domingo, 5 de enero de 2014
CARLOS MANUEL EN LA CASA QUE NO SE ACABA… y su última lección
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From: Félix Sautié Mederos
Date: Sun, 5 Jan 2014 12:28:17 +0100
Subject: CARLOS MANUEL EN LA CASA QUE NO SE ACABA… y su última lección
, publicado en Por Esto! el domingo 5 de enero 2014
To: "fsautie@yahoo.com"
CARLOS MANUEL EN LA CASA QUE NO SE ACABA… y su última lección
CRÓNICAS CUBANAS.
Por Félix Sautié Mederos.
Vivir muchos anos tiene sus compensaciones pero también nos crea
algunas angustias quizás tan intensas como pudieran ser las
compensaciones a que me refiero, porque con el paso del tiempo he
podido constatar con gran crudeza que nos vamos quedando muy solos en
este Valle de Lágrimas según se define al mundo en la oración de la
Salve. Esto que expreso para comenzar una crónica que me sale del alma
y que necesariamente tengo que escribirla con un tono muy personal y
sentido, lo planteo por el padre Carlos Manuel de Céspedes; para mí
siempre Carlitos desde que a finales de la década de los años 40 del
Siglo pasado, coincidimos en el Colegio de los Hermanos Maristas del
habanero barrio de La Víbora y posteriormente en la Acción Católica
así como en múltiples empeños más. Es un sentimiento que la vida me
presenta recurrentemente en la medida que avanzan los años y mis
compañeros de generación se van marchando al otro mundo a donde todos
iremos algún día.
Sé que quizás para algunos lo que escribo les sea indiferente, les
moleste o se resistan a reconocerlo como tal. En cambio, por mi parte
quiero decir al respeto que en definitiva ello me tiene sin cuidado,
porque mi compromiso en este caso es con Carlos Manuel mi amigo que
nunca me negó, con quién espero coincidir también algún día en la
Casa del Padre Celestial que no se acaba nunca.; y, desde allí, sé que
él me está escuchando como siempre en vida lo hizo. .
Lamentablemente entre los cubanos existen muchas aprensiones y
rencores contra los que Carlos Manuel siempre se opuso hasta el final
de sus días en este peregrinaje terrenal que todos hacemos, querámoslo
o no. En medio de tantas inconsecuencias que vivimos en el actual
momento del devenir histórico de la Nación Cubana, vuelvo a
testimoniar mis sentimientos al respeto de la muerte como fin de una
etapa e inicio de otra más importante, ahora con motivo de la partida
de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes para la Casa del Padre Celestial
que según se expresa en el Evangelio y me permito parafrasear tiene
muchas habitaciones que son suficientes para acogernos a todos.
En ei quehacer periodístico de cronista de mi tiempo que pretendo
realizar, en múltiples ocasiones he escrito sobre Carlos Manuel, y
ahora no puedo hacerlo desde lo externo de mi alma ni en tercera o
segunda persona del plural; lo digo con el “yo teresiano” que se
expresa desde lo más profundo de mi Ser Interior así como a partir de
mis convicciones cristianas porque siempre, cuando lo he necesitado lo
tuve a mi lado, incluso en los más complejos momentos de mi azarosa
vida en los que con reiteración he tenido que romper lanzas con viejos
esquemas y tensas ataduras.
Carlos Manuel para mí siempre fue el mismo, nunca lo vi encumbrado en
sus abolengos que los tiene muy legítimos por cierto; ni en las
cumbres de su muy extensa cultura y su sapiencia de vida que se le
desbordaba más allá de sus actitudes conscientes a partir de su
modestia característica que fue quizás uno de sus más naturales y
hermosos atributos
De Carlos Manuel se puede decir mucho y no pretendo ser abarcador de
su muy extensa vida y obra, solo quiero dejar constancia de mis
sentimientos muy íntimos ante la realidad de la muerte física que a
todos nos duele y nos impresiona porque nos hace sentirnos como
huérfanos dispersos en un mundo de absurdos y dolores .del cuerpo y
del alma. Sus ideas están públicamente explicitadas en sus homilías,
conferencias, clases magistrales, poemas, crónicas, novelas, ensayos
y múltiples escritos, planteamientos e intervenciones los que incluso
se comenzaron a publicar en una recopilación realizada en conjunto por
los frailes dominicos del Convento San Juan de Letrán del Vedado
habanero y por la Oficina del Historiador de La Habana. Recuerdo que
en aquel momento publiqué una crónica al respecto (1). En este orden
de pensamiento, no puedo pasar por alto una circunstancia
trascendental como lo ha sido su acogida definitiva por el Padre
Celestial de quien siempre le ha sido y de seguro le es en el más
allá: un fiel seguidor del Cristo camino, verdad y vida.
De Cuba nació y por Cuba y por su Iglesia vivió hasta el fin de sus
días terrenales. Quizás su expresión de cubanía más sentida nos la
legó para siempre en el último ensayo que unos días antes de su
partida definitiva envió a la Revista Espacio Laical, según se ha dado
a conocer con la noticia de su deceso y cito: “yo pienso y sueño con
una Cuba que arrope mejor a los cubanos, ofreciéndoles mejores
condiciones de vida. Actitud, espero, común a todos los cubanos de
buena voluntad. Esa posibilidad es la que estimula hoy mis
ensoñaciones y/o anteproyectos personales. No vienen de la cabeza y el
corazón de un profesional de la economía, la sociología, la política u
otra ciencia social …. Vienen de lo más íntimo de un cubano que lleva
a Cuba muy adentro y, algunas veces, también sobre los hombros. Cubano
que es sacerdote católico…”
Finalmente quiero citar una definición que considero esencial, la que
no puedo eludir, sobre sus deseos para el futuro de Cuba, a la cual me
uno no solo por mis sentimientos de aprecio personal hacia Carlos
Manuel, sino que también por mi total coincidencia con su contenido
conceptual, lo cual he reiterado en múltiples artículos y crónicas.
Dijo Carlos Manuel en un foro de la Revista Espacio Laical realizado
en noviembre pasado en el Centro Cultural Félix Varela del Arzobispado
de La Habana: “Quienes me conocen bien, saben que el último camino, el
del neoliberalismo, no es el que yo deseo para la Casa Cuba, sino más
bien, el primero, el de un socialismo más participativo y
democrático…”
Carlos Manuel, no me despido con un hasta siempre porque de seguro nos
vamos a encontrar en la Casa que no se Acaba. Así lo pienso y así lo
expreso con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer
ofender a nadie en particular. Palma de Mallorca, 4 de enero 2014, a
pocos días de mi regreso a La Habana. fsautie@yahoo.com
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