¿De nuevo ruidos de sables sobre América Latina? De México a Chile
Eligio Damas
Así cantó el “morocho del abasto” aquella estrofa del tango “Volver”, de la autoría suya y Alfredo Lepera:
“Yo adivino el parpadeo de las luces….” Y ellas, “Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor”.
Es cierto que la historia no se repite. Los acontecimientos posteriores siempre serán otros y distintos, pero ello no niega que en los nuevos se repitan circunstancias parecidas al ayer. Como pudieran ser, en cierto modo, es una expresión poética, las mismas del pasado y hasta capaces de volver a causarnos “hondas horas de dolor”. El futuro no es más que lo nuevo con una enorme carga del presente y pasado. Pero es otra cosa, otro momento y distinto. Los golpes que te dé ahora el torturador, serán otros, dolerán igual, más o menos como los de ayer, pero serán diferentes. Los ángulos que describan los puños o la maza para caer sobre tus hombros o cara, serán distintos a los de ayer y la masa, aunque parezca la misma, esa que ha estado allí guindada por años a espera de turno para volver hacer lo suyo, ya será otra. Quizás no seas tú el torturado de ahora y tampoco el mismo aquel que torturaba en Cocollar, pudiera ser tu hijo el torturado, o éste el hijo de quien antes fue torturador. Pero ahora como antes pudiera haber y hay torturados y torturadores.
¿Es sustentable afirmar que no reaparecerán las dictaduras de América Latina?
El gobierno de Estados Unidos, el encargado de poner y quitar aquellas dictaduras, para inmediatamente poner otras en el continente, como quien cambia las llantas a un vehículo, dice que no han desaparecido. Pues según su parecer, las hay en Cuba y Venezuela y la hubo en Ecuador mientras gobernó Rafael Correa. Y ahora, cuando Evo inscribe su candidatura para su cuarto período, más habiendo ganado las elecciones, se convierte, por disposición del gobierno de Trump, en una dictadura.
A todas estas, el presidente de Estados Unidos está metido en un enorme embrollo por razones de distinta naturaleza que van desde el mal manejo de los asuntos internos de su país, enfrentamientos sin sustento legal con la FED, irrespeto a la inmunidad de legisladores, lo que incluye manifestaciones de racismo y xenofobia, gestiones diplomáticas frente a China, Corea del Norte, Irán, Siria y en connivencia con grupos terroristas que ponen en peligro la paz mundial, gestiones inamistosas hasta con sus países aliados, irrespeto personal para el presidente de Turquía, juego aventurero peligroso en el asunto de esta nación y los pueblos kurdos y para remate o cierre, sabiendo que queda mucho por fuera, sus conversaciones ilegales y hasta inmorales con gobiernos extranjeros como el de Ucrania para solicitar ayuda para su campaña presidencial, pidiendo investiguen al candidato demócrata Joe Biden y su hijo y, pese todo ese prontuario, es sólo una pequeña parte, nadie le acusa de dictador y menos desde fuera. Y no hemos hecho alusión a la montaña de acusaciones contra él por motivos de acoso sexual porque eso sería otro expediente.
Aunque Trump, pese todo eso y además lo de andar por todo el mundo desatando guerras y cambiando gobiernos por medio de la violencia, no podamos llamarle estrictamente un dictador. Aunque si no nos cabe la duda, que por el enorme poder económico y sobre todo militar de los EEUU su gobierno se asume como tal ante otros países, pues para muestra basta un botón, como el de disponer unilateralmente aplicar sanciones económicas a los países cuyos gobiernos no sean de su agrado y hasta meter sus tropas en cualquier parte como si eso fuese el patio de su casa. Con menos razón se pudiera calificar de dictadura, estrictamente hablando, a los gobiernos de Bolsonaro, pese su racismo y xenofobia; al de Piñera que en sólo tres días asesinó a 20 chilenos; al de Lenin Moreno electo bajo una fórmula y un programa, lo que implica un compromiso y un deber y unilateralmente optó por otra cosa. Tampoco al de Duque, pese el viejo historial de los personajes que le apoyan, el incumplimiento de los acuerdos de paz y los asesinatos frecuentes de dirigentes sociales y políticos contrarios a su gobierno.
Pero por los vientos que soplan, los ruidos de sables, “Yo adivino el parpadeo, de las luces que a lo lejos, van marcando” el regreso del pasado. Dicho así, como poéticamente, pues el pasado no vuelve, pero el presente puede estar formado por cosas que en forma y significado pudieran tener mucho parecido con aquello.
Según el diario La Jornada de México, en su edición de ayer 30 de octubre, “el general Carlos Gaytán Ochoa aseguró que en México la sociedad está polarizada políticamente porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se basa en corrientes pretendidamente de izquierda que acumularon durante años gran resentimiento, y afirmó que los frágiles contrapesos existentes han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo que propicia decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad.
Pese haya dicho, para “decirlo con suavidad”, es muy grave su aseveración, sobre todo cuando lo largo de exposición dijo que “se le había concedido dicho honor para expresar algunas preocupaciones que, en virtud de la situación actual, sin duda, compartimos todos los aquí presentes. El mismo los enumeró: Mis comandantes, mis maestros y mis antiguos.
Es decir, si no entendimos mal, aunque advierto que es la misma lengua nuestra, se hizo portavoz de “todos los allí presentes” y posiblemente de una buena cantidad de los ausentes. Y no hace falta que dijese nada más, como nosotros tampoco, porque a “buen entendedor……”
En el mismo diario mexicano, edición de hoy 31 de octubre, AMLO, refiriéndose a las críticas de ese general dijo: “Es "algo que respetamos", en la democracia tiene que haber divergencias. La dictadura, ya lo hemos dicho, es pensamiento único.” Y agregó “Además, la declaración es "entendible, porque este general fue creo que subsecretario de la Defensa con Felipe Calderón.”
Después de lo acontecido en Chile los primeros tres días, donde hubo la bicoca de 20 muertos, lo que todavía a los grandes medios, a las Comisiones de DDHH no han alarmado ni despertado el interés de esas cientos de ONG, muy bien financiadas por EEUU y lo que pudiera parecer curioso, tampoco ha merecido un comentario pertinente de la Casa Blanca, tan cuidadosa del “respeto de los derechos Humanos”, un general chileno, Mario Rosas, Jefe de los carabineros, la policía con la mayor fama de represiva del continente, según el diario chileno La Tercera, “Cuando se le consultó si es que reconocía errores, respondió “ninguno” a la radio Cooperativa. Y agregó: “Estamos muy conformes con el trabajo que se ha desarrollado”.
Haber dado muerte a 20 ciudadanos, miles de heridos, no fue por culpa de error alguno. No hay nada que corregir y por eso está conforme. Casi se podría decir que volveria a repetirlo con placer; como veremos, antes pudo haberlo hecho cuando Pinochet, pues responde con orgullo, cuando el periodista de “La Tercera”, le pregunta si estaría dispuesto a renunciar, “No, jamás. Al contrario, soy hijo de Carabinero, llevo 52 años siendo carabinero”.
Pese que el día de hoy Piñera habla de la posibilidad de promover reformas constitucionales, para lo que habla de una comisión o un “coto cerrado”, no habla de su renuncia que demandan las multitudes y menos de desatar un proceso constituyente, en nuestro parecer la opción del golpe militar para trancar el juego, pudiera estar manejándose en Chile. La negativa de Piñera a renunciar forma parte del juego como medio para provocar nuevas, hasta más intensas protestas y habiendo una fuerza represiva que no concibe pueda equivocarse y está “conforme con su trabajo”, sirve para preparar y justificar ante la “opinión” la “Salida” militar. Sería este un golpe y una dictadura para asegurar se siga haciendo lo que Piñera y el FMI planificaron. Y además, sería un gobierno acorde con los dictados de la OEA, organismo que encontrará la forma “legal” y hasta “moral” de justificar aquello, como impuesto por las circunstancias.
Pero ese golpe, no solo cerraría el juego en Chile, sino que pudiera servir para justificar un golpe en Bolivia y hasta darle mayor aliento a los militares mexicanos. Brasil está bajo el control de Bolsonaro y allí todo está cuadrado. En Colombia comienza como a revolverse el panorama, como que Uribe fue bajado de su pedestal, pero allí todavía está Duque, las mafias de la droga y las 11 bases militares y esto es como una garantía que los “revoltosos” no podrán llegar muy lejos.
Dado por cerrado este artículo esta mañana jueves, hube de abrirlo a las 8 p.m. para recoger la información que fortalece nuestra argumentación, según la cual, el hijo de Bolsonaro, declaró acerca de la posibilidad que Brasil vuelva a la dictadura y esta vez promovida por el gobierno de su padre, para él, eso depende de lo que haga el movimiento popular
Y con ese cuadro, Venezuela, pese su FANB de otro tenor y carácter, sus milicianos y esa enorme masa de nacionales que, pese discrepar y estar distanciados del gobierno, reclaman el derecho a decidir soberanamente sus asuntos sin injerencia extranjera, sufrirá con más intensidad el acoso de las aves de rapiña y el tormento de los ruidos de sables más allá de su frontera.
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