Venezuela, esquivando la guerra económica
Por Hedelberto López Blanch
Desde que en 1999 llegó al poder el
presidente Hugo Chávez y posteriormente Nicolás Maduro, Venezuela ha tenido que
enfrentar todo tipo de agresiones por parte de Estados Unidos y la oligarquía
criolla que van desde intentos de golpes de Estado, guerras mediáticas,
políticas, financieras y económicas, las que han sido sorteadas con gran
inteligencia y decisión por el pueblo y la dirección del país.
Muchos analistas se preguntan cómo Venezuela ha podido resistir
los violentos sabotajes económicos, los cuales en América Latina solo tienen
como antecedentes a Cuba que ha soportado 58 años de bloqueo
económico-financiero impuesto por Estados Unidos.
Con el apoyo de la oligarquía criolla y de los poderosos medios
de comunicación occidentales, la Revolución Bolivariana ha sufrido numerosos
ataques que van desde intentos de golpes de Estado, atentados contra la
producción petrolera, acaparamiento de alimentos y medicinas, contrabando de
mercancías hacia las fronteras y violentas campañas de desinformación.
La
Guerra económica contra Caracas es una estrategia diseñada para derrocar al gobierno:
la desestabilización parte de una turbulencia económica que genera trastornos
sociales, vinculados a malestar y conflictividad que pueden surgir de esa
situación.
Su
expresión concreta es el repunte inflacionario, derivado de una especulación
inclemente con los precios, producto de acaparamiento, ataque a la moneda
nacional, sabotaje a sectores claves productivos y contrabando exagerado de
alimentos. Para cerrar el cerco, las naciones occidentales encabezadas por
Estados Unidos, imponen sanciones arbitrarias, impiden acceso a créditos
financieros y tratan de sabotear el sector energético del país, principal fuente
de divisas.
Motivados
por esa guerra económica-financiera, el gobierno Bolivariano lanzó el pasado 20
de agosto, el Plan de Recuperación y Prosperidad Económica a partir de la reconversión
monetaria.
Entre los objetivos se propone lograr un
nuevo orden económico centrado en el trabajo y la defensa del salario anclado
en el petro, y el aumento de la producción a diferencia de las recetas del
Fondo Monetario Internacional que se centran en el capital y los recortes
sociales.
Recordemos que ante el violento bloqueo que
llega al extremo de impedir las transacciones más elementales para el pago de
deuda externa e importación de medicamentos y alimentos, Venezuela anunció hace
varios meses la creación de la criptomoneda petro que ofrece una alternativa a las
sanciones, ya que puede funcionar como mecanismo de financiamiento en divisas y
pago por fuera de la banca estadounidense y está respaldada por las reservas de
petróleo, diamantes, gas y oro de la nación.
Entre las novedades del Plan, el petro pasa a ser el eje rector de la economía, convirtiéndose en el centro de la nueva política cambiaria y monetaria del país, con lo cual se intenta desplazar la influencia negativa del dólar y la fijación de precios al constituirse la relación del nuevo billete bolívar soberano (Bs.S)-petro, tratando de dejar atrás los vicios de la economía que estaban anclados en bolívar fuerte-dólar y que ahora centran las expectativas por el precio internacional del petróleo.
Entre las novedades del Plan, el petro pasa a ser el eje rector de la economía, convirtiéndose en el centro de la nueva política cambiaria y monetaria del país, con lo cual se intenta desplazar la influencia negativa del dólar y la fijación de precios al constituirse la relación del nuevo billete bolívar soberano (Bs.S)-petro, tratando de dejar atrás los vicios de la economía que estaban anclados en bolívar fuerte-dólar y que ahora centran las expectativas por el precio internacional del petróleo.
El salario queda fijado al petro y se
establece el valor de un petro igual a 3 600 bolívares soberanos y por ende el
salario mínimo legal a medio petro, igual a 1 800 Bs.S.
Mientras entre en vigencia este método
se otorgará un subsidio de bono de reconversión por 600 Bs.S, y el diferencial
salarial de los trabajadores de las pequeñas y medianas industrias será asumido
por el gobierno en los próximos tres meses para evitar que las empresas no
puedan resistir el impacto del aumento y lo trasladen a los precios.
El trabajo entonces, en base a la
recuperación del salario, pasa a ser el centro de la economía a diferencia del
recetario del FMI.
Otra de las claves es la política fiscal
que se fija la reducción a cero del déficit, mediante un impuesto al Valor
Agregado (IVA) de 16 % a bienes suntuarios; el pago adelantado sobre la renta
para las empresas entre el 1 % y 2 %, y el impuesto a las grandes transacciones
financieras del 0 % al 2 %. Los que más ganan, pagan más gravámenes quedando
exentos del IVA los alimentos y las medicinas. De tal forma se evitan las
transacciones especulativas y el Estado no pierde a la hora de recaudar.
En cuanto al tema cambiario se establece
un tipo único y flotante de tres subastas a la semana vía DICOM para
posteriormente pasar a cinco subastas semanales, escenario que permitirá fijar,
al igual que el salario, los precios de bienes y servicios en petro y su
equivalencia en Bs.S estableciendo precios máximos de venta.
A la anterior medida se agregan otras
como la elevación del precio del combustible (con determinados subsidios) a
precios internacionales para evitar el contrabando hacia países vecinos. En
Venezuela el litro de gasolina costaba centavos lo que era aprovechado por los
contrabandistas.
Para garantizar que la cesta de consumo
esté por debajo de medio petro, se suscribió un documento con empresarios,
agroproductores, distribuidores y comercializadores para anclar 25 productos
básicos, cuyo costo suman 1,149
bolívares soberanos o 0,3191 petros. El salario mínimo que entró en vigencia a
partir del 1 de septiembre corresponde a 1,800 bolívares soberanos o medio petro.
En la reunión con el Gobierno
participaron 35 empresas entre las que se encontraban grandes
corporaciones como Alimentos Polar,
Cargill de Venezuela, Central Azucarero El Palmar, Corporación
Venezolana de Café, entre otros.
En el documento firmado por los
agroindustriales éstos se comprometieron a respetar los precios acordados,
"garantizar el
abastecimiento, luchar en contra del contrabando de productos
venezolanos a países vecinos y fijar las estructuras de costo en función del
petro".
De esta forma, el Gobierno junto a los
sectores productivos buscan fortalecer la productividad y proteger la estabilidad de los precios en
todo el país, los que antes eran fijados de manera arbitraria, sin
atención a las leyes económicas que regulan el mercado, con base al dólar
paralelo o ilegal, lo que generaba altos índices de especulación, inflación,
acaparamiento, reventa, entre otras irregularidades.
En una de sus comparecencias públicas
para explicar esas medidas, el presidente Maduro enfatizó: “Mantenemos un país
funcionando más allá de los sabotajes, por eso Venezuela no se somete más nunca
al Fondo Monetario Internacional. Somos un país libre y cada vez debemos ser
más libres con el desarrollo de las fuerzas productivas y económicas del país”.
De todas formas, la lucha del pueblo
bolivariano será larga pues Estados Unidos continuará tratando de derrocar al
Gobierno para debilitar la integración latinoamericana y a la par adueñarse de los
yacimientos petroleros y las riquezas minerales del país. La unión cívico-militar
resultará fundamental para mantener la soberanía e independencia de Venezuela.
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