismo apenas contó con el aval de una comandancia, un alto mando militar sin apoyo del resto del ejército, desde la oficialidad media hasta llegar a los soldados rasos que sentían simpatía y por ello respaldaban al presidente que se intentó destituir.
Y desde esa fecha, la oposición envuelta en un mar de contradicciones a las que no les dedica tiempo e interés por reducir, ha estado empeñada en una estrategia y formas de luchas que se no avienen con las circunstancias y hasta su propia realidad. En cada oportunidad, quienes asumen el comando o la mayoría, han impuesto la línea, sin importarle lo real, sus recursos y posibilidades y ofrecen a los suyos soluciones inmediatas, crean falsas ilusiones, expectativas, para terminar en el fracaso y la frustración. Y sólo eso explica, que cada día la participación popular o de la multitud en las convocatorias opositoras, disminuya ostensiblemente hasta el grado de ahora.
Mientras esa oposición de Guaidó, por intermedio de Stalin González, que es vocero oficial, anuncia la creación de un organismo para estudiar las credenciales y escoger los futuros integrantes del nuevo CNE, aquél desde hace unos cuantos días atrás convocó una marcha para el 10-3 para arribar a la AN y, según dijo, entregar un “pliego conflictivo”. Nunca especificó el contenido de ese pliego, como para que cada quien allí asentase lo que quisiese conveniente. Es decir, no determinó con exactitud cuál era el propósito de la marcha, pese por distintos mecanismos dejó entrever de nuevo que sería para ponerle fin a la usurpación. Es más, dijo “Tenemos que reactivar la presión interna”, como afirmó el domingo Guaidó al llamar a sus seguidores a salir el 10 de marzo a marchar para poner en un “dilema” a Maduro ante la activación de un “pliego nacional de conflicto” que reúne las demandas de los sectores adversos al gobierno.
https://www.voanoticias.com/a/militares-venezolanos-en-alerta-ante-marcha-convocada-por-guaido/5321327.html
Pero además de lo anterior, en una de sus comparecencias ante la prensa manifestó que, durante la marcha del 10-3, contarían con la ayuda del ejército de Estados Unidos.
Fue tanta la expectativa generada que las redes sociales se llenaron de mensajes repletos de la esperanza que el 10-3, algo así como esta vez sí es verdad, “cesaría la usurpación”, se forjaron la esperanzas que la invasión se materializaría, ayudados por el anuncio de ejercicios militares colombo-estadounidenses en la frontera y, pese todo, aparte de no saberse aún que contiene el “pliego conflictivo”, la marcha para “reactivar la presión interna”, terminó de nuevo en otro rolincito al pitcher y una modesta reunión en la plaza Alfredo Sadel.
El gran drama opositor es que dedica poco tiempo a debatir sobre la estrategia y los métodos de lucha. Y eso le sucede porque desde tiempo atrás esos menesteres le vienen impuestos desde fuera. Como también las figuras que deben dirigir y manejar los recursos, por decisión expresa de quienes estos suministran. En este caso, sin concesión alguna, la música la pone el dueño de la fiesta que es el mismo que pone los reales. Y hasta la multitud misma, ganada dese el 2002 para la idea de salir del chavismo por el medio que sea, se impone sobre la racionalidad que debe prevalecer en la alta dirigencia.
Como resultado de este nuevo fracaso, pese la esperanza que pudiera haber despertado la acción contra los almacenes del CNE, que no es más que contra toda opción electoral, pues sería infantil culpar a las máquinas de fraude, de repente aparece Ramos Allup anunciando la decisión de AD de participar en las elecciones parlamentarias por venir.
Ha declarado el dirigente adeco a la prensa nacional, el mismo martes 10-3, después de lo acontecido con la marcha convocada por Guaidó, quien no entregó pliego alguno, no apareció el anunciado apoyo militar estadounidense para ese día y “el usurpador” siguió en Miraflores, “Preparémonos para ir a las elecciones que la Constitución dice que hay que hacer”.
Y según la prensa “Recordó que este año se vence el periodo y que ante la amenaza del gobierno que preside Nicolás Maduro se apropie del Poder Legislativo -ahora en manos de la oposición- hay que hacerlo para evitar esa situación.”
https://www.asimplevista.com/aqui/ramos-allup-anuncia-que-ad-participara-en-las-elecciones-parlamentarias/
Es decir, ya no son sólo Parra, Brito y quienes a este acompañan en la AN que preside el primero, tampoco ese universo muy significativo que Guaidó y los suyos, intentan minimizar llamando “la mesita”, sino que ahora es AD, quien ha dicho a quien se llama así mismo “presidente interino”, ¡chao pescao!
Se dice con frecuencia que los grandes dirigentes son aquellos capaces de diseñar estrategias conformes a la realidad y adaptarse a los cambios que esta demanda. Eso pasa además, por saber adaptar los objetivos y la forma de lucha a las circunstancias. Guaidó es, para decirlo con una palabra que se ha vuelto un lugar común en Venezuela, un sobrevenido. Es un burócrata escogido de manera azarosa para una estrategia y forma de lucha y lo que es peor, se generaron a su alrededor circunstancias para impedir que quienes le rodean hasta accidentalmente, puedan introducir cambios necesarios. Por eso, pese todo lo sucedido, los persistentes fracasos, Guaidó como sus antecesores, no atiende los reclamos de la realidad y menos los de la gente cercana a él; no tiene talento, formación ni independencia para eso. Y por esa, llamémosla rigidez, se están produciendo los rompimientos de cierta envergadura, como los que se identifican a través de Parra, ahora Ramos Allup y lo que es más trascendente, la cada vez más decadente atención a sus convocatorias.
Las declaraciones de Ramos Allup son un rompimiento radical con Guaidó y los suyos, quienes a lo máximo que han llegado es aceptar unas elecciones generales que incluyan la presidencia de la república y un CNE como fabricado para él. Aquél, como leímos arriba, ya dicho ““Preparémonos para ir a las elecciones que la Constitución dice que hay que hacer”. Es decir, para las parlamentarias.
No es nada extraño y menos difícil imaginarlo que, como dice el refrán, “cuando se oyen ruidos aguas arriba es que el río piedras trae”. Esta declaración de Ramos Allup, pudiera convertirse en el catalizador que acelere más ahora el proceso de desintegración de la alianza Guaidó y el nacimiento de una nueva, con distinta visión y nuevos procedimientos.
Pudiera ser, por los vientos que soplan, que como a Guaidó le llegó la hora; no sólo porque se le acaba el tiempo al frente de la AN, sino también por no ser apto para las nuevas circunstancias, “lo lleven a sepultar en una caja sin cepillar”.
Eligio Damas
“Y ya lo llevan a sepultar
en una caja sin cepillar.
Muda la gente lo ve pasar
luego se quedan mirando el mar.”
En el lenguaje coloquial venezolano se suele decir, “quien mucho abarca poco aprieta”, pero porque es abundante también decimos, “hay que arroparse hasta donde alcance la cobija”.
Los estrategas, políticos y militares suelen decirlo de otra manera; pero en ambas circunstancias quieren decir que nunca debes plantearte objetivos por encima de tus reales posibilidades y lo que es mucho más importante, no cometas el error de generarle a quienes te sigan perspectivas más allá de lo posible porque podrías generar frustración y hasta reacciones adversas. Podrían, al verse frustrados o engañados por ti, dejarte solo.
La historia venezolana, para ser más precisos y cercanos a la realidad, de los siglos XX y lo que va del XXI, está llena de ejemplos de cómo por evaluar mal las circunstancias, plantearse objetivos más allá de lo posible, partidos, movimientos y “líderes”, terminaron solos y hablando con sus fantasmas. Ya al poco tiempo de iniciada la lucha armada en Venezuela, en la década sesenta del siglo pasado, se hablaba de muchos comandantes sin tropas, como los generales del golpe del 2002 y hasta se decía que había “demasiados caciques y pocos indios”. Hay bastante literatura sobre el asunto. Y aquella erosión resultaba de haberse planteado metas irrealizables, sin sustento material, en la realidad y menos en el conocimiento de esta. Esos comandantes que suelen nombrar y hasta exaltar con demasiada frecuencia desde ciertos ámbitos, eran algo más o menos como ánimas solas o por lo menos con muy escasa tropa. Por algo, aquel audaz del “por ahora”, no sólo les sustituyó en la esperanza colectiva sino que hasta se dio el lujo de meterlos en su redil.
El golpe militar del 2002 estuvo precedido de una huelga empresarial sin respaldo entre los trabajadores y luego un paro petrolero con el sólo concurso de la meritocracia. Hasta los tanques que transportaban petróleo pararon sólo por una decisión del puente de mando y el manejo de ciertas claves tecnológicas pero sin el concurso de la marinería. Y el golpe mismo apenas contó con el aval de una comandancia, un alto mando militar sin apoyo del resto del ejército, desde la oficialidad media hasta llegar a los soldados rasos que sentían simpatía y por ello respaldaban al presidente que se intentó destituir.
Y desde esa fecha, la oposición envuelta en un mar de contradicciones a las que no les dedica tiempo e interés por reducir, ha estado empeñada en una estrategia y formas de luchas que se no avienen con las circunstancias y hasta su propia realidad. En cada oportunidad, quienes asumen el comando o la mayoría, han impuesto la línea, sin importarle lo real, sus recursos y posibilidades y ofrecen a los suyos soluciones inmediatas, crean falsas ilusiones, expectativas, para terminar en el fracaso y la frustración. Y sólo eso explica, que cada día la participación popular o de la multitud en las convocatorias opositoras, disminuya ostensiblemente hasta el grado de ahora.
Mientras esa oposición de Guaidó, por intermedio de Stalin González, que es vocero oficial, anuncia la creación de un organismo para estudiar las credenciales y escoger los futuros integrantes del nuevo CNE, aquél desde hace unos cuantos días atrás convocó una marcha para el 10-3 para arribar a la AN y, según dijo, entregar un “pliego conflictivo”. Nunca especificó el contenido de ese pliego, como para que cada quien allí asentase lo que quisiese conveniente. Es decir, no determinó con exactitud cuál era el propósito de la marcha, pese por distintos mecanismos dejó entrever de nuevo que sería para ponerle fin a la usurpación. Es más, dijo “Tenemos que reactivar la presión interna”, como afirmó el domingo Guaidó al llamar a sus seguidores a salir el 10 de marzo a marchar para poner en un “dilema” a Maduro ante la activación de un “pliego nacional de conflicto” que reúne las demandas de los sectores adversos al gobierno.
https://www.voanoticias.com/a/militares-venezolanos-en-alerta-ante-marcha-convocada-por-guaido/5321327.html
Pero además de lo anterior, en una de sus comparecencias ante la prensa manifestó que, durante la marcha del 10-3, contarían con la ayuda del ejército de Estados Unidos.
Fue tanta la expectativa generada que las redes sociales se llenaron de mensajes repletos de la esperanza que el 10-3, algo así como esta vez sí es verdad, “cesaría la usurpación”, se forjaron la esperanzas que la invasión se materializaría, ayudados por el anuncio de ejercicios militares colombo-estadounidenses en la frontera y, pese todo, aparte de no saberse aún que contiene el “pliego conflictivo”, la marcha para “reactivar la presión interna”, terminó de nuevo en otro rolincito al pitcher y una modesta reunión en la plaza Alfredo Sadel.
El gran drama opositor es que dedica poco tiempo a debatir sobre la estrategia y los métodos de lucha. Y eso le sucede porque desde tiempo atrás esos menesteres le vienen impuestos desde fuera. Como también las figuras que deben dirigir y manejar los recursos, por decisión expresa de quienes estos suministran. En este caso, sin concesión alguna, la música la pone el dueño de la fiesta que es el mismo que pone los reales. Y hasta la multitud misma, ganada dese el 2002 para la idea de salir del chavismo por el medio que sea, se impone sobre la racionalidad que debe prevalecer en la alta dirigencia.
Como resultado de este nuevo fracaso, pese la esperanza que pudiera haber despertado la acción contra los almacenes del CNE, que no es más que contra toda opción electoral, pues sería infantil culpar a las máquinas de fraude, de repente aparece Ramos Allup anunciando la decisión de AD de participar en las elecciones parlamentarias por venir.
Ha declarado el dirigente adeco a la prensa nacional, el mismo martes 10-3, después de lo acontecido con la marcha convocada por Guaidó, quien no entregó pliego alguno, no apareció el anunciado apoyo militar estadounidense para ese día y “el usurpador” siguió en Miraflores, “Preparémonos para ir a las elecciones que la Constitución dice que hay que hacer”.
Y según la prensa “Recordó que este año se vence el periodo y que ante la amenaza del gobierno que preside Nicolás Maduro se apropie del Poder Legislativo -ahora en manos de la oposición- hay que hacerlo para evitar esa situación.”
https://www.asimplevista.com/aqui/ramos-allup-anuncia-que-ad-participara-en-las-elecciones-parlamentarias/
Es decir, ya no son sólo Parra, Brito y quienes a este acompañan en la AN que preside el primero, tampoco ese universo muy significativo que Guaidó y los suyos, intentan minimizar llamando “la mesita”, sino que ahora es AD, quien ha dicho a quien se llama así mismo “presidente interino”, ¡chao pescao!
Se dice con frecuencia que los grandes dirigentes son aquellos capaces de diseñar estrategias conformes a la realidad y adaptarse a los cambios que esta demanda. Eso pasa además, por saber adaptar los objetivos y la forma de lucha a las circunstancias. Guaidó es, para decirlo con una palabra que se ha vuelto un lugar común en Venezuela, un sobrevenido. Es un burócrata escogido de manera azarosa para una estrategia y forma de lucha y lo que es peor, se generaron a su alrededor circunstancias para impedir que quienes le rodean hasta accidentalmente, puedan introducir cambios necesarios. Por eso, pese todo lo sucedido, los persistentes fracasos, Guaidó como sus antecesores, no atiende los reclamos de la realidad y menos los de la gente cercana a él; no tiene talento, formación ni independencia para eso. Y por esa, llamémosla rigidez, se están produciendo los rompimientos de cierta envergadura, como los que se identifican a través de Parra, ahora Ramos Allup y lo que es más trascendente, la cada vez más decadente atención a sus convocatorias.
Las declaraciones de Ramos Allup son un rompimiento radical con Guaidó y los suyos, quienes a lo máximo que han llegado es aceptar unas elecciones generales que incluyan la presidencia de la república y un CNE como fabricado para él. Aquél, como leímos arriba, ya dicho ““Preparémonos para ir a las elecciones que la Constitución dice que hay que hacer”. Es decir, para las parlamentarias.
No es nada extraño y menos difícil imaginarlo que, como dice el refrán, “cuando se oyen ruidos aguas arriba es que el río piedras trae”. Esta declaración de Ramos Allup, pudiera convertirse en el catalizador que acelere más ahora el proceso de desintegración de la alianza Guaidó y el nacimiento de una nueva, con distinta visión y nuevos procedimientos.
Pudiera ser, por los vientos que soplan, que como a Guaidó le llegó la hora; no sólo porque se le acaba el tiempo al frente de la AN, sino también por no ser apto para las nuevas circunstancias, “lo lleven a sepultar en una caja sin cepillar”.
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