viernes, 12 de octubre de 2012

ENTRE LA GUERRA Y LA PAZ


                                             Entre la Guerra y la Paz
                                   Por Lorenzo Gonzalo. 14 de octubre del 2012
Sin intención de presentar un debate político con lenguaje deportivo, podríamos decir que en la “conversación - entrevista – debate” de anoche, 13 de octubre, entre el Vicepresidente Joe Biden y el Congresista Paul Ryan, el primero se destacó por su claridad, sinceridad y precisión. Si podría considerarse el evento como una lid deportiva, diríamos que ganó el Vicepresidente Joe Biden.
Las elecciones convertidas en espectáculos circenses, para beneficio de las alternancias de poder en el país, son presentadas por la prensa como espectáculos donde los gladiadores de la política se enfrentan. Al terminar el duelo aparecen las evaluaciones.
Nosotros daremos la nuestra.
Para los interesados en la justicia, la paz, la participación ciudadana y demás entelequias, diríamos que lo importante de esa “conversación – entrevista – debate” de anoche, lo más importante fue que nos quedó una visión más clara de lo que viene ocurriendo en la arena política de Los Estados Unidos y de las dos caras que nos promete el futuro, en dependencia de quién gane las elecciones de noviembre.
Del debate de éste jueves 11 de octubre del 2012, la prensa dirá que ganó Biden y nosotros también podemos decirlo si nos adherimos al sensacionalismo periodístico, pero sin embargo, nos interesa destacar lo que está en juego para la humanidad y las tinieblas que aguardan en el camino.
Anoche el público, tanto el estadounidense como del resto del mundo, pudo ver con precisión dos polos de conducta que, si no diametralmente opuesto, tiene aristas que van de lo más malo a lo menos malo. Interpretación semejante no quedó definida en el anterior encuentro, entre el aspirante a la presidencia Mitt Romney y el actual Presidente Barack Obama.
Si hoy me permitieran votar, lo haría por Joe Biden. Pero la razón no sería porque ganó o dejó de ganar un debate como si se tratara de un juego de pelota, sino porque quedó definido que el trabajo del actual gobierno está hecho por personas de carne y hueso, basado en las realidades que confronta y de acuerdo a los intereses que defiende el Estado de este país.
Paul Ryan parecía más bien, un estudiante de escuela pendiente de cursar sus últimos años. Hay quienes pueden decir que es un buen muchacho, pero en política no se vota por las personas porque estas sean nobles, majaderas, cínicas, decididas, audaces, valientes o timoratas, sino porque sean capaces de hacer.
La política, como los negocios, la ciencia, las artes y la conducta humana en general, se mide por los hechos. Desde los filósofos griegos, pasando por Cristo y todos los profetas, existió el criterio de que a la gente se le conoce por sus hechos.
Paul Ryan dejó en claro que los republicanos no saben qué van a hacer y Biden expresó con una claridad rayana en lo sincero, que la política del actual gobierno hasta los días de hoy, se sustenta en la realidad. Con datos muy concretos destacó la necesidad de continuar trabajando en aras de distribuir las riquezas de manera más justa, fortaleciendo y dándole la posibilidad de crecer a esa clase intermedia de la pirámide social que se conoce como clase media, factor que ha sido clave para sostener la unidad social del país. No quedaron dudas de que el gobierno actual no ha hecho más porque otras fuerzas no lo dejan avanzar y por supuesto, porque no ha podido, no pueden o no se atreven a romper, con los mecanismos de poder que retardan el proceso evolutivo de esta nueva época.
Hasta hoy, según lo expresado por Biden, han encaminado la política por el único rumbo posible. Considerando que la política “es el arte de lo posible”, diríamos que van por el buen camino en ese aspecto.
Pero lo más espeluznante de la “conversación - entrevista – debate” que tuvo lugar anoche, es la actitud guerrera del Partido Republicano.
Cuando el tema de Afganistán fue puesto sobre la mesa, Biden no titubeó en decir que las tropas se retirarían de ese país en el año 2014 o sea, dentro de dos años. Explicó que mover las tropas del lugar no se hace de la noche a la mañana, razón por la cual la fecha establecida es el 2014. Pero el Vicepresidente no titubeó en decir que las tropas se van de Afganistán ese año.
Paul Ryan por el contrario, no supo explicar cuándo las retirarían, en caso de resultar electo el Partido Republicano. Pero más grave aún, cuando el tema de Irán y la situación de Siria se incorporaron a la discusión, Beyan no dejó dudas que el Partido Republicano apuesta por la guerra.
O sea, que mientras Biden manifiesta que hay que negociar los conflictos, encontrar puntos de consenso con los aliados, incorporar a las negociaciones, con carácter de importancia, a países como Rusia y China, y dejar a los afganos resolver el enfrentamiento con los grupos de Alquaeda, Ryan insistía en que la retirada debía condicionarse a las circunstancias.
Para Biden la retirada no presenta dudas: “hemos entrenado 350,000 afganos, los estamos dejando a cargo de las zonas conflictivas; estamos retirando las tropas de esos sitios y reemplazándolas con soldados afganos; ya todo está hecho ¡en el 2014, nos vamos!
Hay dos aspectos bien definidos que quedaron como sedimento del debate. Primero, la política nacional, de acuerdo al plan demócrata, debe concentrarse en una mejor distribución de la riqueza a través de los impuestos. Biden manifestó con claridad que los pequeños negocios no se afectarán con el sistema impositivo que se está elaborando por su gobierno, porque el 90% de los mismos hacen menos de 250,000 dólares al año y la idea es aumentar los impuestos a partir de esa cifra.
El otro aspecto, no tan catastrófico como el de continuar indefinidamente con las guerras, es la clara disposición demócrata, de continuar con su política injerencista en Medio Oriente. Eso lo expresó Biden cuando habló del caso de Siria.
El Vicepresidente manifestó sin equívocos, que lo de Siria se está manejando con cuidado y dijo que estaban tratando de identificar a “los luchadores por la libertad”. El término nada dice y ha sido acuñado para distinguir a las personas o grupos que apoyan las políticas de Washington con menosprecio y desconocimiento de otros sectores y de la soberanía y los deseos de los ciudadanos de otras regiones.
El debate de anoche dio respuestas que permiten apreciar hacia dónde se encamina la política de Washington, al menos en el mediano plazo, si continúa este gobierno en la administración del Estado. Entre otras cosas se destacó una aparente buena coordinación con los mandos militares, quienes al parecer quieren un respiro para reorganizarse tecnológicamente, de aquí que pidan una reducción del presupuesto. En la era tecnológica los soldados sobran.
Las guerras del futuro serán de pesos y centavos. La época de tirar la casa por la ventana en las aventuras militares está llegando a su fin y una era peor se avecina, donde la economía de la producción y el mercado, con todas sus leyes y procedimientos, regirán la conducción de ese maleficio de la humanidad.
Entre ambos dirigentes, o sea, entre Biden y Ryan, me quedo con Biden.
Éste último, al menos planteó postergar las guerras y le dio prioridad a los problemas internos por encima de la política exterior. La política exterior para el gobierno de Obama parece sentarse en el compromiso con los demás países y en evitar el desembarco de tropas a como dé lugar. Parece ser que para el gobierno actual esa política está consumada y no tiene mayores inconvenientes. La filosofía intervencionista no es tan preocupante porque dentro de parámetros no bélicos, siempre hay márgenes para soluciones.
En cambio para los republicanos, de acuerdo a las declaraciones de Ryan, la guerra como solución continúa siendo una prioridad  y los aspectos sociales un asunto que deben ser administrado por entidades privadas.
Entre la continuación de la Guerra y la perspectiva de una Paz momentánea, me quedo por esta última. Después veremos qué sucede, porque como dice la canción: “la vida nos da sorpresas”.

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