ELIGIO DAMAS
En verdad, el mundo es tan maravilloso y sorprendente que uno pecaría de poco perspicaz si cree, pese los años vividos, lo ha visto todo. Pero tal perspectiva es demasiado estrecha y por demás impuesta por la rutina.
Si existe algo al cual uno cree de manera definitiva como la ejemplificación de eso que suelen llamar elefante blanco, es una Cámara Municipal, tanto como los Consejos Legislativos o más bien, los conjuntos de diputados regionales y concejales. Si se ocupan de algo, por lo menos que podamos llamar importante, tomando en cuenta la carga que significan para el erario público, es un secreto bien guardado.
No obstante, en veces suceden cosas que a uno lo asombran y le hacen morder el polvo por sus imprudentes opiniones. Lo que lejos de molestarnos, nos alegran y hacen germinar nuevas esperanzas.
Pero no hay duda, por mucho tiempo ha sido así, las concejalías están reservadas a militantes de esos llamadas malamente “patria o muerte”, quienes no lo son tanto, pues eso está sujeto a que el “patrón le afloje”, quienes por lo general miran como gallina que mira sal eso de estudiar y esforzarse para entender sus deberes ciudadanos. Dije sólo ciudadanos, porque decir revolucionarios es como “mucho camisón pa´ Petra”. Ellos son buenos para hacer lo que les manden “sin buscarle las cuatro patas al gato”.
Todo lo anterior viene a cuento porque la Cámara Municipal de Guaicaipuro, Estado Miranda, acaba de tomar una decisión que rompe con la tradicional indiferencia de esos organismos, siempre afectados por una carga de desidia e ignorancia enorme y ancestral por la que nadie espera que de allí algo bueno salga. ¡Pero al fin sucedió un milagro como para que nos traguemos los malos pensamientos! Resulta que ese organismo, de manera unánime, léase bien, unánime, decidió anular un permiso de urbanismo otorgado en el 2012, para ejecutar un programa de vivienda, al percatarse que el mismo amenazaba destruir una de las pocas zonas boscosas que quedan en Los Teques. Lo que revela que hay espacios donde si la inteligencia prevalece se pueden llegar acuerdos que beneficien a la comunidad y hasta la especie humana toda.
Todos los ediles del país deberían revisar esta decisión y el espíritu que a ésta anima. Sobre todo en ciudades como Barcelona, Lecherías, donde las Cámaras, antes en la IV República y ahora en la V, han otorgado y siguen otorgando permisos a la buena de Dios, sin importarles – aunque bien sé que prevalece la ignorancia – que terminan destruyendo espacios que debieron preservarse en beneficio del buen ambiente y el equilibrio ecológico.
Se venden como ejidos tierras que son cauces ancestrales de ríos o lagunas, reservorios de especies vivas de incalculable valor; se otorgan permisos para drenar aguas putrefactas o “servidas”, para no llamarlas inadecuadamente negras, hacia bosques, lagunas, quebradas y ríos, sin que se le agüe el ojo. Un amigo a quien esto comenté, antes de escribir me dijo: “en eso se dispone en base al ¿cuánto hay pá eso?”. Le dije, pongo por delante mi buena fe y prefiero creer que prevalece la ignorancia y por ella la insensibilidad que impide medir las consecuencias.
Por eso, el acuerdo unánime – resaltemos lo de unánime – es algo insólito y maravilloso que vale la pena aplaudir y exaltar como un ejemplo para muchos que, antes de proponer concejales o aceptar serlo, deben meditar con decencia y preguntarse “¿sirve él para eso?”, “¿sirvo para eso”.
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 8/23/2014 12:47:00 p. m.
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