Gira de Raúl Castro: negocios, créditos, colaboración.
“producción naviera y de maquinarias, el sistema de posicionamiento ruso Glonass y la producción de hidrocarburos” en el centro de las conversaciones con los rusos. Foto tomada de Rusia Today.
Por Elsa Claro
La Habana, Julio 13 de 2012
Cuando Raúl Castro dijo en China que las relaciones entre la Habana y Beijing han llegado a su madurez, no parece que construyera una frase de ocasión. Estos tiempos no permiten expresiones floridas carentes de sentido y las características personales del presidente cubano distan de esa práctica.
Los compromisos establecidos en el gigante asiático se remiten a la cooperación financiera, agrícola y tecnológica. Destaca un crédito libre de intereses y un acuerdo de anticipo con el Banco de Desarrollo de China destinado a mantener la excelencia en la esfera sanitaria de la Isla. Los convenios se recogen en ocho documentos, que, aparte de intercambios materiales, incluye un memorando en la esfera aduanera que actuará entre el 2013 y el 2015.
Interesante que Raúl Castro haya sostenido encuentros tanto con los actuales dirigentes como con quienes deben sustituirles en breve, según las normas establecidas que limitan la permanencia de los altos dirigentes. Acuerdos suscritos más relaciones personales, solidifican.
Los vínculos con China, el fortalecimiento que se deduce ocurra a partir de los compromisos creados durante esta visita del presidente cubano, tienen toda la importancia que emana de los actuales intercambios que ascienden a 1 800 millones de dólares anuales.
China ha suministrado a la Mayor de las Antillas una variada cantidad de electrodomésticos que fueron entregados con facilidades de pago a la ciudadanía, como parte del plan para ahorrar energía eléctrica y, de otra parte, los suministros de medios de transporte permiten avances en los de tipo terrestre y para el remozamiento y modernización de los ferrocarriles nacionales. Cuba aporta a su aliado de Asia, sobre todo, níquel y productos biotecnológicos.
La segunda escala del mandatario caribeño fue Viet Nam, donde Raúl Castro estuvo durante cuatro días, acogido con calidez por las autoridades vietnamitas en un dialogo sobre comercio e inversiones, sin dejar de lado los vínculos políticos y aspectos relativos a las relaciones entre Latinoamérica y el área Asia-Pacífico.
Viet Nam está realizando trabajos de exploración petrolera en la zona de exclusión del Golfo de México perteneciente a Cuba. Es el mayor proveedor de arroz de la Isla, esfera que también recibe ayuda técnica de Hanoi, para el desarrollo de ese cultivo. De similar forma colabora con La Habana en el sector de la electrónica.
Las dos naciones asiáticas tienen numerosas inversiones en Cuba, incluyendo las telecomunicaciones, por lo cual no es raro al amplio espectro de asuntos recogidos en los convenios sellados.
Cerrando la gira, Raúl Castro estuvo en Moscú. También en este tercer destino de su periplo, la cordialidad se impuso por ambas partes. Hace rato se pasó la hoja de los desencuentros postsoviéticos y tanto Dimitri Medvedev, actual premier, como Vladimir Putin, presidente, hicieron énfasis en las antiguas y especiales relaciones entre la Isla y Rusia.
La Federación se ha interesado en aumentar el turismo que ya el pasado año rompió su récord histórico, con el ingreso a ese circuito de unos 74 000 viajeros a Cuba y según declaraciones de Putin, entre las perspectivas específicas están los contratos en producción naviera y de maquinarias, el sistema de posicionamiento ruso Glonass y la producción de hidrocarburos.
La firma Gazpromneft viene trabajando en ese sector y desde hace meses fueron suscritos compromisos (los primeros contratos a largo plazo firmados entre Rusia y Cuba en el sector energético en los últimos 20 años), con la empresa estatal rusa Zarubezhneft (inversión ascendente a 2 900 millones de dólares) que realizará perforaciones a partir de noviembre en bloques radicados en el mar, al norte de Pinar del Río y en tierra en áreas de Sancti Spíritus, Ciego de Ávila; Matanzas y Villa Clara.
Medvedev sugirió que los dos gobiernos deben mantener consultas regulares, buscando aprovechar al máximo la potencialidad de las relaciones bilaterales, donde los productos farmacéuticos y el transporte, se añaden a los intereses ya citados.
Varios economistas y algunos observadores internacionales, insisten en que uno de los motivos de este viaje sería visualizar cómo han continuado comportándose los modelos económicos que China y Viet Nam aplican con éxito innegable. Las autoridades de la isla han manifestado en varias oportunidades que observan con detenimiento esas y otras experiencias, pero siempre han enfatizado que el proyecto, que bien puede recoger experiencias valiosas, será cubano. Sin embargo es claro que para tomar esas experiencias no era preciso una visita de alto nivel, preparada, eso sí, por contactos previos con figuras de estos países, del principal responsable de los acomodos económicos en la Isla, el vicepresidente Mariano Murillo.
Los resultados visibles del periplo, sin embargo, sugieren que fue, ante todo, un viaje para redondear negocios o darle paso a otros vinculados con las garantías materiales que requieren las aperturas y modificaciones que se operan en Cuba y, además, buscando abonar vínculos que en un entorno internacional de tanta complejidad y peligros, resultan saludables.
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