La necesidad de la transparencia y de dejar atrás los signos de la violencia
Crónicas cubanas
Por Félix Sautié Mederos.
En mis últimas crónicas publicadas en POR ESTO! (*), he manifestado algunas opiniones y criterios personales e incluso he comentado los de otras personas y/o colectivos interesados en los temas que se plantean en el “Documento Base de la Primera Conferencia del PCC” publicado en Cuba hace algunas semanas. No puedo dejar de hacerlo, dado la trascendencia que le concedo a este extraordinario evento que por demás creo debería distanciarse de los aspectos estrictamente formales y continuistas de “más de lo mismo” que con tanta frecuencia se manifiestan en el ámbito socio político cubano. Considero muy especialmente, que debo expresarme en este orden de pensamiento y aportar criterios sobre las posibles soluciones que deberíamos asumir los cubanos de adentro y de afuera del país en su conjunto con vistas a enfrentar los complicados momentos de inflexión que estamos atravesando en Cuba y en el mundo hoy.
En mi opinión, a partir de una actitud de realismo político y de poner los pies sobre la tierra, de acuerdo con las definiciones constitucionales del papel del Partido Comunista de Cuba y de la práctica concreta de gobernabilidad que se ha estado ejecutando en nuestro país desde hace más de 50 años, considero que esta Primera Conferencia constituye una oportunidad única, muy posiblemente la última de la actual etapa, para dar pasos políticos extraordinarios a favor de alcanzar la unidad real de la nación cubana, que se ha estado dispersando en una dolorosa diáspora de crecimiento galopante así como para promover la concordia y la paz social entre nuestros hijos, nietos y descendientes.
Sé que hay personas detenidas en el tiempo que no comprenderán estas consideraciones muy personales, porque para ellas no está sucediendo nada extraordinario y no hay nada que cambiar o muy poco que rectificar. Esos criterios que algunos esgrimen, incluso con la agresividad de las descalificaciones, los insultos y las amenazas dirigidas hacia quienes manifiesten lo contrario a su pensamiento, nos están conduciendo al borde del precipicio y al hundimiento en una carrera vertiginosa que es imprescindible detener. Para que los debates y los diálogos que tanto necesitamos en Cuba hoy, surtan efectos positivos y renovadores, se requiere dejar a un lado los conceptos de descalificación e incluso represivos al que piense diferente con que algunos se enfrentan a las libertades de conciencia, de opinión y/o de asociación. Si eso no se logra y si además no se aplica una práctica de transparencia básica sobre todo lo que se proyecta y se pone en ejecución, los resultados de la Conferencia antes mencionada, serían de un continuismo que lo empeoraría todo, porque nunca se deberían frustrar las esperanzas del pueblo. Las circunstancias y coyunturas actuales no lo soportarían.
En consecuencia, no deberíamos menospreciar la responsabilidad para con el pueblo cubano que asumirán los delegados a esa Conferencia partidaria, la que reiterando lo que he planteado en mis anteriores crónicas al respecto de su celebración, opino rebasa los límites de filas del PCC y de sus resultados mucho dependerán el presente y el futuro inmediato de Cuba. En este sentido, hace algunos días leí un muy interesante artículo de mi amigo Eugenio Rodríguez Balari titulado “Asuntos pendientes II” continuación de un primero de similar titulo y contenido que también hube de leer, en los que plantea entre otras cuestiones muy importantes con las que también concuerdo y que he estado reiterando en mis crónicas y artículos desde hace algún tiempo, algunos conceptos que considero fundamentales en el sentido de la responsabilidad que se asume por los participantes de esta Primera Conferencia, que quiero citar textualmente:
(…)Los participantes en la conferencia nacional del Partido Comunista de Cuba, a celebrarse en enero de 2012, serían muy obtusos en política si dejan escapar la ocasión para abordar y contribuir a la solución del sensible y tan esperado tema de la emigración cubana.(…) Para cualquier país o gobierno, resulta imprescindible contribuir a la unidad y cohesión de su pueblo, por ello es necesario corregir políticas de fracturas sociales y acatar plenamente los derechos humanos que han sido promulgados por la comunidad internacional(…)”
Infiero de lo publicado por Eugenio Rodríguez Balari, mi compañero de muchos años y de múltiples batallas a favor de la equidad y de la justicia social, que por su parte asume la actitud positiva y realista de reconocer la importancia e incidencia del evento a que me estoy refiriendo y que en consecuencia llama a los que participen en sus actividades a; “(…) que no se dejen manipular por la burocracia del partido ni por nadie; que tampoco se duerman en sus laureles,(…)” Eso en mi criterio es fundamental en el momento histórico que estamos viviendo los cubanos, porque considero imprescindible luchar para que las esperanzas perdidas se recuperen y para que tampoco sean defraudadas con perspectivas que no se cumplan o no se pongan en práctica.
No estoy de acuerdo con los que de antemano desechan las posibilidades de que esta Primera Conferencia del PCC pueda dar positivos resultados a favor de las soluciones que tanto necesitamos, muy a pesar de las insuficiencias y omisiones de su Documento Base. Que se alcancen algunos resultados positivos, es mi esperanza a pesar de todo y la manifiesto públicamente. No puedo aceptar tampoco las descalificaciones e insultos de los enquistados de uno u otro signo, que se dedican a complicar las cosas más de lo que están y que en acciones de provocación y reacciones de respuesta, coinciden en los extremos de derechas e izquierdas tratando de “trancar el dominó” como se dice popularmente en Cuba y de obstaculizar el reencuentro, la reconciliación y el perdón con justicia que tanto necesitamos todos los cubanos sin excepciones. Creo que es tiempo ya de ponernos de acuerdo los que apostamos a favor del diálogo y en contra de las confrontaciones fratricidas, para repudiar y cerrarles definitivamente el paso a los que muchas veces escudados en seudónimos rimbombantes se dedican a descalificar, insultar y amenazar a quienes opinamos diferente a sus enquistados criterios. Ellos además de no apostar por nada positivo, dividen a los cubanos y propician el caos y la desolación.
La Primera Conferencia del PCC no debería defraudarnos y con conciencia de su importancia histórica así como con plena transparencia, dejando atrás cualquier manifestación de violencias extemporáneas, debería dar pasos concretos a favor del reencuentro, la reconciliación y la concordia entre los cubanos para que se sienten las bases que nos permitan edificar una República en la que quepamos todos y en la que se dinamicen los mecanismos económicos, sociales y políticos a favor de promover una época de concordia, paz y desarrollo propiciadora de la felicidad de nuestro pueblo en su conjunto sin excepciones que nos dividan y nos fragmenten más de lo que actualmente estamos. Así lo pienso y así lo manifiesto a plena responsabilidad. fsautie@yahoo.com
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