martes, 13 de enero de 2015
ELIGIO DAMAS
Ahora mismo recuerdo un cuento que un amigo y viejo compañero del primer año en la escuela de los Padres Paules en Cumaná, me narró de su experiencia de visita en Paris en el año 1982. Habiendo acordado con el grupo con el cual había viajado hasta allá, pagando sus gastos con su esfuerzo, a encontrarse en la puerta principal del Museo de El Louvre, al no hallarle se preocupó y pregunto en su francés chucuto que nos había enseñado el padre Mauleón, bastante bien para leer y escribir pero muy malo para hablarlo y entenderlo, porque el cura tampoco lo sabía, al primero que se puso por delante, un catire de bigotes amarillos, pelo casi del mismo color y estatura y color de piel, tal como si fuese un francés:
-Monsiuer, s´il vous plait. ¿Puede decirme cuantas puertas de acceso hay en el museo de El Louvre?
Esto lo dijo en el machucado francés que solía usar el cura Mauleón. Por supuesto, el cura no nos había engañado. Nos repetía a cada instante que él no sabía hablar francés, pero si era un experto traductor y escribiente en la lengua gala.
El interrogado, en principio agarrado de sorpresa, preguntó como con nerviosismo a aquél que le hablaba de manera tan extraña.
-Qu´est-ce que c´ est?
Quizás pensó al inicio que aquel tipo, de pinta caribeña, le estaba indicando levantase las manos o entregase cuanto llevaba encima.
Mi amigo, habiendo entendido la expresión de aquél de quien solicitaba ayuda, pues era simple, corta, por demás conocida y hasta una de las pocas cosas que el cura pronunciaba bien, le repitió su jerigonza ante lo cual, volvió a recibir como respuesta:
-Qu´est-ce que c´est?
Repitió la pregunta en su francés cumanés del padre Mauleón, del colegio de curas de la pata del cerro “Pan de Azúcar”, como el brasileño y en la subida hacia el cementerio. Esta vez creyó haberse hecho entender, pues su forzado interlocutor ensayó una amplia, hermosa sonrisa y le dijo:
¡Oye che! ¿Por qué no me hacés la gauchada y decís eso en castellano para que podamos entendernos mejor?
El tipo era uno de esos tantos argentinos, de aquellos tiempos de las dictaduras, aventados de su patria que habían arribado a Paris a refugiarse y atraídos por la vieja idea que aquella ciudad era el centro de la cultura universal.
Ahora los dos rieron a plenitud y hasta se dieron un abrazo de hermanos que se encuentran y miran de frente en espacio extraño y distante. Pudo entonces mi amigo resolver su duda o confusión hablando él en lenguaje caribeño y el otro en el típico de los bonaerenses, porque era un argentino de Buenos Aires.
He recordado esta historia, por lo que he leído en algunos espacios ante el acto terrorista contra el semanario definido, por algunos medios, como satírico, Charlie Hebdo.
Se dice de nosotros los caribeños que solemos hacer chistes de las tragedias. En verdad, es como una ancestral costumbre de minimizar los efectos del mal que nos aqueja y una manera de consolar al prójimo afectado. Entonces el chiste no es burla, es consuelo generoso y creativo.
Digo esto porque lo sucedido en Francia, donde hubo una decena o más de muertos, por la acción de esos grupos que hoy aparecen combatiendo al lado de los gringos y mañana se hacen objeto de la denuncias y hasta condena de estos; de donde lo menos que se intuye es que entre uno y otro sector hay no uno, sino varios vasos comunicantes. Esos mismos grupos que se asumen actores de lo sucedido en París estuvieron al lado de EEUU en Libia y otras partes. Ahora mismo les sirven de mercenarios donde quieren acabar con los gobiernos que le estorban y su manoseado plan de apoderarse de Irán. Pero aparte de comentar el hecho en sí, aparecieron comentaristas que apelaron a títulos en la propia lengua francesa. Como en Europa hicieron correr la consigna, posiblemente desde Paris mismo “Ye suis Charlie”, aquí nos empatamos al instante, para hacerle saber a quienes esas cosas leen que le metemos bien al francés y es más, alguno dejó saber que es lector habitual del semanario.
Quien aquello dijo, posiblemente un lector y hablante del francés no de los balurdos alumnos de Mauleón, sino quizás también con estudios en Paris, hasta en los tiempos de la IV República, entiende bien lo que escribe la revista en lengua gala, aunque no entienda o no quiera entender lo que aquí sucede, pese que los hechos se narran y auto definen en lengua castellana, por lo que no parece ver el arrume de vainas que nos preocupan y solo intenta hacernos creer que vivimos en un país donde únicamente padecemos de una oposición que da ganas de reír.
En cambio nosotros, que lo poco que aprendimos de francés con Mauleón casi quedó en el olvido ni siquiera habíamos oído hablar hasta hace pocas horas de la revista de marras.
Claro, pareció prender en ellos el simplismo, real o no, que el venezolano es muy refistolero en eso de pegarse al corte cuando le hablan en francés o inglés. Dicho en esas lenguas es como más auténtico, elegante y verdadero. Quizás por eso, muchos izquierdistas del pasado, pese a que gobernaban AD y COPEI, hacían colas para irse a Paris a estudiar a cambio de desbrozar el camino. Lo de Miami vino después y asociado al mal gusto de la derecha. Con razón decía con ironía Betancourt que, a un izquierdista de aquellos, lo que más gustaba era un pasaporte, visa y aunque fuese un pequeño fajo de dólares para viajar a Europa. Claro si lo daba una universidad que sirviese de mampara para no ensuciar el orgullo mejor y que los demás se jodiesen; eso eran vainas de ellos, cada cual hace con su camisa un sayo.
Pero para no quedarse atrás y mostrar lo que hemos crecido, Néstor Francia, pasó de la consigna afirmativa, solidaria sólo en forma como el cree, que no pasa de la condena genérica y elude el fondo del asunto y las implicaciones que eso tiene con la CIA y el imperialismo, a la negación francesa de “Ye ne suis pas Charlie”.
Me gustó lo de Francia. En el fondo coincido con él, pero en lengua castellana, porque lo poco que nos enseñó Mauleón ya casi se me olvidó. Como dije arriba, la ponzoña se ve aunque los destrozos parecieran ocultarla. La violencia que ahora asola al mundo tiene un origen. Por eso no se trata de hacer ejercicios en francés, menos uno que apenas fue un alumno del padre Mauleón y no tuvo quien le prestase, por cualquier vía que sirva de excusa, como esos vericuetos del estado burgués, para estudiar afuera, apelar a consignas que por el sólo hecho de estar escritas en francés parecieran darnos brillo aunque, como se queja Néstor Francia, no sirvan para denunciar la verdad oculta tras las máscaras; hasta de los que intentan nos caguemos de la risa con el sencillo y lo procaz. Los mercenarios de Paris, son los mismos que en otras instancias llaman contratistas, quienes ante el buen postor hacen lo que de ellos demanden, contra tirios y troyanos, sin pudor ni moralismos, para crear confusión y amedrentar al mundo y la justicia.
Por eso, repito, estoy con la negación de Francia. Lo único, es que más que irónico, ese “Ye ne suis pas Charlie” de Francia, no del país de Sartre, sino de Néstor, me suena a pretencioso. Además “parce que ye ne parle pas francais”, y no por culpa de Mauleón. Como hubiese dicho Aquiles Nazoa. ¿Qué le van a tirar a mi francés o mi patuá?
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 1/12/2015 05:54:00 a. m.
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