domingo, 29 de noviembre de 2015
CUMBRE DEL CLIMA EN PARIS
Epígrafe: Semana crucial para el mundo
Cumbre del Clima en París
Por Hedelberto López Blanch
Todos los esfuerzos que se hagan en la Cumbre del Clima (COP21) para
reducir los gases de efecto invernadero que han provocado en los
últimos años grandes cambios climáticos lo agradecerán inmensamente
las presentes y futuras generaciones.
Convocada entre los días 30 de noviembre y 11 de diciembre en París,
la Cumbre reunirá a 195 naciones del orbe que discutirán deshacerse de
la inanición y la desidia que durante los últimos 30 años han
acelerado el calentamiento del globo terráqueo.
Hasta el pasado 28 de noviembre, alrededor de 170 países responsables
del 95 % de las emisiones han remitido a Naciones Unidas sus
compromisos de reducción de emisiones.
La Organización internacional ha explicado que si se continúa con el
ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero, para el 2100
la temperatura media global aumentará entre 3,7 y 4,8 grados respecto
a los niveles preindustriales.
Con esas previsiones, se acelerarán la proliferación de fuertes
desastres naturales, desde terremotos, ciclones, huracanes,
inundaciones, sequías, plagas infecciosas.
Datos de ONU señalan que desde que los científicos empezaron a
informar del cambio climático en la década del 70 del siglo XX, el
ser humano no ha parado de incrementar los gases de efecto
invernadero que expulsa a la atmósfera, responsables del
calentamiento.
Por esas causas, en 1970, se emitieron 27 gigatoneladas de CO2
equivalente; en 2010, fueron 49 gigatoneladas anuales. Los gases,
principalmente el dióxido de carbono, impiden que las radiaciones
infrarrojas que emite el planeta al calentarse salgan al espacio, con
lo cual la temperatura sube. A más concentración, menos cantidad de
radiación sale y más se calienta la Tierra. Hace seis años, en la
Cumbre de Copenhague de 2009, las presiones de las naciones
desarrolladas impidieron alcanzar un acuerdo similar al que se intenta
alcanzar ahora.
El objetivo que se tratará de buscar en la Cumbre es que la
temperatura en 2100 no suba en más de dos grados. Desde el principio,
el cónclave ya nace cercenado pues las posibles políticas de
mitigación voluntaria que se adoptarán por cada país, no se comenzarán
a aplicar hasta 2020.
La finalidad que tendrá el pacto en COP 21, será la de marcar el
principio del fin de los combustibles fósiles para lograr economías
con bajo consumo de carbono. El objetivo debe suscribirse en la
declaración final para que en 2020 comiencen las reducciones, otra se
hará en 2050 y llegar a la conclusión total en 2100.
En ese sentido, la Secretaría de Cambio Climático de la ONU instó a
los Estados a tomar medidas antes de 2020. "Es vital para evitar
costosas acciones de mitigación y adaptación en el futuro", se indica
en el informe Acción climática ahora. "Esas acciones también ayudarán
a reducir el riesgo de fijación del carbono", advierte, y evitarán
esfuerzos mayores en la segunda mitad del siglo XXI.
Los tres principales puntos de desacuerdo en la negociación son la
financiación para ayudar a mitigar el cambio climático en los países
más pobres y vulnerables; la diferenciación o no entre países ricos y
pobres, y lograr que se cumpla lo acordado más allá de simples
declaraciones.
Al respecto, el Presidente cubano Raúl Castro, durante el recién
concluido período de la Asamblea General de ONU, destacó: “El cambio
climático pone en peligro la existencia de la especie humana, y los
Estados deben asumir responsabilidades comunes pero diferenciadas,
ante la inobjetable realidad de que no todos los países somos
responsables por igual, ni despilfarramos los recursos naturales y
humanos en un consumismo irracional e insostenible.
“Nos solidarizamos con nuestros hermanos caribeños y demandamos que se
les dé un trato especial y diferenciado. Apoyamos a los países
africanos y reclamamos para ellos un tratamiento justo, transferencia
de tecnología y recursos financieros”, reafirmó.
El pasado lunes 23 de noviembre, la Oficina de la ONU para la
Reducción de Riesgos de Desastres (Unisdr) publicó un estudio donde
asegura que los desastres registrados en las últimas dos décadas en el
mundo han sido generados, en el 90 % de los casos, por los efectos
adversos del cambio climático.
La Unisdr explicó que inundaciones, sequías, olas de calor, tormentas
y terremotos se han intensificado en los últimos 20 años, causando el
fallecimiento de más de 606 000 personas en el mundo y generando 4 000
000 de damnificados.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ante la gravedad
de los hechos, también emitió un informe donde se expresa que unos 690
000 de niños que viven en zonas de inundaciones, sobre todo en Asia, y
de sequía como en África, están expuestos a perecer si no se hayan
soluciones inminentes a favor del clima.
Un visionario de nuestro siglo, el líder de la Revolución cubana,
Fidel Castro ya había alertado hace 23 años de ese peligro durante un
alocución ante la Conferencia de ONU sobre Medio Ambiente y
Desarrollo, Río Janeiro 1992:
“Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de
millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada
Año al mar. Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y
la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a
costa de la naturaleza. No es posible culpar de esto a los países del
Tercer Mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy por
un orden económico mundial injusto”.
Esperemos que en ahora en la COP21, las palabras y las buenas
intenciones no sean arrasadas nuevamente por fuertes vientos
huracanados.
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