A su embajadora en Chile, Guaidó, como a médicos, se le fue con la cabuya en la pata
Eligio Damas
Según un viejo chiste carupanero, en una solitaria calle de esa ciudad oriental, a una hora que la canícula se empecina en torturar a la gente, y cuando se duerme la siesta, un hombre que venía desde varias cuadras atrás caminando recostado a las paredes y haciendo contorsiones extrañas, al fin halló una casa con la puerta abierta y allí mismo, en la sala, se hallaba un señor, que se mecía gozosamente.
-“Señor, por el favor de Dios, me puede usted prestar el baño. Es de urgencia, vea como sudo y me contorsiono. Poco falta para que me dé por vencido.”
Aquel pobre hombre sudaba copiosamente, más por el esfuerzo que hacía para contener sus deseos y necesidad que por los efectos del tórrido sol.
El señor de la casa, sin dejar de mecerse y con parsimonia, a manera de respuesta a los ruegos del caminante, preguntó, no sin antes mirarle escrutadoramente de arriba abajo:
-“¿De qué partido es usted?”
El hombre ahora interrogado, no estaba como para sorprenderse por nada, pese lo extraño de la pregunta, por lo que bañado en sudores como estaba y sin dejar de apretarse el abdomen con las extremidades superiores y doblarse hasta que su torso asumió una posición horizontal, paralelo al suelo, levantó la cara y con ella la mirada como pudo y con rapidez escrutó la sala de la casa, pues los orientales, por razones de la temperatura y factores culturales muy internalizados, cuando abren la puertas lo hacen de “de par en par”, hallando guindado en la pared del frente a donde él estaba un retrato de Rómulo Betancourt, con la banda presidencial, pues era 1959 y aquél acababa de entrar a Miraflores por segunda vez como presidente de la República.
-“Me salvé”, se dijo al hombre y hasta dejó escapar un suspiro al mismo tiempo que sintió como que aminoraba la sudoración.
Incorporó ligeramente el torso, como preparándose para entrar a la casa de aquel señor que Dios puso en su camino en aquella hora menguada, una de las pocas del día que esas casas están cerradas para dormir la siesta, para que accediese al baño y diese rienda suelta a los deseos del cuerpo. Dio un paso hacia adelante como anunciando que entraría, cuando escuchó al señor, que sin dejar de mecerse, decirle:
-“Si usted es adeco, como yo, aguante, pues somos del partido de la Resistencia”. Y le hizo una señal como indicándole que siguiese su camino.
El pobre hombre dio dos pasos vacilantes, se dejó caer y allí mismo relajó su cuerpo todo en la calle, frente al señor de la única casa con la puerta abierta en aquella hora canicular en Carúpano.
Y me he acordado de ese cuento o “cacho”, como decimos los orientales, por la joven Guarequena Gutiérrez, quien por el nombre hasta podría ser carupanera, militante de AD y representante de Guaidó ante el gobierno de Piñera en Chile.
¿Qué dónde saco qué es adeca si la información no lo dice? Pues a las pruebas me remito. Apele el lector al link y vea como la joven viste una franela con el logotipo de AD. No creo que, siendo de VP o PJ, use esa franela. Y eso de ser de AD, podría ser un dato importante para entender por qué Juan Guaidó, siendo ella su representante ante un gobierno que le apoya y forma parte del Grupo de Lima, teniendo por demás recursos, hasta para dilapidar como se dice, a esa joven no le tiró nada. Pareciera ese un cargo que “otorgó” para cubrir la cuota de Ramos Allup, pero de allí en adelante no estaba dispuesto a más nada, “ellos, los adecos”, pudo pensar Guaidó, “que se las arreglen como puedan, bastante hago con ponerles la muchacha allí”.
Pareciera que la joven, por los detalles de la información, está a la deriva, pero no solamente como Guaidó en su rol de “presidente Interino” y líder opositor, como barco sin brújula, sin destino conocido, sino abandonada por éste y confrontando serias dificultades económicas. Y la muchacha tampoco es del carácter ese que reclamó el señor carupanero de la mecedora a quien llegó a la puerta de su casa a solicitarle le prestase un baño. Es de una AD de otro tiempo. No la de Ruiz Pineda y Simón Sáez Mérida, sino la de Ramos Allup.
Haber sido militante adeco o comunista en la era de Pérez Jiménez demandaba mucho sacrificio, tanto que la vida estaba dispuesta siempre al servicio del partido y, en el caso de los primeros, a los gestos terroristas y aventureros de Betancourt, mientras él se protegía en el exilio, hasta que llegó Leonardo Ruiz Pineda a la Secretaria General a poner orden y respeto por la historia. Pero esta AD de ahora, de Ramos Allup, nada tiene que ver con aquella heroica, de militantes dispuestos a inmolarse y jamás abandonar una responsabilidad porque no les pagaran, porque ni eso esperaban, no estaba en lo previsto, en ninguno de los planes, era un simple deber militante y tampoco por tener que dedicarse a conseguir una visa.
Veamos los asuntos que hablan muy mal del gobierno de Guaidó, su poca fe y la de su gente, por lo que el susodicho tampoco hace nada y más porque no puede, no está en su entereza.
Siendo Guarequena su representante en Chile, uno los buenos aliados del grupo de Lima, donde habría que hacer un buen trabajo, el gobierno de Guaidó no le prestó apoyo alguno, tanto que la muchacha optó por irse, como decíamos en la jerga clandestina de la década del sesenta, “a la producción”, lo que significa buscar una chamba para poder subsistir y dejó en el abandono su importante cargo, lo que habla de una muy mala evaluación de esa “diplomática” y hasta de la función misma. Pero también es una muestra contundente como el gobierno de Piñera, a la representación diplomática de Guaidó, su “fraterno aliado”, no le presta ayuda alguna, para que pueda ejercer con dignidad su elevada representación. O lo que es lo mismo no le da importancia, porque sabe no es ningún presidente. Y es el asunto hasta más denigrante, cuando la muchacha, pese su “alto rango diplomático”, “en un gobierno” de excelentes relaciones con el de Chile, en el tiempo que allá lleva en esas funciones, no ha podido lograr que le den una visa. ¿Si a la joven eso tan simple no le ha sido posible, cómo esperar que pueda con algo de más trascendencia e importancia?
¡¡Es obvio que el gobierno de Piñera, al “interino” de Guaidó, pese su alta misión de salvar la libertad y la democracia en Venezuela y derrotar al malvado comunismo, no le para nada y en nada!!
Eso dice muchas cosas. Como que la muchacha es muy incompetente diplomática y es muy mala la diplomacia de Guaidó que no sabe escoger a quien poner en esos cargos. Lo que una vez más demuestra que escoger y poner gente en los cargos por cubrir la cuota de quienes esta reclaman, es un mal procedimiento. Pero también que Piñera, y no por el asunto de los tumultos habidos allá en los últimos meses y luego la pandemia, en el fondo, sobre todo después de aquel embarque de la “entrada de la ayuda humanitaria por Colombia”, de hecho, a Guaidó no le para; se limita a acoger formalmente lo que los gringos digan.
Pero algo más todavía. Aparte del deber de Guaidó de cumplir con su representación diplomática, siendo Chile de los países del Grupo de Lima y un potencial aliado como Piñera, lo que aquél debe cuidar, la esperada “generosidad” de este con su aliado, se habla de un respaldo masivo de buena parte de la población chilena y del exilio venezolana al gobierno del presidente interino. ¿Entonces siendo así, y teniendo por delante la joven diplomática Guarequena Gutiérrez, una labor tan ardua, como mantener activa, fluida, la relación diplomática entre esos dos gobiernos y al mismo tiempo ejercer la representación y hasta protección de los venezolanos que por miles allá viven, lo que es bastante trabajo, la dejaron en el absoluto abandono, como para que tuviese que salir a buscar una chamba y hacer hasta una larga cola y gestiones tediosas, como cualquiera del común para que allá le den una simple visa? ¿No será qué tal solidaridad colectiva tampoco existe?
De las tantas denuncias contra el gobierno interino, pocas como estas, lo desvisten y los desvisten de manera tan indecorosa y pública. Como que Guaidó es en verdad lo que es y la AD de ahora nada tiene de aquel heroico partido de la “Resistencia”.
Los diplomáticos no requieren visa, el gobierno receptor les otorga el placet, y ello van todas las prerrogativas, su no le había sido otorgado ese reconocimiento a más de un año, entrega de credenciales mediante al presidente chileno resulta obvio que el gobierno postulante es uno inmerso en una charada impostora, y el gobierno que lo reconozca sería in partibus infedilium.
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