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PAPELES DE PANAMA: La “resurrección” del espía Francisco Paesa Sánchez provocó el caos en Mossack Fonseca
Cortesía de El C0nfidencial
“La historia que me ha contado Mr. Mendonça sobre la señorita García y su tío da mucho miedo. Le pedí que me enviara algo por fax, lo que ha hecho”. El adjunto al correo electrónico era la exclusiva publicada el 15 de noviembre de 2004 por el periodista Antonio Rubio en El Mundo en la que ‘resucitaba’ al espía Francisco Paesa Sánchez después de haber fingido su muerte seis años antes. La aparición del “fantasma”, como así fue calificado en un correo interno de Mossack Fonseca, causó un tremendo revuelo en el bufete panameño que acabó con el fin de la relación de la firma con un intermediario luxemburgués.
El chivatazo de un cliente del bufete luxemburgués de Beatriz García Paesa, sobrina del espía y que aparece en‘Los Papeles de Panamá’ como intermediaria de 38 compañías, fue el preludio de diez meses de intensos intercambios de correos electrónicos para averiguar la identidad real de Francisco P. Sánchez. Este nombre aparece como administrador de siete sociedades registradas en Islas Vírgenes Británicas, de acuerdo a los 11,5 millones de documentos internos de Mossack Fonseca desvelados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y un centenar de medios, entre los que figuran El Confidencial y La Sexta en España, además del diario alemán Süddeutsche Zeitung, The Guardian, Le Monde o La Nación.
Desde un principio, los empleados de Mossack Fonseca asumen erróneamente que Francisco Pando Sánchez, pseudónimo utilizado por Paesa, corresponde a Alfonso García Paesa, sobrino del espía y hermano de Beatriz. Realmente, Pando Sánchez era el nombre utilizado por Paesa en un pasaporte argentino. Nada más producirse el aviso de Mr. Mendonça, los empleados de la firma panameña se afanan en buscar la identidad real de Francisco P. Sánchez. En vano.
Beatriz García Paesa traslada a Jost Dex, de la oficina luxemburguesa deMossack Fonseca, que seis de las sociedades (W.M. Telecom S.A., WM Atlas Ltd., WM Days Ltd., WM Express Morocco Ltd., WM Golf Ltd. y WMCOM S.A.) fueron transferidas al intermediario luxemburgués IBS & Partners. García Paesa manifestó a Dex que la séptima, Regus Assets Inc., dejó de pagar las cuotas anuales. Desde entonces, las pesquisas de Mossack Fonseca se centraron en el despacho luxemburgués IBS.
Estas sociedades aparecen publicadas en un reportaje del 12 de diciembre de 2005 en Interviu relacionadas con propiedades de hoteles, casinos y campos de golf en Marruecos. Las compañías formaban parte de un entramado societario mucho más grande relacionado con el espía en Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Argentina o Uruguay del que se cree que sirvió para ocultar el dinero de Paesa relacionado con el caso Roldán.
Las siete compañías de Islas Vírgenes Británicas ligadas al exagente del Ministerio del Interior que entregó a Luis Roldán a las autoridades españolas en 1995 se constituyeron entre 1998 y 2000. La creación de la primera de ellas, Regus Assets Inc., tuvo lugar el 15 de julio de 1998, dos semanas después de la falsa muerte del espía. La esquela publicada en El País señala que “Francisco Paesa falleció en Tailandia el 2 de julio de 1998, donde fue incinerado”.
La firma de Francisco P. Sanchez aparece en el nombramiento de dos nuevos administradores para WM Telecom S.A. y WMCOM S.A. Estas personas son Geoffrey H. Russell yPeter T. Siragna, este último un economista suizo que fue subdirector del Banco de Sudáfrica, de acuerdo al reportaje de Interviú.
Tras un infructuoso intercambio de correos electrónicos con Bernard Zimmer, representante de IBS, Mossack Fonseca le envía una carta el 26 de octubre de 2005 en el que solicita información sobre “un grupo de sociedades en las que una persona conocida como Francisco P. Sánchez, quien está o ha estado envuelta en investigaciones criminales, sigue siendo administrador. Estas compañías están bajo su administración”.
Bernard Zimmer responde que “nunca he recibido los documentos relativos a Mr. Sánchez ya que su abogada, Mrs. García, nunca me ha transferidoinformación relevante. Por esta razón, no me siento muy responsabilizado sobre la administración de las sociedades donde aparece como administrador”. Tras este intercambio de cartas, Mossack Fonseca rompe relaciones con IBS & Partners.
Por su parte, el despacho luxemburgués de la sobrina de Paesa continuó haciendo negocios con el bufete panameño tras el revuelo. El ICIJ no logró contactar con el espía español para preguntarle sobre esta información.
La relación de los espías con lo ‘offshore’
Francisco Paesa Sánchez es uno de los tantos espías que pueden encontrarse en los archivos internos de Mossack Fonseca. Los documentos muestran que la firma panameña incorporó compañías llamadas Goldfinger, SkyFall, GoldenEye, Moonraker, Spectre y Blofeld después de que se estrenasen las películas de James Bond. Además hay un intercambio de correos electrónicos con un hombre llamado Austin Powers, aparentemente su nombre real.
Pero las conexiones de Mossack Fonseca con el espionaje son, a menudo, hechos y no ficción. Un día de 1996, durante la campaña electoral en la que fue reelegido como presidente de Estados Unidos, Bill Clinton entró en una habitación del hotel Westin Crown Center en la ciudad de Kansas (Missouri). En juego, un cuarto de millón de dólares para fondos de la campaña. Clinton se giró hacia su generoso invitado, Farhad Azima, y lideró a los invitados en una canción. “Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz…”.
Azima, un ciudadano estadounidense nacido en Irán y ejecutivo de una compañía de aviones, donó enormes cantidades de dinero al Partido Demócrata y al Partido Republicano. Incluso, entre octubre de 1995 y diciembre de 1996 y durante la presidencia de Clinton, Azima visitó la Casa Blanca unas diez veces y compartió más de un café en privado con el presidente. Años más tarde, en diciembre de 1999, cuando Hillary Clinton se presentó a la elección en el Senado, Azima convidó a Hillary y a otros cuarenta invitados a una cena que alcanzó los 2.500 dólares por persona.
Espías protagonistas del escándalo estadounidense Irán-Contra aparecen en los documentos internos de Mossack FonsecaLa captación de fondos para el Partido Demócrata le permitió a Azima dar un giro a su carrera, la de un hombre que se encontró en una cascada de titulares tras uno de los mayores escándalos de la política estadounidense, Irán-Contra, durante la presidencia republicana de Reagan.
A mediados de la década de 1980, los funcionarios de la Administración de Reagan acordaron, de forma secreta, vender armas a Irán para provocar la liberación de siete rehenes. Con dicho dinero financiaron a la oposición de derechas del Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua, conocidos como Los Contras. En un viaje a Teherán en 1985, uno de los aviones de carga Boeing 707 de Azima, entregó 23 toneladas de equipamiento militar, según publicó The New York Times. Azima siempre ha negado tener conocimiento de dicho vuelo.
“No tengo nada que ver con el escándalo Irán-Contra”, señaló Azima al ICIJ. “He sido investigado por todas las agencias de inteligencia en los Estados Unidos y han dicho que no había nada”, señaló Azima. “Era una búsqueda inútil”.
Los archivos a los que ha tenido acceso el ICIJ revelan nuevos detalles sobre uno de los donantes de partidos políticos estadonunidenses más conocidos. Los registros también muestran una serie de acuerdos ‘offshore’ realizados por otra persona vinculada al escándalo Iran-Contra, el multimillonario saudí Adnan Khashoggi.
Los más de 11 millones de documentos -que se extienden de 1977 a diciembre de 2015- muestran el trabajo interno de Mossack Fonseca, una firma panameña especializada en construir estructuras laberínticas que, a veces, desdibujan la línea entre negocios legales y el mundo de intriga y misterio del espionaje internacional.
Los documentos secretos muestran que Farhad Azima incorporó su primera compañía ‘offshore’ con Mossack Fonseca en las Islas Vírgenes Británicas en 2000. La compañía se llamaba AlG (Asia & Pacific) Limited, una filial de de su empresa matriz, una compañía estadounidense con una flota de más de 60 aeronaves.
No fue hasta 2013 cuando Mossack Fonseca descubrió a través de artículos la supuesta relación de Azima con la CIA. Entre las citas compartidas por los empleados de Mossack Fonseca sobre dicha compañía, pueden encontrarse “proporcionó apoyo aéreo y logístico” a una compañía que pertenecía a exagentes de la CIA que entregaron armas en Libia. Otro artículo citaba a un trabajador del FBI que decía que había sido advertido por la CIA de que Azima estaba “fuera de límite”.
La firma legal solicitó a los representantes de Azima que confirmasen su identidad. Mossack Fonseca nunca recibió respuesta. Los archivos indican que Azima continúo como cliente.
Otros espías en los Papeles de Panamá
Otra de las conexiones de la CIA con los archivos de Mossack Fonseca es Loftur Johannesson, ahora un saludable anciano islandés de pelo cano de 85 años, también conocido como ‘El Islandés’. Johannesson ha sido ampliamente citado en libros y en periódico como colaborador de la CIA en las décadas de 1970 y 1980 por proporcionar armas a guerrillas anticomunistas internacionales en Afganistán. Con los honorarios de la CIA, ‘El Islandés’ compró una vivienda en Barbados y un viñedo en Francia.
Johannesson aparece por primera vez en los archivos de Mossack Fonseca en septiembre de 2002, años más tarde que se retirase del servicio secreto. ‘El Islandés’ estaba conectado con, al menos, cuatro sociedades ‘offshore’ en las Islas Vírgenes Británicas y Panamá, vinculadas a propiedades de alto coste, incluida una localizada debajo de la Catedral de Westminster en Londres. En enero de 2015, Johannesson pagó miles de dólares a Mossack Fonseca por sus servicios.
No puedes acusar a alguien de ser un espía, es la coartada habitual utilizada por el despacho panameñoLos documentos también corren la cortina a cientos de detalles sobre traficantes de armas que utilizaron sociedades ‘offshore’ para el beneficio personal y privado. Además, en los archivos, hay registros de espías, agentes secretos o informadores de la CIA y otras gencias de inteligencia.
“No puedes acusar a alguien de ser un espía”, señala Loch K. Johnson, un professor de la University of Georgia, dice para explicar la coartada que Mossack Fonseca ofrece.
Los Papeles de Panamá también incluyen entre los clientes de Mossack Fonseca al jefe de inteligencia de Arabia Saudí, Sheikh Kamal Adham, que fue descrito por un comité del Senado de Estados Unidos como “la principal conexión con Oriente Medio desde mediados de la década de 1960 hasta 1979″ y que controló compañías ‘offshore’ que más tarde se vieron envueltas en un escándalo bancario en Estados Unidos.
Otro de los nombres propios es el ex jefe de Inteligencia de Colombia, Ricardo Rubianogroot, que fue accionista de una compañía de logística y aviación, y a Emmanuel Ndahiro, un doctor que se convirtió en el jefe de espías de Ruanda del presidente Paul Kagame.
Adham murió en 1999. Ndahiro no respondió a las preguntas que se le hicieron. Rubianogroot confirmó a Consejo de Redacción, medio de investigación colombiano asociado al ICIJ, que era accionista de West Tech Panama, una compañía que fue creada para comprar una empresa aeronátuica estadounidense. La sociedad está en liquidación.
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