La Caridad nos une; pero…
Félix Sautié Mederos
Crónicas cubanas
Los ecos del lema “La Caridad nos une” resuenan cada vez más intensamente dentro de los ámbitos de la Capital de todos los cubanos, muy en especial coincidiendo con la conmemoración de la fiesta de la Patrona de Cuba de cada 8 de septiembre que hemos celebrado recientemente. Desde el 8 de agosto del 2010 fecha del inicio en Santiago de Cuba de la Peregrinación Nacional de la Virgen de la Caridad en preparación del 400 Aniversario de su aparición, el recorrido se anuncia dominicalmente de persona a persona en los templos católicos y en la publicación semanal Vida Cristiana que se reparte en todos los templos católicos del país, más allá de los medios oficiales de comunicación que lo han ignorado hasta el presente.
No obstante, la expectación generalizada entre los habaneros aumenta en la medida que se acerca a nuestros municipios la Peregrinación Nacional de la Virgen Mambisa, que es atesorada en la Iglesia de Santo Tomás en Santiago de Cuba y que recorre de Oriente a Occidente bateyes, poblados, barrios, cruces de caminos y ciudades de la geografía cubana. Me refiero a una pequeña imagen que según la tradición acompañó en las guerras de Independencia del Siglo XIX a los combatientes por la libertad de Cuba. Todo un símbolo de la Patria cubana que he explicado recurrentemente en mis crónicas y artículos.
Con motivo de este trascendental acontecimiento, he meditado profundamente sobre el significado de ese lema tan necesario para la realidad de nuestra Nación Cubana que en extenso expresa “A Jesús por María, la Caridad nos une” porque lo considero muy importante; pero como toda consigna encierra un peligro por causa de su repetición insistente: perder su verdadero sentido y convertirse solo en palabras rítmicas y pegajosas que se dicen sin profundizar en lo que realmente significan, porque para que la Caridad nos una en la actualidad angustiosa que vivimos, tendríamos que creer y profesar el amor sin límite que lo espera todo, que es paciente, perseverante y que lo perdona todo. Algo muy difícil de lograrlo por causa de las polarizaciones que día a día se profundizan entre nosotros.
En mis crónicas publicadas en POR ESTO! he planteado con insistencia que los momentos actuales en Cuba son muy complicados, pero decisivos para el presente y el futuro de nuestro país. Considero que nos encontramos en una encrucijada de inflexión que exige de los cubanos de adentro y de afuera del país realismo político, entrega patriótica y mucho amor por la Patria en que hemos nacido todos. Recalco la ubicación de unos y de otros, porque considero que las exclusiones ciudadanas de cualquier índole además de no ser justas ni objetivas, profundizarían más los enconamientos, las divisiones, los rencores y los odios que hoy nos enfrentan y nos dividen en una espiral ascendente que de no detenerse, podría llevarnos al caos y la desolación.
Lo más importante en las actuales circunstancias y coyunturas es enfrentar con sabiduría, honradez y entereza las situaciones que afrontamos y que solo se atreven a negarlas los que han hecho del dogmatismo, de la soberbia autoritaria y de la concepción burocrática de la sociedad un modo de vida que se resiste a lo cambios necesarios, así como a las soluciones imprescindibles y urgentes, para cuya implementación efectiva el tiempo de gracia se reduce a cada instante que transcurre.
Percibo a mi alrededor innumerables estados de ánimos expresivos de cansancio y desesperanza, que deberían ser tomados muy en consideración dejando a un lado las consignas continuistas repetidas con un empecinamiento triunfalista vacío que por demás a muy pocos podrían convencer ante los agudos problemas que afrontamos y que nunca deberían confundirse con los propósitos de que la Caridad, o lo que es lo mismo el amor, pueda unirnos a todos los cubanos sin excepción, a favor de la felicidad de la Patria en el presente y en el futuro que estamos obligados a construir para el disfrute de nuestros hijos, nietos y descendientes en general.
Mirar hacia delante es el sentido direccional que nos induce la peregrinación de la Caridad del Cobre por toda nuestra geografía; porque el pasado, pasado es y no debería convertirse en centro de regodeo e inmovilismo histórico. La Historia resulta muy importante para comprender la continuación de su movimiento en el presente y los derroteros que podrían conducirnos hacia un futuro mejor en favor de la concordia, la armonía y la paz social. En consecuencia, la Historia no debería convertirse en la simple reiteración de los mismo y lo mismo hasta aburrirnos completamente, tal y como está sucediendo entre nosotros por causa de los dogmatismos, los esquematismos y las actitudes que frenan la expresión del pensamiento y lo sustituyen por la repetición de un pensamiento único establecido, empobrecedor de la vida y entorpecedor de su dinámica existencial.
Si nos detenemos en el pasado, enrareceríamos el presente y retrasaríamos la construcción de un futuro posible de paz y armonía social. La solución debería ser predicar y poner en práctica concreta el amor que neutralice y anule los rencores, las polarizaciones y los odios que hoy anidan en nuestros corazones. Sería lo más oportuno y necesario ; y, en consecuencia, saludo los esfuerzos de la Iglesia Católica Cubana que ha organizado esta peregrinación nacional, devenida uno de los hechos masivos más significativos de los últimos cincuenta años. Yo creo que deberíamos sacar de nuestras discrepancias y enfrentamientos a esta actividad encomiable que ha rebasado por completo a sus auspiciadores para convertirse en una dinámica popular más allá de las creencias o no creencias, expresiva de los más genuinos sentimientos de los cubanos que miramos con preocupación e incluso angustia a los destinos de nuestra Patria.
En consecuencia reitero que verdaderamente la Caridad debería unirnos a todos a favor del futuro de la Nación Cubana, sin que ello signifique la anulación de las diversidades que nos dan vida, razón de ser y enriquecimiento social, las que se resisten a su burocratización dogmática que mata el pensamiento y la dialéctica de la vida cotidiana. Así lo pienso y así lo expreso con un ¡Viva a la Virgen de la Caridad!, Madre de todos los cubanos estén en donde estén y piensen como piensen. fsautie@yahoo.com
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