Venezuela: trasquilada la Exxon
Mobil
Hedelberto López Blanch
Un contundente triunfo para Venezuela
en la lucha por la salvaguarda de su independencia y soberanía económica,
resultó el reciente fallo del Centro Internacional para el Arreglo de Diferencias
relativas a las Inversiones (Ciadi) el cual dio la razón a Caracas en el
diferendo con la petrolera estadounidense Exxon Mobil.
El canciller venezolano, Rafael
Ramírez, declaró que las pretensiones de la transnacional se vieron frustradas
tras ese veredicto del tribunal arbitral del Banco Mundial que pide a Venezuela
pagar 1 600 millones de dólares a la compañía por la nacionalización
de sus activos, un dictamen que se encuentra "dentro del rango
razonable".
Lo fundamental de esa decisión es que no se ha permitido que la transnacional, como ha ocurrido en numerosas ocasiones con diferentes países, imponga sus exigencias en contra del derecho de los pueblos por medio de chantajes y entrega de dádivas a árbitros y jueces.
Lo fundamental de esa decisión es que no se ha permitido que la transnacional, como ha ocurrido en numerosas ocasiones con diferentes países, imponga sus exigencias en contra del derecho de los pueblos por medio de chantajes y entrega de dádivas a árbitros y jueces.
En el caso del proyecto
El fallo reconoce un crédito de
un monto ya pagado por Venezuela de 907 millones de dólares en 2012, que deberá
descontarse del monto de la decisión, lo cual reduce la cantidad total a pagar.
Desde hace siete años, Venezuela había sido objeto de ataques judiciales por parte dela Exxon Mobil
que exigía el pago de 20 000 millones de dólares por los sitios que explotaba
antes de la nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco, y con el reciente
fallo culmina ese diferendo.
Desde hace siete años, Venezuela había sido objeto de ataques judiciales por parte de
Con la llegada al poder de Hugo
Chávez en 1999, Venezuela inició un proceso para recuperar sus riquezas
petroleras que habían sido saqueadas durante decenas de años por las compañías
transnacionales sin que el pueblo de Bolívar recibiera sus beneficios.
En
solo siete años, de 1990 a
1997, 32 campos petroleros venezolanos fueron entregados a las transnacionales
por medio de convenios leoninos que estipulaban regalías de solo 1 %, no
pagaban impuestos y extraían el crudo a un costo de cinco dólares y se lo
vendían al Estado entre 20 y 25 dólares.
Chávez
decretó en febrero de 2007 la ley de Plena Soberanía petrolera que completaba
el proceso de nacionalización para dar a la estatal PDVSA la mayoría accionaria
y posibilitar la redistribución social de la renta.
En
agosto de ese mismo año fue sancionada la ley por la Asamblea Nacional
(Parlamento), mientras los medios de comunicación occidentales, junto a las
empresas transnacionales, arremetían con todas sus fuerzas contra el gobierno
bolivariano. Las acciones pasaron del 39 % al 78 % bajo el control de Petróleos
de Venezuela S.A. (PDVSA).
Estados
Unidos, explicó Chávez en una de sus comparecencias públicas, había tratado de
esconder los yacimientos existentes en la franja del Orinoco en su afán de
extraer a bajo costo toda esa riqueza y “decían que eso era carbón, un bitumen
que había que llevarse”.
Tras
la nacionalización, el gobierno desarrolló un proceso de certificación de las
reservas de la Faja ,
que resultaron fijadas en más de 220 000 millones de barriles de petróleo
pesado y extra pesado, lo que unido a los 142 310 millones en otras regiones,
convirtió a esa nación en la primera reserva mundial de crudo, por encima de
Arabia Saudita.
Con
las nuevas reglas las empresas privadas se convirtieron en mixtas, y el Estado
venezolano mediante PDVSA, pasó a controlar la mayoría de las acciones de toda
la faja del Orinoco con una producción cercana a los 700 000 barriles diarios.
Alrededor
de 20 empresas que operaban en convenios operativos y 10 que formaban las
asociaciones estratégicas aceptaron ser socios minoritarios en empresas mixtas
con el Estado, como Chevron Texaco, Statoil, Total, BP, ENI, Sinopec e
Ineparia.
Dos
transnacionales estadounidenses, la Exxon Mobil y ConocoPhillips se negaron a
integrar la nueva modalidad porque siempre han estado acostumbradas a imponer sus
leyes de privatizaciones neoliberales en cualquier país donde se ubiquen y que
estas no sean condicionadas por los gobiernos.
Venezuela
compensó a las empresas y no cedió ante las presiones de los dos grandes
consorcios, mientras su entonces ministro de Energía-Petróleo y presidente de
PDVSA, Rafael Ramírez aseguraba que la empresa estatal tenía medios y
condiciones para continuar la explotación y prospección de los hidrocarburos.
Con el tiempo su aseveración quedó demostrada.
Las
compañías Exxon Mobil y la
ConocoPhillip , al igual que otras que se integraron al auge
de las privatizaciones petroleras iniciadas en la década de 1990, exportaron
enormes cantidades de barriles de crudo y extrajeron del país miles de millones
de dólares que iban a parar a las arcas de ricos empresarios e intermediarios
nacionales y foráneos en detrimento del pueblo.
Como
significó el ahora canciller bolivariano, Rafael Ramírez, “lo importante es que las instancias internacionales
reconocen los alegatos de Venezuela. Hoy culmina una batalla más en defensa de
su soberanía, en defensa de nuestro petróleo (...) todos los países del sur nos
estamos movilizando para crear instancias en las que se puedan discutir
nuestros asuntos".
Con la decisión del Ciadi sobre
Venezuela, América Latina dio otro paso en defensa de su independencia
económica y política. Pero más temprano que tarde debe crearse un mecanismo
regional que dirima esos diferendos y no haya que recurrir, como se ha impuesto
durante décadas, a los existentes en Estados Unidos o Europa.
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