SPD
No. 90 (13/ año 4). La Habana, 7/4-2012
“Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista”.
Art. 53 de la Constitución
Boletín por un socialismo más participativo y democrático.
Artículos, notas, reseñas, publicaciones de interés.
Los autores son los responsables de sus escritos.
Reenvíe este boletín a todos los que estime conveniente.
Se autoriza la reproducción total o parcial en cualquier soporte.
Recopilador: Pedro Campos CE perucho1949@yahoo.es
Se agradece todo tipo de participación y colaboración, artículos, críticas, comentarios, sugerencias y opiniones sobre forma/contenido
ÍNDICE
EL ESPACIO PÚBLICO ES PATRIMONIO DE TODA LA NACIÓN
Posición de la Red Protagónica Observatorio Crítico de Cuba
COLECTIVO SPD DEFIENDE PROYECTO CUBANO DE SOCIALISMO Y DEMOCRACIA FRENTE A CONNOTADO CAPITALISTA.
Por Dmitri Prieto Sámsonov
Celebramos la nueva política cooperativa
Logro parcial, pero de carácter estratégico, para el socialismo
Por Pedro Campos
Y, ¿la fe de los creyentes dónde queda?; las claves que nos dejó el Papa
Por Félix Sautié Mederos
¿Cambio, actualización, transformación… Hacia dónde va Cuba?
Ovidio D´Angelo Hernández
José de la Luz y Caballero: formación ciudadana
Por Dimas Castellanos
QUE ALGUIEN ME EXPLIQUE
Por Rogelio M. Díaz Moreno
Oda al temblor
Por Félix Guerra
CONTENIDO
EL ESPACIO PÚBLICO ES PATRIMONIO DE TODA LA NACIÓN
Posición de la Red Protagónica Observatorio Crítico de Cuba
El mundo que visionamos para el mañana necesitamos comenzar a sembrarlo hoy.
Es un mundo donde el espacio público es patrimonio de todas las personas, no de unas minorías con poder, como sucede hoy a lo largo de todo el mundo, incluida Cuba.
Es un mundo donde las decisiones que afectan a toda la población no se discuten ni se toman a espaldas de la mayor parte de ella, práctica que hoy se constata tanto en regímenes "autoritarios" como "democráticos" en todo el orbe.
En ese mundo se reserva la más alta estima a las iniciativas de los vecinos y vecinas que se reúnen espontáneamente para aportar a las comunidades sus mejores dones, a través del arte, de acciones ecológicas, del recuerdo de tradiciones históricas y culturales, y de la promoción de la educación popular.
En ese mundo quienes trabajan son verdaderos dueños de sus medios de producción.
Contrario a la lógica dominante de hoy, allí no se privilegia el lucro, la manipulación y la imposición de la ley del más fuerte, sino las formas de diálogo, de concertación y de búsqueda de consenso sobre los temas medulares de la vida social.
En ese mundo del futuro, que solo puede empezar a construirse en el presente, se respetan las religiones y conciencias todas, y de manera ecuménica, los representantes de las diversas manifestaciones de la espiritualidad participan, en plan de igualdad.
No se teme la participación de una persona en un evento por el hecho de que piense distinto a quienes lo convocan, que es lo que indica la lógica, pues ni con la clonación de las personas se puede reproducir una mentalidad absolutamente homogénea. Precisamente, la estimulación de la diversidad y las alternativas de enfoque y acción sobre los problemas es lo que conduce a posibilidades de enriquecimiento creativo de la realidad.
Se puede argumentar, muy persuasivamente, que en una trinchera sobre la cual caen o amenazan las bombas de los aviones de la OTAN no hay condiciones para debates parlamentarios ni formalidades democráticas, mas nos negamos a entregar tales ideales de libertad y democracia a la OTAN o fuerzas análogas, pues son resultado de una
histórica tradición de lucha de los pueblos de todo el mundo.
El Observatorio Crítico de Cuba (OC) está consciente de que existen divisiones entre las personas, entre las maneras de pensar, entre los proyectos de vida y de sociedad, dentro y fuera de nuestro país. El OC defiende modelos en una dirección determinada por la solidaridad, la igualdad, la libertad, en compromiso con la emancipación social hacia formas avanzadas de autogobierno popular que propicien prosperidad y felicidad a los oprimidos y desposeídos, y repudia cualquier forma de explotación económica y/o política, así como los modelos
que presuponen como imprescindibles el egoísmo, el despojo a la naturaleza y a otras personas, supuestos motores de un presunto desarrollo.
La red del OC integra, en sí misma, visiones de gran diversidad que dentro de sus marcos siempre se han relacionado a través del diálogo respetuoso y enriquecedor. Fuera de sus marcos, las heterogeneidades son mucho mayores, hasta el punto de poder resultar antagónicas, pero esto no debe conducir a una autoridad a proscribir a priori y arbitrariamente otros discursos.
Una opinión particular, por muy chocante que resulte, no debe tener la capacidad de trastornar dramáticamente la marcha de un colectivo que presume de tener conciencia de sus objetivos.
Más que nada, el espacio que se concibe como público obliga, por la misma definición de público, a no levantar barreras contra determinadas expresiones solo porque no resulten del agrado de un sector, no importa si se encuentra en mayoría o minoría, a condición de
que no se dirijan contra los derechos y la dignidad de ninguna persona o grupo, ni promuevan prácticas violentas, xenófobas u otras propias del fascismo corriente.
El espacio público es patrimonio de la nación: de toda la nación, en toda su extensión y diversidad, no de un sector de la misma.
El OC se opone a que sus acciones y vías de comunicación y divulgación sigan siendo objeto de vigilancia, persecución y difamación, ideológica y policíaca, en un ejercicio de censura tradicional por parte de instancias institucionales y extrainstitucionales, que no respetan los ideales de igualdad de derechos y oportunidades para toda la ciudadanía.
De esta manera se priva a la sociedad cubana del disfrute y crecimiento mediante proyectos culturales, ecológicos y sociales que consideramos de alto valor.
Las ideas se combaten con ideas; la restricción forzosa a su libre expresión y difusión dentro de un país independiente y pacífico crea la imagen de que los ideales supuestamente defendidos por los censores carecen de razones sólidas que los respalden. Por eso, nos preocupa cuando la censura es ejercida en nombre de ideales que compartimos, como la independencia nacional y justicia social.
No podemos consentir que tales ideales queden desprestigiados porque algunos funcionarios decidan unilateral e inconsultamente “protegerlos” cerrando los espacios públicos para quienes piensan diferente.
Somos un colectivo anticapitalista y antimperialista; no deseamos que los censores nos desprestigien el pensamiento anticapitalista y antimperialista. Como tampoco consentimos los bombardeos y asesinatos en nombre de la libertad y la democracia. No podemos aceptar que nuestros ideales de justicia social, independencia nacional, libertad y democracia se usen como coartada por censores y asesinos.
Repudiamos a la OTAN igual que las UMAP.
Tampoco consentimos regalarles cuotas de legitimidad a quienes defienden injerencias imperialistas como proyecto de futuro para Cuba, solo porque a algunos burócratas se les ocurrió que la censura es un buen método para confrontar ideas.
Bloquear el acceso de determinadas opiniones a escenarios que presuntamente exploran la noción de lo público –como ha sucedido recientemente en más de un foro–, no tiene otro resultado que el de fundamentar las imputaciones de totalitarismo que se acostumbra realizar contra el orden social imperante en Cuba y amplificar mensajes (o ausencia de mensajes) que, de otra manera, no encontrarían tal vez tanto eco.
Defendemos resueltamente el derecho de adelantar nuestras propias propuestas, pero no tendríamos moral para hacerlo si no defendemos también el derecho de quienes abogan por promover visiones que divergen de las nuestras. A estas últimas, aun cuando a veces no nos comprendan, también les reconocemos y defendemos su derecho a existir.
Por eso reiteramos, junto a Rosa Luxemburgo, que la libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros de un partido (por numeroso que este sea) no es libertad en absoluto. La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente.
De la diversidad y aportaciones de todos sus hijos, surgirá la patria grande y hermosa del futuro… “con todos y para el bien de todos”.
La Habana, abril de 2012
http://observatoriocriticodesdecuba.wordpress.com/2012/04/04/el‐espacio‐publico‐es‐patrimonio‐de‐toda‐la‐nacion/
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COLECTIVO SPD DEFIENDE PROYECTO CUBANO DE SOCIALISMO Y DEMOCRACIA FRENTE A CONNOTADO CAPITALISTA.
Por Dmitri Prieto Sámsonov
(HAVANA TIMES) Activista del colectivo- no gubernamental cubano Socialismo Participativo y Democrático SPD- , tomaron parte el pasado viernes 30 de marzo en una conferencia del notable empresario y político cubano-estadounidense Carlos Saladrigas, donde defendieron la factibilidad de un futuro no capitalista para la Isla.
En el evento realizado en el habanero Centro Cultural Padre Félix Varela bajo los auspicios del Arzobispado Católico-Romano local. Saladrigas-de visita a Cuba en relación con el viaje del Papa- expuso una visión de prosperidad para la población cubana “dentro de 5 años” bajo un sistema de economía de mercado y empresa privada con fuerte presencia de inversiones proveniente de la diáspora cubana.
Durante el debate, el cubano-estadounidense resultó cortésmente interpelado por activistas del Colectivo SPD Pedro Campos Santos (ensayista y ex diplomático), Félix Guerra (escritor y ecologista) ,y Félix Sautié ( periodista, profesor e intelectual católico), quienes resaltaron su apoyo a la apertura de nuevos espacios de convivencia democrática y a la reconciliación y distensión entre cubanos y cubanas de la Isla y de la diáspora, pero dudaron de la capacidad del sistema capitales de generar libertad y equidad para la ciudadanía.
¿Estará Ud. dispuesto a participar con su inversión en una empresa cooperativa cubana, renunciando a una cuota de ganancia del 25% anual a favor de un 5 %?- le preguntó a Carlos Saladrigas el animador del SPD, Pedro Campos, quién también señaló que el trabajo asalariado es una variante de esclavitud.
El empresario, por su parte, negó que sus trabajadores fueran “esclavos” puesto que les paga un “salario justo”. Sin embargo, -mientras se declaraba “cristiano”- dejó sin respuesta la pregunta de Campos sobre una eventual participación de inversores de la diáspora en Cuba futura basada en el trabajo cooperativo.
Los activistas del SPD destacaron que le corresponde al pueblo cubano decidir democrática sobre su futuro, incluido el sistema económico más deseable.
Saladrigas también contestó preguntas de periodistas, blogueros, activistas católicos, micro empresarios e intelectuales independientes o de instituciones estatales.
Notablemente, activistas de SPD fueron los únicos en defender el socialismo, ante un virtual silencio o ausencia de los acostumbrados ideólogos del sistema actual.
La conferencia del hombre de negocios –uno de los más solventes de la diáspora cubana, y defensor de la normalización de las relaciones intergubernamentales entre Cuba y EE.UU.- transcurrió en un clima de respeto, marcado por un virtual consenso sobre la necesidad de diálogo entre Cuba y su diáspora.
El colectivo SPD es parte de la Red Observatorio Critico.
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Celebramos la nueva política cooperativa
Logro parcial, pero de carácter estratégico, para el socialismo
Por Pedro Campos
Granma, órgano oficial del CC del PCC, informó este 5 de abril que en la reunión ampliada del Consejo de Ministros, celebrada el 31 de marzo, el jefe de la comisión permanente de implementación y desarrollo, Marino Murillo, presentó “la política aprobada para la creación experimental de cooperativas fuera del sector agropecuario, lo cual está en consonancia con 36 de los lineamientos aprobador por el VI Congreso, relacionados directamente con el tema”.
Agrega el periódico que: “Para cada experimento se han diseñado los principios fundamentales que regirán su funcionamiento, preservando, en todos los casos el papel regulador del estado y el gobierno, según corresponda”.
Ante todo, hay que reconocer que, por fin, el partido gobierno haya decidido avanzar en una “dirección estratégica principal” –en términos que entienden los militares-, para el desarrollo ulterior del socialismo en Cuba.
De manera que mi primera reacción es celebrar este paso.
Se está arrancando uno de los dos principales motores de la socialización de la economía: el cooperativismo. Queda pendiente concretar la participación de los colectivos laborales y sociales en la dirección, la gestión y la repartición de las utilidades en las empresas estatales, para convertirlas en sociales.
Se trata de un logro parcial, pero de carácter estratégico, para el socialismo y, en particular, para todos los que han defendido las relaciones cooperativo-autogestionarias, como las propias, genéricas, del socialismo; no las únicas desde luego.
Otra cuestión es que el texto de Granma es escueto y se presta a confusión, por lo cual, lo más conveniente no es entrar a enjuiciarlo, sino esperar a conocer la “política” y la eventual ley.
Habrá que monitorear los “experimentos” para ayudar a que vayan por el buen camino, y no se demoren en manos de Matusalén, pues la eficiencia económica y las implicaciones sociales de este modo de producción están más que requeteprobados en el mundo y en Cuba. El otro aspecto a observar es el significado del “papel regulador del estado y el gobierno”, el cual deberá quedar restringido a lo indispensable para estimular su buen funcionamiento.
Los trabajadores, los revolucionarios y los comunistas de las bases, que han sido en definitiva los promotores principales de los movimientos para salir del estancamiento e introducir modificaciones al modelo estatalista burocrático, no deben bajar la guardia y continuar sus exigencias por una mayor socialización de la propiedad y hacer, especialmente, que esta nueva política cooperativa funcione y se extienda sin dilaciones burocráticas.
Para que el cooperativismo sea efectivo, deberá ser acompañado por un cuerpo de leyes que legalice y garantice su funcionamiento interno y externo, con apoyo crediticio y políticas impositivas blandas para que no muera en la cuna.
De todas formas no es ocioso reiterar principios básicos del cooperativismo, que de violarse, como tanto se ha hecho con las cooperativas en la agricultura, pueden convertir en una caricatura burocratizada más, la implementación de esa modalidad que, para todos los socialistas revolucionarios desde antes del mismo Marx, es el tipo de relaciones de producción que deberá predominar en la nueva sociedad.
Entre esos principios están la voluntariedad, la propiedad colectiva de los trabajadores sobre los medios de producción, la participación democrática en la dirección y gestión de la empresa y la repartición equitativa (equitativa es sinónimo de justicia y no de igualitarismo) de una parte de las utilidades, descontada la destinada a la reproducción ampliada de la cooperativa y otra para beneficios sociales generales y comunitarios.
Otro principio básico es la libertad de acción de la cooperativa para definir sus objetivos, realizar sus contratos de compra-venta, asumir compromisos crediticios, contratar o subcontratar servicios y demás operaciones en el mercado para enfrentar sus necesidades.
El carácter colectivista, libertario, democrático y equitativo-justiciero de las relaciones que establecen entre sí los trabajadores de las cooperativas, no solo transforma los comportamientos sociales de los cooperativistas a lo interno de tales empresas; sino también que los proyecta hacia las comunidades donde están enclavadas y en general a las formas generales de la conciencia social.
La ideología dominante, siempre será la de las clases dominantes. Cuando la clase de los trabajadores libres asociados en cooperativas y en empresas auto y cogestionadas, sea la clase dominante en la sociedad, estarán creadas las condiciones objetivas para que sus formas de conciencia social se conviertan en predominantes de toda la sociedad.
Es el camino principal para cambiar los comportamientos humanos generados por la mentalidad capitalista predominante, lucrativa, individualista, egoísta, corrupta, ladrona, avasalladora, despreciativa hacia los diferentes, los desiguales, que impulsa el trabajo asalariado –la moderna esclavitud-, sea para privados o para el estado.
Esa forma de producción que divide la sociedad entre dos clases sociales principales, una dueña, sojuzgante y explotadora; y otra, desposeída, enajenada de los medios de producción, subordinada y explotada: la burguesía o la buro-burguesía, según los que controlan el capital y sus beneficios sean capitalistas individuales o estatales, y los obreros asalariados.
Esperamos que la nueva política cooperativa cubana, la ley que al respecto deberá aprobarse y el desarrollo libre de esta forma de producción socialista, contribuyan a consolidar los logros alcanzados por el pueblo cubano en su lucha anticapitalista por medio siglo y a crear las bases de la nueva sociedad futura, libre, democrática, justa y socialista, “con todos y para el bien de todos”, como la soñó Martí.
En este momento, recordemos a todos los cubanos, que en todas las épocas lucharon por el desarrollo de las formas cooperativas.
A brindar pues, por el cooperativismo amplio en Cuba.
Socialismo por la vida.
La Habana, 5 de abril de 2012
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