domingo, 30 de junio de 2013

LOS BOMBARDEROS SOBRE EL ESCAMBRAY



“La vanguardia del ejército se detuvo y su jefe se fue con el guajiro hasta donde estaba el oficial que mandaba la tropa, que según el guajiro era un coronel. Quién sabe si él conocía los grados del ejército o si había escuchado a alguien llamarle coronel. Según el guajiro el oficial palideció, también dijo  que eran 800 soldados, deberíamos de restarle 600, para dejarlo en 200.

En ese momento esa tropa se detuvo allí mismo, no avanzó ni un paso. Con la emboscada de La Diana a mediados del pasado febrero, apenas un mes atrás, se acobardaron de mala manera. De haber seguido adelante se hubieran encontrado con un grupo de sólo 52 hombres, los  que no podíamos salir de allí hasta que fuera de noche, porque lo mismo hacia el oeste, norte, sur o este, sólo había terreno desfavorable para nosotros.

Mientras todo eso sucedía nosotros no sabíamos nada de nada. Y para colmo de males, Anastasio Cárdenas, que era un buen hombre, se encaprichó en esperar un día más a esperar los prácticos que Menoyo mandaría.  Un jefe, cuando sucede algo imprevisto, debe  tomar decisiones de acuerdo a como se vayan desarrollándose los acontecimientos y tiene que tener iniciativas propias.

 Anastasio Cárdenas era natural de Camajuaní, propietario de una tarima en la plaza del mercado de La Habana, que tenía con un hermano que vivía en el Escambray, en un lugar conocido con el nombre de Charco Azul. De nombre Felipe, Anastasio Cárdenas, tenía un gran mérito: era fidelista y  combatiente vertical contra la tiranía. Nada más.

En la mañana del día 24 de marzo de 1958 apareció una avioneta dando vueltas sobre Linares, donde nosotros estábamos todavía, esperando por los prácticos que Menoyo mandaría para guiarnos hacía nuestro destino en Guanayara. El lugar era una loma que tenía un arroyito con bosque en la cima.  En la parte baja todo era potreros sin mucho pasto, y hacia todas partes había  pangola e hierba guinea de no más de 20 pulgadas de altura. La avioneta comenzó a tirar unas bombitas que al caer al suelo soltaban un humo blanco sin  parar. Yo no tenía ni media idea de para qué servía ese humo.

Pero Tony Santiago García, que era más viejo que yo,  había estado en el ejército de los Estados Unidos, en los marines, y como había participado en los combates de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, tenía mucha experiencia. Él tomó la iniciativa y comenzó a dar las órdenes en aquel caos. Era  temprano y el cielo estaba muy claro. Tony nos empezó a explicar el peligro de  ese humo que marcaba el lugar que le serviría a otros aviones para bombardearnos  en un corto tiempo. Nos dijo  que teníamos que salir del lugar marcado por el humo. El problema era que para salir  tendríamos que pasar  por  el potrero abierto. Por suerte, había un pedazo cubierto de hierba guinea muy limitado, donde a  un hombre parado le daría por la cintura. Todos nos fuimos arrastrando desde el bosque para la guinea,  los uniformes grises no nos ayudaban mucho para pasar inadvertidos. Si por desgracia nos llegaran a divisar, en aquel lugar no había una roca o un árbol donde uno pudiera protegerse, todo consistía en tratar de que no nos vieran.

Cuando ya estábamos en la yerba de guinea llegaron tres aviones. Tony dijo que ese tipo de avión tenía 6 ametralladoras calibres 50 por la parte de adelante.
Empezaron a soltar unas bombas que estremecían todo el sistema montañoso, nos parecía que el mundo se estuviera acabando.

Los campesinos de todos los caseríos a la redonda, ya estaban esperando el encuentro entre los rebeldes y el ejército de la dictadura batistiana, pero nadie esperaba que viniera la fuerza aérea. Ellos estaban esperando al ejército por tierra, porque el reto lo habíamos planteado nosotros al mandar a buscar al enemigo. Cuando llegaron los aviones, ellos pensaban que nos matarían a todos. Desde todos los caseríos a la redonda, la población miraba y oía los grandes estruendos de las bombas y el ruido de las calibres 50 disparando desde las alturas.  Se podía observar desde kilómetros de distancia hacía todas partes. Ese día por fin se sabría de verdad lo que los supuestos expertos decían: que después de la existencia de los aviones modernos, la Guerra de Guerrillas no era posible.

Esa fue la primera vez que la fuerza aérea bombardeara un sitio en el Escambray  donde se encontraban los rebeldes.

Los casquillos de las 50 caían sobre nosotros,  a muchos les dieron más de una vez, pues los proyectiles caían sobre el bosque pero los casquillos vacíos caían sobre el potrero donde nosotros estábamos tendidos, casi todos rezando a los distintos santos y a la Virgen. Fuera de donde marcaban las bombitas de humo, -que nos quedaba a 14 ó 15 metros-, dentro de la hierba guinea, con un pedacito de madera en la boca por  consejos de Tony Santiago. Él nos había dicho que podía evitar que nos reventara el tímpano.  Todavía no sé si eso es verdad, pero por si las moscas aquel día me lo puse.

Cuando a los aviones se les acabó la metralla, se fueron, pero no tardaron en volver.  No sé si fueron los mismos aviones, que fueron a algún lugar cerca, a  Cienfuegos o Santa Clara, pues a La Habana no tenían tiempo de regresar tan rápido, o quizás fueron otros tres aviones del mismo tipo quizás. Me preguntaba: ¿Por qué 6 aviones juntos no podrían operar? No lo sé.

De nuevo llegaron tres y de nuevo giraron sobre el pico de la loma de Linares descargaron  la metralla, en círculo uno detrás del otro. Recuerdo que el viejo Cadenas comentó: ‘en la Chambelona, no se veían estos pájaros’. No sabemos si un avión por accidente rozó a otro, o que el motor  tuvo un problema, pues se retiró echando una humareda negra, que yo pude ver gracias a  que  estaba acostado mirando para arriba.  La mayoría no se percató de que un avión se retiró y los otros dos también se fueron detrás de ese avión. Pero los guajiros que estaban mirando si se percataron de eso.

Era ya tarde y Anastasio le dijo a Tony: ‘organiza la guerrilla que marchamos ahora mismo para seguir’. Pero de todas formas teníamos que esperar la noche. Mi única preocupación era que el nuevo hombre Heriberto Zequeira,  se nos rajara y nos abandonara, pero el muchacho era de ley, estaba firme. Después de eso he leído muchas boberías que él ha dicho o que otros hemos dicho por él, pero no me importa, lo recuerdo con cariño. Esa noche él se ganó los galones.

Guiados por él bajamos por el arroyito que era la única parte donde había un poco de vegetación para cubrirnos. Ya el enemigo nos estaba rodeando. Ellos pensaban que la aviación tenía que habernos hecho daño, mucho daño. Marchamos juntos en fila india con el guía, único conocedor del terreno. Ya llegando a la parte baja, sentimos un nutrido tiroteo, y pensamos que era con los prácticos que Menoyo nos había enviado, pero de nuevo Tony, se percató de que era un error del enemigo, que confundidos en la oscuridad de la noche, y quizás por el miedo, se empezaron a disparar entre ellos cuando se estaba tendiendo el cerco.

Pasamos la voz, de hombre a hombre de lo que estaba pasando. Primero a gatas y más tarde a rastras,  poco a poco fuimos atravesando por el centro del tiroteo, dejando atrás el lugar y comenzamos a subir la ladera de enfrente a Linares. Nos detuvimos a las 4 a.m. Pudimos avanzar en toda la noche unos 700 metros, casi a cien metros por hora, por  un potrero donde no podíamos ponernos de pie, pues nos verían desde todas partes. Ya de día pudimos ver el bosque de Linares, muy ralo por el castigo de las bombas y la metralla. La gente dice que todo ese día fue bombardeado.

El día 25 de marzo de 1958 lo pasamos esperando que llegara la noche y rogando a los distintos santos y a la Virgen, para que no nos localizaran en ese lugar desamparado de vegetación y de rocas o zangas donde poder atrincherarnos. Ese día abrimos unas cuantas latas de la reserva de leche condensadas, mientras caminábamos a rastras.

El viejo Cadenas nos contó que cerca de allí había un lugar que él conocía, donde existía un bosque. Salimos tan pronto oscureció para el lugar, pero de guía iba Zequeira, que también conocía el lugar. Después de una caminata de 4 horas, cuando llegamos al ansiado bosque, él ya no existía pues lo habían quemado. El 26 de marzo tuvimos que seguir caminando hasta Manacal, a la casa de un hombre que era de apellido Moreno, pero era más conocido con el mote de Bigote, porque tenía un enorme bigote negro.

En casa de  Bigote oímos la radio de la Sierra Maestra. De acuerdo a las noticias que trasmitía, parecía que la huelga que se aproximaba provocaría el fin de la dictadura.

El 26 de marzo a eso  de las 6 p.m. salimos en fila india, con rumbo a la finca de Raúl la Rosa, donde llegamos el  día siguiente por la mañana.  Allí comimos, descansamos y nos enteramos de todas las noticias de ‘Radio Bemba’ referente a la enorme victoria que tuvimos en Linares, las cosas que contaban los guajiros, sobre como tumbamos un avión, la cantidad de heridos que le producimos al enemigo, etc.  Nuestra moral subió al máximo, siendo la verdad que no habíamos disparado ni un solo tiro, ni gastamos una sola bala, pero ganamos la batalla de la propaganda  gracias a  la osadía de Tony Santiago de mandar a buscar a los soldados enemigos allá en las Llanadas de Gómez, con nuestro alarde de que teníamos armas antiaéreas. Oyendo eso me daba un poco de vergüenza, pero tampoco lo iba a desmentir pues a partir de esa historia los campesinos pensaban que éramos más fuertes que los guardias que por décadas los habían aterrorizado, con sus ‘planes de machetes’ y sus desmanes.

Salimos por la tarde de ese día con rumbo a la finca de Quito Gómez, también en Manacal, pues esa zona de un lado y otro del río Agabama se llama así. Todos lo cruzamos. Era  peligroso, pues ese río crece de golpe. Llegamos a  casa de Quito Gómez donde nos esperaba Felipe Lema, muy conocido por Piro Lema.

Felipe  venía desde Guanayara con la misión de llevarnos para donde estaba Menoyo. El 27 de marzo de 1958, en casa de Quito Gómez, se nos incorporó Ramón Quezada Gómez (Ramonín)  y Juancito Martínez.  El grupo aumentó a 54 guerrilleros, contando a  Piro que venía armado. Allí pasamos todo el día.

Por la tarde salimos rumbo a la finca La Gloria propiedad de Julito Lara. Pasamos por una casa donde había corrales de reses, ya tarde en la noche. Allí se encontraba una tropa enemiga, que con  sólo oírnos llegar se echó a correr. Parece que eran guardias rurales que conocían la zona. Desaparecieron en la oscuridad de la noche. El  28 de marzo de 1958 llegamos a la casa de Julito Lara, ya nadie tenía miedo de recibir a los rebeldes, ni se ponían nerviosos cuando llegábamos a sus casas, pasamos todo el día allí.

El día 29 de marzo de 1958, salimos para  un lugar conocido como Yagunal, donde quedaba la propiedad de Domingo Ruiz. Cruzamos de noche el río Ay. Como estaba  muy crecido,  lo hicimos por un puente improvisado con un árbol caído que cubría de una orilla a la otra, con una baranda de un solo lado. Recuerdo la preocupación de algunos muchachos con el viejo Cadenas, que era el último de la fila. Si  era difícil para un hombre joven pasar por ese puente, cómo sería para un viejo casi ciego con un bastón. El árbol estaba muy húmedo y resbaloso, y al que cayera nadie le podría ayudar, sería una muerte segura.

Acampamos en un cafetal, todo el día tomamos café,  desayunamos, comimos vianda hervida y carne de cerdo frita.

El día 30 de Marzo de 1958, salimos de Yagunal rumbo a Dos Arroyos. Acampamos en la casa de Manuelito Naranjo. Ese día por la tarde, llegamos  a Guanayara a la casa de Omelio Cancio y Dulce Cabrera, donde estaba toda la tropa de Menoyo y William Morgan. Llegó un grupo desde Bocas de Carrera -cerca de Trinidad-, liderado por Alfredo Peña, que  era de unos veinte hombres. Alfredo traía una mira telescópica y venía acompañado por su esposa Gloria Elvira Soto Del Valle. El día antes de llegar nosotros Pompilio Viciedo había partido para la zona del Circuito Sur con la tropa que trajo de Sancti Spiritus. Cuando llegamos Menoyo no me reclamó nada acerca de la decisión de Rolando Cubela  que yo secundé con muchísimo entusiasmo. Darío Pedrosa  había salido por carretera no apareció. No supe si era porque Menoyo le había dado  otra ‘misión’.


También estaba allí, según me dijo Menoyo, un amigo mío de Sancti Spiritus que él no conocía. Fui hasta la hamaca donde dormía el hombre con una colcha que le cubría la cabeza, pensando que era cualquier persona, menos quien era. Se trataba de  Aurelio Nazario Zargen, lo que para mí fue una sorpresa. Lo primero que le pregunté fue: -- ‘Tú no vienes para quedarte ¿No?’ —Y Nazario me contestó: -- ‘¡Pues sí vengo para quedarme! ‘
Le dije: --‘Oye esto es muy duro aquí’.
Fui a ver a Menoyo, y le expliqué lo importante que Aurelio Nazario  hombre seria  en la retaguardia.

Aurelio Nazario fue el representante a la Cámara que más votos sacó de todos los demás. En Las Villas hubo sólo un representante a la Cámara que sacó más votos que él: Pardo Llada. Pero además Aurelio era el líder campesino más importante del sector de los tabaqueros. Él tenía relaciones con los campesinos de toda Cuba y ellos eran económicamente muy poderosos.

Menoyo no conocía a mucha gente fuera de La Habana. Traté de convencerlo de que al estar  nosotros fuera de Sancti Spiritus, donde dejamos nuestra retaguardia, Nazario fácilmente nos la podía organizar, así como en toda la provincia.  Nazario en las lomas con nosotros era uno más, con limitaciones por su edad, pero él se negó a irse aludiendo a que  desde las guerrillas podía ayudar también.

Allí tomé nota de los nombres de los nuevos compañeros. Contamos entre los que estábamos en Guanayara con  109 hombres armados, más  Jesús Carrera por Nuevo Mundo con Artola y 30 hombres bien armados. Leonardo Bombino y el hermano de Faustinito Echemendía venían desde el Cacahual con 11 guerrilleros nuevos, entre ellos: Noel Salas Santos, Miguel García Delgado, un hermanos del Vaquerito, dos de Ciego de Ávila y otros jóvenes de Sancti Spiritus, hasta completar en ese grupo con 11. Roger Redondo González

LIBRETA DE NOTAS


Libreta de notas (I)

Ciro Bianchi Ross • digital@juventudrebelde.cu
29 de Junio del 2013 19:10:03 CDT

El 16 de mayo de 1910 comenzaron a instalarse en La Habana teléfonos
del novedoso sistema automático, y cinco días después, el 21, con la
presencia del general José Miguel Gómez, presidente de la República,
se inauguraba dicho servicio. Cuba fue así el primer país del mundo
que disfrutó de esa técnica maravillosa que permite que dos personas
se conecten telefónicamente sin el intermedio de la operadora, como
aquí sucedía hasta entonces y siguió sucediendo en otros países,
incluido EE. UU.
El 19 de diciembre de 1912 había ya 11 437 teléfonos en el país y
crecía el número de los que solicitaban ese importante servicio. En la
misma fecha se hizo público además que la Cuban Telephone Co. giró a
su casa matriz 608 millones de dólares por concepto de utilidades de
los 12 meses precedentes.
De inicio, se instalaron las letras A (Habana) y F (Vedado) y se
anunció que oportunamente se conocerían las letras de los centros
telefónicos de Regla y Marianao. Durante años, los teléfonos se
identificaron en la Isla mediante una combinación de letras y números.
Por ejemplo: X 1553. En 1958 las letras fueron sustituidas por
números. Entonces, la A fue 5 y la A5, 55. La M fue 6 y ML, 61, en
tanto que la W pasó a ser 8, la U, 7, y la U0, 70. Los códigos F, F0 y
FL fueron sustituidos por 3, 30 y 31, respectivamente, y B, B9 y B0
por 2, 29 y 20. La I pasó a ser 4; I0, 40, e I2, 42. El 9 sustituyó a
la X y el 90 a la X0. (Fuente: Julio Domínguez)

23 y 12
Desde hace cierto tiempo, este escribidor acopia información sobre la
esquina de 23 y 12. Dice el arquitecto Mario Coyula que la cercanía
del cementerio de Colón —inaugurado en 1871— impulsó la jerarquización
de este sitio que más tarde cedería su importancia ante la esquina de
23 y L, cuando a fines de los años 40 del siglo pasado despuntó el
desarrollo de La Rampa.
Es una esquina histórica. Fue en 23 y 12 donde el Comandante en Jefe
Fidel Castro proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana
en vísperas de la invasión mercenaria de Playa Girón, hecho que las
fotos gigantes de Ernesto Fernández, premio nacional de Artes
Plásticas, colocadas en la azotea de la cafetería La Pelota, recuerdan
en esta esquina. Antes, en ocasión del sepelio de las víctimas del
sabotaje, en el puerto habanero, del barco francés La Coubre, Fidel
pronunció allí, por primera vez, la frase Patria o Muerte.
Cincuenta años es apenas un pestañazo en la historia, pero buena parte
en la vida de una persona. El tiempo embota aristas, decolora
pinturas, desdibuja imágenes. Se olvidan nombres y lugares. No creo
que sean muchos los que ya recuerden que el cine Charles Chaplin se
llamó Atlantic, al igual que el edificio que sirve de sede al
Instituto Cubano del Arte y de la Industria Cinematográficos (Icaic).
El novelista Jaime Sarusky, que como guionista laboró allí en los
comienzos de esa institución cultural, me dice que entonces el Icaic
no ocupaba todo el edificio, sino un solo piso. El Atlantic era un
inmueble de oficinas. Radicaban en él bufetes de abogados, gabinetes
estomatológicos, estudios de ingenieros y arquitectos y, sobre todo,
despachos de no pocas compañías constructoras. En uno de sus cubículos
se hallaba la sede de la Sociedad Cubana de Cardiología, y, en otro,
la de Radio Capital Artalejo, propiedad del periodista Arturo
Artalejo, que en esa y en otras emisoras radiales y televisivas hizo
célebre su espacio Con la manga al codo, y que pese a lo rimbombante
de su nombre de Radio Capital, me dice el investigador Jorge Domingo,
no se escuchaba siquiera en toda La Habana y a veces se iba del aire
por desperfectos técnicos. En los bajos del mismo edificio abría sus
puertas una óptica que, para no variar, se llamaba también Atlantic.
Comenta Domingo que el espacio que ocupa el centro cultural Fresa y
Chocolate fue el del famoso café Habana, establecimiento de tipo
español que disponía además de una vidriera con una oferta
variadísima. El área del actual Sylvain lo ocupaba la dulcería La
Suiza, de pasteles y dulces finos, subsidiaria de La Gran Vía, de
Santos Suárez. Seguía la floristería La Violeta, con su lema Confíenos
una orden y quedará complacido, y luego el Ten Cents. Al lado de este
establecimiento, ya por la calle 10, la tintorería El Recreo.
Unas 15 florerías prestaban servicio en la zona, tanto por 23 como por
12, 10 y 25. Jardines florales como Goyanes, Trías, La Azucena, El
Gladiolo, California, La Hortensia, La Jungla, Alcázar, La Dalia,
Riviera, El Encanto, La Diadema… Marmolerías como Isla de Pinos,
Vilaboa y la de José Taracido, establecida en el número 1159 de la
Avenida 23 desde 1912.
El bar-restaurante El Chalet ocupaba, dice Jorge Domingo, el espacio
de la pizzería Cinecittá, que abrió sus puertas, cree recordar el
investigador, el mismo día en que lo hizo la pizzería Coppelia. Era
frecuente ver al Caballero de París en los portales de Cinecittá. Los
camareros, sin que él lo pidiera, le servían una pizza o un plato de
espaguetis. Se decía que Alfredo Guevara, director del Icaic, había
decidido que esa institución cubriera los gastos en los que pudiera
incurrir el popular personaje.
Muy concurrido, tanto de día como de noche, era el café-restaurante 12
y 23, actual La Pelota, propiedad de los gallegos Fraga y Vázquez. No
pocos políticos, de la oposición y del Gobierno, tenían allí su
tertulia, en tanto que de madrugada, tras el cierre de clubes y
cabarés, era centro de reunión de figuras de la farándula que acudían
al lugar para beber la copa del estribo y entretener el estómago con
los deliciosos entrepanes del lugar.

Inauguraciones
Fue durante el Gobierno de José Miguel cuando se realizó el primer
tramo de calle con base de hormigón y superficie rodante de asfalto.
Se le llamó «calle experimental». El Capitolio se inauguró el 20 de
mayo de 1929. Poco antes, el 10 de octubre de 1928, quedaba inaugurado
el Paseo del Prado, tal como se le conoce hoy, y se le dio el nombre
oficial de Paseo de Martí. El 1ro. de enero de 1929 los leones del
Prado se colocaron sobre sus pedestales, con lo que quedó terminada la
decoración de esa vía.

La Plaza
El comienzo de la historia de la Plaza de la Revolución se remonta a
mediados de la década de los 20, cuando, invitado por el Gobierno
cubano, llegó a La Habana el urbanista francés Forestier a fin de
estudiar la trama urbana de la ciudad y fijar su centro geográfico. En
1926 se arribaba a la conclusión de que el punto central de la
geografía habanera era el que ocupaba la ermita de los catalanes, y
era allí donde debía construirse su centro cívico.
Pasaron los años. No fue hasta 1937 cuando, por decreto presidencial,
se constituyó la Comisión Pro Monumento a José Martí, que convocó a un
concurso interamericano para escoger el proyecto del monumento y del
centro cívico que lo circundaría, calculado en 932 000 metros
cuadrados.
Siguió pasando el tiempo. Llegó el año de 1949. Los vecinos de La
Pelusa y otras localidades asentadas en lo que hoy es la Plaza de la
Revolución fueron notificados de que debían abandonar sus humildes
viviendas. Para hacerlo, se les concedía el plazo de una semana.
Decidieron ellos buscar amparo legal. Alguien les habló acerca de un
abogado joven, conocido por defender causas justas. Lo vieron y le
plantearon que eran muy pobres y que no estaban en condiciones de
pagar. El letrado les dijo que no los representaría por dinero, sino
porque se hiciera justicia. Así comenzó el litigio. El joven letrado
organizó en consejo de vecinos a los moradores de La Pelusa, La
Quinta, El Capricho, Pan con Timba…
«Queremos que se le rinda homenaje a Martí, pero la forma en que se
quiere actuar es un atropello», comentó el abogado con los
perjudicados. Se reunía con ellos cada noche para dar cuenta de cómo
iba el pleito.
Un día llegó con una buena noticia. En lugar de una semana, los
vecinos de la zona dispondrían de un mes para mudarse y cada uno de
ellos recibiría una compensación de 400 pesos, suma apreciable en la
época y que permitiría encontrar una solución a la vivienda.
El joven abogado era Fidel Castro, con bufete en la calle Tejadillo
número 57, en La Habana Vieja.
Volvió a pasar el tiempo. Las obras finalmente comenzaron en las
postrimerías de 1953, y en 1959 estaban todavía inconclusas. En esa
fecha se habían erigido ya el monumento y la estatua, pero faltaban
las áreas exteriores y la base del obelisco.
El 1ro. de mayo de 1959 tiene lugar allí la primera concentración
convocada por el nuevo Gobierno. Pero aún no es la Plaza de la
Revolución. Sigue siendo la Plaza Cívica, llamada también Plaza de la
República.
Demoraría todavía unos dos años más para que se le diera su nombre
actual. Dice el historiador Eusebio Leal al respecto:
«Tuve la oportunidad de asistir a la sencilla ceremonia celebrada el
17 de julio de 1961 en la Casa de Gobierno. Guiado por el clamor de
los ciudadanos, el comisionado municipal, José A. Naranjo Morales,
dispuso que a partir de entonces la Plaza Cívica de la capital cubana
se nombrara Plaza de la Revolución. De esa manera se cerraba el ciclo
iniciado por los patriotas insurgentes en la Plaza de Bayamo».
(Fuentes: Juan Carlos Rodríguez y Marilyn Rodríguez).

La Universidad
La Universidad de La Habana no siempre estuvo donde está. Allá por
1728, que es el año de su fundación, la Real y Pontificia Universidad
de San Jerónimo de La Habana encontró asiento en el convento de San
Juan de Letrán, perteneciente a la orden de los Predicadores,
hermandad religiosa que siete años antes había recibido la
autorización del papa Inocencio XIII para echarla a andar.
En ese enorme caserón, enmarcado por las calles de Obispo, O’Reilly,
San Ignacio y Oficios, en la parte más antigua de la ciudad, radicó la
casa de altos estudios hasta los comienzos del siglo XX, época en la
que la trasladan para el lugar que todavía ocupa en la meseta de la
Pirotecnia Militar en la loma de Aróstegui, al final de la Calzada de
San Lázaro.
Era aquella una instalación ciertamente precaria. Poco a poco el
recinto fue transformándose. Se construyeron, primero, pabellones y se
sustituyeron después por bellos edificios de estilo más o menos
clásico.
Entre 1906 y 1911 se edificó el Aula Magna. La escalinata data de
1928, y la flanquean cuatro construcciones idénticas que en su momento
se destinaron a las facultades de Física, Química, Farmacia y Ciencias
Comerciales. De corte más clásico que esas cuatro edificaciones, pero
más moderno, es el Rectorado. Ese edificio, en el que desemboca la
escalinata, se alza en el lado este de la plaza Ignacio Agramonte
—antigua plaza Cadenas— en tanto que los de las facultades de Derecho
y Ciencias ocupan los lados norte y sur, respectivamente. El espacio
restante corresponde a la Biblioteca Central. Esas y otras
edificaciones de la colina están dotadas de pórticos y escalinatas que
mucho las realzan. Las bordean calles y plazoletas sombreadas por
altos árboles para conformar un conjunto, aseveran especialistas, del
que podrían enorgullecerse muchas ciudades.







-- 
Ciro Bianchi Ross
ciro@jrebelde.cip.cuhttp://wwwcirobianchi.blogia.com/http://cbianchiross.blogia.com/

EXCELENTES RELACIONES ENTRE CUBA Y RUSIA

Miércoles, 26 de Junio de 2013 09:10 Así las catalogó en embajador de esa nación europea, Mijail Kamynin
Hedelberto López Blanch
Publicado en Opciones, Ajimten, Rebelión, Aporrea
Las relaciones comerciales entre Cuba y la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se iniciaron desde los primeros años del triunfo de la Revolución en la Isla del Caribe y se extendieron y profundizaron hasta principios de la década de 1990 cuando desapareció la URSS y en su lugar surgió la Federación Rusa.

Tras estos sucesos, hubo un impás y Cuba cayó en una profunda crisis económica que se conoce como Período Especial, pues el 85 % de su comercio se mantenía con los países ex socialistas de Europa y en especial con la URRS. Ocho años más tarde, con la llegada de Vladimir Putin a la presidencia de ese país, en diciembre de 1999, las relaciones comenzaron a normalizarse. Para conocer el estado actual de los intercambios comerciales entre los dos países, así como la situación económica de Rusia, Opciones conversó con el embajador de esa nación europea en la Isla, Mijail Kamynin.

¿Cómo definiría Usted las relaciones con Cuba, los intercambios comerciales, económicos y turísticos con la Isla y cuáles son sus proyecciones?
Las relaciones ruso-cubanas, basadas en tradicionales lazos de amistad, simpatía y respeto mutuos, tienen una larga historia. Ya han pasado la prueba del tiempo y no obedecen a ningunas coyunturas. Hoy día Cuba sigue siendo uno de los socios prioritarios de Rusia en la región de América Latina y El Caribe, somos aliados estratégicos, y con toda la razón definiría el estado actual de nuestras relaciones como excelente.

Actualmente los vínculos entre ambos países se caracterizan por una dinámica positiva en todas las esferas. Se mantiene el diálogo político muy activo inclusive en el más alto nivel. El viaje del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, Raúl Castro, a Moscú en 2012, y la visita del Presidente del Gobierno de Rusia, Dmitry Medvedev, a La Habana en febrero pasado, evidenciaron la firme disposición mutua para seguir fortaleciendo el carácter estratégico de las relaciones bilaterales, crearon las condiciones favorables para afianzar aún más la cooperación multifacética.

Se realizan los intercambios parlamentarios, así como de dirigentes y representantes de varios ministerios y otras entidades. La visita a Cuba de la Presidenta del Consejo de Federación de la Asamblea Federal de Rusia (Cámara Alta del Parlamento), Valentina Matvienko, en mayo de de este año no sólo sirvió para fomentar los vínculos entre los órganos legislativos, sino también demostró una vez más el gran potencial de nuestras relaciones.

Tienen un carácter estable los encuentros de los cancilleres de ambos países tanto en el marco del intercambio de visitas como en los foros internacionales, en primer lugar, en el transcurso de las sesiones de la Asamblea General de la ONU. A base de los planes correspondientes se celebran las consultas intercancillerías sobre los más actuales temas de la agenda mundial, regional y bilateral.  El nuevo Plan para los años 2014-2016 fue firmado durante la reciente visita a Rusia del Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, que fue un impulso potente para consolidar la interacción en la arena mundial. A base de la coincidencia o la cercanía de los enfoques de ambos estados hacia la problemática internacional se desarrolla la cooperación mutuamente ventajosa y eficaz en la ONU y otros organismos multilaterales.
También es evidente el dinamismo de nuestros vínculos en la esfera económico-comercial. En los últimos años hemos alcanzado grandes avances en este ámbito, aunque siguen existiendo las reservas todavía no utilizadas en plena medida.

En 2012 el intercambio comercial ruso-cubano fue alrededor de 220 millones de dólares. Consideramos que tales datos estadísticos no corresponden ni al potencial existente ni al nivel actual de relaciones bilaterales por lo que es preciso buscar nuevas vías para ampliar nuestro comercio. La tarea clave no es sólo aumentar su volumen, sino también diversificar el comercio, haciendo énfasis en el futuro.

Colaboramos exitosamente en varias esferas tanto tradicionales para nuestras relaciones económico-comerciales como relativamente nuevas. Se trata, en primer lugar, del sector energético, que hoy día constituye un área prometedora de la cooperación bilateral, el de níquel, transporte, infraestructura, comunicaciones, biofarmacéutica, tecnologías avanzadas y otros ámbitos.

Como ejemplos más evidentes del desarrollo exitoso de nuestra interacción puedo citar los proyectos conjuntos de gran escala en la esfera de hidrocarburos con la participación de las compañías rusas Zarubezhneft y Gazprom neft. Se continúan los suministros del equipamiento electroenergético ruso. Se están examinando los planes respecto a la modernización de Centrales termoeléctricos de la Isla. Tenemos visibles avances en la cooperación en la esfera de aeronáutica civil, incluyendo la exportación de la moderna técnica aérea a Cuba. Existen posibilidades para avivar los vínculos bilaterales en el sector agropecuario.

Según los resultados alcanzados a lo largo de los últimos años el sector turístico tiene buenas perspectivas para el desarrollo ulterior de la cooperación fructífera. Esta esfera demuestra una sostenible dinámica positiva. El año pasado la Isla la visitaron alrededor de 87 000 turistas rusos (en 2011,  78 000). Además de ser  emisores del turismo a Cuba estamos analizando las posibilidades de participar en los proyectos de modernización de la infraestructura turística de este país caribeño.

Los cambios económico-sociales que se están realizando en Cuba en el marco del proceso de actualización, aprobado por el VI Congreso del Partido Comunista, abren nuevas posibilidades para diversificar nuestra colaboración. Estamos dispuestos a seguir adelante en este proceso.
Para el desarrollo dinámico y sostenible de los vínculos bilaterales tenemos un instrumento muy eficaz que es la Comisión Mixta Intergubernamental Ruso-Cubana para la colaboración económico-comercial y científico-técnica. Su X Reunión celebrada en noviembre de 2012 permitió analizar detalladamente el proceso de realización de los proyectos conjuntos y definir las esferas de cooperación perspectivas.  La agenda económica bilateral para la colaboración entre Cuba y Rusia hasta el año 2020, firmada en el marco del evento, es una guía estratégica de las relaciones económico-comerciales, que contribuirá a lograr el objetivo común de fortalecer y diversificar el intercambio comercial, las inversiones y la colaboración en sectores claves.

Atribuimos gran importancia al desarrollo de los contactos directos entre los círculos de negocios de ambos países. Vemos un potencial significativo en el trabajo de los Comités Empresariales de Rusia y Cuba, que facilita la búsqueda de nuevas direcciones de colaboración de interés mutuo. Tenemos planes para seguir ampliando nuestra participación en la Feria Internacional de La Habana, que es un espacio propicio para establecer los vínculos con los socios cubanos y concretar negocios.

¿Cómo evalúa la economía rusa en el momento actual y cuales son las perspectivas?

En 2012, si tenemos en cuenta la situación global, la economía rusa mostró buenos resultados. El Producto Interno Bruto creció un 3,4%. El déficit presupuestario no supera el 0,06% del Producto Interno Bruto (PIB), a diferencia de la mayoría absoluta de los países desarrollados donde este índice es mucho más alto. La tasa de desempleo es de apenas un 5,5 % al alcanzar los mínimos sin precedentes en los últimos años.
El porcentaje de la deuda estatal respecto al PIB es de solo un 10 %. Esto representa un factor muy importante si se toma en consideración que la mayoría de las economías desarrolladas esta fuertemente agobiada por créditos.

Del 2,8 % al 8,4 % se aumentaron los ritmos del crecimiento del salario real debido, principalmente, a la elevación de las ganancias en los sectores de educación y salud pública, así como de los salarios a los militares. El Gobierno continúa la realización de los proyectos sociales, orientados al mejoramiento del nivel de vida de la población.

Al mismo tiempo no se puede pasar por alto el impacto de un eventual recrudecimiento de la crisis internacional.  En este sentido, la tarea fundamental es tomar las medidas adecuadas y equilibradas para alcanzar una dinámica aceptable de los principales indicadores macroeconómicos. Mejorar el clima empresarial, aumentar la eficacia de la economía y del sector social, con marcado interés en el fomento de la competitividad y el potencial humano. Todas estas metas también son claves para asegurar la buena salud económica.

Para resumir la idea sobre las nuestras relaciones pienso que existe la voluntad política en cuanto al afianzamiento de la cooperación ruso-cubana mutuamente ventajosa, mientras que ambas partes tienen enorme potencial y capacidades para lograrlo. Estos factores nos permiten mirar hacia el futuro de esas relaciones con gran optimismo.

sábado, 29 de junio de 2013




¿Cuáles son las armas melladas de capitalismo?

ELIGIO DAMAS


               Pero no es por eso que decidí escribirte sino alrededor de lo que tú escribiste y en donde aludes a “Un Grano de Maíz”. Solía y suelo aún, tamizar mis opiniones porque, pese creo estar dentro de la concepción marxista, pienso que declararlo no aclara nada. Me parece ridículo, ostentoso e innecesario, decir “esto es ciencia o científico”, si no demuestras nada de eso. “El movimiento se demuestra andando”, frase que al parecer dijo Thales de Mileto, es pertinente para asegurar que el marxista no se descubre porque haga citas, sino cómo maneja el pensamiento del alemán y sobre todo por la manera de abordar y aprehender la realidad. En este caso, también es valedera la expresión marxista según el cual, el papel de la filosofía y filósofos no es interpretar o diagnosticar al mundo sino transformarlo, lo que quiere decir, en primer término, proponer las acciones para lograr ese propósito fundamental y trascendente. La frase de Simón Rodríguez, “Inventamos o erramos”, tiene en esto valor trascendente.
            Conocí un personaje, muy talentoso, quien había perdido sus cabales, técnico en electrónica, que solía disertar acerca de cómo arreglar el aparato que uno le llevaba en mal estado, pero nunca lo hacía. Este terminaba en un apretujado y desordenado depósito del cual era imposible su rescate. Estando el aparato en algún rincón del cual nadie sabía, era capaz de repetir de memoria su diagnóstico. Pero había algo más, al exponerle a uno, ignorante de aquello, los males del aparato lo hacía en el enrevesado lenguaje de la técnica y uno quedaba lelo y en la luna. En esos menesteres no se percató de los cambios de la modernidad en el ámbito y ya sus frases o diagnósticos diferían de la técnica y la tecnología.
          Con frecuencia difiero de muchas opiniones que ponen más empeño en decir que son marxistas, eso sí en lenguaje encriptado, a veces con doble sentido, usando frases tenidas como bíblicas que no recogen lo que uno espera. Esta forma de opinar, la he percibido, con bastante frecuencia, aunque allí suelen emerger muchas contradicciones, entre escritores que son tenidos como críticos y antes gozaron del beneficio oficial.
           Dije lo anterior porque quienes expresan o repiten esas ideas, con demasiada frecuencia de manera textual y en negritas, suelen usarlas como estribillos o fórmulas para hacer igualmente un sancocho de pescado que un cruzao de gallina con mondongo. Por ejemplo, gustan mucho repetir frases como “las armas melladas del capitalismo” y relativas a la violencia y el cambio.
           Tomo estas dos últimas frases o conceptos, manejados con excesiva frecuencia como estribillos en una canción caribeña, pero abundan otros.
           Pero preguntémonos: ¿Cuáles son las armas melladas del capitalismo?
           Creo que el Che, autor de la frase, no la explicó en abundancia y en lo de la violencia como agente del cambio, los personajes o a quienes me refiero,  parecieran partir de un concepto o experiencia estereotipado y mecánico o reflejo de una concepción que se aviene más con el romanticismo que con la dialéctica marxista.
            Todo cambio pasa por modificar lo existente. No se parte o arranca de la nada sino de lo que existe y eso, cambiar lo anterior, es un acto de violencia. Muchos, suponiéndose fundamentados en Marx, parecieran más bien partir de una imaginación que elude la dialéctica. ¿Acaso la violencia se expresa en que tenemos que salir a la calle con las fuerzas que tengamos a descabezar al enemigo, quitarle sus medios, apresarlos o hacer que se vayan del país? No creo que construir el socialismo sea tan fácil o mantequilla. Pero es una idea muy recurrente de las que llamo estereotipadas.
             ¿Si eso sucediese, cómo sustituimos lo existente? ¿Importamos lo que haga falta? ¿Lo sustituimos con formas y procederes socialistas nuestros? ¿Dónde los encontramos o como prefiero decir, de dónde los sacamos? ¿Del sombrero del mago? ¿Están construidos? ¿Es fácil crearlos? ¿Los sustituyo por capitalismo de Estado? ¿No sería eso también algo como lo del socialismo en dos etapas? ¿Creo unas relaciones nuevas para iniciar otro combate que va a prolongar más el camino? ¿No serían esas “armas melladas del capitalismo”, lo de crear formas o relaciones dentro de estructuras improvisadas y las llamamos socialistas, como quien se hace un pajazo mental o un traje a la medida? ¿Crear por decreto alguna relación que sólo reproduce el capitalismo y le ponemos el nombre socialista, con toda la cultura y fuerza de aquél por dentro, sin que eso signifique diálogo con los empresarios, no es utilizar “armas melladas del capitalismo”?
             ¿No es violencia creadora, porque la violencia revolucionaria debe serlo, que las masas salgan a la calle a protestar multitudinariamente contra los especuladores, acaparadores, secuestradores del cambio y burócratas que, por lo menos por omisión, a aquellos amparan?
            Hace muchos años, un simple positivista como Hans Kelsen, a quien se estudiaba con entusiasmo en las escuelas de Derecho, habló del carácter coercitivo de la norma jurídica. Porque ella no se queda en el deber ser, sino que formula o propone una conducta y obliga por la fuerza del Estado y la sociedad a su cumplimiento. De modo que en la ley hay violencia y en el caso de una revolución como la nuestra, que debe producir leyes, al aplicar estas se acompaña de un mandato violento. De modo que no tenemos que hablar de manera enredada y subliminal, como hacer creer o creer, que como en Queimada, de Gigo Pontecorvo, deberíamos dejar el poder que ahora tenemos y volver a la guerrilla, para regresar de allá con una violencia que llamé estereotipada o que llena está de nuestros sueños juveniles.
           Por estas interrogantes y reflexiones, tiendo a dudar de quienes parecen exhibirse gritando o escribiendo gritonas frases que sirven para todo, pero no aclaran nada. Conste que no siempre es culpa de ellas.
            Hemos llegado a una edad que debería hacernos comprender que las frases generales son buenas para los discursos de feria, quizás para actos más formales y académicos, para mostrar al grupo menos ilustrado cuánto se ha leído, pero cuando se trata de construir hay que ponerse más cerca de los hechos.

            Para concluir, porque lo escrito ya es largo y nada hemos dicho de lo tanto por decir, sería bueno que “los pensadores” o los guías, esos que tienen la suerte que personajes importantes los promuevan y hasta sus trabajos aparezcan insertos en cuanto medio sea posible, bajen a la tierra. El proceso de cambio al socialismo es más complejo de lo que uno imaginaba por allá por los años juveniles. Justamente por eso, aún no ha cristalizado en su exacta dimensión sobre la tierra. Si le quieres apurar, construyéndole como quien madura cambur con carburo, termina en una cosa que puede superestructuralmente, a nivel de la política, en el discurso, con un parecido, pero en la estructura, en las relaciones de producción que, en definitiva va, sino a determinar, a fundamentar aquello, puede que las cosas se te pongan pelotudas. Eso incluye especialmente al centro de todo, el ser humano. 


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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 6/29/2013 12:28:00 p.m. 

EL CASO DE WIELAND

LA CONSPIRACIÓN CUBANA (NUEVE) EL CASO WIELAND (I)

 

LA LISTA DE CANTILLO

 

Alrededor de la una de la madrugada del primero de enero de 1959, los motores de varios aviones DC-3, DC-4 y C-46 atronaban el sector civil del aeropuerto de Columbia, al oeste de la capital cubana, destinado a la línea Aerovías Q.

 

Los vuelos regulares de esta línea aérea vinculaban la Habana con Isla de Pinos, Veracruz y varios puntos de la Florida. 1

 

Sin embargo, en aquella primera madrugada de 1959, los aviones que calentaban sus motores en la pista romperían la rutina. Unos se dirigirían hacia Jacksonville, Florida, y el resto se desviaría rumbo a República Dominicana.2

 

Según las memorias del General Fulgencio Batista, el motivo de aquellos vuelos irregulares era su salida precipitada de Cuba junto a su familia y sus más cercanos colaboradores dada la gravedad de las circunstancias políticas y militares.3

 

Minutos antes de que los aviones arrancaran sus motores, Batista había renunciado a su cargo de presidente de facto de la República de Cuba. Antes de partir, le había entregando el poder a una junta militar encabezada por el general Eulogio Cantillo, Jefe del Estado Mayor Conjunto del ejército cubano.2

 

El despachador de este singular vuelo no sería cualquier empleado de Aerovías Q, sino, precisamente, el mismísimo General Cantillo.

 

Una semana antes, el día de Nochebuena de 1958, Cantillo, había volado en un helicóptero hasta el Central Cuba en la zona oriental de la Isla para entrevistarse con su “acérrimo” enemigo, Fidel Castro, jefe a la sazón de la guerrilla que dominaba una extensa zona de la Sierra Maestra, en el oriente cubano. Era la segunda vez que se reunieran ambos jefes militares enemigos. La primera había sido en septiembre de ese año cuando el ya tambaleante régimen del General Batista no le quedaba otro remedio que reconocer los grupos beligerantes.2

 

La reunión de Nochebuena era la definitiva.

 

En marzo de 1958, los EE.UU. le habían retirado todo apoyo político y logístico a Batista.

 

El ejército estaba desmoralizado y los rebeldes tomaban la iniciativa militar y política.

 

Cantillo y Castro negociaron entonces la transición pacífica.

 

Según Castro, Cantillo le había prometido entregarle el poder y los mandos militares junto con los principales personeros del régimen batistianos para llevarlos ante la justicia revolucionaria. Ello, por cierto, parece bien dudoso, dada la involucración del propio Cantillo en todo lo que se le acusaba al gobierno de Batista.

 

Sin embargo, siete días más tarde, en la madrugada del primero de enero de 1959, Cantillo estaba en la pista del aeropuerto de Columbia, organizando la huida de los principales funcionarios y colaboradores del gobierno del general Fulgencio Batista.

 

En las manos de Cantillo, rezaba una lista negra de aquellos representantes del gobierno de Batista a los cuales se les había denegado la entrada en los Estados Unidos. A los mismos, se les había designado para los vuelos hacia ciudad Trujillo. El resto, viajaría hacia Jacksonville, Florida.2

 

Hacia República Dominicana, deberían partir el ya ex presidente cubano Fulgencio Batista y varios de sus más cercanos colaboradores como el jefe de Policía, el general Pedraza, etc.

 

En el viaje hacia Jacksonville, Florida, iría el hijo mayor de Batista -quien debió abordar el avión bajo protesta, separado de su familia- junto con el jefe del ejército, el general Tabernilla, y otros funcionarios y acólitos del gobierno de su padre “autorizados” a pisar tierras norteamericanas.2

 

Año y medio después de la huida de los representantes del gobierno batistiano de Cuba, en agosto de 1960, en el Senado de EE.UU. aún se cuestionaba quién había sido el autor de la mencionada lista y por qué se le había prohibido a Batista la entrada a suelo norteamericano.

 

El 27 de agosto de 1960, comenzó a sesionar en Washington el Subcomité del Comité de lo Judiciario del Senado de los Estados Unidos, cuyo objeto era investigar la administración de las leyes de seguridad interna del gobierno norteamericano. Su presidente era el senador por Mississippi, James O. Eastland.4

 

El propósito del subcomité era determinar si se necesitaba una legislación remedial para contrarrestar las fisuras en la legislación sobre la seguridad interna.

 

Uno de los problemas más complicados que enfrentó el subcomité fue el de las autorizaciones de seguridad para trabajar en instituciones federales tan sensibles como el Departamento de Estado.

 

El ejemplo más desconcertante para el subcomité había sido el caso de William Arthur Wieland. 5

 

El llamado caso Wieland será objeto de investigaciones recurrentes y exhaustivas desde 1960 hasta 1982, utilizándose como ejemplo en investigaciones senatoriales posteriores por sus tremendas implicaciones para la seguridad interna del Departamento de Estado y el gobierno norteamericano en general.6

 

Wieland había ingresado en el Departamento de Estado en 1941 y ya, en 1957, había alcanzado la alta posición de Director del Buró para México y el Caribe de la Subsecretaría de Estado para América Latina.7

 

El problema era que la larga carrera de Wieland en el Departamento de Estado había comenzado y se había desarrollado al parecer sin las requeridas autorizaciones de seguridad. Por demás, Wieland jamás había logrado presentar siquiera los documentos de identidad imprescindibles para poder comenzar a trabajar en el Departamento.8

 

Nadie a ciencia cierta sabía cómo realmente se llamaba pues unas veces aparecía como William Arthur Wieland, otras como Arturo Montenegro y otras como William Montenegro.

 

Ello conllevó a cuestionar sensitivas decisiones en política exterior en las que estuvo implicado Wieland.

 

A Wieland se le señaló no sólo como el principal causante de la caída del gobierno de Fulgencio Batista en Cuba sino como, además, el promotor del ascenso y afianzamiento de Fidel Castro en el poder.

 

Integrantes del subcomité y varios funcionarios del Departamento de Estado que testificaron ante el mismo sospechaban que Wieland había sido el causante de la suspensión de los embarques de armas al gobierno del general Batista.9

 

En tanto que Director de asuntos de México y el Caribe, Wieland tuvo la posibilidad de recomendar políticas hacia los países de la región e influir en su jefe, Roy Rubottom, jefe de la subsecretaría de Estado para América Latina en el sentido de su implementación.10

 

Además, a Wieland, se le señalaba como el autor intelectual de la manipulación mediática internacional que convirtió a Fidel Castro, cuando aún era un desconocido jefe guerrillero en las montañas cubanas, en todo un Robin Hood moderno ante los ojos de la opinión pública norteamericana y mundial.

 

Al parecer, Wieland tendrá mucho que ver con la entrevista de Herbert Mathews, el reportero estrella del New York Times, a Fidel Castro en la Sierra Maestra y con el documental televisivo de la CBS sobre la guerrilla de Castro en las montañas del oriente cubano.11

 

Wieland habría logrado, además, sustituir al embajador ante el gobierno de Batista, Arthur Gardner, afecto al mismo, por Earl E. T. Smith, quien jugará un rol importante en la caída del régimen.4

 

Wieland, además, infringió las normas más elementales del Departamento de Estado al instruir a Smith -quien no tenía experiencia diplomática alguna ni sobre asuntos cubanos- que recibiera la información sobre la situación en la Isla de Herbert Matthews –admirador y, literalmente, el aeda de Castro-, en vez de un especialista del Departamento de Estado, como es de esperar en estos casos.11

 

Peor aún, a no pocos resultó no poco sospechoso el hecho de que Wieland y Rubbotom estuviesen en Colombia en 1948, los momentos en que Fidel Castro se destacaba como uno de los promotores de los desórdenes sociales posteriormente bautizados como el “bogotazo”.12

 

Algunos incluso han insinuado hasta que Wieland conocía a Castro de sus estadías en Cuba durante la década de los 40 y que tenía vinculación con agentes del COMINTERN soviético como Fabio Grobart.

 

En las audiencias senatoriales, una de las cuestiones que más tiempo le tomó al subcomité fue la identificación del autor de la lista negra en la que estaban inscritos los personeros del régimen de Batista a los cuales se les había prohibido la entrada en el territorio de los Estados Unidos en la mencionada madrugada del primero de enero de 1959.                                                            al surgir la cuestión de una lista negra, el Sr. J.G. Sourwine, jefe consejero por muchos años para el Subcomité sobre subversión y comunismo encubiertos del Senado americano 13, le preguntó a Wieland: “…Y, ¿usted dice que había una lista? ¿De dónde vino esa lista? ¿Quién la hizo, quién la inició?” A lo que Wieland contestó tras ciertas evasivas: “…la lista, creo que la embajada en la Habana la preparó y la envió al Departamento de Estado”. Sourwine le preguntó directamente a Wieland si no había sugerido la lista. Como en la mayoría de las ocasiones, la respuesta de Wieland será indefinida: “No lo puedo precisar, pero, no lo creo…” Sourwine precisó una vez más: "´No le pidió usted [en inglés, usted y ustedes se dice igual, de lo que se aprovecha Wieland] a la embajada que hiciera una lista de los batistianos prominentes que buscarían la entrada en Estados Unidos?” Wieland entonces contestó, “Creo que lo hicimos, sí señor.” El presidente del subcomité repitió "¿Usted cree que ‘lo hicimos’?” Y Wieland le contestó “El Departamento [de Estado] sí señor". Sourwine insistió: “Usted lo inició todo, ¿verdad?” Y Wieland replicó: “No recuerdo, señor, qué sucedió en aquellos momentos. Si fui yo, estaría encantado de decirlo…” Pero, Sourwine volvió a la carga: “¿Recuerda si se le instruyó para hacerlo?” Y Wieland confesó a medias que: “Recuerdo haber trabajado en la lista, recibí la lista pero no recuerdo si la inicié o fue alguien más”. A lo que el senador Dodd expresó que: “No entiendo el negocio ese de ‘nosotros’. ¿No sería que algunos seres humanos lo hicieron?” Wieland, con ingenuidad imperturbable, le responderá: "Sí, señor.” Molesto, el senador Dodd le recriminará: “¿Podría ayudarnos más que decir ‘nosotros’, 'no estoy seguro' y cosas por el estilo? ¿Qué hizo usted en relación con la lista? ¿Quién le dio la lista, a quién se la dio usted? Me parece que son preguntas sencillas.” Wieland, inmutable, manifestó que: “La lista viene de la embajada y es recibida en el Departamento [de Estado]. Pasa por muchas manos, no estoy tratando de esquivar el asunto en lo absoluto.”14

 

Durante horas, los senadores y el consejero del subcomité senatorial interrogarán a Wieland sin lograr sacarle a este ni la más mínima pista. Fue imposible conocer el nombre de quien ordenó o sugirió que se hiciera una lista negra de aquellos personeros del gobierno de Batista a los cuales se les prohibiría la entrada en EE.UU.

 

Wieland se escudará en su versión laberíntica de los supuestamente intrincados canales burocráticos del Departamento de Estado haciendo imposible conocer quién ordenó hacer la lista, quién la escribió y quién tomo la decisión final.

 

Las respuestas de Wieland al interrogatorio del subcomité senatorial sólo parecían indicar que la lista que Cantillo tenía en las manos en la madrugada del primero de enero de 1959 se había materializado de la nada. Esta parecía haber sido absorbida por el intrincado aparato burocrático del Departamento de Estado, el cual la puso a trabajar en forma mecánica, independientemente de cualquier política, estrategia o táctica de las relaciones exteriores del gobierno norteamericano.

 

Nadie en definitiva ha sabido cómo la dichosa lista –tras, supuestamente, salir de la embajada americana en La Habana, llegar a Washington, circular por todos los vericuetos de la burocracia del Departamento de estado- fue a parar a tiempo a manos del General Cantillo para que este, en el momento de la estampida de los batistianos, pudiera distribuir los pasajeros hacia los aviones que los conduciría a su destino preestablecido en aquella primera madrugada de 1959.

 

¿Qué relación existía entre las reuniones de Cantillo con Fidel Castro, Wieland y la lista negra del Departamento de Estado?

 

Una vez que hubiese despedido al ex gobernante y su comitiva en el aeropuerto de Columbia, Cantillo, se nombró a sí mismo Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, exigió la renuncia del presidente del Senado y proclamó restablecida la Constitución de 1940. Siguiendo los preceptos de la misma Cantillo mandó a buscar a Carlos M. Piedra, magistrado del Tribunal Supremo, a quien le correspondía la sucesión presidencial.2

 

Fidel Castro había liderado el grueso de las fuerzas guerrilleras en las montañas y del movimiento clandestino en las ciudades precisamente porque, básicamente, Batista había dado un golpe de estado y derogado la constitución de 1940. Sin embargo, al enterarse de las decisiones de Cantillo, hizo su primera alocución pública por radio desde Santiago de Cuba, declarando a Cantillo traidor e inconstitucional al gobierno provisional de Piedra. Así y todo, es sorprendente cómo Castro trató a Cantillo.15

 

La inmensa mayoría de los jefes militares, policiales y demás funcionarios del gobierno de Fulgencio Batista que Castro logró atrapar fueron condenados al paredón de fusilamiento o a larguísimas penas de cárcel que oscilaban entre 25 y 30 años.

 

El general Cantillo no sólo se hallaba en la cúpula de donde se impartieron las órdenes que ejecutaron la mayoría de los militares y policías condenados sino que fue acusado de traición por el propio Castro el mismo primero de enero de 1959 supuestamente por no haberle entregado ni el poder directamente ni a los principales personeros del batistato.

 

Sin embargo, Cantillo recibió apenas 15 años de cárcel y, sin cumplir siquiera la mitad de su condena, logró salir de Cuba hacia EE.UU. con toda su familia en la década de los sesenta.2

 

Al parecer, Cantillo conocía lo que le esperaba cuando fue detenido por José Ramón “el gallego” Fernández, dejándose conducir por este en la forma más desenfadada del mundo.16

 

En cuanto al caso Wieland, durante el transcurso de más de 2 años, se acumularon multitud de hechos dudosos en torno a su figura y actuación dentro del Departamento de Estado. No pocos lo acusaron de ser un agente provocador del comunismo internacional. Será entonces que, en contra de todos los procedimientos y compartimentaciones del ejecutivo norteamericano, el Secretario de Estado Dean Rusk (miembro destacado del Council on Foreign Relations o CFR, amén de fideicomisario de la Fundación Rockefeller) y el propio presidente J.F. Kennedy, saldrán en defensa de Wieland, quienes lo declararán un funcionario confiable del Departamento de Estado. 17

 

Así se acallará todo el largo proceso del caso Wieland, aunque se dejarán todas las interrogantes del mismo flotando en lo imponderable.







NOTAS


Foto: El General Cantillo y el Magistrado Piedra enhttp://baracuteycubano.blogspot.com/2010/09/entrevista-de-emilio-ichikawa-al-sr.html

1. http://www.timetableimages.com/ttimages/qaw.htm

2. Entrevista con Fulgencio Rubén Batista y Godínez. http://www.eichikawa.com/entrevistas/Fulgencio_Batista.html

3.
Cuba Betrayed. Fulgencio Batista Page 136 .http://www.questia.com/PM.qst?a=o&d=54321978 

4. COMMUNIST THREAT TO THE UNITED STATES THROUGH THE CARIBBEAN HEARINGS http://www.latinamericanstudies.org/us-cuba/gardner-smith.htm

5. STATE DEPARTMENT SECURITY, THE CASE OF WILLIAM WIEL