domingo, 21 de junio de 2020

COMPANIONE Y SU MUJER PERJURA

Ciro Bianchi Ross (cirobianchiross@gmail.com)To:you + 27 more Details
APUNTES DEL CARTULARIO

Ciro Bianchi Ross

Companioni y su Mujer perjura

¿Quién no ha tarareado siquiera alguna que otra vez ese bolero, más
que bolero, un bolerón, que lleva el título de Mujer perjura?  ¿Quién
no memoriza una de sus estrofas? Su autor, el destacado trovador
espirituano Miguel Companioni es autor de unas doscientas piezas
—boleros, canciones, habaneras, criollas…— muchas de ellas instaladas
por derecho propio en las páginas de la trova tradicional cubana de
todos los tiempos. Pero ninguna de esas doscientas melodías, afirma el
crítico y periodista Manuel Echevarría Gómez, tiene la intensidad
amatoria de Mujer perjura, compuesta en 1918 para que el clásico
reproche del bardo herido por la traición que no perdona los desvaríos
trascendiera tiempos y fronteras.
    Se dice que Pensamiento, de «Teofilito», es la pieza musical que
identifica a Sancti Spíritus. Sin embargo, escribe el musicógrafo
Gaspar Marrero, una revisión detallada de la música cubana llevada al
disco comercial revela un dato inesperado: existen más versiones
grabadas de Mujer perjura que de la obra cumbre de «Teofilito». Desde
su primera grabación, el catálogo de Mujer perjura lo componen treinta
y dos versiones en disco, mientras que Pensamiento cuenta con veinte y
tres versiones.  Lugar destacado en la discografía ocupa también  Si
te contara, del trinitario Félix Reina, autor asimismo de Angoa,
popularizada por la orquesta de Arcaño y sus Maravillas.  Si te
contara, escribe Gaspar Marrero, es un capítulo insoslayable en la
historia del bolero cubano. A partir de su estreno en 1959 por la
orquesta de Fajardo y sus Estrellas, Si te contara se ha grabado en
estilos tan diferentes como los de René Touzet, Lino Borges, Tito
Puente, Kino Morán, Fernando Álvarez, Elena Burke y otros.
    María Teresa Vera y Rafael Zequeira fueron los que grabaron Mujer
perjura por primera vez. Un día, en el hotel Pasaje, de la ciudad de
Sancti Spíritus, Companioni pidió a María Teresa que se la grabara aun
cuando pensaba que era la peor de sus composiciones, «una basurita»,
le dijo. Pidió ella que se la cantara y quedó sorprendida. Dijo al
compositor: Esto es un éxito. Sabía que obtendría los favores del
público, pero no resultó fácil que la casa Víctor, de Nueva York, la
grabara. Demoró la disquera un año en hacerlo. María Teresa lo grabó
sin cobrarle por ello un centavo a la Víctor. Dijo al productor de la
disquera: Le quiero obsequiar un número; lo que quería decir que no le
cobraría por grabarlo.  Cuando lo hizo, se convirtió en un hit de la
noche a la mañana. Solo en Cuba se vendieron 25000 copias. Pero como
Companioni no tenía la pieza registrada a su nombre, la disquera no le
abonó un solo centavo del dos por ciento sobre la venta al que tenía
derecho.
    Miguel Companioni nació en 1884, dicen unos, en 1881, según otros.
Pronto la vida le jugaría una mala pasada: perdió la visión en la
adolescencia. Afirman sus biógrafos que, de haber tenido la
posibilidad de atenderse su dolencia en La Habana, hubiera salvado la
vista. Era rebelde y voluntarioso. Estudió guitarra, instrumento que
dominó hasta convertirse en un maestro, y se dedicó luego al
aprendizaje del piano. Desarrolló en Sancti Spíritus una intensa labor
cultural. Fue director de coros de clave, e inspirado compositor de
música para ese tipo de formaciones, y fundó y dirigió la Orquesta
Francesa, en 1920, y la Orquesta Argentina, un año después. Se dice
que fue uno de los puntales del danzón en la zona central del país.
Fue asimismo un animador ferviente de agrupaciones trieras, como el
legendario trío Pensamiento, que llegó a dirigir.
    Companioni fue, sobre todo, un trovador. Brilló en las serenatas, y
de su participación en ellas surgieron innumerables obras con nombres
de mujer que respondían a las exigencias de una vasta clientela.
Preferentemente los sábados por la noche, un enamorado se concertaba
con Companioni para llevarlo ante la ventana o el balcón de su amada.
Le explicaba los sentimientos que lo movían: arrepentimiento, celos,
conquista… le decía el nombre de la amada, y Miguelito se inspiraba
con facilidad. De ahí tantos nombres de mujer en sus canciones:
Herminia, Elvira, Rosalba, Ester, Emilia… Se desconoce la motivación
particular del compositor para escribir Mujer perjura.
    Entre lo mucho que escribió, la crítica destaca unas cincuenta
composiciones, entre las que sobresalen Herminia y Rosalba. También
Sigue adelante, La lira rota y La fe, su primera canción, estrenada
por Tata Villegas. Y Mujer perjura, por supuesto.  Su última
composición fue Lili, estrenada en 1959.
    Miguel Rafael Companioni y Gómez falleció el 21 de febrero de 1965,
en su ciudad natal, a los 84 años de edad.
   
   
   


   
   



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Ciro Bianchi Ross

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