lunes, 4 de agosto de 2014

EL DELITO DE SER CUBANO EN CUBA

El delito de ser cubano en Cuba
 
Félix Sautié Mederos

Crónicas cubanas


El delito de ser cubano en Cuba, plantearlo no es un desvarío ni nada parecido, constituye una triste realidad que los burócratas e incluso sus aliados tecnócratas, desde sus encumbramientos del poder donde manejan los timones de mando de la sociedad, no quieren reconocer y se afanan en encubrir utilizando las más sofisticadas formas de maquillarlo y de negar su existencia, condenando a la exclusión de diversas maneras a quienes se atrevan a plantearlo; pero cada día lo podemos comprobar personalmente los cubanos que vivimos en Cuba y nos tropezamos con esas discriminaciones que recorren el país, cual si fueran fantasmas que se nos aparecen en los más disímiles lugares y circunstancias, ya sean los aeropuertos como es el caso de la Terminal 3 del Aeropuerto José Martí, donde no podemos entrar a despedir ni a recibir a nuestros amigos y familiares para que, según han declarado funcionarios desligados del pueblo, se pueda ofrecer un mejor servicio a los viajeros y una mejor impresión a los que nos visitan (…sic…¿?...), como si la presencia del pueblo fuera la mala imagen para los turistas y el delito a repudiar, en vez de sus reiteradas deficiencias operacionales.

También, tenemos las nuevas normas de la Aduana General de la República publicadas recientemente y que entrarán en vigor en septiembre próximo 2014, que son medidas en las que se hacen pagar a justos por pecadores, además de arrasar con los mercadillos populares donde el pueblo de a pie podía adquirir ropas y objetos necesarios a precios más asequibles que en los comercios estatales recargados con márgenes comerciales del 200 % y más, sobre lo cual ya me he referido en una crónica publicada hace algunos días (1).

Por otra parte, nos encontramos con que en los hoteles e instalaciones de turismo que estuvieron prohibidos para los cubanos residentes durante años, ahora nos reciben con reticencias, maltratos y discriminación en muchas de sus instalaciones, en lo que ha devenido un prejuicio compartido por funcionarios y trabajadores; así como el maltrato en las shopping que es un mal endémico. La prohibición del uso de INTERNET planteada para los cubanos, con algunas pequeñas y económicamente muy caras nuevas alternativas que también se hacen imposible de acceder por parte del pueblo de a pie, resulta ser otra agresión de muy alta incidencia contra el desarrollo y el futuro del país que habrá de convertirse, históricamente, en un escarnio imperdonable para quienes la han concebido, la sostienen y la justifican. Hay muchas otras discriminaciones de este tipo que para encontrarlas sólo tendríamos que estar por las calles de La Habana y ser parte del pueblo de a pie que los burócratas rehuyen.

Me refiero a realidades innegables de las que cada día muchos se quejan, las que devienen temas de conversación entre amigos y familiares. Además las he sufrido en carne propia (2) y también he tenido múltiples referencias de amigos y vecinos. Algunas, incluso, son denunciadas en la prensa oficial, alternativa o internacional; las que de conjunto chocan con oídos oficiales que no quieren oír, silencio por respuesta o rotundos desmentidos sutilmente amenazantes, en los que se proyecta el espectro de la negación de aquello que José Martí expresara y para fraseo que un a país no se puede dirigir como se manda en un cuartel.

Me refiero a medidas y prejuicios que cuando los experimentamos directamente nos hacen sentir como si fuéramos los parias de la sociedad o los reclutas malcriados que son puestos en su lugar por algún “sargento de caballería”, como denominaban mis abuelos a las personas autoritarias. Pero lo peor de todo son los silencios oficiales, los velados apoyos a la burocracia que se plantean con las excusas del Bloqueo, de la defensa del país contra sus enemigos y en general de la política de Plaza Sitiada con que, además, se pretende acallar nuestras inconformidades contra los abusos y agravios que se nos infligen a diario, como consecuencia de estos prejuicios prohijados por la centralización, el autoritarismo y el desprecio por la persona y sus derechos inalienables.
No podrá haber recuperación económica y social, actualización del Sistema como se denominan los esfuerzos para implementar los lineamientos aprobados por el VI Congreso del PCC con vistas a crear un “Socialismo Próspero y Sustentable”; y mucho menos desarrollo y bonanza, con estas prácticas que nos hacen sentir fuera de todo el juego de la economía y de la política nacional y que en sentido general desestimulan a la vida dentro país y devienen un impulso a escapar de todo y huir del territorio nacional que hace crecer de manera galopante a la diáspora cubana en las más diversas latitudes planetarias. La falta de respuestas favorables a los intereses de la población, la sordera y la justificación ante estas situaciones, así como los planteamientos extemporáneos que sólo culpan al pueblo de la “indisciplina social” y de lo que se ha dado en denominar como “falta de pertenencia” de algo que día a día comprobamos que en realidad no nos pertenece y de lo cual somos preteridos y excluidos sistemáticamente, van ampliando una brecha entre el pueblo y los burócratas de la economía y la política que poco a poco nos va precipitando hacia un precipicio insalvable que podría desarticular por completo a la Nación cubana. Nuevamente, tengo que repetir que ¡quienes tengan oídos para oír, oigan!
Así lo pienso y así lo escribo con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.

(1) Ver la crónica titulada “Cuadrar la caja” en POR ESTO! sección Opiniones con fecha lunes 21 de junio del 2014
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=339584
(2) Concebí y escribí las notas básicas de esta crónica en un hotel de Varadero (Sol Palmeras), adonde fui a conmemorar mis 76 cumpleaños, las hice como resultado de las malas experiencias que vivimos mi esposa y yo junto a los turistas de otros países que allí se encontraban, las que me llevaron a recapitular y justificar con mayor fuerza a muchos de mis artículos y crónicas publicadas al respecto a través de los años. Otras veces este maltrato ya lo había vivido y comprobado personalmente, e incluso lo había testimoniado por escrito, pero parece que en realidad los seres humanos somos las únicas criaturas que chocamos dos o más veces con la misma piedra; o quizás es que algunos somos irreductibles en el uso y el reclamo de nuestros derechos inalienables.
Publicado en Por Esto! lunes 4 agosto 2014.

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