domingo, 26 de junio de 2016

SHANNON Y SUS DOS CARRILES. UNA AMENAZA. "EL ÚLTIMO QUE SALGA APAGUE LAS LUCES"


            Un amigo “invisible” como hubiese dicho Arturo Uslar, pues lo es nuestro a través de las redes sociales; de esos sobrevivientes partidarios del gobierno de Salvador Allende, ahora residenciado en Venezuela, me pregunta:
            -“¿Ahora adonde iríamos a emigrar?”
            La pregunta, procedente de alguien que vivió la experiencia de verse aventado de su país por la conflictividad chilena durante el gobierno de Salvador Allende y los horrores propios de la dictadura de Pinochet, que también se ofreció como gobierno de transición, queriendo decir para ordenar lo desordenado y poner la cosas en su sitio, es bastante pertinente en los difíciles momentos que vive Venezuela. Pero en su mensaje, además parece sentirse confundido entre la realidad que ante nosotros transcurre y lo que el gobierno informa:
             Y señala tres cosas, salidas del gobierno, que le parecen por demás extrañas:
             1.- Los jugos y otros productos de “Lácteos los Andes” se exportarán a Bolivia,
             2.- FARMA, a quien se la dado un crédito para producir medicinas, también se dedicará a la exportación y,    
             3.- Escasea, se anuncia que llegarán  o ya llegaron las cosas y todo sigue igual.
            Y tiene razón de extrañarse porque exportamos o exportaremos, si tomamos como cierta la información relacionada con “Lácteos los Andes”, que recibimos también a través de la televisión, tomando en cuenta que los productos de esa empresa solamente aquí les vemos en películas, videos o fotografías.
            La extrañeza es mayor, hasta descomunal, si hablamos de los medicamentos. Basta decir, porque se trata de un tema que tiene asustado y la vida en un hilo a miles de venezolanos, entonces por demás conocido y sufrido; quien esto escribe, hipertenso crónico, no halla los medicamentos aunque sólo en algo se parezcan a los indicados por el especialista.
            Se sabe que llegó carne a precio accesible, pero la desviaron para restaurantes y cadenas de comercialización que la venden a un ojo de la cara. Llegó harina de trigo por los puertos en abundancia según información gubernamental  pero no se asoma a las panaderías, pues esto a uno le dicen los panaderos. Y uno de los angustiosos pedidos de los cumaneses, después de la hecatombe vandálica que allá hubo, fue de harina para el pan.
            Me refiere el amigo, sin duda un hombre de la izquierda y aventado de Chile justamente por eso, se comentaba irónicamente que en los aeropuertos de su país unos carteles decían: “El último que salga apague las luces y cierre las puertas”. Se produjo una diáspora gigantesca por las políticas represivas de la naciente dictadura y las secuelas de la guerra económica desatada para acorralar y al final tumbar a Allende, que dio origen a aquella humorada negra.
           El “invisible amigo”, quien todavía parece impactado por lo que vivió en Chile, me refiere que ahora mismo, en el espacio donde reside, muy cerca de Caracas, le pidieron por dos kilos de carne la bicoca de 9 mil bolívares, dejé “sobre el mostrador  la mercancía y salí en carrera hacia mi casa”. Esta última circunstancia, aunada a las otras, le hizo recordar, como según se dijo en Chile, cuando Pinochet iniciaba cualquier discurso, al referirse a sus compatriotas, les llamaba cruelmente “sobrevivientes”.
             Esta última referencia pareciera ajustarse ahora a quienes aquí estamos. Sobrevivimos dentro de una profunda crisis que todavía parece no tocar fondo; y es así, porque como dije en otro artículo, repitiendo lo que le escuché decir a alguien, el propósito de los opositores al gobierno, en primera línea EEUU y su clase dirigente, no es “hacer chillar la economía chilena”, como advirtió Henry Kissinger, sino achicharrarnos, lo que es una opción más dura y cruel. Hace pocos días atrás, el vicepresidente norteamericano Joe Biden y el jefe del Comando Sur, ya nos han hecho sus advertencias, fingiendo que les preocupa el drama que ahora vivimos y en el cual, sin duda alguna, ellos tienen las manos metidas “hasta los codos”. Almagro le hace el juego, más que a la oposición al pentágono, para abrir la posibilidad de invadirnos; Shannon nos acaba de visitar para intentar “recomponer” las relaciones que, como uno sabe, intentará hacerlo con un embudo en la mano. Y ha dicho, como para que nos preocupemos, “Es necesario que EEUU hable con todas las partes fuera de Venezuela para ejercer nuestra influencia de manera coherente con nuestros intereses”. Es obvio que nuestros intereses son los de ellos. Eso, en pedestre lenguaje diplomático suena a amenaza y condicionamiento, tanto para gobierno como opositores. Pero no se quedó allí, agrego algo que suena a vulgar injerencia e irrespeto:
           “El carril del referendo revocatorio y carta democrática son válidos y no impiden uno al otro, uno puede manejar esos carriles al m ismo tiempo”.
            Dicho en lenguaje coloquial y sencillo, el gobierno acepta el revocatorio, se supone que dentro de los parámetros que ellos digan o hacen lo que sea para que la OEA nos aplique la Carta Interamericana y hasta nos envíen sus marines. Eso deja claro porque en estos días EEUU en la OEA optó por el diálogo, intentó aprobar el informe de Almagro y se nos aplicase la Carta Interamericana. Es decir, dispara de todos los frentes, tal como aquí hace la oposición, ¡Más claro no canta un gallo!
            Años atrás, desde los tiempos de lo que hemos llamado últimamente la IV República, la clase dirigente en lo económico y político en Venezuela, cambio su gusto que sus hijos se fuesen a estudiar a EEUU o Europa, para regresar aquí como los nuevos conquistadores; destinados a ocupar los niveles dirigentes en el aparato del Estado, PDVSA, empresa privada y hasta el mundo universitario, por el de irse a vivir y formar familia allá. Aquello coincidió con la idea y prédica que “este país”, en el cual ellos gobernaban y mandaban, “no sirve para nada”. Ahora, habiéndonos como dejado en cueros, en puro peladero, tanto que pareciera que nadie, tirios y troyanos, no saben qué hacer, han optado por mandar sus hijos a que por allá se queden y ellos mismos, van y vienen, como el bachaquero, llevando sus cosas, aunque sea de a poquito.
            Pero ese querer irse, “porque aquí no hay vida”, se lo han trasladado a buena parte de la población, vieja y joven, quienes prefieren correr la cruel y despiadada aventura que significa a un extranjero y latino en EEUU, en una etapa que para los gobernantes de allá la presencia de nuestra gente no es nada agradable, cuando figuras xenofóbicas, ultra nacionalistas como Donald Trump, se asoman con la posibilidad de llegar a la “Casa Blanca”, en lugar de quedarse a luchar en su país, donde las potencialidades son enormes y sólo requerimos que se imponga la sensatez, cordura y la necesidad de hacerlo marchar bajo un acuerdo que está previsto en la constitución vigente. Esos ansiosos por irse pasan por alto la realidad que allá les espera, lavar platos, carros y soportar una peor vida fingiendo estar felices porque otra cosa no les quedaría.

            Que no tengamos que decir, tampoco en broma, con ironía cruel, como los chilenos “Quien salga de último que apague las luces y cierre las puertas”, porque habrá quien entre e intente quedarse con todas las riquezas que aquí tenemos.  Viendo la casa sola y abandonada, los pillos nos dejarían sin memoria, tumbas de nuestros antepasados y hasta historia.

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