·
INICIO
·
CULTURA
·
OPINIÓN
o
·
VIDEOS
o Archivo
·
NOSOTROS
Los fusilamientos de la
loma de San Juan: amnesia selectiva 60 años después
Un informe del Consulado de Estados Unidos en Santiago de Cuba
reconoce que “muchos de los ejecutados eran bien conocidos por la población
como matones y asesinos de la peor calaña
MIÉRCOLES, 16 DE ENERO,
2019 | 2:55 PM
Madres
cubanas protestan contra la dictadura de Batista en 1957 (Foto de archivo)
MIAMI,
Estados Unidos. – Acaban de cumplirse 60 años del fusilamiento en la Loma de
San Juan de Santiago de Cuba. Para recordar el evento, Julio M. Shiling publicó
un artículo en CubaNet el pasado 11 de enero. Su lectura nos da la impresión de
que aquel grotesco acontecimiento ocurrió en el vacío, sin relación alguna con
el pasado: ¿desconocimiento de la historia o amnesia?
Durante
casi siete años, los santiagueros vivieron en estado de sitio: les violaron la
santidad de los hogares, les asesinaron sus esposos, torturaron a sus hijos,
encarcelaron a sus mujeres y golpearon con saña a quienes se atrevieron a
protestar. Un estimado conservador cifra en más de 400 los asesinatos, la
mayoría adolescentes. En todas y cada una de las defensas de los fusilados no
he leído una sola mención a las víctimas de muchos de esos que fueron “pasados
por las armas”.
El
argumento principal para el uso de la palabra “masacre” (¿saben que ese era el
sobrenombre del coronel Salas Cañizares en Santiago?) reside en que no se
respetó el principio de considerar a un acusado inocente hasta que se pruebe lo
contrario. De acuerdo. Entonces, ¿por qué no mencionan en qué momento les
celebraron juicio a los adolescentes que sacaban de sus hogares por la
madrugada para aparecer al día siguiente asesinados después de ser torturados?
Nunca se
menciona el informe que el Consulado de Estados Unidos en Santiago de Cuba
envió al Departamento de Estado el 14 de enero de 1959. Dicho informe alega
que, “a pesar de las dudas y un rechazo menor, el público en general cree que
los responsables de los asesinatos deben ser eliminados”. El informe reconoce
que “muchos de los ejecutados eran bien conocidos por la población como matones
y asesinos de la peor calaña. Hay pocas dudas, pero algunos hubieran enfrentado
la posibilidad de la pena de muerte en cualquier estado que tuviera este juicio
o los crímenes de guerra en diferentes circunstancias”.
He aquí
algunos de los fusilados con los delitos que se les imputaron. La fuente
principal usada por todos es Documento 0087 de Tom Dunkin, complementado con
otras fuentes:
·
Eladio
Abreu Pedroso – Torturas a prisioneros en
Cuartel Moncada y asesinato de Francisco (Coqui) Bosh Soto.
·
Fernando
Álvarez Díaz – Torturas y asesinato de
Andrés Cobas Mustelier.
·
Antonio
Barrero Silva – Asesinato de Ramiro Blanco
Torres, junto al teniente Enrique Despaigne, y la de Bosh Soto, con el sargento
Eladio Abreu.
·
René Caso
Pérez – Asesinatos de Rafael Palomo
Canceller y el de Pérez Castillo. Junto al teniente Despaigne, detuvo y asesinó
a los hermanos Ramón, Sergio, Melquiades y Hernán Marañón Pérez y a su primo
Marcelo Pacheco Pérez.
·
Víctor M.
Castro Lora – Asesinato de Juan Rolando
Ferrer.
·
Enrique
Despaigne Moret (Mano Negra) –
Asesinatos de Ramiro Blanco Torres, Luis Caucel, Luis Galee Seguras, Arturo
Hung Vicente, Norberto Emilio Macías, Luis Enrique Calá, Marcelino Veranes
Delis, William Soler Ledea y Froilán Guerra Ramírez. Detuvo en sus hogares a
los cuatro hermanos Marañón Pérez y su primo, Marcelo Pacheco Pérez, asesinados
con la complicidad del sargento Caso Pérez. Disparó contra Frank País y Raúl
Pujol.
·
Fernando
Díaz Rodríguez – Asesinato de José Grimón
Driggs.
·
Antonio
Gutiérrez Valdés – Asesinato de Luis Enrique Calá.
·
Armando
Ortiz Verdecia – Asesinatos de los cuatro
hermanos Marañón Pérez y su primo Marcelo Pacheco Pérez.
·
Juan José Torres Martínez –
Asesinato de Enrique Ladrón de Guevara, junto a Enrique Despaigne.
El jefe de
la Policía Nacional santiaguera ha sido el más mencionado y defendido.
Bonifacio Haza Grasso no participó en el golpe de estado del 10 de marzo de
1952. Aunque las acusaciones más graves ocurren de 1956 en adelante, las
acciones de Haza habían comenzado en 1953.
José
Lupiáñez Reinlein, dirigente estudiantil de la época, lo señala como un
temprano represor de las actividades estudiantiles en su libro “El movimiento
estudiantil en Santiago de Cuba, 1952-1953”. Fue el acusador principal en la
denuncia de los autores de un manifiesto el 12 de agosto de 1953 y el principal
represor de estudiantes frente a la Escuela Normal para Maestros. Otras de sus
actividades fueron mucho más serias.
El 30 de
noviembre de 1956, cumpliendo órdenes de Haza Grasso, el teniente Facundo Durán
Matos encerró en el calabozo de la estación de policía a cinco jóvenes para que
ardieran con el edificio. Afortunadamente, a última hora lograron escapar.
El 30 de
julio de 1957 no participa directamente en los asesinatos de Frank País y Raúl
Pujol pero, al día siguiente, reprime una manifestación de mujeres que
protestaban en presencia del nuevo embajador de Estados Unidos.
En el
libro de Ignacio Uría “Iglesia y revolución en Cuba. Enrique Pérez Serantes
(1883-1968)”, el obispo que salvó a Fidel Castro se narra una “violenta incursión
policial en el colegio jesuita de Dolores a fines del verano de 1958 a las
órdenes del capitán Bonifacio Haza”. La incursión terminó con los guardias
ametrallando la capilla.
Durante su
mandato policial se cometieron cientos de atropellos y, según cálculos
conservadores, más de 400 asesinatos, culpabilidad que comparte por su
condición de jefe. Así lo afirman Alexander Skander Galand et al. en su libro
“Directrices de Derecho Penal Internacional: Responsabilidad de los Jefes
Militares”. La jurisprudencia internacional no se ha cansado de repetirlo: “La
doctrina de la responsabilidad del superior está claramente articulada y
anclada en la relación entre el superior y el subordinado, y en la
responsabilidad del jefe por las acciones de los miembros de sus tropas”.
Cuando
huye el dictador, Haza Grasso, junto al reverendo Agustín González, se reúne
con los hermanos Castro junto al fuerte El Escandel y promete entregar la
ciudad sin resistencia “para evitar un derramamiento de sangre”. Acto de
oportunismo a última hora. Días después, Bonifacio Haza se encuentra entre los
procesados en la Causa 1/59. Es acusado de torturar a Juan Reinaldo Pérez en
1956; del asesinato de Alberto Sambrán en 1957 y de la muerte de Fernando Proll
en 1958. Otras diez causas completaban su expediente.
ACERCA DEL AUTOR
José Álvarez
Antilla, Cuba (1940). Obtuvo un Ph.D. en economía agrícola en la
Universidad de la Florida, ejerciendo como profesor hasta 2004.Es Profesor
Emérito. Publicó cinco libros durante su carrera académica. Fundó el proyecto
“Repensando la rebelión cubana de 1952-1959” (http://josepepinalvarez.com)
de la que han salido tres libros, acreedores a cinco premios literarios. Los
álamos del parque es un viejo sueño sin pretensiones literarias. Ha escrito
varios cuentos cortos que están engavetados, y una obra de teatro satírico
titulada “Romeo y Julieta en el Período Especial”, que le gustaría ver en
escena. También ha publicado los libros “La zarza de los recuerdos” y “Palabras
calladas”. Editorial Voces de Hoy. Mientras no termine la “morriña del terruño”
que siente desde hace más de 40 años, seguirá de intruso en la historia y en la
literatura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario