La proyectada
invasión después del magnicidio
Por
Hedelberto López Blanch
Aunque
quieran negarlo hasta lo indecible, la realidad es que desde Estados Unidos y
Colombia y con el total apoyo de la OEA encabezada por el súbdito
norteamericano Luís Almagro, ya estaba preparada una invasión a Venezuela para
“controlar” el caos que provocaría el asesinato del presidente Nicolás Maduro y
de los dirigentes políticos y militares que se hallaban el 4 de mayo en el acto
por el 81 aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
Los dos
drones cargados con potentes explosivos C-4 y esquirlas de metales para matar
al mayor número de funcionarios gubernamentales reunidos en el acto realizado
en la céntrica Avenida Bolívar, de Caracas, serían la chispa detonadora de la
agresión militar que se preveía contra la nación bolivariana.
Descabezando
a la cúpula militar, a la dirección del país y a su presidente, el caos
cundiría por toda la nación lo que sería el momento esperado para que la OEA
propusiera una intervención rápida con fuerzas, principalmente de países
vecinos gobernados por la derecha oligárquica y con el resuelto apoyo logístico
y militar de Estados Unidos.
La operación, denominada Yunque-Martillo, tenía como principal objetivo
detonar dos drones en el estrado presidencial: uno en la parte superior de la
tarima, y otro en la zona frontal de la misma, que fueron desviados debido a
las técnicas de intersección inalámbricas colocadas en los alrededores por los
organismos de inteligencia. Pese a controlarse el objetivo fundamental, siete
de los participantes resultaron heridos.
El inmediato operativo lanzado por las fuerzas bolivarianas logró
apresar a cerca de 40 personas implicadas en los sucesos los que tras los
interrogatorios explicaron cómo y por quiénes se había planificado y llevado a
cabo el intento de magnicidio.
Pero los verdaderos hilos de la conspiración procedían de Colombia,
mediante el gobierno del saliente presidente Juan Manuel Santos y desde Estados
Unidos donde aparece involucrado Osman Delgado Tabosky, principal financista de
la acción, con el apoyo de los ultraderechistas cubanoamericanos Marcos Rubio e
Ileana Ros Lehtinen.
Junto a ese fallido magnicidio se había montado y preparado un abarcador
operativo con los medios internacionales de comunicación para hacer creer a la
opinión pública mundial que todo había sido un golpe de Estado por “fuerzas
democráticas venezolanas” que se oponían a la “dictadura de Maduro”.
En julio de este año, el presidente estadounidense habló abiertamente
sobre la posibilidad de invadir Venezuela lo que fue rechazado por algunos
países del área y después el vicepresidente Mike Pence realizó dos recorridos
por América Latina para hacer “conciencia” sobre la necesidad de derrocar al
presidente Maduro por cualquier vía.
El secretario general de la OEA y portavoz de Estados Unidos, Luís
Almagro volvió recientemente a expresar que una invasión a Venezuela no esta
descartada lo que fue destacada con amplitud por los medios de comunicación
occidentales.
La historia de agresiones similares de Estados Unidos contra naciones
latinoamericanas no se pueden olvidar como intentó hacer creer el ex presidente
estadounidense Barack Obama cuando visitó a Cuba en 2015.
Solo citaré dos casos que se adaptan bien a lo que ahora están intentando
contra Venezuela por la frustración estadounidense de no poder derrocar al
gobierno por medio de las urnas.
El 25 de octubre de 1983 y con el pretexto de los sucesos
del 19 de octubre, que dieron lugar al asesinato del primer ministro Maurice
Bishop, Estados Unidos invadió Granada. Ya desde el 15 de octubre Washington había
planificado una acción militar conjunta llamada "Furia Urgente".
La ciudad de St.
Georges fue bombardeada por aviones y helicópteros y 7 300 marines y
paracaidistas invadieron la isla. Se registraron 88 muertos y más de 500
heridos. El presidente Ronald Reagan declaró: "Llegamos justo a tiempo
para evitar que Granada fuera ocupada por los cubanos".
El gobierno de la Nueva Joya dirigido por Bishop, había llevado a la práctica muchas políticas socialistas
y estrechó las relaciones con Cuba, la URSS y otros países del bloque
comunista. Bishop comenzó varios proyectos, incluido la construcción de un
nuevo aeropuerto internacional en el extremo sur de la isla con la ayuda de
Cuba.
Reagan acusó a Bishop de utilizar el
nuevo aeropuerto como base militar soviética. Estados Unidos fomentó el clima
de tensión que provocó un golpe de Estado contra el primer ministro, y lanzó la
agresión a Granada presidida por una feroz guerra mediática.
Hace 29 años, en 1989, 26 000 soldados
estadounidenses con artillería pesada de última generación invadieron por
tierra y mar a Panamá, para capturar y derrocar al general Manuel
Noriega.
Revelaciones de un documento secreto estadounidense confirman que el verdadero
objetivo de la invasión militar era abolir los tratados del Canal.
El escritor panameño Julio Yao publicó el 5 de abril en el diario La
Estrella documentos que confirman el por qué del sangriento suceso.
"Nuestro
objetivo es desestabilizar el país sin arriesgar nuestra presencia e influencia
allí, y al mismo tiempo tener una base legítima para abrogar los Tratados
Torrijos-Carter", dice el texto del Memorando
Secreto-Sensitivo del Consejo de Seguridad Nacional, del 8 de abril de 1986.
El Gobierno de George Bush (padre)
ejecutó la llamada “Operación Causa Justa” de diciembre de 1989 y se considera
un acto terrorista. El ataque fue durante la noche y la ocupación se extendió
durante dos años.
Estados Unidos ha
intervenido siete veces en Panamá desde 1856 hasta 1989. La operación se
saldó con 4 000 personas muertas.
Ahora Trump, Pence, Santos, Almagro y otros acólitos intentan realizar
una invasión similar contra el gobierno Bolivariano pero la masacre sería aun
más sangrienta pues el pueblo venezolano no se dejará arrancar su independencia
y soberanía por la que tanto ha luchado.
América Latina se convertiría en un hervidero difícil de controlar y
sobre los pueblos de este continente estaría presente la constante amenaza de
agresiones e invasiones dirigidas y apoyadas por Estados Unidos.
Si mañana el pueblo de Argentina derrotara en las urnas al conservador
Mauricio Macri, o el brasileño se liberara del neoliberal Michel Temer, o el
chileno del millonario Sebastián Piñera, Washington intentaría nuevamente
llevar a sus acólitos a la presidencia por cualquier vía.
Por eso, y por la soberanía e independencia de nuestros pueblos resulta
impostergable, necesaria e insoslayable defender la Revolución Bolivariana y a
su presidente democráticamente electo, Nicolás Maduro. El pueblo de Venezuela
no esta solo.
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