martes, 29 de marzo de 2016

DISCURSO DEL PRESIDENTE OBAMA AL PUEBLO DE CUBA

The White House
Office of the Press Secretary
For Immediate Release

Discurso del Presidente Obama al Pueblo Cubano

Gran Teatro de la Habana
La Habana, Cuba
PRESIDENTE OBAMA: Gracias. Muchas gracias. Muchas gracias. Muchas gracias.
Presidente Castro, el pueblo cubano, muchas gracias por la cálida bienvenida que he recibido, que mi familia ha recibido, y que nuestra delegación ha recibido. Es un extraordinario honor estar hoy aquí.
Antes de comenzar, si me lo permiten, quiero mencionar los ataques terroristas que han sucedido en Bruselas. El pueblo estadounidense está pensando y rezando por el pueblo belga. Nos solidarizamos con ellos y condenamos estos ataques atroces contra personas inocentes. Haremos lo que sea necesario para apoyar a nuestra amiga y aliada, Bélgica, para ajusticiar a aquellos que sean responsables. Y este es otro recordatorio de que el mundo debe unirse, debemos estar juntos, independientemente de su nacionalidad o raza, o la fe, en la lucha contra el flagelo del terrorismo. Podemos y debemos derrotar a los que amenazan la seguridad y la protección de las personas en todo el mundo.
Al gobierno y al pueblo de Cuba, les doy las gracias por la bondad que me han demostrado a mí y a Michelle, Malia, Sasha y a mi suegra, Marian.
Cultivo una rosa blanca”. En su poema más famoso, José Martí hizo su ofrenda de amistad y de paz, tanto a su amigo como a su enemigo. Hoy, como Presidente de Estados Unidos de América, le ofrezco al pueblo cubano: el saludo de paz.
La Habana se encuentra tan solo a 90 millas de Florida, pero para llegar hasta aquí tuvimos que recorrer una gran distancia: derribar las barreras de la historia y la ideología; las barreras del dolor y la separación. Las aguas azuladas bajo Air Force One transportaron en su día los barcos de batalla estadounidenses hasta esta isla, para liberar pero también para ejercer control sobre Cuba. Esas aguas también transportaron a generaciones de revolucionarios cubanos hasta Estados Unidos, donde consiguieron apoyo para su causa. Y esa corta distancia ha sido cruzada por cientos de miles de exiliados cubanos, en aviones y balsas improvisadas. Exiliados que llegaron a Estados Unidos en busca de libertad y oportunidad, a veces dejando atrás todas sus posesiones y a todos sus seres queridos.
Al igual que tantas personas en nuestros dos países, mi vida abarca un periodo de aislamiento entre nosotros. La revolución cubana ocurrió el mismo año que mi padre llegó a Estados Unidos desde Kenia. Bahía de los Cerdos ocurrió en el año en que yo nací. Al año siguiente el mundo entero quedó en suspenso observando a nuestros dos países mientras la Humanidad se acercaba más que nunca antes al horror de una guerra nuclear. Con el paso de las décadas, nuestros gobiernos se estancaron en un enfrentamiento sin fin, luchando batallas por medio de representantes. En un mundo que se ha reinventado una y otra vez, una constante ha sido el conflicto entre Estados Unidos y Cuba.
He venido aquí para enterrar el último resquicio de la Guerra Fría en el continente americano. He venido aquí para extender una mano de amistad al pueblo cubano.
Quiero dejar una cosa clara: Las diferencias entre nuestros gobiernos en todos estos años son reales y son importantes. Estoy seguro de que el Presidente Castro diría lo mismo. Lo sé porque le he oído hablar sobre esas diferencias largo y tendido. Pero antes de hablar sobre esos temas, también es nuestro deber reconocer cuánto tenemos en común. Porque en muchos sentidos, Estados Unidos y Cuba son como dos hermanos que han estado incomunicados durante años, incluso cuando compartimos la misma sangre.
Ambos vivimos en un nuevo mundo, colonizado por europeos. Cuba, como Estados Unidos, fue construida en parte por esclavos que trajeron aquí desde África. Al igual que en Estados Unidos, el pueblo cubano puede encontrar sus orígenes tanto en los esclavos como en los dueños de los esclavos. Ambos hemos abierto nuestras puertas a inmigrantes que recorrieron grandes distancias para empezar vidas nuevas en el continente americano.
Con el paso de los años, nuestras culturas se han mezclado. El trabajo del Dr. Carlos Finlay en Cuba abrió el camino a generaciones de doctores, incluyendo a Walter Reed, que se basó en el trabajo del Dr. Finlay para ayudar a luchar contra la fiebre amarilla. Al igual que Martí escribió algunas de sus palabras más conocidas en Nueva York, Ernest Hemingway hizo su hogar en Cuba, y encontró la inspiración en las aguas de sus costas. Compartimos un pasatiempos nacional, La Pelota, y esta misma tarde nuestros jugadores competirán en el mismo campo de La Habana donde jugó Jackie Robinson antes de hacer su debut en las Grandes Ligas. Se dice que nuestro mejor boxeador, Muhammad Ali, hizo un tributo una vez a un cubano con quien nunca podría luchar, diciendo que solo podría empatar contra el gran cubano Teófilo Stevenson.
Incluso mientras nuestros gobiernos se convertían en adversarios, nuestros pueblos siguieron compartiendo estas pasiones comunes, sobre todo puesto que tantos cubanos vinieron a Estados Unidos. En Miami y en La Habana se pueden encontrar lugares para bailar el chachachá o la salsa y comer ropa vieja. La gente de nuestros dos países ha cantado las canciones de Celia Cruz y de Gloria Estefan y ahora escuchan reguetón y a Pitbull. Millones de personas de nuestros países tienen una religión en común, una fe a la que di homenaje en el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad en Miami, una paz que los cubanos encuentran en La Cachita.
Con todas nuestras diferencias, el pueblo estadounidense y el pueblo cubano comparten los mismos valores en sus propias vidas. Un sentido de patriotismo y de orgullo... mucho orgullo. Un amor profundo por la familia. Una pasión por nuestros hijos y un compromiso con su educación. Ese es el motivo por el que creo que nuestros nietos mirarán atrás a este periodo de aislamiento como una aberración; como solo un capítulo en una historia más larga de familia y amistad.
Pero no podemos y no debemos pasar por alto las diferencias muy reales que existen entre nosotros, sobre cómo organizamos nuestros gobiernos, nuestras economías y nuestras sociedades. Cuba tiene un sistema de un solo partido; Estados Unidos es una democracia de múltiples partidos. Cuba tiene un modelo económico socialista; Estados Unidos es un mercado libre. Cuba ha reforzado el papel y los derechos del estado; Estados Unidos está fundado sobre los derechos individuales.
A pesar de esas diferencias, el 17 de diciembre de 2014, el Presidente Castro y yo anunciamos que Estados Unidos y Cuba iniciarían un proceso para normalizar las relaciones entre nuestros países. Desde entonces, hemos entablado relaciones diplomáticas e inaugurado embajadas. Hemos lanzado iniciativas para cooperar en temas de salud y agricultura, educación y autoridades del orden público. Hemos llegado a acuerdos para recobrar vuelos directos y servicios de correo. Hemos expandido los lazos comerciales y aumentando las opciones de los estadounidenses para viajar y hacer negocios en Cuba.
Estos cambios han sido bien recibidos, a pesar de que aún hay personas que se oponen a estas políticas. No obstante, muchas personas en ambos lados del debate han preguntado: ¿por qué ahora?
La respuesta es sencilla: lo que estaba haciendo Estados Unidos no funcionaba. Debemos tener el valor de reconocer esa verdad. Una política de aislamiento diseñada para la Guerra Fría no tenía mucho sentido en el siglo XXI. El embargo solo hacía daño al pueblo cubano en lugar de ayudarlo. Y siempre he creído en lo que Martin Luther King, Jr. llamaba “la urgencia feroz de ahora”. No debemos temer el cambio, debemos acogerlo.
Eso me lleva a la razón más grande e importante de estos cambios: Creo en el pueblo cubano. Creo en el pueblo cubano. Esto no es solo una política de normalizar relaciones con el gobierno cubano; Los Estados Unidos de América está normalizando relaciones con el pueblo cubano.
Y hoy quiero compartir con ustedes mi visión de cómo puede ser nuestro futuro. Y quiero que el pueblo cubano, sobre todo la gente joven, entienda por qué creo que deben mirar al futuro con esperanza; no la falsa promesa que insiste en que las cosas están mejor de lo que realmente están ni el optimismo ciego que dice que todos sus problemas desaparecerán mañana. Esperanza que tiene una base en el futuro que ustedes pueden elegir; que ustedes pueden moldear; que ustedes pueden construir para su país. 
Yo tengo esperanzas porque creo que el pueblo cubano es tan innovador como cualquier otro pueblo en el mundo entero.
En una economía global, potenciada por ideas e información, el valor más importante de un país es su gente. En Estados Unidos tenemos un monumento claro de lo que pueden construir los cubanos: se llama Miami. Aquí en La Habana, vemos ese mismo talento en cuentapropistas, cooperativas y autos viejos que aún funcionan: el cubano inventa del aire.
Cuba tiene un recurso extraordinario; un sistema de educación que valora cada niño y cada niña. Y en años recientes, el gobierno cubano ha empezado a abrirse al mundo, y a abrir más espacios para que ese talento prospere. En tan solo unos años, hemos visto como los cuentapropistas pueden prosperar mientras mantienen un espíritu decididamente cubano. Ser trabajador autónomo no se trata de ser más como Estados Unidos, sino de ser ustedes mismos.
Miren a Sandra Lidice Aldama, que eligió abrir un pequeño negocio. Los cubanos, dijo, podemos “innovar y adaptarnos sin perder nuestra identidad... nuestro secreto es no copiar ni imitar pero simplemente ser nosotros mismos”.
Miren a Papito Valladeres, un barbero, cuyo éxito le permitió mejorar las condiciones en su vecindario. “Me doy cuenta de que no voy a resolver todos los problemas del mundo”, dijo. “Pero si puedo resolver los problemas en el pequeño pedazo de mundo en el que vivo, puede expandirse por La Habana”.
Ese es el principio de la esperanza; la habilidad de ganarse uno la vida y de construir algo de lo que se pueda sentir orgulloso. Por eso nuestras políticas están enfocadas en apoyar a los cubanos, en lugar de hacerles daño. Por eso pusimos fin a los límites en los giros, para que los cubanos de a pie tuvieran más recursos. Por eso estamos animando a la gente a viajar, para construir puentes entre nuestros pueblos y generar más ingresos para los pequeños negocios cubanos. Por eso hemos abierto más espacios para comercio e intercambios, para que los estadounidenses y los cubanos puedan trabajar juntos para encontrar curas, crear empleos y abrir la puerta a más oportunidad para el pueblo cubano.
Como Presidente de Estados Unidos, he hecho un llamado al Congreso para levantar el embargo. Es una carga anticuada que lleva a cuestas el pueblo cubano.  Es una carga para el pueblo estadounidense que quiere trabajar y hacer negocios o invertir en Cuba. Es hora de que levantemos el embargo. Pero aunque levantáramos el embargo mañana, los cubanos no podrían alcanzar su potencial sin hacer los cambios necesarios aquí, en Cuba. Debería de ser más fácil abrir un negocio aquí, en Cuba. Un trabajador debería de poder conseguir trabajo directamente con las compañías que inviertan aquí. Dos divisas no deberían separar el tipo de salarios que pueden ganar los cubanos. Debería de haber Internet disponible en toda la isla, para que los cubanos se puedan conectar con el mundo entero y a uno de los motores de crecimiento más fuertes en la historia de la humanidad.
No hay límite impuesto por Estados Unidos para que Cuba pueda dar estos pasos. Eso es cosa suya. Y les puedo decir, como amigo, que la prosperidad sustentable en el siglo XXI depende de la educación, la sanidad y la protección del medio ambiente. Pero también depende del intercambio libre y abierto de ideas. Si no pueden acceder a información en Internet; si no pueden estar expuestos a diferentes puntos de vista; entonces no alcanzarán su pleno potencial. Y con el tiempo, la juventud va a perder la esperanza.
Sé que estos temas son sensibles, sobre todo cuando vienen de un presidente estadounidense. Y desde 1959, algunos estadounidenses veían Cuba como un lugar del que se podían aprovechar, ignoraron la pobreza y permitieron la corrupción. Desde 1959, hemos sido como boxeadores con un contrincante imaginario en esta batalla de geopolítica y personalidades. Conozco la historia, pero me niego a verme atrapado por ella.
He dejado claro que Estados Unidos no tiene ni la capacidad ni la intención de imponer cambios en Cuba. Lo que cambie dependerá del pueblo cubano. No vamos a imponerles nuestro sistema político ni económico. Reconocemos que cada país, cada pueblo, debe trazar su propio camino, y darle forma a su propio modelo. Pero ahora que hemos quitado la sombra de la historia de nuestra relación, debo hablar honestamente sobre las cosas en las que yo creo – las cosas en las que nosotros, como estadounidenses, creemos. Como dijo Martí: “La libertad es el derecho de todo hombre a ser honesto, pensar y hablar sin hipocresía”.
Así que déjeme decirles lo que yo creo. No los puedo obligar a estar de acuerdo, pero deben saber lo que pienso. Creo que cada persona debe ser igual bajo la ley. Cada niño se merece la dignidad que viene con la educación, la sanidad y los alimentos que tiene sobre la mesa y un techo sobre sus cabezas. Yo creo que los ciudadanos deberían ser libres de expresar sus ideas sin miedo, de organizarse, y de criticar a su gobierno y protestar pacíficamente, y que el estado de derecho no debería incluir detenciones aleatorias de las personas que hacen uso de esos derechos. Yo creo que cada persona debería tener la libertad de practicar su fe de forma pacífica y pública. Y, si, yo creo que los votantes deberían de elegir sus gobiernos en elecciones libres y democráticas.
No todo el mundo está de acuerdo conmigo sobre esto. No todo el mundo está de acuerdo con el pueblo estadounidense sobre esto. Pero creo que estos derechos son universales. Creo que son los derechos del pueblo estadounidense, del pueblo cubano y de todo el mundo.
Ahora, no es un secreto que nuestros gobiernos estén en desacuerdo con muchos de estos temas. He tenido discusiones sinceras con el Presidente Castro. Durante muchos años, ha señalado los fallos del sistema estadounidense: la desigualdad económica; la pena de muerte; la discriminación racial; las guerras en el extranjero. Eso es solo un ejemplo. Él tiene una mucho más lista larga. Pero esto es lo que tiene que entender el pueblo cubano: estoy dispuesto a tener este debate y diálogo abierto. Es bueno. Es saludable. No le tengo miedo.
Sí que hay demasiado dinero en la política estadounidense. Pero en EEUU, todavía es posible que alguien como yo, un niño que fue criado por una madre soltera, un niño de raza mixta que no tenía mucho dinero, pueda ir atrás de y conseguir el cargo más alto del país. Eso es lo que es posible en EEUU.
Sí que hay dificultades de discriminación racial en nuestras comunidades, en nuestro sistema penal, en nuestra sociedad – el legado de esclavitud y segregación. Pero el hecho de que tengamos debates abiertos dentro de la propia democracia estadounidense es lo que da lugar a que mejoremos. En 1959, el año en que mi padre se mudó a Estados Unidos, era ilegal para él casarse con mi madre, quien era blanca, en muchos estados del país. Cuando empecé a ir a la escuela todavía estábamos luchando por eliminar la segregación en las escuelas del sur de Estados Unidos. Pero la gente se organizó; protestaron; debatieron estos temas; desafiaron a los oficiales del gobierno. Y gracias a esas protestas y debates y la movilización del pueblo, puedo alzarme aquí hoy, como afroamericano, y como Presidente de Estados Unidos. Eso fue por las libertades otorgadas en los Estado Unidos que pudimos traer el cambio.
No digo que sea fácil. Todavía hay problemas enormes en nuestra sociedad. Pero la democracia es la forma de cambiarlos. Es como conseguimos servicios de salud para una mayor cantidad de personas del país. Es como hicimos grandes avances en los derechos de las mujeres y de los homosexuales. Es como hablamos de la desigualdad que concentra tanta riqueza en la cima de nuestra sociedad. Puesto que los trabajadores se pueden organizar y la gente de a pie tiene una voz, la democracia estadounidense le ha dado a nuestro pueblo la oportunidad de perseguir sus sueños y disfrutar de un alto nivel de vida.
Ahora, aún quedan luchas difíciles y no siempre es bonito, el proceso de la democracia. Muchas veces es frustrante. Lo podemos apreciar en las elecciones que están en curso ahora mismo en mi país. Pero párense y piensen en este hecho sobre la campaña de Estados Unidos que se está llevando acabo ahora: habían dos cubanos-americanos en el partido republicano, haciendo campaña contra el legado de un hombre de raza negra que es el Presidente, mientras discuten que cada uno tiene más posibilidades de derrotar al candidato demócrata que será una mujer o un social-demócrata. ¿Quién habría apostado por eso en 1959? Esa es la medida de nuestro progreso.
Este es mi mensaje para el gobierno y pueblo de Cuba: Los ideales que son el punto de partida de toda revolución – la revolución de Estados Unidos, la revolución de Cuba, de los movimientos de liberación de todo el mundo– encuentran su expresión más verdadera, yo pienso, en la democracia. No porque pienso que la democracia en Estados Unidos sea perfecta, sino precisamente porque no lo somos. Y nosotros –al igual que todos los países– necesitamos el espacio que la democracia nos da para cambiar. Les da a los individuos la capacidad de ser catalizadores para pensar en nuevas maneras,  y re-imaginar cómo nuestra sociedad debe ser, y hacerlas mejor.
Ya hay una evolución que se está llevando a cabo dentro de Cuba, un cambio generacional. Muchos han sugerido que vengo aquí para pedir al pueblo cubano que destruya algo; pero yo me dirijo a los jóvenes de Cuba quienes alzarán y construirán algo nuevo. El futuro de Cuba tiene que estar en las manos del pueblo cubano.
Y al presidente Castro –a quien le agradezco que esté aquí hoy─ quiero que sepa, creo que mi visita demuestra que no tiene por qué temer una amenaza de los Estados Unidos. Teniendo en cuenta su compromiso con la soberanía y la autodeterminación de Cuba, también estoy seguro de que no tiene que temer las diferentes voces del pueblo cubano –y su capacidad para hablar, y reunirse, y votar por sus líderes. De hecho, tengo la esperanza para el futuro porque confío en que el pueblo cubano tomará las decisiones correctas.
Y mientras las toman, también estoy seguro de que Cuba podrá seguir desempeñando un papel importante en el hemisferio y en todo el mundo – y mi esperanza es que ustedes pueden hacerlo como un socio de Estados Unidos.
Hemos desempeñado papeles muy diferentes en el mundo. Pero nadie debe negar el servicio que miles de médicos cubanos han prestado a los pobres y a los que sufren. El año pasado, los trabajadores sanitarios estadounidenses –y las fuerzas militares de EE. UU.– trabajaron hombro a hombro con los cubanos para salvar vidas y acabar con el ébola en África Occidental. Creo que deberíamos continuar con ese tipo de cooperación en otros países.
Hemos estado en el lado contrario de muchos conflictos en el continente americano. Pero hoy día, los estadounidenses y los cubanos están sentados juntos en la mesa de negociación, y estamos ayudando a los colombianos a resolver una guerra civil que se arrastra desde hace décadas. Ese tipo de cooperación es bueno para todos. Le brinda esperanza a todos en este hemisferio.
Tomamos diferentes pasos en nuestro apoyo al pueblo de Sudáfrica para acabar con el apartheid. Pero el presidente Castro y yo pudimos estar allí en Johannesburgo para rendir homenaje al legado de gran Nelson Mandela. Y al examinar su vida y sus palabras, estoy seguro de que ambos nos damos cuenta de que tenemos mucho trabajo por hacer – para reducir la discriminación basada en la raza en ambos países. Y en Cuba, queremos que nuestro compromiso ayude a animar los cubanos que son de ascendencia africana, que han demostrado que no hay nada que no puedan lograr cuando se les da la oportunidad.
Hemos sido parte de diferentes bloques de naciones en el hemisferio, y seguiremos teniendo profundas diferencias sobre la manera de promover la paz, la seguridad, la oportunidad y los derechos humanos. Pero a medida que se normalizan nuestras relaciones, creo que eso puede ayudar a fomentar un mayor sentido de unidad en el continente americano –todos somos americanos.
Desde el inicio de mi mandato, he instado a los pueblos del continente americano a dejar atrás las batallas ideológicas del pasado. Vivimos en una nueva era. Sé que muchos de los problemas de los que he hablado carecen del drama del pasado. Sé que parte de la identidad de Cuba es su orgullo de ser una nación isleña pequeña que podría luchar por sus derechos y agitar el mundo.
Pero también sé que Cuba siempre destacará por el talento, el trabajo duro y el orgullo del pueblo cubano. Ese es su fortaleza. Cuba no tiene que ser definido por estar en contra de los Estados Unidos, al igual que los Estados Unidos no tiene que ser definido por estar en contra de Cuba.  Tengo esperanza para el futuro debido a la reconciliación que está teniendo lugar entre el pueblo cubano.
Sé que para algunos cubanos de la isla, puede existir la sensación de que los que se fueron de alguna manera apoyaban el viejo orden en Cuba. Estoy seguro de que hay una narrativa persistente cual sugiere que los exiliados cubanos ignoraron los problemas de la Cuba pre-revolucionaria y rechazaron la lucha de construir un nuevo futuro. Pero les puedo decir hoy que muchos exiliados cubanos llevan consigo el recuerdo de una dolorosa y, a veces, violenta separación. Aman a Cuba. Una parte de ellos aun considera este su verdadero hogar. Es por eso que su pasión es tan fuerte. Es por eso que la pena en sus corazones tan grande. Y para la comunidad cubano-americana que he llegado a conocer, esto no se trata solo de política. Se trata de la familia: el recuerdo de una casa que se ha perdido; el deseo de reconstruir un lazo roto; la esperanza de un futuro mejor, la esperanza del regreso y la reconciliación.
Por toda la política, las personas son personas; y los cubanos son cubanos. Y he venido aquí –he viajado esta distancia– sobre un puente construido por los cubanos a ambos lados del Estrecho de la Florida. Primero llegué a conocer el talento y la pasión de los cubanos de Estados Unidos. Y sé que han sufrido más que el dolor del exilio: saben lo que se siente al ser un extraño, al luchar, al trabajar más duro para asegurarse de que sus hijos puedan llegar más lejos en los Estados Unidos.
Así que la reconciliación de los cubanos –los hijos y nietos de la revolución, y los hijos y nietos del exilio– es fundamental para el futuro de Cuba.
Se puede ver en Gloria González, que viajó aquí en 2013, por primera vez después de 61 años de separación, y fue recibida por su hermana Llorca. “Tú me reconociste, pero yo no te reconocí”, le dijo Gloria a su hermana después de abrazarla. Imagínense, después de 61 años.
Se puede ver en Melinda López, que vino a la vieja casa de su familia. Y mientras caminaba por las calles, una anciana la reconoció como la hija de su madre, y se puso a llorar. La llevó a su casa y le mostró un montón de fotos que incluían la foto de bebé de Melinda, que su madre le había enviado hacía 50 años. Melinda comentó más tarde: “Tantos de nosotros estamos recibiendo tanto ahora”.
Se puede ver en Cristian Miguel Soler, un joven que fue el primero de su familia en viajar aquí después de cincuenta años. Al conocer a sus parientes por primera vez, comentó: “Me di cuenta de que la familia es la familia sin importar la distancia que exista entre nosotros”.
A veces los cambios más importantes comienzan en lugares pequeños. Las mareas de la historia pueden dejar a las personas en situaciones de conflicto, exilio y pobreza; se necesita tiempo para que esas circunstancias cambien. Sin embargo, el reconocimiento de una humanidad común, la reconciliación de las personas unidas por lazos de sangre y una creencia del uno en el otro –ahí es donde comienza el progreso. Entendiendo, escuchando, y perdonando. Y si el pueblo cubano se enfrenta junto al futuro, será más probable que los jóvenes de hoy puedan vivir con dignidad y alcanzar sus sueños aquí mismo en Cuba.  
La historia de Estados Unidos y Cuba abarca revolución y conflicto; lucha y sacrificio; retribución y ahora reconciliación. Ha llegado el momento de que dejemos atrás el pasado. Ha llegado el momento de que juntos miremos hacia el futuro –un futuro de esperanza.
Y no será fácil, y habrá reveses. Tomará tiempo. Pero mi visita aquí a Cuba renueva mi esperanza y mi confianza en lo que hará el pueblo cubano. Podemos hacer este viaje como amigos, y como vecinos, y como familia – juntos.  Sí se puede.  Muchas gracias.

lunes, 28 de marzo de 2016

EL HERMANO OBAMA

El hermano Obama

No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta
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Fidel Castro Ruz
digital@juventudrebelde.cu
28 de Marzo del 2016 8:45:53 CDT
Los reyes de España nos trajeron a los conquistadores y dueños, cuyas huellas quedaron en los hatos circulares de tierra asignados a los buscadores de oro en las arenas de los ríos, una forma abusiva y bochornosa de explotación cuyos vestigios se pueden divisar desde el aire en muchos lugares del país.
El turismo hoy, en gran parte, consiste en mostrar las delicias de los paisajes y saborear las exquisiteces alimentarias de nuestros mares, y siempre que se comparta con el capital privado de las grandes corporaciones extranjeras, cuyas ganancias si no alcanzan los miles de millones de dólares per cápita no son dignas de atención alguna.
Ya que me vi obligado a mencionar el tema, debo añadir, principalmente para los jóvenes, que pocas personas se percatan de la importancia de tal condición en este momento singular de la historia humana. No diré que el tiempo se ha perdido, pero no vacilo en afirmar que no estamos suficientemente informados, ni ustedes ni nosotros, de los conocimientos y las conciencias que debiéramos tener para enfrentar las realidades que nos desafían. Lo primero a tomar en cuenta es que nuestras vidas son una fracción histórica de segundo, que hay que compartir además con las necesidades vitales de todo ser humano. Una de las características de este es la tendencia a la sobrevaloración de su papel, lo cual contrasta por otro lado con el número extraordinario de personas que encarnan los sueños más elevados.
Nadie, sin embargo, es bueno o es malo por sí mismo. Ninguno de nosotros está diseñado para el papel que debe asumir en la sociedad revolucionaria. En parte, los cubanos tuvimos el privilegio de contar con el ejemplo de José Martí. Me pregunto incluso si tenía que caer o no en Dos Ríos, cuando dijo “para mí es hora”, y cargó contra las fuerzas españolas atrincheradas en una sólida línea de fuego. No quería regresar a Estados Unidos y no había quién lo hiciera regresar. Alguien arrancó algunas hojas de su diario. ¿Quién cargó con esa pérfida culpa, que fue sin duda obra de algún intrigante inescrupuloso? Se conocen diferencias entre los Jefes, pero jamás indisciplinas. “Quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha”, declaró el glorioso líder negro Antonio Maceo. Se reconoce igualmente en Máximo Gómez, el jefe militar más disciplinado y discreto de nuestra historia.
Mirándolo desde otro ángulo, cómo no admirarse de la indignación de Bonifacio Byrne cuando, desde la distante embarcación que lo traía de regreso a Cuba, al divisar otra bandera junto a la de la estrella solitaria, declaró: “Mi bandera es aquella que no ha sido jamás mercenaria…”, para añadir de inmediato una de las más bellas frases que escuché nunca: “Si deshecha en menudos pedazos llega a ser mi bandera algún día… ¡nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender todavía!...”. Tampoco olvidaré las encendidas palabras de Camilo Cienfuegos aquella noche, cuando a varias decenas de metros bazucas y ametralladoras de origen norteamericano, en manos contrarrevolucionarias, apuntaban hacia la terraza donde estábamos parados. Obama había nacido en agosto de 1961, como él mismo explicó. Más de medio siglo transcurriría desde aquel momento.
Veamos sin embargo cómo piensa hoy nuestro ilustre visitante:
“Vine aquí para dejar atrás los últimos vestigios de la guerra fría en las Américas. Vine aquí extendiendo la mano de amistad al pueblo cubano”.
De inmediato un diluvio de conceptos, enteramente novedosos para la mayoría de nosotros:
“Ambos vivimos en un nuevo mundo colonizado por europeos”. Prosiguió el Presidente norteamericano. “Cuba, al igual que Estados Unidos, fue constituida por esclavos traídos de África; al igual que Estados Unidos, el pueblo cubano tiene herencias en esclavos y esclavistas”.
Las poblaciones nativas no existen para nada en la mente de Obama. Tampoco dice que la discriminación racial fue barrida por la Revolución; que el retiro y el salario de todos los cubanos fueron decretados por esta antes de que el señor Barack Obama cumpliera 10 años. La odiosa costumbre burguesa y racista de contratar esbirros para que los ciudadanos negros fuesen expulsados de centros de recreación fue barrida por la Revolución Cubana. Esta pasaría a la historia por la batalla que libró en Angola contra el apartheid, poniendo fin a la presencia de armas nucleares en un continente de más de mil millones de habitantes. No era ese el objetivo de nuestra solidaridad, sino ayudar a los pueblos de Angola, Mozambique, Guinea Bissau y otros del dominio colonial fascista de Portugal.
En 1961, apenas dos años y tres meses después del Triunfo de la Revolución, una fuerza mercenaria con cañones e infantería blindada, equipada con aviones, fue entrenada y acompañada por buques de guerra y portaviones de Estados Unidos, atacando por sorpresa a nuestro país. Nada podrá justificar aquel alevoso ataque que costó a nuestro país cientos de bajas entre muertos y heridos. De la brigada de asalto proyanki, en ninguna parte consta que se hubiese podido evacuar un solo mercenario. Aviones yankis de combate fueron presentados ante Naciones Unidas como equipos cubanos sublevados.
Es de sobra conocida la experiencia militar y el poderío de ese país. En África creyeron igualmente que la Cuba revolucionaria sería puesta fácilmente fuera de combate. El ataque por el Sur de Angola por parte de las brigadas motorizadas de Sudáfrica racista los lleva hasta las proximidades de Luanda, la capital de este país. Ahí se inicia una lucha que se prolongó no menos de 15 años. No hablaría siquiera de esto, a menos que tuviera el deber elemental de responder al discurso de Obama en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
No intentaré tampoco dar detalles, solo enfatizar que allí se escribió una página honrosa de la lucha por la liberación del ser humano. De cierta forma yo deseaba que la conducta de Obama fuese correcta. Su origen humilde y su inteligencia natural eran evidentes. Mandela estaba preso de por vida y se había convertido en un gigante de la lucha por la dignidad humana. Un día llegó a mis manos una copia del libro en que se narra parte de la vida de Mandela y ¡oh, sorpresa!: estaba prologado por Barack Obama. Lo ojeé rápidamente. Era increíble el tamaño de la minúscula letra de Mandela precisando datos. Vale la pena haber conocido hombres como aquel.
Sobre el episodio de Sudáfrica debo señalar otra experiencia. Yo estaba realmente interesado en conocer más detalles sobre la forma en que los sudafricanos habían adquirido las armas nucleares. Solo tenía la información muy precisa de que no pasaban de 10 o 12 bombas. Una fuente segura sería el profesor e investigador Piero Gleijeses, quien había redactado el texto de “Misiones en conflicto: La Habana, Washington y África 1959-1976”; un trabajo excelente. Yo sabía que él era la fuente más segura de lo ocurrido y así se lo comuniqué; me respondió que él no había hablado más del asunto, porque en el texto había respondido a las preguntas del compañero Jorge Risquet, quien había sido embajador o colaborador cubano en Angola, muy amigo suyo. Localicé a Risquet; ya en otras importantes ocupaciones estaba terminando un curso del que le faltaban varias semanas. Esa tarea coincidió con un viaje bastante reciente de Piero a nuestro país; le había advertido a este que Risquet tenía ya algunos años y su salud no era óptima. A los pocos días ocurrió lo que yo temía. Risquet empeoró y falleció. Cuando Piero llegó no había nada que hacer excepto promesas, pero ya yo había logrado información sobre lo que se relacionaba con esa arma y la ayuda que Sudáfrica racista había recibido de Reagan e Israel.
No sé qué tendrá que decir ahora Obama sobre esta historia. Ignoro qué sabía o no, aunque es muy dudoso que no supiera absolutamente nada. Mi modesta sugerencia es que reflexione y no trate ahora de elaborar teorías sobre la política cubana.
Hay una cuestión importante:
Obama pronunció un discurso en el que utiliza las palabras más almibaradas para expresar: “Es hora ya de olvidarnos del pasado, dejemos el pasado, miremos el futuro, mirémoslo juntos, un futuro de esperanza. Y no va a ser fácil, va a haber retos, y a esos vamos a darle tiempo; pero mi estadía aquí me da más esperanzas de lo que podemos hacer juntos como amigos, como familia, como vecinos, juntos”.
Se supone que cada uno de nosotros corría el riesgo de un infarto al escuchar estas palabras del Presidente de Estados Unidos. Tras un bloqueo despiadado que ha durado ya casi 60 años, ¿y los que han muerto en los ataques mercenarios a barcos y puertos cubanos, un avión de línea repleto de pasajeros hecho estallar en pleno vuelo, invasiones mercenarias, múltiples actos de violencia y de fuerza?
Nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura.
Advierto además que somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo. No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta.

OLIGARQUIA BRASILENA CONTRA LA ECONOMIA POPULAR

Oligarquía Brasileña contra la economía popular
Por Hedelberto López Blanch

Amparándose en cualquier medio, la oligarquía brasileña intenta sacar del gobierno a la presidenta Dilma Rousseff e impedir que el ex presidente Inacio Lula Da Silva vuelva a alcanzar la primera magistratura en un futuro cercano.
Varios son los motivos de esa animadversión contra Dilma y Lula, entre las que destacan: las políticas públicas a favor de las grandes mayorías llevadas a cabo por los sucesivos gobiernos de ambos dirigentes, y la ambición de la derecha oligárquica brasileña por privatizar la principal empresa publica generadora de abundante capital: Petrobrás.
Desde hace unos meses, la jefa de Estado y el ex presidente enfrentan una campaña de desprestigio por parte de sectores opositores y los poderosos medios de comunicación controlados por la derecha, que buscan generar una situación de ingobernabilidad en el país acusándolos de ser los responsables del fraude masivo en Petrobrás

Analicemos primero los resultados obtenidos por los grandes programas sociales que han llevado adelante los gobiernos de Lula y Dilma. 
Se han generado 5,5 millones de puestos de trabajos que han favorecido el desarrollo económico de la población, lo que  permitió a los brasileño afrontar niveles superiores de gastos.
En la primera etapa del proyecto Mi casa, mi vida, se construyeron un millón de viviendas y la meta del actual gobierno es llegar a 2,75 millones de casas a finales de 2016.
La tasa de pobreza ha bajado de alrededor del 26 % en 2002, a 8,9 % en 2015.
El gobierno dedicó en 2015, un 15,57 % del presupuesto nacional al sector de la educación, lo que le ha permitido aparecer en la escala 32, entre 180 países, por el importe dirigido hacia ese sector.
En cuanto a la salud pública, en los últimos 14 años, Brasil amplió la cobertura de los servicios médicos gratuitos, con un alcance del 85 % a los sectores más desfavorecidos. El programa Más salud, más médicos, posibilitó que más de 63 millones de personas hayan sido atendidas. 

Bolsa Familia, que fue instalado hace 12 años durante el gobierno de Lula, brinda atención a 53 millones de familias pobres, y ayuda a más de 17 millones de niños en edad escolar, lo cual posibilitó la reducción a un 58 % de la mortalidad infantil.
Este programa ha sido blanco de las fuerzas y partidos de la derecha que tratan de reducirlo en un 35 %, lo que fue rechazado por la presidente al afirmar que esa es una de las medidas esenciales del Gobierno pues esta destinada a ayudar a decenas de millones de personas en extrema pobreza.
La dignataria ha reiterado que tanto para su gobierno como para el de su antecesor, el programa no recesará ni disminuirá pues tiene “prioridad máxima”.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoció la importancia de mantener y seguir llevando adelante ese proyecto en beneficio de la población más vulnerable.
El segundo punto, también sumamente importante, es la intención de la derecha brasileña, (económica y mediáticamente muy fuerte) de que Petrobrás deje de ser una empresa estatal y pase a manos del sector privado.
Petrobrás es la empresa más grande de Brasil, responsable de la investigación, explotación, transformación y distribución del principal recurso energético en la actualidad. La compañía estatal también gestiona la mayoría de las patentes brasileñas registradas y tiene un rol significativo en la construcción naval y en el desarrollo y fabricación de maquinaría pesada.
De esta forma, Petrobrás se ha convertido en una empresa fuera de lo común, pues es un instrumento estratégico para la economía y el desarrollo de Brasil.
Ocurre ahora que en las aguas cercanas al litoral sudeste brasileño, se han encontrado reservas de petróleo y gas calculadas en 40 000 millones de barriles y se estima que existen otros 176 000 millones aun no descubiertos.
Las nuevas reservas halladas, ubicadas en rocas calcáreas bajo un estrato de sal de gran espesor al que denominan capa presal, equivale a cinco años de consumo mundial de hidrocarburos con la ventaja que su costo de extracción es de solo ocho dólares por barril. Por eso el petróleo del presal es un recurso apreciado por las empresas transnacionales y las oligarquías del gigante sudamericano.
Coincidentemente, las acusaciones de corrupción y peculado que se le han lanzado en las últimas semanas contra Lula y Dilma, aparecen cuando se presenta en el Congreso Nacional un proyecto de ley para retirarle a Petrobrás el monopolio sobre las reservas de presal.
Con la explotación de esos yacimientos, el gobierno brasileño podría amainar la provisional baja de desarrollo económico que padece y a la par impulsar los amplios programas sociales establecidos.
En 2014 se hizo pública una investigación denominada Lava Jato (lavadero de autos) que destapó una red de corrupción en la estatal Petrobrás, además de numerosos problemas financieros en la empresa. 
La operación consistía en que compañías sobornaban a altos dirigentes de Petrobrás y a otros funcionarios públicos para conseguir contratos multimillonarios con la mencionada petrolera. Decenas de ejecutivos de varias empresas han sido detenidos.
Las investigaciones le ha venido como anillo al dedo a la oposición que cuenta con jueces y medios de prensa afines a sus intereses, para arremeter contra Lula por supuestos delitos de lavado de dinero, en momentos en que éste cuenta con amplio respaldo popular y ha anunciado la posibilidad de postularse para un nuevo mandato en las elecciones de 2018.
La casa del fundador del Partido de los Trabajadores (PT) fue objeto de un registro policial y él conducido a una comisaría donde lo interrogaron por cerca de tres horas, sin tener pruebas que justificaran la acción.    
A Dilma la pretenden vincular con un caso de corrupción y le han interpuesto un impeachment para tratar de sacarla de la presidencia.
En un reciente encuentro con juristas que rechazan el proceso de juicio político contra la presidenta, Dilma denunció que “hay un golpe contra la democracia y yo jamás renunciaré”
Recordó que el impeachment se aplica cuando existe un crimen de responsabilidad claramente demostrado y que cuando no es así esa medida se convierte por sí misma en un crimen contra la democracia.
“Condenar a alguien por un crimen que no cometió es la mayor violencia que se puede ejercer contra cualquier persona. Ya fui víctima de la injusticia durante la dictadura y lucharé para no serlo de nuevo en plena democracia”, sentenció la mandataria al recordar que en su juventud fue encarcelada y torturada por su oposición al régimen militar.

Las fuerzas de derecha están poniendo en peligro el sistema democrático en Brasil y en adición, a la integración latinoamericana que tanto trabajo ha costado. Los pueblos tienen la última palabra. 

CAL. EL CALLADO

Cal, el Callado
Ciro Bianchi Ross • digital@juventudrebelde.cu
26 de Marzo del 2016 22:51:24 CDT

A raíz de la aparición en este diario de mi página sobre la visita a
La Habana del presidente norteamericano Calvin Coolidge, se publicó en
un periódico del sur de Florida, y con la firma de Glenn Garvin, un
artículo que aborda otras aristas de la estancia habanera de dicho
mandatario, a quien apodaban, recuerda la nota, «Cal, el Callado» y de
quien se llegó a decir que lucía la expresión de «alguien a quien
destetaron con un pepinillo encurtido».
Garvin da a su nota el título de Fracaso de la diplomacia y triunfo de
la juerga, y así, de entrada, da al lector la idea de por dónde irán
los tiros. Afirma enseguida que aquella visita fue «un festival de
borrachera y libertinaje, contrabando salaz y hasta actos
antinaturales con tartas de Key Lime». Nada de eso reveló la prensa en
su momento. Ese trasfondo salió a relucir 30 años después, cuando el
reportero Beverly Smith hizo sonar la alarma en un artículo publicado
en el Saturday Evening Post. «Un cuento de hadas —escribe Garvin—, con
elementos de pompa, drama, comedia y farsa; de dignidad rígida y
juerga indecorosa; de diplomacia de sombrero de copa con un toque de
alcoholismo».
Precisa Garvin que Coolidge no participó de la depravación general. Si
algunos habaneros creyeron ver al mandatario escurriéndose por las
calles de las zonas de tolerancia de la ciudad, tocado con un sombrero
de copa totalmente fuera de lugar, se equivocaron por completo. Y es
que venía entre los periodistas que lo acompañaron uno que se parecía
mucho al Presidente y se hacía pasar por él. El mismo que, suplantando
al mandatario, recorría los bares de La Habana despertando la
admiración y la simpatía de la clientela, espléndida a la hora de la
convidada y que no escatimaba en pagarle todos los tragos que fuera
capaz de beber. Escribía Smith en su reportaje de 1959: «Sospecho que
todavía hay algunos habaneros viejos que creen que Cal, fuera de su
horario de oficina, era un alegre bebedor».
De cualquier manera la anécdota matizó la estancia habanera del
Presidente norteamericano. Se dice que el presidente Gerardo Machado
invitó a Coolidge y a su esposa a que visitaran una granja avícola
experimental que fomentaba el Gobierno cubano. Cuando la Primera Dama
se acercó a uno de los gallineros, observó asombrada cómo un gallo
«pisaba» frenéticamente a una gallina.
—¿Con qué frecuencia hace eso? —preguntó a uno de los peones.
—Decenas de veces al día —respondió el aludido.
—Pues dígaselo al Presidente cuando pase.
Así lo hizo el peón. Coolidge inquirió entonces si el gallo «pisaba»
siempre a la misma gallina.
—No, es una diferente cada vez —contestó el peón, y el mandatario no
demoró su respuesta:
—Dígale eso a mi esposa.
La anécdota desde luego es apócrifa. La historiadora Amity Shlaes, en
su biografía de Coolidge publicada en 2013, afirma que hizo lo
imposible por hallar elementos que la sustentaran. «No encontré
pruebas de que fuera cierta», concluye.

Un presidente saliente
En aquel lejano ya mes de enero de 1928, cuando vino a Cuba, Coolidge
era «un presidente saliente que intentaba cerrar su estancia en la
Casa Blanca con un logro de política exterior», escribe Glenn Garvin
en su artículo. Añade que trataba de calmar la creciente inconformidad
de los cubanos con las altas tarifas azucareras de EE. UU. que
acababan con la economía de la Isla, y de aplacar las críticas
generalizadas en Latinoamérica a las intervenciones militares
estadounidenses en Nicaragua, Haití y República Dominicana. Fueron
esos sus propósitos al responder de manera afirmativa a la invitación
de Machado para asistir a la Sexta Conferencia Panamericana de La
Habana.
Se dice que se proponía usar la reunión para impulsar su campaña a
favor de un tratado a nivel mundial de renuncia de la guerra como
instrumento de política nacional. El Senado de EE. UU. se había negado
a aprobar la participación del país en la Liga de las Naciones ocho
años antes, pero Coolidge pensó que podría conseguir que fuese
aprobado si se concentraba simplemente en prohibir la guerra sin crear
una burocracia internacional como parte del acuerdo.
En última instancia, fracasó en todo lo que se propuso, afirman
especialistas. Aunque Coolidge prometió al gobernante cubano bajar las
tarifas, eso nunca sucedió —de hecho, un par de años más tarde
subieron los impuestos al azúcar que EE. UU. adquiría en Cuba. Por
otra parte, los esfuerzos por aplacar al resto de América Latina con
respecto a las intervenciones estadounidenses nunca se pusieron en
práctica, porque Coolidge ordenó a sus marines que regresaran a
Nicaragua justo antes de partir rumbo a La Habana.
El tratado de paz a nivel mundial de Coolidge, que acabó siendo
conocido como el Pacto Briand-Kellogg, fue aprobado por más de cinco
docenas de países. Pero eso no impidió a nadie lanzarse de cabeza a la
Segunda Guerra Mundial una década más tarde, lo cual hizo del
mencionado acuerdo el acto de diplomacia más inútil de la historia
universal.
«No estoy segura de cuán convencido estaba él de nada de esto», afirma
Amity Shlaes en la biografía. «Él lo hizo todo con cierta melancolía,
el tipo de cosas que uno hace cuando algo está de acuerdo con sus
principios, pero no encuentra mucho placer en hacerlo. Coolidge no se
sentía bien; pensaba que la presidencia estaba agotándolo, pero en
realidad estaba enfermo del corazón. Y estaba sintiendo la soledad que
rodea a un presidente cuando todo el mundo se da cuenta de que él no
va a seguir siendo presidente por mucho tiempo y empieza a adular al
nuevo».

Recibimiento apoteósico
Ocho buques de la Marina de Guerra norteamericana se hicieron
necesarios para transportar desde Cayo Hueso al Presidente y su
comitiva, de la que formaba parte el famoso aviador Charles Lindbergh,
el primero en atravesar en solitario el océano Atlántico a bordo de su
avión Espíritu de San Luis. Ya frente a La Habana, una pequeña
embarcación lo trajo a la orilla. Doscientas mil personas se
congregaron a lo largo de las calles para aclamarlo en su breve
recorrido desde el puerto hasta el Palacio Presidencial, donde se
alojaría con su esposa y sus principales colaboradores, mientras que
el resto de la comitiva se alojaba en el hotel Sevilla y otros
establecimientos. Hubo una nota simpática en el recibimiento: ocho o
diez muchachas llamativamente vestidas y muy maquilladas lanzaron
rosas al paso del automóvil que conducía al mandatario. Eran las
pupilas de un prostíbulo cercano, portaban una bandera norteamericana
y acudieron al acto de bienvenida en compañía de su matrona, que
tampoco quiso quedarse en casa.
Cuando Coolidge se retiró al fin a descansar en el tercer piso de la
mansión de la calle Refugio número 1, reporteros y editorialistas
quedaron libres para acometer el periodismo de investigación… en los
bares de la ciudad. Venían de un país donde, desde 1920, primaba la
llamada Ley Seca, que prohibía las bebidas alcohólicas y obligaba a
arriesgarse en cantinas clandestinas, donde la entrada dependía de
contraseñas y toques en clave. Para los periodistas y funcionarios del
Gobierno, que se sumaron también a la aventura, se abría la ciudad
que, al decir de Alejo Carpentier, mayor cantidad de bebidas podía
mostrar al paladar curioso del viajero, donde una pareja no tenía que
mostrar el certificado de matrimonio para encontrar albergue en un
hotel y en la que se podía apostar —y ganar o perder— cualquier
cantidad de dinero en las ruletas del Casino Nacional sin llamar la
atención de las autoridades. Buscaron los visitantes bares como el
Floridita y el Sloppy Joe’s o los de los hoteles Florida, Sevilla,
Plaza e Inglaterra, y los más osados se desplazaron hasta los bares y
cabaretuchos que en la playa de Marianao se conocían con el nombre
genérico de «las fritas». Hubo visitas a teatros pornográficos y no
fueron pocos los que acudieron al barrio de Colón a fin de buscar
emociones inolvidables entre las piernas de una muchacha cubana.
Algunos de los artículos que sobre Coolidge y su visita a Cuba
aparecieron en la prensa norteamericana fueron escritos bajo la
influencia del alcohol, dice Glenn Garvin, y ofrece esta perla que
publicó The New York Times en la que se comenzó aludiendo al vestuario
protocolar de los funcionarios cubanos y termina haciéndose
incoherente. Dice: «Como no se podía encontrar un par de polainas
cortas grises en toda La Habana, un estado de perturbación prevaleció
hasta que los investigadores se cercioraron de que se trataba de una
falsa alarma».
En realidad, la fiesta y la diversión habían comenzado en Cayo Hueso,
cuando los viajeros descubrieron que dejaban atrás un país sometido a
la Ley Seca para encontrar que Cayo Hueso, con sus bares abiertos de
par en par, era sencillamente Cayo Hueso. Hubo bromas crueles como las
de las camas embarradas con tartas de Key Lime, con las que se
encontraban los borrachos a la hora de acostarse.
El presidente Calvin Coolidge asistió en La Habana a un partido de jai
alai. La hora del regreso entristeció a los miembros de su comitiva:
volverían al país de la prohibición. Pronto otra noticia les devolvió
el alma al cuerpo: nadie, ni siquiera los reporteros, haría aduana en
Cayo Hueso a su entrada en Estados Unidos, lo que quería decir que el
que lo deseara podría llevar todo el ron que quisiera. Los licoreros
cubanos hicieron su agosto. Fueron muchas las maletas que se
adquirieron de prisa para transportar el mejor ron cubano envasado en
recipientes de medio galón, que más tarde los marines, entre guiños
cómplices, subirían a los barcos.
¿Quién aprobó esa gigantesca operación de contrabando?, se preguntaba
en 1959 el periodista Beverly Smith en su artículo publicado en el
Saturday Evening Post. «¿Habría sido, increíblemente, el mismo Calvin,
en un arranque del humor caprichoso que algunos suponían se ocultaba
tras su cara de avinagrado de Vermont?».





sábado, 26 de marzo de 2016

EL DISCURSO DE OBAMA FUE BRILLANTE

El discurso de Obama fue brillante y eficaz de cara al cubano medio

Codigoabierto360: Ante todo debemos aclarar a nuestros lectores que el presidente de los EE.UU. (cual sea quien este gerenciando políticamente el país) tiene un equipo de trabajo hacedor de sus discursos, estos son especialistas en política domestica, política exterior, política comercial, medio ambiente, terrorismo, etc. El mismo es leído de un teleprompter  o “autocue” (pantalla digital electrónico transparente que refleja el texto del discurso que tiene los presidentes frente a su podio para su lectura ante su auditorio) quien lo controla mediante un pedal para hacer avanzar el texto)
El discurso de Barack Obama, televisado para toda Cuba, fue brillante eficaz de cara al cubano medio. Aseguró que venía en son de paz, buscando dejar atrás la historia de enfrentamientos. Despertó sus simpatías con frases en español y mencionando desde la música cubana hasta los platos más populares como la “ropa vieja” y el deporte nacional, el béisbol. Exaltó la creatividad de los cubanos, mencionó a algunos trabajadores autónomos por su nombre, refiriéndose a la importancia y repercusión social de su actividad.
Justamente hizo especial hincapié en el desarrollo de los “emprendedores” de la isla, un sector que ha ensalzado durante todo el viaje. Afirmó que si el gobierno cubano les permitiera trabajar libremente podrían aportar mucho al desarrollo del país y puso como ejemplo lo que los emigrados han construido en Miami. Obamase volvió a comprometer con el apoyo de Washington a este sector económico.
El gran ausente del discurso fue la disidencia, la que hasta ahora había sido la principal apuesta de todos los gobiernos estadounidenses. Se reunió con algunos de ellos pero los contactos tuvieron muy bajo perfil. Ni siquiera se refirió a la detención de las Damas de Blanco el pasado domingo cuando se manifestaban en la calle. Todo parece indicar que la atención de los EEUU se mueve hacia otro sector como motor de cambio. De todas formas su gobierno sigue entregando U$D 20 millones cada año a los grupos opositores dentro de Cuba.
También el Presidente insistió mucho en la promoción de Internet como vía para el desarrollo de la economía y la de los ciudadanos. Viene acompañado con directivos de Google, los cuales ya habían fracasado en sus negociaciones con el gobierno cubano para poner wifi gratuito al 70% de la población. La respuesta de La Habana fue que preferían ir más despacio antes que poner en manos de los EEUU las comunicaciones del país e inmediatamente negociaron con empresas chinas para extender la red en toda la isla.
Por lo demás, el mandatario trató de promover la democracia estadounidense como herramienta para la evolución social. No intentó vender el paraíso sino una sociedad con muchos problemas, desde racismo o una extrema concentración de las riquezas, pero con capacidad de evolucionar. Con mucho respeto y remarcando que los cambios solo competen a los cubanos, Obama propuso a Cuba realizar transformaciones políticas y económicas hacia un modelo diferente.
Los medios de la prensa cubana inmediatamente salieron a responder al discurso, tratando de cuestionar argumentos y restarle las simpatías que puede haber despertado en la población. Todos los entrevistados recordaron que si Obama quiere realmente dejar en manos de los cubanos el destino de la isla, debe empezar por terminar con los programas que financian las emisiones de Radio y TV contra La Habana, la creación de redes periodísticas disidentes y el pago a los opositores.
Sin embargo, Obama ha llegado a muchos cubanos, “el mulato nos propone la paz y nos ha dicho muchas verdades”, comentó a Público un joven cubano que no quiso dar su nombre. Los medios nacionales han respondido pero lo hacen desde la vieja arenga de barricada. Tendrán que actualizar su discurso si quieren enfrentar con éxito esta nueva expresión del diferendo bilateral, signada por una amistad que puede llegar a ser mucho más peligrosa para La Habana que la vieja agresividad.
*Fernando Ravsberg,  nacido en Uruguay, corresponsal de Público en Cuba y profesor del post grado de “Información internacional y países del Sur” de la Universidad Complutense de Madrid. Fue periodista de BBC Mundo, Telemundo de EEUU, Radio Nacional de Suecia y TV Azteca de México. Autor de 3 libros, El Rompecabezas Cubano, Reportajes de Guerra y Retratos

miércoles, 23 de marzo de 2016

CRISIS ECONOMICA, CUANDO EL RIO SUENA...

Crisis económica, cuando el río suena…
Por Hedelberto López Blanch

Varios analistas y publicaciones especializadas auguran que nuevos vientos huracanados amenazan con atacar a la economía mundial y provocar una nueva crisis.
El portal de información económica Vesti Finance indicó que numerosos indicadores macroeconómicos demuestran que la economía global está al borde de una nueva crisis y una de las pruebas más evidentes de que se acerca la catástrofe será la drástica disminución del comercio mundial, pero no es la única.
Entre seis y 12 razones ofrecen diversos especialistas para confirmar esa hipótesis y entre la más recurrentes aparece la menor exportación de mercancías chinas que cayó 11,2 % en enero de este año, junto a sus importaciones que se desplomaron un 18,8 %.
Agregan que las exportaciones de India y Japón bajaron en enero a 13,6  y 8 %, y sus importaciones disminuyeron en diciembre de 2015 en 10 % y 18 %, respectivamente. La economía de Tokio se halla en recesión desde hace seis años.
En Estados Unidos, las exportaciones cayeron el pasado diciembre un 7 %, a la par que la demanda de producción se redujo durante los últimos 14 meses y el nivel de despidos en el país aumentó en enero un 210 %.
En ese contexto, el 35 % de las compañías petroleras del mundo corren el riesgo de quiebra ante los bajos precios del crudo, lo que afecta al mercado global.
Nouriel Roubini, reconocido economista estadounidense, al explicar las variadas consecuencias actuales, asegura en un artículo para el portal Proyect Syndicate que los mercados emergentes se están enfrentando ahora a serios desafíos y presiones mundiales, como la desaceleración de China, el fin del ‘boom’ de materias primas, y el aumento de las tasas por la Reserva Federal norteamericana. Muchos países tienen además que hacer frente a la creciente inflación y la desaceleración, así como la debilidad de la moneda nacional, que aumenta el valor real de la deuda acumulada durante la última década.
Roubini plantea como uno de los elementos principales a los que se enfrenta el orbe, el grave error cometido por la Reserva Federal de Estados Unidos al haber salido de su política de tasas de interés cero en diciembre.
El experto opina que un crecimiento más débil, la inflación más baja (debido a la caída de los precios del petróleo), y las condiciones financieras más difíciles (motivada a un dólar más fuerte, un mercado de valores corregido y los diferenciales de créditos más amplios) amenazan al crecimiento y las expectativas de inflación en el gigante norteño.
El multimillonario inversor George Soros, fue otro que a  principios de enero aseguró que cuando miraba a los mercados financieros veía un serio desafío que le recordaba la crisis de 2008.
Más ambiguas resultaron las declaraciones del presidente  del Banco español Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), Francisco González, quien rechazó las afirmaciones de Soros pero sí reconoció que el momento "es delicado”.
En este contexto, Bank of America intentó tranquilizar al mercado y a los acreedores al publicar un informe, donde afirmaba que el mundo no se encuentra ante una nueva crisis mundial. Sin embargo, añadíó que el «estado de shock» en el  que se encuentran los mercados tampoco fue muy alentador, pues "La situación se parece más a 1998 que a 2008".
La culpa de la actual incertidumbre, se la achacó Diego Jiménez-Albarracín, responsable de renta variable de Deutsche Bank a la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos, al subir éstas las tasas de interés, lo cual fue un desencadenante de la crisis al elevar la volatilidad e hizo que muchas gestoras salieran de Bolsa, las que todavía no han vuelto.
En cuanto a la Unión Europea y la zona euro podrían convertirse en el epicentro de la nueva crisis financiera mundial este año, predicen los economistas, ya que los bancos europeos se enfrentan a problemas, como la crisis migratoria que podría conducir a la disolución del Acuerdo de Schengen (entrada libre de las personas por los diferentes países de la Unión).
El Grupo de los 20 (G-20) en una reunión efectuada en Beijing trató infructuosamente los pasados días 26 y 27 de febrero, de buscar soluciones para solventar la posibilidad de una venidera crisis.
El G-20, integrado por 20 países desarrollados y potencias emergentes, se creó en 1999 pero alcanzó relevancia en 2008 cuando se hizo necesario actuar a nivel global para intentar controlar la crisis financiera que, con más o menos fuerza, aún persiste. El grupo representa el 85 % del Producto Interior Bruto global.
Pese a los intentos de adoptar políticas financieras y económicas asequibles a los actores y al resto del orbe, las diferencias de enfoque en el G-20 no permitieron alcanzar acuerdos objetivos.
Cierto que el Producto Interno Bruto (PIB) de la República Popular China disminuyó en 2015 (alcanzó cerca del 7 %) pero fue uno de los más altos del mundo.
Alrededor de este hecho se han tejido muchas historias, más bien con el objetivo, (fundamentalmente de las naciones poderosas de Occidente) de amedrentar a países que han fortalecido sus intercambios con el gigante asiático.
No obstante, China ha continuado su indetenible desarrollo y expande sus inversiones, comercio y cooperación con numerosos gobiernos del orbe.
En un sentido más amplio, pienso que el inicio de la crisis económica mundial tuvo sus inicios en 1971 cuando Estados Unidos se desligó del régimen de cambios fijos de Bretton Woods (el oro como referencia) e introdujo un sistema de cambios flotantes generalizados (el dólar como referente) que lo dotó de una herramienta monetaria ligera y eficaz que le permitía escapar a los ajustes que debía enfrentarse por ser ya entonces un país enormemente deudor.
Esa jugada de Washington le permitió desprenderse del sistema de cambios fijos y de convertibilidad del oro lo cual lo obligaría a pagar el precio con una relativa pérdida de soberanía e impopulares medidas internas de austeridad como le ha ocurrido a casi todos los países en desarrollo y también hoy en día a varios del continente europeo.  
La crisis esta sobrevolando con inmensos deseos de volver a caer en picada pues como dice el viejo refrán, cuando el río suena es porque piedras trae.

QUE BOLA MR. PRESIDENT

Que Bolá Mr President
Por Yndamiro Restano

Que bola Cuba…Que bola acere…que bolaita mi socio…todos estos saludos expresados con ternura constituyen hoy formas que adopta nuestro lenguaje a partir de un castellano duro, aunque cargado de imaginación. Era por los campos de la Mancha por donde cabalgaba el más famoso de todos los hidalgos. Aquel que mantenía siempre su lanza en ristre toda Utopía desfaciendo entuertos con todo el Corazón. Pues, esa es la Naturaleza de la Revolució Cubana, los revolucionarios cubanos somos más hijos de Don quijote que de Marx o de Lenin. Es innegable que Cuba es romantica, que Cuba es poesía, Tal vez por eso, los grandes hombres como el Papa Francisco o el Presidente Obama la quieran salvar. Quizás por su alma poética, Cuba tiene un protagonismo global que asombra a todo el que no la conoce bien .Es aquel impulso de amor que brota de sus más auténticas profundidades y que sintió  el Papa Francisco  cuando le recomienda a nuestro pueblo, que no pierda jamás su vocación de grandeza.
Pues en esta moderna ofensiva cultural de nuestra especie, en esta Revolución Cultural de nuestro mundo, de todos y para el bien de todos, que lidera el Presidente Obama: Está Cuba. Y está Cuba, como bien él dijera, para enseñar y para aprender, porque en definitiva, todos somos eternos discípulos. Hoy Obama está en Cuba con su esposa, sus hijas y su suegra. El Presidente del país más poderoso de la Tierra, ha sido invitado por el Presidente Raúl Castro y ha llegado a Cuba con esa humilde, pero inamovible fe de los seres humanos que quieren cambiar el mundo porque ellos mismos han comprobado que los medios son los que justifican el fin cuando se desea construir un mundo más libre y por lo tannto más humano.  Y lo más importante es que esta Revolución Cultural que ya ha comenzado es posible porque todos vamos en el mismo tren. Ya decía el Apóstol , verso o nos condenan juntos o nos salvamos los dos.
Qué bolá Mr President,sin dudas que Ud es un campeón .Le podríamos decir al amigo de Cuba, Barack Obama, que nos visita: La Guerra fría se acabó y la Revolución Cultural ya comenzó. Ahora Don Quijote vuelve a galopar, pero hoy escucha a Sancho, porque a patir de este momento no se puede volver a fallar. Hay que escuchar criticamente al otro ; escucharlo y percibirlo con el corazón, que nos posibilita  respetarlo  en su dignidad. Hay que entender, hay que perdonarse y perdonar; hay que amar. Entonces los Derechos Humanos no serán un ideal : Serán una realidad.






sábado, 19 de marzo de 2016

EL PAPA , OBAMA Y EL AJEDREZ

EL PAPA, OBAMA Y EL AJEDREZ
Raul Sorondo

Tanto el Papa Francisco como el Presidente Obama no están interesados en confrontar al gobierno cu-bano, sino  penetrarlo. El Papa con la esperanza de ampliar su base religiosa, la construcción de escuelas católicas y el  avance de la doctrina social de la Iglesia y el Presidente Obama para introducir el Capitalis-mo en la Isla ofreciendo una apertura que pone un énfasis especial en la comunicación a todos los nive-les. El Gobierno cubano lo sabe y trata de oponer una resistencia lo suficientemente flexible  que le per-mita obtener las ventajas que estas relaciones le ofrece y que tanto necesita sin tener que pagar un alto precio por perdidas de espacios de poder.  
¿ Podrá el gobierno cubano aprovecharse de las ventajas ofrecidas sin pagar un precio?  ¿Volverá la sombra Plattista a señorearse sobre la complicada Isla? Sin dudas son preguntas legítimas.
En una ocasión, hace ya una veintena de años, le pregunté a Jorge Valls si estaba a favor o en contra del embargo y me contestó lo siguiente: Suponte un juego de ajedrez donde hay un constante jaque al  Rey pero  no se puede lograr un jaque mate.  Si no quieres el eterno empate tienes que tirar las piezas al aire a ver como caen. Estoy de acuerdo, la cuestión era atreverse y ya lo han hecho. Veremos como caen.  
                                                                                                                           


  

jueves, 17 de marzo de 2016

LOS HABANEROS AL ALZAR SUS OJOS AL CIELO PATRIO ESTA SEMANA, POR PRIMERA VEZ PUDIERON VER AVIONES DE GUERRA (C-17) EN VISITA DE PAZ Y AMOR)

C-17_Cuba_Habana_Obama
©Copyright (foto exclusiva del C-17 Globemaster de la Fuerza Aérea de Estados Unidos)
Los habaneros al alzar sus ojos al cielo patrio esta semana , por primera vez pudieron ver aviones de guerra (C-17) del país que ha castigado a Cuba con sanciones económicas durante medio siglo. Antes de Obama deben llegar los militares y especialistas de inteligencia, ademas de los equipos y la limusina del presidente del país más poderoso del planeta. Luego, detrás de estos monstruos del aire es que llegará el presidente . Su esposa Michelle  le acompañará con sus dos hijas, Sasha y Malia, verán con sus propios ojos la realidad cubana más de cerca, y eso es bueno. Aparentemente Obama será recibido por el cardenal Jaime Ortega.
Para el lunes temprano en la mañana, está programado el recibimiento oficial por el presidente cubano Raúl Castro en el memorial José Martí de la Plaza de la Revolución, tras lo cual los dos líderes se dirijan a la prensa. Al otro dia (marzo 22) Barack Obama se dirigirá al pueblo cubano en el Gran Teatro de La Habana en directo por la televisión y radio cubana. Finalmente vendrá el encuentro con la llamada disidencia (que siempre opaca a la natural).
Los opositores, compuestos en su mayor parte por mercenarios al servicio de entidades extranjeras y algunos inevitables agentes de la Inteligencia Cubana, nunca han sido vistos como confiables por la sociedad civil en la isla. Sin embargo, ahí están para formar parte de un espectáculo que de alguna manera legitima también la normalización ante la opinión occidental que espera como es lógico ver siempre gobierno y oposición representando la diversidad.
Aquí en Estados Unidos estamos muy atentos estos dias, en espera de días mejores. No puedo decir todos, porque hay algunos que dominados por el rencor esperan por días peores, pero esos son una minoría con manías de grandeza. La mayoría de los cubanos en la emigración tiene puesta la ilusión en este acercamiento y no confunde los aviones C-17 con aquellos tres destroyers norteamericanos que con sus infantes de marina hacian presión psicológica en 1933, a la vista de los habaneros para respaldar la mediación del embaj