Los hombres de la Sierra Maestra
Por Roger Redondo González. (Fundador del frente de guerra del Escambray).
Sería al final del mes de Julio de 1959 y me encontraba en mi hogar situado en la calle F. 110, apartamento 18 en el Vedado, ciudad de La Habana, instalando un televisor nuevo. En ese momento tocaron a mi puerta, mi esposa Olga, me avisa que el visitante era un amigo mío. Voy a la sala y me encuentro con el comandante Félix Duque, espirituano como yo. Nos conocíamos pero en verdad no nos habíamos tratado tanto. En cambio con su hermano si y en menor grados con sus hermanas, yo me había relacionado. Félix pasaba mucho tiempo fuera de Santi Espíritus y cuando estaba siempre tenía problemas y muchas peleas. Yo sabía que él conspiraba contra Batista, pero sus actividades revolucionarias eran en otros lugares, fuera de Santi Spiritus.
Félix tenia un tío, que era dirigente del 26 de Julio. A mi me extrañó mucho su visita, pero más aún cuando me dijo que venía a tratar un caso muy confidencial. Félix fue uno de los primeros Guerrilleros que se incorporaron a Fidel en la Sierra Maestra, él era algo discolor, pero muy valiente y era de los hombres que hacían falta para la insurrección. Aunque no era muy inteligente, llegó a formar parte de los hombres mas cercanos a Fidel Castro.
Entonces, para atender a Duque, le pedí a mi esposa que nos dejara solos. Ella no decía nada cada vez que eso pasaba, yo no la dejaba saber de mis actividades, por el bien de ella, se iba, pero disgustada, pero sabía, que eso era definitivo y que no tenía remedio.
Poco después del desembarco del Granma, donde fue diezmada la mayor parte de los expedicionarios, llegó a la Sierra Maestra un refuerzo desde la Ciudad de Santiago liderado por Jorge Sotu que era el primer refuerzo que le mandaba Frank Pais a Fidel. Huber Matos, que residia en Manzanillo, prestó un camión de su propiedad para trasladar el refuerz y como los caminos estaban en mal estado el vehículo fue abandonado y por el número de la chapa la policía de Batista pudo identificar al propietario. A Huber Mato le era muy fácil salir de su casa caminando y en un par de horas ya se encontraba en territorio rebelde. Sin embargo, Huber se fue a la ciudad de Cienfuegos y de allí a la lejana Costa Rica. Y de allá regresó en un avión a la sierra Maestra con un cargamento de armas.
Y Fidel Castro nombró Comandante a Huber Matos por encima de sus ya veteranos Guerrilleros. Con solo 5 meses en la Sierra de Guerrillero, Huber paso a primer plano, impuesto por el jefe del 26 de Julio. Fidel siempre fue así, ese es uno de sus defectos. Nombraba a la gente por su percepción personal en ese momento y no por sus méritos. Hubert Matos tenía menos méritos que Duque, pero así eran las cosas. Duney Pérez Alamo fue otro caso parecido, con más mérito que Hubert Matos tuvo que subordinársele.
Ahora, Félix Duque, estaba en mi casa y me dijo: “mi hermano me han contado los problemas que tú has tenido con los comunistas y Joaquín Ordoqui, tiene tomado el mando ya de todas las ramas militares, y van a dar un golpe. Raúl me nombro jefe de las fuerzas táctica de la provincia de Oriente y vengo a solicitar tu ayuda para conseguir oficiales del Escambray que no sean comunistas, para cuando ellos den el golpe, nosotros nos quedamos en la Sierra Maestra, para defender a Fidel.”
Mientras Duque hablaba por mi mente me pasaban muchas ideas: desde que se había vuelto loco hasta que era un provocador que me tendía una trampa. Por supuesto, lo que Félix Duque no sabía era que yo veía con frecuencia a Fidel porque yo estaba en las actividades de la conspiración Trujillista , aunque esas citas con Fidel eran a escondidas.
En ese instante, yo le ptegunté a Duque por qué no le había comunicado nada a Fidel y Duque me respondió que todo el que se acercaba a Fidel para informarle sobre esta cuestión, lo apresaban o lo votaban. Yo le contesté:
“Bueno Félix nosotros estamos dentro de las fuerzas armadas no es lo mismo que si trabajáramos en el ministerio de Obras Publicas, y tú has venido a mi casa a darme esa información, y como no te quiero engañar e ir por mi cuenta solo a comunicar un golpe de estado, si tu no vas conmigo, yo voy a ir a ver a Camilo, para decirlo y ahora mismo esta noche,”
Duque se paró muy alarmado y me respondió:
“A Camilo no, porque a él lo tienen rodeado, o es un melón : Verde por fuera y rojo por dentro.”
Yo le repliqué:
“Pues entonces vamos a llamar a Raúl Castro, que Raúl se fue del partido para el 26 de julio y eso no lo perdona el partido. Entre el partido y su hermano él se tiene que decidir por su hermano.”
Yo no tenía teléfono en mi casa pero al lado había una muchacha, Olga, que nos presto el teléfono. El numero de Raúl lo tenía Duque y desde allí se comunicó con Raúl pidiendo una cita urgente, Duque había dejado su carro en la calle línea a más de tres cuadras de mi apartamento, sabiendo que en mi calle había lugar para parquear.
Yo conocía la casa de Raúl en ciudad libertad, pero esta nueva no. Raúl Castro se había mudado a un apartamento, frente al zoológico más o menos, un edificio de 4 o 5 pisos donde me llevó Duque. Desde abajo vimos a Raúl en un balcón conversando con un hombre que Duque no conocía pero yo sí y mucho, era Luis Mas Martín. Entonces, le dije a Duque no hablaracon Raúl delante de Mas Martín que era un hombre fuerte del partido. Tomamos un pequeño elevador y ya dentro del apartamento, Duque se fue a otra habitación con Raúl y yo me quede conversando con Mas Martín, a quien le pregunté que hacía y dónde trabajaba. Trabajo y vivo aquí en casa de Raúl, paso aquí las 24 horas del día.
En ese momento pensé: O Raúl está bajo control o está en la jugada también.
En menos de 10 minutos, salió Duque y ya en la calle, le pregunté sobre el tema sobre que habló con Raúl. Entonces, Duque me dijo que no tocó el tema por que se dió cuenta por la presencia de Más Martín que los comunistas lo tenían todo controlado. Solamente le había hablado acerca de escoger algunos oficiales para formar las fuerzas tácticas de la provincia de Oriente con gente que no fueran amigos para tener más autoridad y para que el amiguismo no fuera un obstáculo en implementar la disciplina. También, Duque le pidió una cantidad de dinero para los gastos y ya había conseguido el visto bueno de Raúl.
Regresamos a mi casa, y mientras mi esposa dormía, nosotros en la mesa del comedor conformamos la lista de los oficiales, para la fuerzas Tácticas de la provincia de Oriente. Esta fue la estructura:
Jefe comandante Félix Duque, Segundo al mando, Capitán Raúl Varandela.
Oficiales del II Frente Del Escambray: Capitán Jesús Caballero Gómez, Capitán Roberto Sori, Capitán Reinaldo Abreu, un grupo de tenientes, y un numero de Clases y soldados que no recuerdo sus nombres.
A pesar de estar casi toda la noche sin dormir, me levanté temprano en la mañana, para despertar a Menoyo que nunca se despertaba antes de las 10 a.m. Mientras yo estuve esa noche tratando con Duque, Menoyo llego muy tarde, pues había estado reunido con Fidel, tratando el caso de la operación de Trujillo. Me costó trabajo despertarlo y no se puso alerta hasta que su mamá Mercedes le dio una taza de café y encendió un cigarrillo, Eloy me escuchó mi historia que yo creí que era muy importante, pero sólo conseguí una larga sonrisa, Menoyo me dijo:
“Roger estás viendo Fantasma, y ese guajiro está loco tu vas a creer que eso viejos manengues, van a atreverse hacer algo, ellos lo que están es politiqueando para conseguir puesto en los sindicatos, como siempre han hecho, como tú crees que yo le voy a tratar eso a Fidel, esa Bobería… tienes que descansar unos días, te has quemado con tanto ajetreó, en La Habana, vete con Olga unos días para Santi Espíritus a descansar unos días.”
Atendí el consejo de Eloy y me fui para la casa de la familia de mi esposa Olga para Banao, 4 o 5 días.
De verdad, eran demasiados los problemas, aún estando física y mentalmente en optima condiciones, para asimilar tantas contradicciones, tantas intrigas, Cuba había caído en medio de la lucha entre las dos grandes potencias y si a eso le sumamos los problemas internos, las injusticias, los excesos, las traiciones y desconfianza entre personas que desde niños fueron amigos y ahora unos desconfiaban de los otros, todo eso fue introducido en el país, aquel torbellino sucedió en cuestión de meses.
Las operaciones de la C.I.A. Contra la revolución eran conocidas por todos. Sin embargo, las operaciones de la K.G.B. sólo eran conocidas por muy pocos. Aún hoy día poco se sabe de esas operaciones, y muchos de los que las conocían ya han desaparecidos, sin dejar nada escrito y se llevaron a la tumba los secretos.
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