ELIGIO DAMAS
Así gritó alguien por orden de Bolívar, quien atravesaba el Orinoco con destino a Angostura a la tripulación de nave que llevaba destino contrario.
-“Aquí navega el general Sucre, con su tropa y Estado Mayor en campaña guerrera.”
Después de identificarse, la misma voz, hizo el siguiente reclamo:
-“El mando de esa nave debe identificarse también.”
Bolívar mismo respondió, identificó la nave, su jefatura y agregó de manera irónica:
-“¿Y quién es ese tal general Sucre, que no conozco y no creo haber ascendido?
Ante aquel hecho quizás inesperado, siendo el hablante el Libertador y Sucre su subalterno, máxima autoridad en la expedición proveniente de Angostura, tuvo éste que responder a su comandante.
En efecto, el cumanés era general, siendo muy joven, ascendido por brillantes méritos por el Jefe de los Ejércitos de Oriente, general Santiago Mariño. El futuro Mariscal, con su proverbial humildad, cortesía y coherencia con principios revolucionarios, cualidades que le permitieron alcanzar la gloria, respondió al inmortal caraqueño.
-“No importa mi rango general Bolívar. Sepa usted que siendo el más humilde soldado, puede contar con mis servicios para la causa que comanda.”
Años más tarde, en la Campaña hacia el Sur, siendo Sucre del Estado Mayor del general Sedeño, en el asedio de Popayán, ciudad que cerraba el paso al ejército libertador, por orden de Bolívar, el cumanés fue sorpresivamente enviado a la retaguardia. Como un retorno a aquella oscura noche de travesía del Orinoco. ¿Un poner en duda o una prueba a la eficiencia y lealtad del genial militar oriental?
Tan sorpresivamente como le mandó a la retaguardia, Bolívar le trajo, para asombro de unos cuantos, incluyendo al propio Sucre, no ya al Estado Mayor, sino a sustituir al comandante y, lo que Sedeño no pudo, lo hizo en breve tiempo. La humildad y grandeza de Sucre eran a prueba de todo; llegó lejos porque le adornaban excelentes cualidades, como deseo de servir a la causa republicana e independentista sin esperar beneficios, escatimar sacrificios ni medrar a la sombra de nadie. Pero también Bolívar sabía escoger con acierto entre los muy brillantes y leales hombres que le rodeaban.
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 11/25/2012 08:23:00 a.m.
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