miércoles, 10 de enero de 2018

UNA CONFESION DE ESPIRITU REVOLUCIONARIO Y DE FE CRISTIANA

ATENCIÓN FRANK
Una confesión de espíritu revolucionario y de fe cristiana
logofoto
Félix Sautié Mederos
Crónicas Cubanas

Al inicio del año 80 de mi vida...

Queridos lectores de Crónicas Cubanas, en los primeros días del 2018 que marcará en el próximo mes de julio el año 80 de mi existencia terrenal, quiero expresar algunos sentimientos que se han provocado en mi Ser Interior ante la constatación de que he vivido hasta el presente una larga existencia terrenal que, cuando cumpla los 80 años, comenzará a ser una cuarta edad, cargada de recuerdos, de añoranzas por los que ya no están, desgarramientos, incomprensiones y cicatrices, pero también poseedora de un cúmulo de experiencias positivas e incluso negativas que estoy en la obligación moral, cristiana y revolucionaria de compartirlas con los demás de manera que resulten de utilidad práctica, para lo cual mi ejercicio del periodismo trataré de mantenerlo hasta el final de mis días. Este es un primer propósito que me planteo en la etapa que comienzo.
Quiero dar fe que comprendo que he transitado por un largo camino de aciertos, errores, caídas y vueltas a levantar, en el que confieso que he tratado en todo momento de actuar con dignidad y desinterés afincado en motivos existenciales bien definidos desde el punto de vista conceptual de las ideas con rumbos a seguir como revolucionario y cristiano que he sido, que soy y que seré hasta que me llegue el momento del que nadie se puede librar de mi partida definitiva. Para mí el tiempo de las renovaciones de vida se ha comenzado a transformar en un tiempo de esperas y de compartir la experiencia vivida con los demás con el propósito que les sea útil.
Comprender la realidad de este momento existencial considero que es muy importante, porque precisamente la generosidad que puede hacernos más humanos está entonces en ser capaces de negarse a sí mismo en sus orgullos acumulados y comprender lo efímero del tránsito existencial que comporta esa edad, que en realidad debería ser siempre parte esencial de una carrera de relevos que no admite dilaciones en el momento que deberíamos hacerlo entregar el bastón de relevo a los que les corresponde empuñarlo por formar parte de las nuevas generaciones que vienen detrás de nosotros.
Hay a quienes les cuesta mucho trabajo comprenderlo, porque no se acuerdan de cuando en su juventud ardían por pasar a los planos más activos de la sociedad y lastimosamente tratan de mantenerse con los timones de mando sin entregarlos hasta que el final de sus días se los imponga. Esa es una consideración existencial que con la muy presente fuerza que me dan mis achaques y mis imposibilidades de envejecimiento comprendo lo absurdo que puede ser y el daño que puede provocar en la sociedad. En consecuencia, me reafirmo con mucha intensidad en mi confianza en que los que vienen detrás podrán hacerlo efectivamente, y hacerlo muy bien, incluso mejor de lo que lo hicimos nosotros porque para eso los preparamos con una educación de libre acceso y de calidad humana asentada en la Revolución Educacional y Cultural que en Cuba se ha realizado.
He vivido todo este tiempo transcurrido con una convicción latente de Cristiano y Revolucionario convencido a partir de una búsqueda constante de consecuencia plena de la palabra con los hechos; y he tenido que enfrentar múltiples incomprensiones dogmáticas de uno y otro origen, de quienes en medio de su obcecación e incluso de su lamentable incultura han buscado incompatibilidades de dogma con las que me han excluido mostrando su pobreza de espíritu y su desfase existencial con las realidades de la vida, porque como plantea Goethe en Fausto, gris es la teoría y sólo es verde el árbol de la vida. En este orden de pensamiento y de cosas puedo decir que mis luchas han sido reales y de convicción y que de mi historia no podrá despojar nadie.
La vida, y especialmente Francisco, se han encargado día a día de mostrar la obsolescencia de esos prejuicios con la religión y con las convicciones cristianas, así como la inutilidad de los extemporáneos esfuerzos de control que algunos incluso han tratado infructuosamente de institucionalizar. En este sentido recuerdo que Francisco en unas declaraciones suyas al Diario La República de Italia en noviembre del 2016, expresó textualmente que: “Son los comunistas los que piensan como los cristianos. Cristo ha hablado de una sociedad donde los pobres, los débiles y los excluidos sean quienes decidan. No los demagogos, los Barrabás, sino el pueblo, los pobres, que tengan fe en Dios o no, pero son ellos a quienes tenemos que ayudar a obtener la igualdad y la libertad”.
Comienzo el 2018 con una convicción de que he estado y de que estoy del lado de los justos y mansos de corazón que tienen hambre y sed de justicia y que luchan por la paz; además de que mi vida no ha sido infructuosa al entregarla plenamente a la Revolución Cubana, que nunca he sentido incompatibilidad alguna con ser cristiano seguidor de Jesús de Nazaret y revolucionario comunista tras las huellas de Fidel, lo que por demás nunca he negado ni negaré, y que quizás me convirtió en algo de excepción en los años de ateísmo científico, lo que cuento en mi novela testimonio SIN TIEMPO PARA MORIR , publicada por la editorial Nueva Utopía de Madrid 1999; y que quizás algunos no han tenido la nobleza de reconocer.
En estos momentos de achaques en que comprendo que se me acerca cada día más mi partida definitiva para la Casa del Padre, cuando aún tengo posibilidades de hacerlo que no sé hasta cuándo será así, quiero pedir perdón por haber sido victimario y víctima en la vida como casi siempre los somos todos en algunos momentos de nuestra existencia terrenal y perdono a los que me han hecho exclusiones y daños. Así lo pienso y así lo afirmo en mi derecho a expresarlo abiertamente con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular. fsmederos@gmail.com
Publicado en el periódico Por Esto! de Mérida, Yucatán, México, Sección de Cultura, el martes 9 de enero del 2018,

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