ELIGIO DAMAS
Sensatamente hablando, sin dejos de ironía o intención de herir a persona
alguna, siento en veces lástima por mucha gente opositora que es producto de
manipulación mediante mentiras de sectores para quienes el tema de la educación
es un negocio más. Personajes estos sin imaginación, creatividad alguna, hasta
al parecer enfermos y por demás insensibles
¡Con mis hijos no te metas!, fue una cruel consigna creada en los laboratorios
opositores y repetida a lo largo del país, hasta por padres asustados, que
creyeron en la mentira que el presidente Chávez les iba a quitar los hijos.
Inventivas crueles como esas han servido para alimentar el odio entre venezolanos,
sobreponiendo los intereses políticos y lo que es peor, los económicos de
quienes pagan para que esas mentiras se propaguen.
Como aquella otra, la de la carnicería, según la cual se puso a rodar la
infamia que el gobierno expropiaría a todo aquel que tuviese un pequeño
negocio.
Esas vulgares, crueles patrañas, tienen mucho que ver con la lastimosa
circunstancia que muchos venezolanos odien a quienes piensan en contrario o que
ellos creen eso.
Ahora, la consigna de ¡Con mis hijos y hasta con mis nietos no te metas!,
reaparece relacionado con la educación, específicamente por lo relativo a
“Resolución 058 del MPPPE” y la consulta que ha anunciado el ministro
respectivo destinada a recoger opiniones e ideas para mejorar el sistema.
“¡Con la educación de mis hijos no te metas!, es la consigna de moda que viaja
escrita en los vidrios de innumerables automóviles.
Un diputado por Anzoátegui, cuya cultura es la de uno de esos locutores de
programas fáciles, de poca inteligencia y exigencia intelectual, mediante el
cual se pone a la gente a denunciar problemas de su comunidad, excelentes para
hacerse un nombre sin aportar, ni pensar mucho, tuvo la osadía de
declarar, por supuesto, sin tener idea de lo que decía, lo siguiente:
“Sólo los padres y los maestros tienen el derecho de decidir que deben estudiar
los niños”. No dijo que los dueños de los colegios, porque su desconocimiento
del asunto no le permite entender el alcance de la maniobra urdida en los altos
niveles privados que se ocupan de este asunto.
A finales de la década del treinta y comienzo de la del cuarenta, luego en la
Asamblea Nacional Constituyente de 1946, se dio en Venezuela un debate intenso
y hasta brusco, pese a los argumentos que se manejaron, por definir al Estado
Venezolano como responsable de la conducción del sistema educativo. Las fuerzas
más reaccionarias, aquellas influidas por el clericalismo oscurantista del
franquismo español, eran partidarias de lo que ahora plantea parte de la
oposición; lo que lamentablemente, la mayoría de padres que se hacen portavoces
de eso desconocen.
Educadores eminentes en Venezuela como Humberto García Arocha y Luis Beltrán
Prieto Figueroa, fueron de las descollantes figuras que se batieron por el
Estado Docente, por razones democráticas y justicia. La educación no puede
quedar en manos de élites que la programen en función de sus privilegios e
intereses; no puede haber una educación para unos y otra para otros. Es el
Estado, por razones obvias, su interés y obligación de abogar por la de
igualdad de los ciudadanos, quien debe estar a cargo de eso, para lograr los
objetivos constitucionales.
Ese debate se cerró en esa época, principios de la década del cuarenta y nunca
más se volvió a dar; cuando Pérez Jiménez ni a lo largo de la IV República,
pese a toda la carga ideologizante en favor del capitalismo y la derecha, que
tuvo el sistema en sus objetivos generales, específicos, contenidos y las
estrategias de aprendizaje. Reforzadas esta con una supervisión destinada a
“cazar brujas”, descubrir quienes se salían de la línea para destituirle.
Recuerdo, en 1965, a una joven profesora, recién egresada del Instituto
Pedagógica de Caracas, sometida al escarnio público por un grupo de sacerdotes
y sus seguidores, acusada de enseñar a sus alumnos las tesis de Darwin, el
darwinismo o la evolución por selección natural y obligada, con la anuencia de
las autoridades educativas o dejar de hablar de aquello para no perder su
cargo.
La resolución 058, es apenas una inocente y generosa medida que cualquier
docente, directivo de escuela pública, celebra y debería celebrar, porque ella
hace posible que las escuelas, dentro del espacio territorial de uno o más
concejos comunales, ganen aliados con vínculos a los órganos del Estado,
capacidad, derecho para elaborar proyectos y manejar recursos, lo que sería de
enorme utilidad para ellas en el momento de resolver problemas relacionados con
la planta física. Pero además, el consejo Comunal, ejercería como participante
en la acción supervisora destinada a contribuir a mejorar el funcionamiento de
la escuela en el sector propiamente educativo. Eso no incluye inmiscuirse en lo
relativo a pensum, programas u objetivos. Quien lo afirme estaría mintiendo.
Esa monserga, según la cual la resolución tiene como fin “adoctrinar o
lavarle el cerebro a los estudiantes”, la inventaron quienes se oponen a todo,
sólo por oponerse y falta de inteligencia para saber qué hacer y las
Asociaciones de colegios privados, partidarios de las políticas atrasadas,
derrotadas en la década del cuarenta, para que el Estado no les supervise por
ningún medio y hacer allí como si fueran conucos o un simple negocio y hasta
hagan las mismas práctica mercantiles.
El joven ministro de Educación, Héctor Rodríguez, días atrás, planteó una tarea
aparte de gigantesca, de amplísimo sentido democrático, participativo, sin
precedentes en Venezuela. Ella, aunque a algunos le parezca dificultosa y nada
fácil de realizar, es de por sí, suficiente para percibir al ministro lleno de
las mejores intenciones y de respeto milagroso por todos aquellos que, de una
manera u otra, que somos todos, estamos inmersos en el sistema educativo.
El ministro propuso, y ya ha puesto en marcha, consultar a un gigantesco
universo, para recoger opiniones acerca de cómo mejorar el sistema educativo.
Quienes algo sabemos de eso, no importa del lado que nos hallemos en la
política, si algo podemos acordar sin dificultad, es que todavía hay por
introducir muchas mejoras. Pero lo digno a destacar de lo que el ministro
intenta, es que un universo inmenso, aporte sus opiniones, experiencias y
expectativas acerca de lo que es necesario hacer. Encontrar aquello que haya
que mejorar y cómo hacerlo. La idea de preguntarle al país todo, es un
bondadoso método y además no puede ser más democrático.
No obstante, esa empresa excelente, titánica, destinada a hacer que todo
aquel que pueda o quiera hacerlo dé su aporte para intentar hacer la educación
más eficiente, elevada y acorde con la realidad nacional, ha encontrado,
¡increíble!, quienes se opongan. Pero peor que eso de oponerse, es intentar
descalificar esa tarea, denunciándola como un intento de coartar la libertad en
la educación.
Desde que Guzmán Blanco en 1870, promulgó el decreto de Instrucción Pública y
Gratuita, en Venezuela jamás se ha consultado a la gente el diseño del modelo
educativo. Siempre, eso se resolvió en capillas, sin importar la opinión de
educadores, estudiantes y menos el pueblo. Ese si fue un proceder autoritario
que, el gobierno si es lo que opositores piensan, bien podría continuar
haciendo
¿Cómo entender qué quién pretenda coartar la libertad nos pregunta qué
queremos? ¿Hasta cuándo ese simplismo de “con mis hijos no te metas?”
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 4/27/2014 07:
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