La pobreza hace mella en Miami
Hedelberto López Blanch
Pese a las supuestas bondades que
propagandizan los medios de comunicación de Estados Unidos sobre el
alto bienestar existente entre los habitantes de Miami-Dade, los
datos señalan lo contrario pues solo en los últimos dos años la
pobreza creció 4 % entre sus habitantes.
En 2016 una encuesta realizada en
ese condado, determinó que el 14 % de la población era pobre y
según un reciente informe de la organización United Way la cifra se
elevó a finales de 2018 al 19 %.
El Nuevo Herald, vocero de la
extrema derecha cubanoamericana reconoció a principios de febrero de
este año que “sobrevivir en Miami, una de las ciudades con los
precios más altos del alquiler, no es fácil. Alguien con el salario
mínimo de 8.25 dólares por hora debería tener tres trabajos a
tiempo completo para pagar un apartamento de dos habitaciones en la
ciudad”.
El informe de United Way
especifica que seis de cada diez residentes en el condado de
Miami-Dade, con mayoría de población hispana, pasa dificultades
para cubrir sus necesidades básicas y el 19 % vive en la pobreza.
Y agrega que “una gran parte de
los 2,7 millones de habitantes de Miami-Dade, el condado más poblado
del estado, “lucha para pagar necesidades básicas como
alimentación, vivienda, transporte, salud y cuidado de los niños”.
La página web de finanzas
personales Wallethub, informó que una gran
parte de los habitantes de la ciudad de Miami
son los más pobres del Estado de Florida. El estudio se efectuó en
base a tres categorías: bienestar económico, salud y seguridad.
Un especialista de WalletHub,
enfatizó que la tasa delictiva de Miami la ubica en el puesto 35 de
150 ciudades analizadas, debido al alto índice de robos violentos a
las personas y a las propiedades.
El alquiler de vivienda es un
verdadero dolor de cabeza para sus habitantes pues Miami-Dade es el
tercer condado del país con el mercado de la renta en peor condición
en cuanto a precios. El 53 % de los hogares dedica más del 40 % de
sus ingresos al techo. Esta situación se agrava entre las personas
con entradas bajas y medianas.
Los
residentes de la Pequeña Habana, por ejemplo, con ingresos medios de
21 099 dólares al año deberían pagar cuando más 530 dólares al
mes para no sentir que la renta los ahoga. Sin embargo, un
apartamento de una habitación en este vecindario cuesta, como
promedio, 1 450 dólares, tres veces más de lo que sería una
cantidad asequible para los residentes.
El
alcalde de la ciudad, Francis Suárez, afirmó que “en Miami hay
personas que están pagando el ciento por ciento de sus ingresos en
la vivienda, y tienen que ser subsidiados por la familia”. Suárez
prometió resolver el problema pero como sucede siempre en esa
ciudad, él continúa llenando sus bolsillos de dinero, sin que se
avizore un cambio para los habitantes.
En
varios eventos, los expertos han enfatizado la presión que cae sobre
las familias, y especialmente en los niños, el aplastante
presupuesto familiar que se destina al pago de la renta, que las
invalida para abonar gastos en la salud y educación de los menores.
Por
su parte, la Feeding South Florida, asegura en un denominado Mapa de
la brecha alimenticia 2018 que alrededor de 275 000 niños se van a
dormir todas las noches con hambre.
En los cuatro condados que
componen el sur de la Florida bajo la eufemística denominación de
“inseguridad alimentaria” utilizada por la Feeding South, se
hallan el 22,5 % de los menores en Palm Beach; el 21,8 % en el Miami
Dade; el 20,6 % en Broward y el 20,2 en Monroe.
Resulta
absurdo que la administración estadounidense que insiste en enviar
una llamada ayuda humanitaria a Venezuela (cuyo legítimo gobierno
pide que se le levante el bloqueo económico-financiero que
Washington le ha impuesto) permita que el 25,6 % de los hispanos de
la tercera edad en Miami Dade, sobrevivan en la pobreza.
En ese sentido, la organización
independiente Miami Matters, que valora los índices del nivel de
vida, la salud y otros pormenores, asegura que un cuarto de la
población hispana que sobrepasa los 65 años de vida, cerca de
55,000 personas, sobreviven por debajo del índice de 11,500 dólares
al año estipulado por el Gobierno federal.
Miami Matters explica que los
mayores de edad, que viven por debajo del nivel de pobreza, conforman
un grupo muy vulnerable, dadas las limitaciones físicas, las
necesidades médicas y el aislamiento social de que son objetos.
“Quienes arriban a la tercera
edad viven prácticamente sujetos a las entradas económicas que
provienen de la jubilación, los planes especiales de retiro o la
ayuda suplementaria de la seguridad social”, subrayó el documento.
Cada año que pasa la situación
se agrava en Miami Dade que se ha ido transformando en una ciudad de
sueños derrumbados para varios miles de hombres y mujeres que andan
sin hogar ni destino, convirtiéndose en lo que las estadísticas del
censo poblacional clasifican como “desamparados”. Son los
“homeless” a quienes solo les espera resistir los embates de una
sociedad a las que nunca las administraciones estaduales ni federales
le han prestado la más mínima atención.
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