sábado, 10 de octubre de 2015
GOBERNADORA ERIKA FARÍAS: ¿NO HAY NADA QUÉ HACER POR AHORA?
ELIGIO DAMAS
Hoy jueves, al mediodía, presencié lo que para mí y las dos personas con quien comenté el asunto, fue un hecho insólito. Erika Farías, esa joven que ahora es gobernadora en Cojedes, humilde, siempre callada, pero como escrutando cada palabra que escucha y a quien la pronuncia, presta a atender con solicitud cualquier indicación o insinuación del compañero Chávez, al parecer más dada a la acción, al hacer, pronunció un discurso, transmitido por VTV en el cual dijo, para asombro nuestro, tanto que dejé lo que estaba haciendo para escucharle, “ha llegado el momento de decir la verdad” e hizo, no recuerdo si antes o después de estas palabras, referencia general a las dificultades que confrontamos.
Una media hora antes habíamos terminado de escribir un artículo en el cual dijimos compartir la opinión de Oscar Schemel, director de Hinterlaces, que el gobierno debía sintonizarse con las mayorías, sobre todo donde abunda el descontento, abordando la crisis y señalando las medidas a tomar a corto, mediano y largo plazo para vencerla y recuperar la confianza. Por este estado de ánimo y disposición, me propuse concentrar mi atención en sus palabras, pues aquello de “ha llegado el momento” me sugirió que al fin el gobierno había optado por atender las indicaciones de Schemel, el clamor nacional y se proponía hacer lo que la gente ansía, que confíen en ella, le hablen con la verdad en la mano y le insuflen oxígeno a sus agonizantes esperanzas. No basta pedir fortalecer la conciencia y recrear los sueños, esos son subjetivismos y hasta fanfarrias, si desde las alturas del poder no dan ninguna señal perceptible para que eso suceda. Las palabras ampulosas, las frases llenas de emoción y mensajes saturados de ofertas demasiado abstractas, no son suficientes. Valen para un pequeño universo solamente. Este pueblo, para fortuna nuestra, tiene una elevada conciencia y es demasiado exigente.
La importante dirigente del “Frente Francisco de Miranda” que opera dentro del chavismo, después de aquella oferta que me pegó al televisor, continúo con el mismo discurso del gobierno que hace referencia a la guerra económica, que sí existe en buena medida, pero aquél no hace precisiones de ninguna naturaleza y menos mención, como esperamos y ella sugirió, razón por la cual la escuché con desmesurada atención, a alguna circunstancia particular de la economía; por ejemplo por qué los productos agrícolas de consumo masivo por sí solos se engullen el salario básico, medidas a tomar por el gobierno para combatir aquella guerra con éxito y cambiar las condiciones de vida que ahora agobian a los venezolanos. Casi al final planteó, con el evidente interés de invitarnos a algo que de todos vamos a hacer sin mucha esperanza, quizás como una última contribución de esa naturaleza con este equipo gubernamental, que “para derrotar la guerra económica hay que ganar las elecciones del 6D”. Por cierto, para expresar en cifras el grado de angustia del venezolano, basta decir que el salario mínimo, tiene un equivalente a 10 dólares, según la tasa que, legal o ilegalmente, se aplica en las operaciones cambiarias y comerciales en mayor magnitud.
De lo último dicho por Erika, quien forma parte del círculo de confianza del alto gobierno, se deduce que antes de las elecciones ellos no tienen nada por hacer para empezar a revertir la tendencia de la economía. Para esto habrá que esperar diciembre y que los resultados electorales resulten como ansía la dirigencia actual del movimiento bolivariano. Eso significa que por ahora no hay nada que hacer sino atrincherarnos para que el bombardeo de quienes manejan la economía, distribuyen los alimentos y toda mercancía que el pueblo requiere, no nos aniquile. Haber tenido el control de esta Asamblea Nacional, infiere uno de lo dicho por Erika, no sirvió para combatir y menos derrotar a quienes nos hacen la guerra. Habrá que hacerlo con un parlamento nuevo. ¿Entonces, si perdemos, lo que pudiera suceder, abandonamos la nave? ¿Por qué no combatimos desde ahora mismo con un nuevo equipo de gobierno que ayude con eficiencia al presidente Maduro? ¿Por qué reelegimos entonces a buena parte de los parlamentarios?
Pero precisamente, aparte de los rigores impuestos por quienes manejan la economía y los resortes que ella mueven, lo que significa decir Estado y empresarios privados, el mayor nivel de descontento no proviene de los efectos, que la conciencia pudiera soportar, sino de la manifestación de impotencia o inercia gubernamental que empieza al no informar acerca de la realidad, de las causas todas de esta crisis y menos lo que se propone hacer para superarla. Lo que preocupa más después de escuchar a la gobernadora de Cojedes.
El presidente ha hablado de “sacudones y revolcones” sin que eso se haya traducido en nada, salvo enrocar los integrantes de su gabinete, mientras la población espera, si no algo que pudiera asociarse a esas rimbombantes palabras, por lo menos anuncios en materia económica que definan un intento de derrotar la guerra desatada por factores internos y externos, saliendo del rentismo que es un caminar en círculo. Espera que le tracen una meta y unos caminos precisos para transitar hacia esa salida feliz que tanto nos ofrecen. Espera en lo inmediato, lo que podría resultar un magnifico signo o señal, que el presidente Maduro modifique a fondo ese gabinete que, si no lo es, por lo menos para los venezolanos en mayoría parece la viva imagen de la ineficiencia e ineptitud. Pareciera una corte de almas transparentes y vacías esperando que les den sentido a sus vidas. Por lo menos debería deshacerse de quienes trabajan el área económica, pues de ellos nada se espera. Mintiendo, evadiendo, haciendo ofertas que no se cumplen y hablando en sanscrito se la pasan. Pero también ansía el pueblo anuncios y acciones relacionados con la corrupción y corruptos dentro y fuera del gobierno.
Hago mía la frase de Javier Biardeau, según la cual, “es menos costosa una derrota que una derrota sin rectificar”.
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