viernes, 15 de junio de 2012
PRISIONEROS CUBANOS EXPLOTADOS-?Y QUE DEBEMOS DECIR DE LOS NUESTROS?
.Álvaro con Lupa
Prisioneros cubanos explotados –¿y qué debiéramos decir de los nuestros?
Por Álvaro F. Fernández
alvaro@progresoweekly.com This e-mail address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it
La más reciente campaña orquestada por medios influidos por EE.UU. parece relacionarse con el “escandaloso” uso de prisioneros en beneficio de empresas cubanas. El martes Juan Tamayo, de The Miami Herald, escribió un detallado artículo subrayando que “prisioneros cubanos ganan poco o nada mientras trabajan para numerosas empresas gubernamentales…” Previamente, habíamos sabido que nuestros siempre vigilantes miembros cubano-americanos del Congreso han intentado reunirse con ejecutivos de la cadena de muebles IKEA, debido a acusaciones de que pueden haber contratado a una empresa estatal cubana para que trabajara para ellos en 1987.
Debo dar el debido crédito a Tamayo. Aunque no es sorprendente que su artículo se incline a complacer a su audiencia anticubana de Miami, también dice correctamente que “el trabajo de prisioneros es común en todo el mundo”. Y agrega: “La mayoría [de los prisioneros] no ganan nada…”
Por supuesto, y algo a lo que ya me he acostumbrado, si sucede en Cuba, detrás hay fuerzas malévolas. Elizardo Sánchez Santa Cruz, un disidente de la isla bien conocido, se refirió a esto “como el lado oculto de la luna”. Y Sánchez argumenta que no se puede comparar con otros sistemas de trabajo en prisión, como el de EE.UU., por ejemplo, porque “Cuba es una dictadura”.
Pero, ¿qué hay del nuestro, aquí mismo en EE.UU.?
La Florida, por ejemplo, cobra a los prisioneros alojamiento y alimentos a fin de compensar a los contribuyentes el costo de las prisiones. En otras palabras, a algunos prisioneros en la Florida se les paga salarios mínimos. Y el estado recupera la mayor parte cobrándoles el alojamiento y la comida. A otros no se les paga por su trabajo a cambio de condenas más cortas.
Vamos a dejar algo en claro. No me parece mala idea que un prisionero pague por su manutención. Eso es hasta que uno empieza a enterarse de por qué las prisiones en EE.UU. se han convertido en un gran, creciente y rentable negocio –para los pocos que están relacionados políticamente.
El hecho es que crece la tendencia a privatizar prisiones en Estados Unidos. ¿Por qué?, preguntaría cualquiera. Hay mucho dinero que ganar.
Permítanme explicar.
En la Florida, las Industrias y Empresas Diversificadas para la Rehabilitación en Prisiones (PRIDE), una corporación privada sin fines de lucro, está encargada de los programas de trabajo en prisiones. Si se visita el sitio web de PRIDE, se verá la diversidad de productos que venden por medio de contratos con compañías privadas. Como uno de muchos posibles ejemplos, y esto es según un artículo en The Nation en 2011, “PRIDE se ha convertido en una de las mayores corporaciones de impresión en el estado, y su obra de mano barata tiene un impacto significativo en impresores locales más pequeños”.
Pero hay más. Mucho más. Con las nuevas leyes aprobadas por legislaturas estatales en todo el país, hay necesidad de más prisiones. Actualmente no podemos dar abasto a la cifra de personas que son encarceladas. Y como mencioné, hay un movimiento general, dirigido por políticos y los que los financian, a favor de privatizar prisiones.
¿De dónde creen ustedes que proviene el dinero para construir esas nuevas prisiones? Este dinero termina en manos privadas?
¡Los contribuyentes las están financiando! Para los que gustan de hacer comparaciones, piensen en el estadio de béisbol de los Marlins de Miami.
Alex Friedman, editor asociado de Prison Legal News, lo expresó sucintamente cuando escribió que la mano de obra de presos es parte de una “confluencia de intereses similares”. Ese interés es el que se conoce como el “complejo industrial de prisiones” –o políticos y corporaciones trabajando de conjunto en pro de una ganancia.
Y existe el Concejo Norteamericano de Intercambio Legislativo, o ALEC –acerca del cual ya hemos escrito en Progreso Semanal. Como el sitio web ALEC Exposed los define: ALEC no es un cabildo; no es un grupo de fachada. Es mucho más poderoso que eso. Por medio de ALEC, a puertas cerradas, las corporaciones entregan a los legisladores estatales los cambios que desean se hagan a las leyes y que benefician directamente su estado de cuenta.
Según The Nation, ALEC ha “jugado un papel decisivo… en la explosión de la población penal de EE.UU. en las últimas décadas”. Esto se logró promoviendo algunas de las más duras leyes de condenas que existen en la actualidad. A menudo para los culpables no violentos de delitos de drogas y otros que con demasiada frecuencia son encarcelados injustamente. Y por cierto, la mayoría de estos “delincuentes” son pobres –incluyendo un gran número de negros y de latinos. En otras palabras, ALEC es el centro de la “confluencia” que mencioné anteriormente. Lo que garantiza que a medida que las prisiones se privatizan, más personas son encarceladas. Y los dólares de los contribuyentes comienzan a llegar…
Algunos de los resultados incluyen a un contribuyente norteamericano más sobrecargado, mientras que al mismo tiempo la mano de obra barata de los presos contribuye a la pérdida de puestos de trabajo, desempleo y disminución de salarios entre los trabajadores. Pero… las ganancias corporativas continúan subiendo en flecha.
Volviendo al artículo del The Miami Herald acerca de los presos cubanos. Algunos disidentes los han calificado de “trabajadores esclavos”. Yo no dudo de su palabra, pero el artículo se basa fundamentalmente en testimonio de oídas.
Aún así, me pregunto: ¿cómo se deben llamar los casos mencionados aquí mismo en la Florida? Presos que trabajan a cambio de manutención o condenas más cortas. Y las corporaciones que administran las prisiones en las que ellos viven se forran los bolsillos. Ah, se me olvidaba; yo vivo en una plutocracia a la que se califica de democracia: la explotación del menos afortunado está permitida.
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