lunes, 19 de octubre de 2015
PARA PROYECTAR UNA NUEVA CUBA, YO TAMBIEN VOY A OPINAR
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CRÓNICAS CUBANAS.
Por Félix Sautié Mederos. fsmederos@gmail.com
Quiero referirme a una preocupación que recorre el pensamiento de muchos en la Cuba de hoy que se refiere a la necesidad de la renovación, la actualización, el perfeccionamiento y el cambio para poder enfrentar el futuro (1). En mi opinión constituye de conjunto algo que se manifiesta recurrentemente a partir de diversos puntos de vista y expresiones específicas conforme a los modelos políticos y económicos que cada cual prefiere; pero en mi criterio, si se realiza un recorrido desapasionado y objetivo por el pensamiento de quienes plantean públicamente sus inquietudes principales y recurrentes, nos vamos a encontrar muchas preocupaciones e ideas encontradas unas contra otras y no pocas opiniones y propuestas que van desde los extremos radicales que se ubican en los polos de la derecha o de la izquierda por denominarlos de una manera comprensible, hasta las expresiones más moderadas o incluso apologéticas. Es un calidoscopio mediante el cual se pueden apreciar múltiples y variados colores ideológicos, políticos y económicos.
En este sentido considero lógica la intensificación actual de estos anhelos de presente y de futuro que plantean la necesidad de una renovación, dado el hecho de las nuevas situaciones y circunstancias que se están presentando en Cuba con motivo del restablecimiento de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos; así como por causa del paso del tiempo y del momento histórico que significan 57 años consecutivos de proceso revolucionario, incluyendo además la necesidad actual del imprescindible relevo de la generación histórica que encabezó el proceso revolucionario cubano, la que por su avanzada edad no puede aguantar más tiempo en los cargos de dirección del país aunque algunos no cejen en sus empeños de continuar desempeñándolos aún y cuando les cierren el paso a los demás. En estos últimos, describo a personas que hasta su presencia y sobre todo sus planteamientos se hacen cada vez más obsoletos a simple vista.
En este mismo sentido, considero necesario incluir en el análisis próxima celebración del VII Congreso del PCC en abril del 2016 dada la importancia que se le concede en el artículo 5 de la Constitución, así como los cambios que deben significar estos acontecimientos ante los desgastes del tiempo y las contradicciones que se presentan en la actualidad más el estancamiento evidente de la sociedad cubana contemporánea de la cual los jóvenes se están marchando en significativas proporciones. En estos momentos ya son muchos los que no se ocultan para expresar públicamente sus intenciones de irse del país, incluyendo sus deseos y preferencias de no continuar en las situaciones precarias evidentes en que se encuentran, lo que se consigna además en algunas encuestas que andan por ahí. Ante todo esto, debo decir, que por mucha puja e incluso veladas o explícitas amenazas que planteen los apologistas de lo establecido, la realidad día a día se va imponiendo y las personas cada vez más se desinhiben de sus miedos y prejuicios limitantes de la expresión de sus opiniones más íntimas. En consecuencia, los anhelos de cambios y transformaciones que conforman el concepto de proyectar una Cuba Nueva; que además en mi criterio, ilusione al presente y al futuro en una República en la que podamos caber todos sin exclusiones onerosas, con todos y para el bien de todos, constituye un objetivo esencial en el que necesariamente deberíamos concertarnos todos, lo que para muchos se hace también necesariamente inmediato. Así es que deberíamos ponernos de acuerdo unos y otros, para echar para adelante el carro del país y sacarlo del letargo en que se encuentra en medio de un mundo nuevo y cambiante en el que las nuevas tecnologías de la comunicación social nos acercan y comunican intersubjetivamente cada vez más estrechamente y en tiempo real.
En estas circunstancias pienso que ante todo es necesario que se esclarezcan en su correcto sentido y definición las categorías de análisis de la cuales partimos unos y otros. En primer lugar, la necesidad de definir claramente el concepto de nuevo, porque bien podría proyectarse a partir de dos tendencias diferentes y encontradas: una en donde lo nuevo arrasa con todo lo establecido y no aprovecha lo positivo acumulado; y la otra en donde lo nuevo conserva y se afinca en lo positivo acumulado y establecido para perfeccionarlo y completarlo, con una radical y profunda erradicación de errores y tendencias negativas que facilite el desarrollo de lo nuevo que necesariamente debería establecerse; en esta última tendencia me inscribo. También se hace necesario dejar a un lado los insultos, descalificaciones, exclusiones, imposiciones y represiones que lo nublan todo y que frenan las posibilidades y necesidades de concertarse en pro del bien común; y, por otra parte, desarrollar un alto sentido de reconciliación y perdón dejando a un lado los revanchismos, rencores, represiones y odios que podrían enturbiar para siempre el futuro de la Nación Cubana. Lo esencial en mi criterio, constituye la democratización más profunda del país en su conjunto, dejando a un lado para siempre el autoritarismo, las burocracias políticas y económicas, así como las meritocracias cargadas de heroicidades; optando principalmente por el pueblo como sujeto esencial y soberano de todos los procesos, en una sociedad de paz, equidad distributiva y justicia social con procesos económicos que propicien el desarrollo emprendedor, la creatividad la cooperativización, la autogestión, la economía familiar y una práctica de inversión extranjera que traiga capital, tecnologías, mercados y empleos. Con estas condiciones esenciales es que concibo el proyecto de crear una nueva Cuba con sus leyes y Constitución claramente definidas con el referendo como procedimiento esencial de una sociedad en la que los poderes del estado sean independientes unos de otros, con un parlamento que funcione realmente como tal y con elecciones de primer grado en donde los ciudadanos elijan directamente a su presidente. Así lo pienso y así lo afirmo con mis respetos por el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.
(1) Ver Una democracia en donde el Comandante en Jefe sea el pueblo. Pedro Campos DDC 12 de octubre del 2015.
Publicado en el periódico Por Esto1 de Mérida Yucatán , México el lunes 19 de octubre del 2015
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