Fracasos de un secuestro
Por Lorenzo Gonzalo, 15 de abril del 2013
La estrategia política de Washington ha estado siempre orientada al derrocamiento del gobierno cubano, pero nunca ha tenido como objetivo, favorecer oposición alguna que esté a tono con el ambiente social y político existente en Cuba. Peor aún, han cercenado y dificultado el desarrollo de un proceso institucional que favorezca el surgimiento de una oposición que responda a los intereses de la nueva sociedad.
Aun hoy, dentro de los esfuerzos que se perciben en Cuba por parte del gobierno para abrir puertas, empedrar avenidas y favorecer el diálogo y el debate, insisten en inventar circunstancias que son tan marginales como las que entorpecen en su mundo la alternancia y el crecimiento social.
Nada más parecido a un federalista estadounidense, un nacionalista racista blanco o a las pocas izquierdas que aún creen en el advenimiento del proletariado, que los llamados en Cuba “disidentes” u “opositores”.
Esta modalidad de oposición que pretende florecer en Cuba, carece del clima apropiado para el desarrollo de ese tipo de flora.
Yoani quizás no sea una Golden Girl al estilo de los Golden Boys del pasado y quizás solamente sea un arma inventada para desmantelar el poder político cubano de Miami para favorecer una entrada menos agresiva de Washington en La Habana.
Washington sabe que con un buen movimiento de fichas, en las próximas elecciones para senadores y representantes estatales, los políticos tradicionales de origen cubano de Miami pudieran ser reemplazados. El voto latino del Condado Miami Dade, es cada vez más ajeno a la utilización del diferendo Cuba – Estados Unidos y está más interesado en las políticas locales que en la caída o permanencia del gobierno de La Habana.
Pero eso no justifica las erradas ideas de contar con políticos de bolsillo, creados en laboratorios de inteligencia y el criterio ideológico de imponer el tipo de Estado surgido de factores muy diferentes al de aquellos que formaron las naciones del resto del Hemisferio americano..
Por consiguiente, sería sano insistir que el advenimiento de nuevos tiempos, requiere que Washington abandone del todo sus tácticas agresivas.
Si quiere utilizar a Yoani para serrucharle el piso al poder político de origen cubano que entorpece la política exterior estadounidense, está bien. En fin de cuentas en la actualidad esos senadores y representantes sólo son una caricatura para el sistema político vigente en Estados Unidos.
Pero si persisten en mostrar el mismo perro con diferente collar, que recuerden los Tanques Pensantes de Washington que esa estrategia resultó un fracaso en los sesenta, y que su utilidad actual disminuye al calor de las nuevas tendencias latinoamericanas. A estas consideraciones debemos agregar el factor más importante para descalificar semejante política: En Cuba existe una cultura de participación que, aunque no ha tenido hasta hoy la oportunidad de realizarse a plenitud, se manifiesta cada día con mayor fortaleza y todo indica que la sociedad como tal se inclina a buscar las soluciones dentro de procedimientos que salvaguarden esta cultura.
El tiempo será para esos Tanques Pensantes la mejor experiencia, pero sería aconsejable que utilicen el conocimiento que la vida les ha proporcionado hasta hoy y refresquen una página que obviamente ha congelado el ordenador.
El intento estadounidense de secuestrar la política interna de Cuba, ha sido un rotundo fracaso. La actualización de las estrategias es un imperativo de Washington, como también lo es en gran medida para La Habana, aunque en ese sentido ésta última parece estar dando pasos en esa dirección.
Esto es, en resumen, cómo lo pienso yo y cómo lo veo.
Deseo que con esto se deleiten quienes entienden, los que no quieren entender y aquellos que nunca entenderán.
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