jueves, 30 de abril de 2020

DESEMPLEO Y HAMBRE SOBREVUELAN EL ORBE

Desempleo y hambre sobrevuelan el orbe
Por Hedelberto López Blanch

La pandemia del nuevo coronavirus esta dejando una estela de desempleo y de hambre en el mundo con unas consecuencias demoledoras fundamentalmente para los países menos desarrollados y para la mayoría de los pobres y trabajadores del mundo.
La globalización neoliberal con sus privatizaciones que tomaron fuerzas hace unas décadas impulsadas por el sistema capitalista ha dejado en el más absoluto limbo a la clase trabajadora que como por obra de magia desaparecen sus empleos y modo de subsistencia.
Las medidas para contener la pandemia (cierre de empresas y establecimientos de servicios, confinamiento, restricciones de viaje, distanciamiento social) prácticamente han frenado la economía en el orbe.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, advirtió que el mundo enfrenta las peores consecuencias económicas desde la Gran Depresión” y que los mercados emergentes y las naciones de bajos ingresos en África, América Latina y gran parte de Asia tienen un riesgo especialmente alto.
Claro, obvió señalar que en las naciones desarrolladas millones de personas de bajos ingresos se enfrentan al enorme desafío de quedar sin ingresos (muchos hace tiempo no los tienen) para poder pagar la alimentación de sus familiares, el costo del alquiler y la atención médica.
Solo en Estados Unidos la cifra de desempleados en los últimos cuatro meses llegó a 16 millones de personas, muy superior a la que hubo durante la crisis de 2008. En Canadá, el desempleo subió a 7,8 % en marzo, 2,2 % superior al registrado en febrero, el mayor incremento mensual desde 1976. 
Para la Organización Internacional de Trabajo (OIT) la covid-19 tiene un impacto catastrófico sobre los empleos y salarios en las Américas. Detalla que la pérdida de horas de trabajo en el planeta es de 6,7 %, lo cual equivale a 195 millones de puestos a tiempo completo en el segundo semestre de este año.
Especialistas de la OIT puntualizaron en la necesidad de proteger a los jóvenes porque la pandemia se transformará en un duro golpe para ese sector y estima que de perderse más de 26 millones de empleos a nivel global, el sector más golpeado sería el de los jóvenes por cinco factores determinantes: la recesión, el cumplimiento de tareas en la economía informal, las formas atípicas de empleos, las industrias especialmente afectadas por la pandemia y la automatización.
Aseguran que esta recesión afecta más a los jóvenes porque son los primeros en sufrir los recortes de horas laborales, poseen menos experiencia laboral. Además, 3 de 4 jóvenes trabajan en la economía informal, en especial en la agricultura, pequeñas cafeterías o restaurantes, y los ahorros de este tipo de empleo son escasos por lo que no pueden permanecer confinados.
Este sector poblacional, agrega la OIT, tienen una forma típica de empleo ya sea tareas a tiempo parcial, temporal o plataformas digitales, usualmente con malos pagos; horarios irregulares, escasa o ninguna seguridad o protección social y falta de prestación por desempleo.   
El director general de esa Organización, Guy Ryder reclamó al FMI y al Banco Mundial (aunque por el historial neoliberal de estos organismos será difícil que lo oigan) una respuesta inmediata hacia las personas, basada en la solidaridad mundial, en aras de proteger actividades y medios de subsistencia sobre todo en los sectores más afectados y en los países en desarrollo.   
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advirtió que la pandemia tendrá impactos negativos en la región. Se prevén efectos a corto plazo como: más desempleo; menores salarios e ingresos; aumento de la pobreza y la pobreza extrema; en los sistemas de salud se percibirán mayores costos, fragmentación y desigualdades de acceso a estos.
Enfatizó que las afectaciones de mediano y largo plazo serían: quiebras de empresas; reducción de la inversión privada; menor crecimiento económico; menor integración en cadenas de valor; deterioro de las capacidades productivas y del capital humano.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas significó que el número de personas que se enfrentan a una inseguridad alimentaria aguda podría casi duplicarse este año hasta alcanzar los 265 millones debido a las consecuencias económicas del nuevo coronavirus.
Se espera, enfatizó, que el impacto de la pérdida de ingresos por el turismo, la caída de las remesas y las restricciones de viajes y de otro tipo relacionadas con la pandemia dejen a unos 130 millones de personas con hambre aguda este año, que se suman a los cerca de 135 millones que ya están en esa categoría.
Arif Husain, economista jefe y director de investigación, evaluación y monitorización del Programa Mundial de Alimentos, reclamó en conferencia de prensa virtual desde Ginebra, que “'Todos tenemos que unirnos para hacer frente a esto porque si no lo hacemos el coste será demasiado alto: muchas vidas perdidas y muchos, muchos más medios de subsistencia eliminados”
Para Husain, la covid-19 es potencialmente catastrófica para millones de personas que ya están pendiendo de un hilo, y el PMA necesitará este año entre 10 000 y 12 000 millones de dólares para financiar sus programas de ayuda hacia las naciones y poblaciones más necesitadas.
Ante estas realidades que desnudan las políticas neoliberales-capitalistas que impulsan las privatizaciones en contra de los servicios sociales públicos, se hace necesario buscar otras formas de gestión económica mundial que salve a la especie humana.







EL CASTILLO DE AVERHOFF



El castillo de Averhoff

Ciro Bianchi Ross

El castillo de Averhoff alebrestaba de manera invariable mi
imaginación infantil.  Durante mi niñez la edificación, que se alza,
majestuosa, a la salida del barrio habanero de Mantilla, a la derecha
de la carretera según se avanza con destino a Managua, lucía el
esplendor de una ruina, con muros derrumbados y ventanas arrancadas.
Perfectamente visible entonces desde la carretera, lucía una casa sin
vida, aparentemente deshabitada, cuyo misterio se hacía mayor al
saberse que había sido saqueada, el 12 de agosto de 1933, a la caída
del gobierno de Machado cuando su propietario huyó de la venganza
popular en compañía del dictador. Para un niño de ocho o diez años,
saber que allí había estado instalada una estación policial de
caballería, aumentaba el encanto del lugar que, no siendo más que una
casa grande, llamábamos, generosamente, castillo. El castillo de
Averhoff, así sigue identificándose esta edificación en el imaginario
popular.
    El castillo de Averhoff se inauguró en 1917, cuando contrajeron
matrimonio Octavio Averhoff y Celia Sarrá. Averhoff llegaría a ser
rector de la Universidad de La Habana y ministro en el gobierno de
Machado. Se le conocía por el sobrenombre de Coquito. Celia era hija
del farmacéutico Ernesto Sarrá.
    Se construyó en la finca San Carlos. En las paredes se emplearon
piedras azules de una cantera cercana. Las tejas se trajeron de
Chicago, los mármoles, de Italia… Tres plantas. La primera para
recibos y fiestas y la segunda, para los aposentos de la familia y los
invitados, mientras que la última servía de albergue a los 40
sirvientes de la casa.
Nunca fue la residencia estable del matrimonio. Los Averhoff vivían en
Malecón, en una mansión que fue saqueada también a la caída de
Machado, y solo pasaban temporadas en el castillo y lo hacían siempre
con numerosos invitados. Celebraban entonces fiestas muy sonadas que
los habitantes del barrio de Mantilla, con una imaginación
febricitante, convertían en frenéticas orgías, donde las mujeres se
deslizaban desnudas en la laguna artificial de la propiedad, mientras
que destacados políticos e importantes hombres de negocios las
perseguían con las portañuelas abiertas.
    El novelista Leonardo Padura, que reconstruyó la historia del
castillo de Averhoff, dice que mientras se construía el edificio, el
capataz de la obra, al que apodaban Nino Mano de Piedra, fue
apuñalado, por una cuestión de faldas, en la tercera planta de la
casa.
Padura apunta que el recuerdo más sonoro de la jornada del saqueo del
castillo, aquel 12 de agosto de 1933, que guardaba la memoria
nonagenaria de su abuelo fue el del gran piano de cola lanzado desde
la segunda planta del edificio y que voló como una paloma herida para
estrellarse, en un estruendo de notas entrelazadas y absurdas en medio
de la carretera.
    A la caída de Machado, el castillo fue confiscado y se instaló en sus
predios la 15 Estación de Policía (Policía de caballería). Averhoff
recuperó la propiedad en 1939, luego de su regreso a Cuba, pero
tampoco la utilizó como vivienda. Contrató, sí, a un tal Pablo Cancio
que se instaló allí con su familia en calidad de encargado.
    “Entonces se multiplicaron las leyendas del Castillo y los Cancio
sufrieron las consecuencias. El establecimiento temporal de la
Estación de caballería fue suficiente para que se buscaran una y otra
vez los pasadizos y túneles que debían unir la antigua finca de recreo
con el castillo de Atarés -¡al otro extremo de La Habana!- para que se
indagara por inexistentes depósitos de armas y pólvora, y se espulgara
cada centímetro de la finca en persecución de cualquier misterio
subversivo. Así surgió la orla de leyenda alrededor de los secretos
del Castillo, a la que se unió el rumor de la existencia de un
orangután capaz de estrangular a ciertos prisioneros- aunque allí
nunca hubo prisioneros y solo vivió, hasta su tranquila muerte, una
pequeña monita que Pablo Cancio había traído de Nicaragua”.
    En 1965, cuando los Cancio abandonaron la casa, Padura, que entonces
tenía diez años de edad, buscó en ella rastros de fantasmas mezclados
con historias de sangre y suplicios. Una cadena hallada en el
vestíbulo lo llevó a pensar en torturas horribles. Una estancia
tapiada lo convenció de la verdad del pasadizo secreto. Un hueco en el
piso lo hizo suponer que allí había escondido Averhoff sus tesoros.
    Volvió Padura al castillo, para reconstruir su historia, en 1984,
luego de obtener todos los permisos y autorizaciones tan gratos a los
burócratas. Y aquel castillo, que durante décadas calentó la
imaginación de la gente de Mantilla, se le ofreció entonces como un
lugar de tranquila y edénica belleza, donde nunca hubo pasadizos y
túneles secretos ni ningún orangután estrangulador.







Ciro Bianchi Ross

PRIMERO DE MAYO EN EL BATEY

Primero de mayo en el batey



Eligio Damas

             Esto lo escribo en homenaje a los trabajadores todos y muy especialmente a mis colegas, los docentes. A quienes nadie en verdad, estrictamente hablando, reconoce porque la pobreza material nadie celebra ni le concede valor. Y también a mis colegas escribientes, quizás hasta los más ignorados, pues salvo quienes optan por adular para recibir beneficios o logran por su talento convertirse en éxito editorial y en consecuencia en mercancía de las editoriales y sus dueños, invierten su tiempo intentado servir desinteresadamente sin recibir reconocimiento de ninguna naturaleza.
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            Alberto Beltrán, músico, cantante dominicano, compuso y canto el exitoso merengue  “El Negrito del Batey”, en el cual como panfletariamente expresó:
            “El trabajar yo se lo dejo todo al buey
              porque el trabajo lo hizo Dios como castigo”.
            Beltrán, nunca llegó a completar estudios primarios; posiblemente nada supo de los acontecimientos de mayo de 1886.
            Es sensato pensar que tampoco de las teorías keynesianas y de las de Marx. Pero, por ese “raro sortilegio”, que a los explotados entra por la piel, sintió que el trabajo era un castigo, desde que se convirtió, en el fondo de la historia, en oportunidad y medio para una estafa brutal pero elogiada.                    
           El trabajar honra, dicen en las sociedades capitalistas para alienar y disponer al hombre a mansedumbre y explotación. Pero cosa curiosa, quienes resultan beneficiados, poco trabajan. No es frecuente, aunque en veces sucede, que a quien trabajó duro toda la vida y terminó como rodilla de chivo, le exalten. Reconocer a un trabajador ya viejo, hundido en la pobreza, es poner al sistema en evidencia.  “El éxito personal” de la minoría, es la esencia de estas sociedades. Ser pobre, aunque mucho se halla trabajado, denigra.
            Cuando los hombres empezaron a producir excedentes, dejaron aquello “esto es de nosotros” y optaron por “este para ti, aquel para él y todos aquellos para mí”. A partir de ese momento y no se sabe hasta cuándo, el trabajo se convirtió en eso que Beltrán, jocosamente llamó un castigo.
            A Indígenas, pescadores, cazadores, recolectores y hasta agricultores incipientes, que trabajan o trabajaban sólo lo necesario para la subsistencia y por la preservación del ambiente, convirtieron en despreciables y hasta flojos y salvajes por no atarse con entusiasmo a la fuerza de trabajo disponible para su propia devaluación.
             Quienes no se dejen utilizar para aquellos viles fines se les empadrona como díscolos y hasta malos ejemplos. Si se hacen combatientes, ideólogos contra la explotación del trabajo, pasan de simples flojos a enemigos del progreso, bienestar, paz y hasta terroristas. Son pues unos flojos peligrosos.  Los intelectuales se les suele calificar de eso. Tanto que estudiar y escribir no son trabajos si no producen renta y peor si esas habilidades se les usa para combatir la usura, la especulación y la explotación.
             ¿Qué celebramos ese día que llamamos del trabajo? ¿Será la proeza de aquellos obreros, en gran medida anarquistas, que desafiaron el poder del Estado capitalista para denunciar la explotación?
              ¿O celebramos que la explotación continúa viva y campante? Con estos precios y salarios de ahora uno piensa que es eso.
              El trabajo asalariado destinado a la explotación, cristiana o judía, descendiente de la esclavitud, enfeudamiento, son viles formas de explotación y siendo así, estaríamos celebrando simplemente que hemos hallado formas de prolongar una forma de vida miserable. Todo eso sería un indecoroso eufemismo.
              El producir bienes y servicios debe ser una actividad para colmar necesidades, a lo que el hombre debe dedicarse con el entusiasmo que da el sentirse justificadamente útil. Celebrar esto sería no sólo pertinente, sino poético. Es como exaltar la justicia, bondad y entrega por el bienestar colectivo. Trabajo sujeto a explotación no es digno, es más o menos como dijese Beltrán, algo que “hizo Dios como castigo”.             
           Definir al trabajo sujeto a explotación y apropiación indebida del excedente, como tarea digna y celebrable es hacer la jugada de los tramposos. Por eso, no celebremos el día del trabajo, como quien da gracias a Dios por haber encontrado un estafador que nos ata por las canillas a su pretina; convirtamos el momento en jornada para denunciar la explotación, reconocer a muertos y martirizados por haberlo hecho y definir el camino para que el trabajo creador deje ser una mercancía devaluada más que los mecanismos del mercado manipulan indignamente.    


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ENVIADO POR ROGER REDONDO




 

---------- Forwarded message ---------
De: Aldo Verdeja <aldo19402002@yahoo.es>
Date: jue., 30 abr. 2020 12:43
Subject: Tomado de Rebelión.
To: Jose Luis <jlpadronglez@gmail.com>


¿Es China culpable?

Xulio Ríos | 30/04/2020 | Mundo
Fuentes: Observatorio de la Política China

Casi desde sus inicios, la crisis del nuevo coronavirus, con epicentro en China, se convirtió en algo más que un mero problema de salud pública. A las acusaciones de ocultamiento de información y de mentir intencionadamente se fueron sumando las teorías conspirativas. Lo cierto es que los científicos y expertos en salud aun tienen muchas preguntas por responder. Y ello es comprensible porque nos hallamos ante una nueva enfermedad, cosa que a veces pasamos por alto. Ha habido en la primera reacción china vacilaciones y actitudes que no son de recibo como la amonestación del doctor Li Wenliang. Ahora bien, en buena lógica debemos tener en cuenta que identificar y descifrar las características de un nuevo virus no puede hacerse de un día para otro. Algo tan de sentido común, hoy parece una obviedad revolucionaria.
Por otra parte, si bien el brote del Covid-19 se identificó antes en China que en cualquier otro país del mundo, ahora se nos advierte de que casos similares tratados meses atrás como cuadros virales atípicos en países como España, Italia o Estados Unidos pudieran corresponder, en realidad, a otras variantes del nuevo coronavirus. Lo responsable y racional es aguardar por las conclusiones científicas y mientras tanto centrarse en lograr la máxima eficiencia en el combate a la pandemia.
El intento de estigmatización de una sociedad o un país por esta causa solo puede obedecer a motivaciones políticas. Como también las apelaciones a crear comisiones internacionales de investigación o las reclamaciones de compensaciones económicas a China por una supuesta mala fe en su gestión de la crisis. Quienes apadrinan estos planteamientos, naturalmente nada quieren saber de la responsabilidad de EEUU en la crisis de 2008 o de las indemnizaciones que debiera satisfacer por los enormes daños causados, pongamos por caso, en Irak (también, por cierto, recurriendo a la fabricación del engaño con aquellas armas de destrucción masiva que nunca aparecieron) y en tantos otros lugares. La lista es larga. Y objetiva. Y probada.
A todo pasado y desde una cierta lejanía no siempre exenta de prejuicio, puede sentenciarse que China lo hizo mal desde el principio. Pasemos por alto la reacción posterior, realmente draconiana en su dimensión y con costes considerables. Y corramos un tupido velo sobre la respuesta de terceros, España incluida. Quienes tenemos memoria del brote del SARS en 2002 y 2003, advertimos diferencias notorias tanto en la celeridad adoptada como en la contundencia y también en la transparencia y colaboración internacional. Las lecciones de entonces han estado presentes ahora y explican, por ejemplo, incluso el éxito de países como Vietnam o Corea del Sur y otros de la región. Todos los sistemas de salud en Asia recibieron una tremenda llamada de atención, como los nuestros la están recibiendo ahora.
Hay, sin duda, defectos sistémicos en la gobernanza china y procedimientos que son manifiestamente mejorables. Por ejemplo, una vez más, hemos podido apreciar las diferentes actitudes del poder central y las autoridades locales. El premier Li Keqiang advirtió en su visita a Wuhan del 26 de enero contra las estadísticas maquilladas que no son sino producto de una atmósfera irrespirable que en los últimos años se ha agravado. Quizá a ello responda una reciente circular del PCCh que insta a crear un entorno interno en el que se pueda innovar y trabajar con mayor comprensión. Ese temor de los funcionarios de los niveles más bajos les ha hecho caminar con pies de plomo para evitar ser sancionados. Y esto puede explicar algún comportamiento vivido en Wuhan.
Alentar la espiral de acusaciones constituye una irresponsabilidad. La actitud de la derecha extrema estadounidense, liderada por el estrambótico presidente Trump, el “líder del mundo libre” que invita nada menos que a inyectarse desinfectante para combatir el virus (sarcásticamente, dijo después), responde a todas luces a la necesidad de ocultar su errática imprevisión desoyendo las advertencias de sus consejeros, de la propia China y de la OMS, multiplicando los chivos expiatorios para no perjudicar su estrategia electoral. Todo vale con tal de escurrir el bulto. También para la ultraderecha que en Europa o Sudamérica lleva semanas imitando dicho discurso.
Es un hecho que China ha asumido el liderazgo global en el combate contra la pandemia. Esto irrita más si cabe. Sus suministros y donaciones llegan a todo el mundo. Sus médicos y expertos también. Hubo un tiempo en que quizá se esperara de EEUU una vacuna, pero hoy hay más competidores que se le pueden adelantar. China ejerció su responsabilidad global por primera vez y casi en solitario, algo que en los últimos años se le venía reclamando aunque ahora nos sorprenda que lo haga y auscultemos posibles segundas intenciones en sus acciones. Ante el ensimismamiento de Japón y el desconcierto europeo, China ocupó el vacío dejado por la Administración Trump que anunció en plena expansión de la pandemia la suspensión del compromiso con la OMS, culpabilizaba también de que él no haya tomando en serio a su debido tiempo lo que se le venía encima. Y esto ocurre tras abandonar el acuerdo del clima de París, la UNESCO o el pacto nuclear con Irán. Son estas circunstancias las que permiten que China se reposicione en el mundo a cuenta del nuevo coronavirus.
A muchos les preocupa que todo esto convierta a China en un modelo alternativo a la civilización occidental. Dependerá de lo que otros hagan. Esta crisis ha puesto al desnudo importantes vulnerabilidades (políticas, sociales, industriales, tecnológicas) a las que urge poner remedio. También en los sistemas democráticos.
Superar la recesión económica que se nos viene encima exigirá considerables esfuerzos de todos. Persistir en la confrontación para reafirmarse solo puede conducir a consecuencias trágicas. La reactivación será compleja y dolorosa, también en China. A la espera de lo que acontezca en EEUU en noviembre, Europa, desmarcada de la política de culpabilización, tiene en sus manos la ocasión de reponerse inclinando la balanza hacia la corresponsabilidad y la cooperación para que todos juntos podamos despegar. De lo contrario, una primacía de los enfoques extremistas presagia tiempos aun más sombríos.

TIROTEO A LA EMBAJADA DE CUBA EN WASHINGTON

Estados Unidos Cuba
Embajada de Cuba en Washington, D.C. (Foto: wikimediacommons.org)
MIAMI, Estados Unidos.- La policía de Washington DC identificó al sospechoso de disparar contra la Embajada de Cuba en Estados Unidos como Alexander Alazo, de 42 años, un residente en Aubrey, Texas, informó el diario estadounidense The Washington Post.
Además, la Policía indicó que el sospechoso había usado un arma de fuego de asalto durante el tiroteo, ocurrido a las 2:10 de la madrugada de este jueves en las afueras de la sede diplomática cubana en DC.
Hasta ahora, ni la Policía de la capital de Estados Unidos ni el Servicio Secreto han ofrecido detalles sobre los presuntos móviles del atacante.
Por su parte, las autoridades cubanas confirmaron los hechos. El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, confirmó a través de Twitter que el “personal de la misión diplomática no sufrió daños y está seguro”.
“Embajada #Cuba en #EEUU fue objeto hoy de una agresión armada por parte de un individuo no identificado. Personal de la misión no sufrió daños y está seguro. Investigación está en curso. Es obligación d los Estados proteger a los diplomáticos en él acreditados y sus instalaciones”, escribió.
La Policía de Estados Unidos no pudo comprobar si había personas dentro de la Embajada en el momento del tiroteo. No obstante, aseguró a los medios que se vieron varias luces encendidas dentro del edificio tras los hechos.
El amplio despliegue policial en el lugar se encargó del escrutinio de un automóvil estacionado en las afueras de la Embajada, que parecía estar conectado con el sospechoso.
De acuerdo con oficiales presentes en la escena, la investigación continuará este jueves.

martes, 28 de abril de 2020

BRASIL SUPERA A CHINA EN FALLECIDOS POR EL CORONAVIRUS


Brasil registra la mayor cantidad de muertos por coronavirus en un día y ya supera a China en el total de decesos
Publicado:28 abr 2020 20:56 GMT
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El Ministerio de Salud confirmó 474 nuevos fallecidos en las últimas 24 horas y ya superan los 5.000.
Brasil registra la mayor cantidad de muertos por coronavirus en un día y ya supera a China en el total de decesos
Un entierro colectivo de personas muertas por coronavirus, en el cementerio Parque Taruma en Manaus, Brasil, 28 de abril de 2020.Bruno Kelly / Reuters
El Ministerio de Salud de Brasil reportó este martes 474 nuevas muertes por coronavirus en el país, y alcanzó así un récord de decesos en las últimas 24 horas. El total de fallecidos es de 5.017, superando a China, que reporta 4.637 decesos, según el Johns Hopkins Institute
En tanto, de acuerdo al nuevo parte de las autoridades sanitarias, se registraron 5.385 casos positivos, con lo que hasta el momento suman 71.886 contagios. 
@minsaude atualiza a situação do #coronavirus no Brasil - 28/04:️ 71.886 casos confirmados️ 5.017 óbitos️ 34.325 em acompanhamento️ 32.544 recuperados️ 1.156 óbitos em investigaçãoConfira mais informações na plataforma: https://t.co/fIH1TRftNx#COVID19pic.twitter.com/xLqf1Wqc3g
— Ministério da Saúde (@minsaude) April 28, 2020
En tanto, 32.544 pacientes se han recuperado, según indican las estadísticas oficiales. 
Por otra parte, la cartera de Salud señala que la letalidad de la pandemia en el gigante sudamericano alcanza el 7%.
Exministros de Salud denuncian a Bolsonaro ante la ONU por "potencial genocidio" durante la pandemia de coronavirus
Los estados de San Paulo y Río de Janeiro, en la región sudeste, continúan siendo los más afectados por la pandemia. El primero tiene 2.049 muertes y 24.041 infectados, mientras que en el caso del segundo las cifras ascienden a 738 y 8.504 respectivamente.
El estado de Ceará, en el noreste de Brasil, registra 403 decesos y 6.918 casos positivos de coronavirus, según las estadísticas del Ministerio de Salud.  
Hasta el lunes, Brasil registraba 66.501 contagios por coronavirus y 4.543 decesos, con una letalidad de 6,8 %.
Medidas del Gobierno
Este día, el Gobierno de Brasil extendió, por 30 días más, la prohibición de entrada de extranjeros vía aérea al país, como medida para frenar el avance del coronavirus en el gigante sudamericano.
No obstante, el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, quien calificó al covid-19 como un "resfriadito", ha sido criticado por el manejo de su Gobierno durante la actual crisis sanitaria. 
Hace casi dos semanas, el mandatario brasileño destituyó al ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, por discrepancias sobre el manejo de la crisis del coronavirus. 
El doctor Mandetta, de 55 años, abogaba por el aislamiento social para frenar la pandemia y defendía las recomendaciones emitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras que Bolsonaro ha dado prioridad a la economía durante la actual pandemia. 

DE LA CORRUPCION EN PDVSA, PEQUENAS HISTORIAS DE ANTANO, POR LAS MIGAJAS SE DESCUBRE EL BANQUETE

De la corrupción en PDVSA, pequeñas historias de antaño. Por las migajas se descubre el banquete

Eligio Damas

            Se dice que a partir de las pequeñas historias se construyen las grandes, si el escritor antes de contarlas descubre la relación que hay entre ellas. Un conjunto de estas, insignificantes, individualmente consideradas, pudieran tener una connotación distinta si se establece la correlación, el enlace, que es inherente; no sólo desde el punto de vista cuantitativo, sino lo que pudiera revelar cualitativamente hablando y acerca de lo pudiera suceder al más alto nivel. Es una historia pequeña, casi personal, que permite al lector construir a partir de ella, una grande; de esas que los expertos y numerólogos cuentan en altas cifras de dólares. Es como un pequeño síntoma, casi marginal, que avisa de una cruenta enfermedad.
        Las distintas aventuras y “hazañas” de El Quijote son un conjunto de historias que hablan de toda una época, cultura y concepciones de un largo período de la historia y sociedad de su tiempo. En “Cien años de Soledad”, hallaremos lo mismo, porque la vida de Úrsula Iguarán y de todos los Aureliano, cuentan la historia de Colombia y si se quiere, la de América Latina. “Llueve sobre Macondo”, “La Hojarasca”, son pequeñas historias contadas anteriormente que forman parte de la gran novela del Gabo. Y así mismo es en “Doña Bárbara”, “Hombres de Maíz” y hasta en “Los Pasos Perdidos”.
          Por eso contaré esta, llamémosla también pequeña historia, que no es sino una, conocida por mí, como solemos decir en lenguaje coloquial, “en vivo y en directo”, que sumada a las tantas que la gente, incluyendo el lector, conoce, hablarían de una gran historia y sobre todo sugieren lo que pudiera haber sucedido allá arriba, cómo sería el festín, por aquello de si así son las migajas, si eso es lo que hasta llegaba abajo por goteo. Los acuciosos, investigadores, periodistas bien informados han hablado de enormes negocios y corruptelas a lo largo de toda la historia de la economía petrolera, en este caso hablaré de cosas que pudieran ser insignificantes pero muy alusivas, apenas del ñemeo que sugiere muchas cosas y de lo que la gente poco habla, porque parece ser intrascendente, olvidando que, como dije antes, detrás de una o unas pequeñas historias, pero que se repiten aquí y allá, algo que forma parte del paisaje, suele haber una trascendente y hasta descomunal.
             Mi amigo, por su experiencia de haber trabajado de muy joven en la industria petrolera gringa, de la cual salió no recuerdo exactamente por qué motivo, valiéndose de una relación familiar logró incorporarse a la naciente nacional representada en aquella que se llamó CVP o Corporación Venezolana del Petróleo y de allí pasó a PDVSA, apenas nació esta empresa, como resultado de la nacionalización en 1975. No fue necesario mérito académico alguno, lo que habla también suficientemente a quien esto lea.
           En la ciudad donde vivía y por las ventajas que la industria daba a sus llamados “empleados de confianza”, mi amigo pudo comprarse primero una casa en una urbanización de esas de trabajadores de cierto nivel o de sectores de clase media de la “de abajo todavía” y prontamente un apartamento de “mayor jerarquía”. Es decir, obtuvo ambos beneficios, dos viviendas, en un plazo relativamente corto y sin costo alguno para él; sólo manteniéndose en su condición de empleado de confianza. Tómese en cuenta para lo que diré de seguidas, que se trata de una empresa del Estado.
          Y lo que diré de seguidas es que, no puede haber empleado de más confianza para el Estado que maestros, enfermeros y médicos, por sólo nombrar estos, cuyos roles trascendentes, formar y cuidar de la salud de todos los ciudadanos y particularmente los trabajadores, quienes pese eso, nunca recibieron los beneficios, ni en sueño, que aquellos de la industria petrolera.
           Lo primero, por lo que seguiré contando, es que esos beneficios, por confianza, de lo que usted no hallará ninguna explicación, salvo que fue una copia de la industria gringa para darle un trato especial a los norteamericanos que se traía a nuestro territorio lleno de plagas, paludismo, tifus, sarampión, calor y al mismo tiempo usarles como “esquiroles”, frente a la buena cantidad de trabajadores criollos sometidos a una brutal explotación. Así nacieron por ejemplo, para no extendernos, “el campo americano”, donde vivían los gringos y, primero, la ranchería, después “el campo obrero”.
          Volviendo a mi amigo, una vez en PDVSA, teniendo las dos viviendas, otorgadas por la empresa, dada su condición de “empleado de confianza”, de las cuales ya hemos hablado, le trasladan a un nuevo cargo en una ciudad cercana a la de donde vivía, donde hay un campo petrolero. Al llegar a su nuevo destino, no habiendo espacio en lo que ya no se llamaba “campo americano”, sino “de empleados de confianza”, le asignaron, mientras tanto, una casa en la ciudad que la compañía tenía alquilada, con unas cuantas más para esos fines. Y eso hacen, porque mi amigo, pese la cercanía entre una ciudad y otra, apenas unos 45 minutos de carretera, optó por trasladarse a su nuevo destino, no sabía hasta cuándo y teniendo hijos pequeños, con toda la familia, que por cierto era relativamente grande.
        En aquella vivienda todo era de gratis. Luz, agua, teléfono, aún para llamadas internacionales. Con respecto a la comida y demás servicios, la familia hacía una lista semanal de todo lo que requería, pedido que le era entregado sin costo alguno.
       Estando de visita en aquella casa, invitado por mi amigo para compartir su bienestar por unos días, escuché a su esposa quejarse que el baño de una de las habitaciones de los niños estaba “descompuesto”; esa fue la palabra usada para el diagnóstico. Por mi propia iniciativa entré el baño y constaté que la cadenita que une la tapa del bajante al gancho del tanque no estaba. Metí las manos buscándola, no la hallé. Entonces pedí a la esposa de mi amigo me buscase una cadenita parecida o un pedazo de cordel o nylon para corregir la falla, pero recibí como respuesta, por supuesto de manera muy cordial y amigable:
             -“Tranquilo, no te des mala vida, que llamé a mantenimiento y ya vienen a resolver ese asunto”.
            Era sábado y mi amigo estaba libre, por lo que nos disponíamos a preparar un sancocho de pescado y al resto del festejo.
           En esto, llegó una camioneta con varios hombres, me llamó la atención tanto movimiento para cosa por demás insignificante. Vi como desprendieron toda la poceta, instalaron una nueva, habiendo hecho lo concerniente al caso, hasta trabajos de plomería y albañilería y se llevaron el equipo desinstalado que era sin duda nuevo. Solo bastaba quitarle alguna que otra mancha, incluyendo los vestigios de haber sido instalado antes, para que siguiese siendo nuevo. Este servicio, como el de los alimentos y otros artículos de consumo en la casa, eran prestados por  empresas privadas, distintas a PDVSA.
         A mi amigo, unos meses después, le volvieron a trasladar a la ciudad de antes, donde tenía las dos viviendas de las cuales hablamos arriba. Las que visitaba los fines de semana. Al trasladarle, todos los muebles y cuanta cosa fue necesario que tuviera en la ciudad donde había estado, los metieron en dos grandes conteiner, se los llevaron a su nuevo destino y allí los dejaron en un enorme depósito bajo 7 llaves. A él, su esposa y sus muchachos, con los asuntos personales de cada quien, alojaron en un lujoso apartamento de uno de los edificios de una urbanización para ese fin. No le preguntaron nada; si quería volver a su casa, porque todo eso la había decidido “la empresa”. Por supuesto, aquella solución le convenía. No tenía donde meter aquel corotero, porque sus viviendas estaban llenas de lo mismo y estando en aquel apartamento gozaría de las mismas ventajas que disfrutó en la casa de donde antes estuvo.
          Largos meses estuvo en aquella situación, hasta donde quienes aquello inventaron pudieron soportar, justificar y mejor mantener. Hasta que al fin volvió a una de sus cómodas viviendas. Le devolvieron sus corotos que estaban como dije en un conteiner y depósito privados.
        A todas estas, el lector ya debe haber imaginado toda la trama de corrupción que en eso había. No voy a contarla porque sería ofenderlo y hasta quizás le restaría el único interés que esta historia tiene. Sólo diré que PDVSA, no prestaba directamente ninguno de los servicios en ese extraño, casi kafkiano proceso, que prestaron a mi amigo, sino los contrataba a particulares. Y esta palabra “particulares” no lo era tanto, porque en ella entraban los de adentro.  Pero esa pequeña cosa, la envuelta en esta historia que habla de la corrupción de los pequeños, en la que mi amigo sólo era un objeto, la que todo el mundo observa, pero nadie le para o a nadie llama la atención por parecer insignificante, como las migas que caen de una mesa enorme con un exquisito y abundante banquete,  habla a gritos, como sugiere, de la enorme corrupción de más arriba. La corrupción de PDVSA, no es de ahora, ni de ayer, es una cosa cebada que viene desde lejos. Por eso, hay que ser acucioso y estricto, como no permitir que los corruptos de antaño ahora se rasguen sus vestiduras e intenten pasar como santos inocentes.
      Y no conté la anécdota de “Los Rojos”, una brigada gringa encargada de apagar pozos incendiados que traían desde EEUU a un costo altísimo, pudiéndolo hacer con personal de PDVSA sin pagar nada. Estas son miserias, entradas, pero como preludio de una obra grandiosa.

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