La culpa en el último lío de los viajes a Cuba
Álvaro Fernández • 26 de abril, 2014
MIAMI – Desde que se supo la noticia el jueves, numerosas personas me han llamado y enviado emails pidiéndome que escriba “para informar”, me dicen, acerca de esta confusa situación a la que nos enfrentamos aquí en EE.UU., principalmente en Miami, con miembros de las familias cubanas y las visitas a sus seres queridos en la Isla.
Me he tomado mi tiempo. No quise reaccionar. Algo para lo que hemos sido programados a hacer cuando se trata de casi todo lo que se trata de Cuba y su relación con los muchos cubanos que viven más allá de sus fronteras.
Tampoco quería ensañarme con los espías del gobierno de EE.UU. –los que parecen no existir, pero que se las arreglan para darnos más de 50 años de ZunZuneos–, los cuales, estoy convencido, se entusiasman con la idea de que los cubanos a ambos lados del Estrecho de la Florida se unan para criticar las “injusticias” provocadas por el gobierno de Castro.
Como he dicho a muchos de mis colegas, la noticia a reportar es sencilla. Si uno es un cubano que reside en otra parte y va a viajar a Cuba, es mejor que tenga su pasaporte al día. Aparentemente, durante años las autoridades de Inmigración cubanas han permitido a los cubanos entrar al país con un pasaporte válido que no había sido prorrogado o extendido.
[Cuba requiere lo que se conoce como una “prórroga”, la renovación cada dos años de un pasaporte que tiene una vigencia de seis.]
La noticia, enviada por las autoridades de la Isla a las compañías charteadoras que llevan pasajeros a Cuba, fue que las personas con pasaportes que no estén al día y actualizados no podrían entrar en el país. Basados en la historia reciente, el súbito anuncio y la inmediata puesta en vigor provocó numerosos problemas en el Aeropuerto Internacional de Miami y en su contraparte en La Habana.
Comprendo que hay mucha culpa que repartir cuando se trata de este problema más reciente con Cuba. Si uno vive en Miami, sabrá que los medios se han dado banquete, algo que han extrañado durante algún tiempo: despotricar contra Cuba y su gobierno. El mensaje a relatar ha sido claro y enviado por muchos. Encontré específicamente este en Facebook que los resume. (Lo he editado, traducido y parafraseado.):
“¿Dónde está el interés en la familia cubana tan a menudo expresado por el gobierno cubano? ¿Por qué impide a los cubanos entrar al país a fin de prorrogar sus documentos, algo que no pueden hacer actualmente en EE.UU. debido al cierre del consulado cubano?
“¿Dónde está la compasión socialista por nuestros conciudadanos que viven en otra parte?
“Ellos [el gobierno cubano] prefieren presionar al gobierno norteamericano a fin de obtener un banco que pueda manejar los asuntos bancarios del consulado, mientras que nos castigan a nosotros, los que trabajamos como mulos para ayudar y visitar a nuestra familia”.
Mi primera reacción al oír la noticia el jueves pasado fue similar. “¡Me c…!”, dije.
Decidí meditar, como a menudo me aconsejaba un amigo en La Habana. Porque si hay algo que he aprendido acerca de las relaciones EE.UU.-Cuba desde que llegué a este país siendo un niño, en 1960, es que las cosas no siempre son como parecen…
¿Qué tiene de malo exigir que los ciudadanos de un país tengan su pasaporte en regla? Me suena como si el gobierno cubano quisiera organizarse mejor.
En cuanto a que el gobierno cubano está más interesado en obtener acceso a servicios bancarios aquí en EE.UU…., trate Ud. de vivir en EE.UU. sin una cuenta bancaria, y sabrá. Una tarjeta de crédito, una tarjeta de débito.
Hace poco tuve una conversación con un funcionario cubano que vive en Washington. Me habló de su experiencia de persona sin acceso a servicios bancarios. Me contó la historia de un viaje a una tienda con su pequeño hijo tarde en la noche en busca de algo que su hijo necesitaba. Después de comprar el artículo, al marcharse, no podía salir del estacionamiento. La única manera de salir era con una tarjeta de crédito o de débito. Él no tenía ninguna de las dos.
Luego nos reímos de la anécdota. Pero no es gracioso. En especial cuando se considera la razón de la salida.
Así que ya ven, la situación bancaria no solo nos afecta a nosotros. El problema es mucho mayor de lo pensamos.
En cuanto a la culpa…
Yo preguntaría: ¿quién está cometiendo la mayor injusticia?
Y yo respondería mi propia pregunta preguntando a ustedes que se fijen en dónde recae: en el gobierno de EE.UU.
¿No nos damos cuenta de que sin un embargo, o más sencillo aún, sin que Cuba esté en la lista de estados promotores del terrorismo donde EE.UU. la mantiene por razones políticas, junto con Irán, Sudán y Siria, este problema nunca hubiera existido?
Es más, desde 1991 una gran mayoría de los países del mundo han condenado el embargo económico y comercial de EE.UU. –el año pasado por un abrumador 188 a 2. La única otra excepción fue Israel. Pero EE.UU., insiste en que el resto del mundo está equivocado. Peor aún, decide las leyes y normas bajo las cuales el resto del mundo debe actuar –a menudo sin seguir sus propias reglas.
Así que díganme. ¿De quién es realmente la culpa?
El gobierno cubano tiene razón en querer arreglar el lío con los pasaportes.
¡Pero, Dios! ¿No podían haber hecho una advertencia de una fecha a partir de la cual no iban seguir operando como hasta ahora? Creo que hubiera funcionado mejor. Menos lío. Y no hubiera alimentado a los ZunZuneros de este lado, más buitres que colibríes, esperando a saltar a cada oportunidad.
Una última sugerencia, y esta es también para el gobierno cubano. Hagan pasaportes que duren 10 años. La vida sería mucho más fácil. En cuanto a la prórroga, suena como algo del pasado.
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