lunes, 25 de agosto de 2014

ANTECEDENTES SOBRE LA PROTECCION AL CONSUMIDOR EN CUBA


 
ATENCIÓN FRANK
Antecedentes sobre la protección al consumidor en Cuba
 Del ICIODI y la revista Opina a la FANJ y la cooperación con FACUA España Doctor Eugenio R. Balari
Desde el comienzo de los años 60 en Cuba fueron implementadas importantes medidas de defensa de los consumidores por el gobierno revolucionario de aquel entonces. Antes de enero del 59 el mercado doméstico de bienes de consumo y otros, operaba de manera liberada y sobre la base de las leyes del valor y la oferta y la demanda, como en cualquier otra economía de mercado del mundo. Existía una amplia oferta de productos y servicios, cuyos bienes se adquirían en los comercios de venta al público y su regulación se garantizaba a través de los precios. Ello ocurría en circunstancias en que en que el poder adquisitivo de la población se encontraba desequilibrado y amplios estratos de población no tenían trabajo y su vida material era considerablemente precaria. El nivel de desempleo y subempleo en la década de los 50 era alto, adicionalmente golpeaba la desequilibrada redistribución de los ingresos. Para muchos individuos lograr un consumo básico resultaba un objetivo estratégico, el que lamentablemente no todos lograban alcanzar. Sin embargo los segmentos de población de mayor poder adquisitivo (ricos, clase media y ciertos sectores laborales privilegiados), sobre todo los primeros, disfrutaron de un  amplio, moderno y versátil mercado de consumo, cuyas ofertas de productos provenían de los EEUU y en menor medida de otros países europeos. En la década de los años 40, existió un aparato de gobierno llamado 0RPA; una institución destinada a la regulación de precios de los abastecimientos, dada la existencia de una época de inflación. Su misión fundamental: tratar de controlar el alza desmesurada de estos, que como consecuencia de la guerra mundial aumentaban indeteniblemente.
                                                                                                                 No es sino con el triunfo de la revolución ya partir de los conflictos políticos/económicos y de clase social que aparecen, con sus impactos sobre los abastecimientos y el consumo de la población; que el gobierno revolucionario dicta en enero de 1960 una ley de protección al consumidor. Ese es el nombre que se utiliza “Ley de Protección al Consumidor”, originando posiblemente la primera ley de ese tipo en el mundo, a la que en la situación cubana de entonces, le va a suceder un poco tiempo después un cambio de la moneda.      
       Ambas medidas impidieron que los sectores de mayor solvencia económica ejercieran acciones de acaparamiento o especulación, de desabastecimiento de productos y con ello se promoviera malestar social. Ese documento jurídico (ley de protección al consumidor de 1960), se orientó contra el alza de los precios en los artículos de consumo y el encarecimiento de la vida, así como formas ilícitas de especulación mercantil.                                          
Promulgada la ley y efectuado más adelante el canje de la moneda; dos años más tarde se crea la Junta Nacional de Abastecimientos, institución encargada de proponer e implementar el sistema de regulación de los productos básicos (la libreta de abastecimientos).En tales circunstancias político/económicas, esas medidas contribuyeron a asegurar los consumos esenciales a la población, además a través de cuotas p/c por productos, a precios fijos y congelados (sin importar la inflación)durante muchos años.                                                                              Técnicamente se identifica como racionamiento de la oferta por específicos. Por la práctica de tales acciones en materia de consumo, se puede afirmar que fueron las primeras y fundamentales medidas de defensa a los consumidores cubanos y posiblemente las primeras verdaderamente efectivas tomadas en la región. Quedó organizado un sistema nacional de garantía de abastecimientos básicos, que se estructuró a partir de garantizar la oferta de un conjunto de productos en forma de cuotas o cantidades periódicas, en tiempos definidos, precios bajos y congelados y más tarde vinculando al consumidor a determinados establecimientos comerciales (las bodegas). El surgimiento del sistema de regulación de los abastecimientos, hizo aparecer nacionalmente las Oficinas de Consumidores, las llamadas (OFICODAS).   
                                                                          En esas oficinas se registran a todos los consumidores, requisito previo para acceder a la libreta de abastecimiento, dándole de alta o baja según nacen o mueren las personas.                                                                                                                                                                                                                                                                      
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      Después de 52 años de organizado el sistema y junto a otras formas liberadas de comercializar los bienes de consumo, la libreta de abastecimientos se encuentra vigente como una forma de protección del consumo, particularmente a los estratos de menor poder adquisitivo.                                                                                                             La libreta defendida por unos y cuestionada por otros, tiene la virtud de proteger a las familias de menores ingresos, aunque no es menos cierto que no le es suficiente a la población y le ocasiona compromisos y subsidios anuales muy costosos al estado. Sin la información sobre los niveles de consumo actuales, en particular los alimenticios (calóricos, proteicos y vitamínicos), como poseía desde principios de la década del 70 hasta principios del 90.Aprovecho para decir que según estudios efectuados durante los años 70 y 80, para ese entonces había desaparecido en Cuba la desnutrición y los niveles de subalimentación eran significativamente bajos. Basándome ahora en el aumento de las expectativas de vida y la elevación de la talla corporal de la población, considero que esos fenómenos, con independencia de las más de dos décadas de crisis económica que se han padecido y los cíclicos desabastecimientos que se originan ,no parece que resurgieran como en épocas pasadas. Al Ministerio de Comercio Interior les fue otorgada funciones de protección a los consumidores, pero encontrándose la mayor parte de sus unidades en manos de empresas estatales que se le subordinaban, a esta institución le resultaba muy difícil tal misión, pues era al mismo tiempo juez y parte y el consumidor lo vio con desconfianza y recelo. Sin embargo la ley que crea al Instituto Cubano de Investigación y Orientación de la Demanda Interna (ICIODI), en abril de 1971, como organismo de carácter científico aunque a su vez anexo al Consejo de Ministros, por su contenido,  perfil y tipo de actividades, le otorgaba más confianza a los consumidores. Teniendo como misión las investigaciones en el ámbito del consumo (productos y servicios),el mercado doméstico y la demanda; además una función de orientación del consumo. Ello, en la práctica, le confería al ICIODI posibilidades sobre la defensa de los derechos de los consumidores. Muchos compradores lo llegaron a apreciar así, al considerarlo una institución más neutra, no comprometida con la compra/venta y los conflictos que se creaban alrededor de los actos de consumo y por tanto, más aceptable a los fines de defender con imparcialidad sus intereses. Cada año la institución realizaba más de un centenar de investigaciones en la esfera del consumo y los servicios. Estos estudios se relacionaban  con los alimentos, el vestuario, las modas, la vivienda y su equipamiento, los servicios comerciales, el presupuesto de tiempo, el tiempo libre, el balance de los ingresos y gastos de la población; así como estudios sobre nivel y modo de vida y la protección de los consumidores. Trabajos unos de carácter macro y otros de naturaleza micro. Con esas experiencias e interpretando la ley que originó al ICIODI, cuyo contenido era suficientemente amplio y versátil, ello permitió a la institución atribuirse funciones sobre la protección a los consumidores. Surgieron  entonces los programas y campañas de orientación, los que se fundamentaban a través de las investigaciones y luego se implementaban utilizando las propias estructuras orgánicas que se le subordinaban u otros medios ajenos.    
 
                                               Los mecanismos con que contó la institución, además de sus áreas investigativas, fueron la dirección de orientación del consumo y la popular revista 0pina, con su secciones de análisis críticos en las áreas de consumo o los servicios, las secciones en CASA y de clasificados y permutas, todas dedicadas a la orientación ya brindar servicios sobre las necesidades de la población.                                 
También contó con los trabajos de la empresa Publimerc y el Taller de Confecciones Experimentales Opina. A través de la Dirección de 0rientación y la revista 0pina se pusieron en marcha varios programas nacionales de orientación al consumidor.            
Entre otros se pueden citar: “El programa de lucha anti-tabáquico, el de orientación de cultura alimentaria, el de alimentación infantil olas del juego es más importante que el juguete”, dedicado a los niños. La revista 0pina utilizaba una buena parte de sus contenidos a dichas labores, instituyó en sus páginas el sello de la protección al consumidor y en muchos de sus trabajos de corte críticos, cuando su contenido lo justificaba, aparecía impreso el sello de protección al consumidor. Era una manera de denuncia o crítica a lo mal hecho o a lo que afectaba al consumidor, de esa manera se llamaba la atención sobre el tema o se solicitaba se resarciera al cliente afectado. La cantidad de ejemplares que editaba 0pina, por el elevado nivel de aceptación que tuvo, se aproximaba a los 500 mil ejemplares y según las investigaciones efectuadas, cada ejemplar de 0pina era leído entre 7 a 8 personas. Por ello se dio a conocer como la revista de la familia cubana. En el taller de producciones experimentales 0pina,se realizaba una interesante, novedosa y creativa labor en diseños de prendas de vestir para toda la familia, que en pequeña escala se comercializaban en su propia tienda de la calle Reina a precios accesibles.
                                                                                        En realidad se trataba de un laboratorio de diseño, moda y mercado.                                                                                                   Su propósito era el de contrastar aspectos de novedad, calidad o moda, llamar la atención en relación a los diseños y la calidad de las confecciones que lanzaba al mercado el Ministerio de la Industria Ligera; ya que por x razones y durante muchos años y a pesar de la escasez de esos artículos, las prendas que aparecían en las tiendas no se realizaban plenamente y crecían los inventarios.
                                                                                  Tal situación evidenciaba un grado de insatisfacción en los consumidores por los diseños inapropiados y no encontrarse las prendas bajo los para metros de la moda. De esa forma se trataba de alertar, presionar e influir para mejorar las producciones nacionales. En dos oportunidades y en etapas diferentes (décadas del 70 y el 80), el ICIODI realizó exhaustivas investigaciones con el propósito de analizar la posibilidad de eliminar el racionamiento (la libreta).                                                                                         Entendíamos que esta debía desaparecer y era conveniente operar la economía con un mercado de libre concurrencia y activar las relaciones monetario mercantiles; los abastecimientos normados resultaban uno obstáculo a la economía, no solo por el nivel de subsidio que ocasionaban, sino porque impedía la formación del moderno y homogéneo mercado que se requería en el país.                              
 Los estudios del ICIODI brindaron sus recomendaciones en momentos que existían mejores condiciones económicas y más seguras para hacerlo; sin embargo no fueron suficientemente analizados en las instancias correspondientes del partido y gobierno y luego se desestimaron. Se consideró que el asunto no era conveniente enfrentarlo en aquellos momentos, hubo temor, o no existió voluntad política para hacerlo, por lo que finalmente tomaron el camino de la gaveta.             Se desaprovechó un buen momento para solucionar este escabroso tema, pues el país no se encontraba en una situación de crisis económica (tendría dificultades y estrecheces como cualquier otro),pero sus niveles de crecimiento económico, relaciones exteriores y colaboración les resultaban favorables, los riegos podían manejarse con mayor grado de seguridad.                
Desde los años 80 se hubiera podido homogenizar y modernizar el mercado doméstico, liberar los productos, eliminar los subsidios innecesarios y estimular al trabajador, a la producción y al consumo. Aunque el ICIODI era un organismo de la administración central del estado y no una ONG; al encontrarse inmerso en los asuntos del consumo, la institución estableció relaciones con la IOCU que es la federación internacional de organizaciones de consumidores  ,que agrupa una considerable cantidad de asociaciones en diferentes países del mundo.                    
 Posteriormente la IOCU modificó su nombre por el de Consumer International (CI).Las relaciones de(CI) con el ICIODI, le ampliaron el horizonte sobre la defensa de los consumidores y le propiciaron a la institución amplias relaciones de cooperación con la oficina regional y las organizaciones en América Latina y el Caribe. El ICIODI promovió la creación de la primera organización no gubernamental de defensa de los consumidores cubanos. Fue la Asociación de Consumidores y Usuarios de Cuba (ACUC), la que contó con un grupo de miembros entusiastas y calificados, que recibieron el apoyo del ICIODI como organismo de referencia del gobierno cubano.  
                                                                                                                          Lamentablemente la ACUC no pudo contar con larga vida, aunque existió formal y legalmente e hizo esfuerzos en promover una nueva ley de protección a los consumidores y expandir su membresía.                                                                                                     Con la desaparición de Opina primero y el ICIODI y sus dependencias después, la misión de defensa de los consumidores volvió a aparecer tiempo después, aunque ahora en forma más modesta a través de la ONG Fundación de la Naturaleza y el Hombre.                  
La Fundación (FANJ) posee objetivos amplios y nobles, proyectados por su fundador que fue el prestigioso profesor, científico e intelectual cubano,  Antonio Núñez Jiménez, ya desaparecido. La extinción del ICIODI, Opina y sus instrumentos de trabajo, coincidió con el período especial. Ello generó un vacío en un corto período de tiempo en las actividades de defensa del consumidor.                        
 
Afortunadamente aparecieron en Cuba los directivos de la Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de Andalucía, España (FACUA),  los que iniciaron contacto con nosotros, que ya no nos encontrábamos al frente del ICIODI ni en Opina, sino colaborando con Núñez en el desarrollo de la Fundación de la Naturaleza y el Hombre (FANJ).                                                                                              Relacionándonos con dichos directivos por su manera de pensar y concebir los proyectos de cooperación, una vez establecidas las coordinaciones iniciales, los proyectos se concretaron y tras la firma de un convenio de colaboración entre ambas organizaciones, se comenzó a trabajaren los mismos. FACUA logró interesar además en materia de educación al consumidor, a otras instituciones españolas hacia la cooperación con Cuba.                        Afianzadas las relaciones con FACUA, ambas organizaciones coincidimos en que era conveniente efectuar una labor similar de cooperación hacia otros países de América Latina y el Caribe. De esa forma FACUA  con el estímulo de su cooperación en Cuba, comenzó a realizar misiones con la 0ficina Regional de Consumers International en Santiago de Chile y luego con las organizaciones miembros en diferentes países de la región, las que se desarrollaran fructíferamente. Un reciente artículo desde fuera de Cuba, que  apela ala conveniencia del tema y una solicitud  para dar a conocer en un próximo libro estos antecedentes sobre la defensa de los consumidores, me motivaron a elaborar estas líneas. No comento el amplio trabajo realizado desde la Fundación, pues el mismo queda recogido en el informe que presenta el presidente de FACUA España y que se conocerá proximamente en la publicación que menciono. No obstante me resulta necesario consignar, que en estos empeños generalmente incomprendidos, siempre fuimos apoyados por varias instituciones nacionales, que nos brindaron su colaboración entusiasta y que resulta necesario mencionarlas y expresarles nuestro reconocimiento. Son los casos de la dirección de Protección al Consumidor del Comercio Interior, el Centro de Investigaciones del propio ministerio, el Centro de Estudios de Administración Pública de la Universidad de la Habana (CEAP), el Ministerio de la Informática y las Comunicaciones, los Consejos de las Administraciones del Poder Popular de los municipios de la Habana Vieja, Plaza de la Revolución y 10 de 0ctubre, o las Corporaciones CIMEX, la extinta Cubalse y la empresa Habaguanex, así como también ETECSA. La Universidad de la Habana a través del CEAP y con el apoyo de la FANJ y FACUA España, realizó una extraordinaria labor de formación sobre la protección al consumidor desarrollando (cursos de postgrados, especializaciones y diplomados), lo que posibilitó que hoy varios de los alumnos que participaron de aquellas clases y conferencias, sean los directivos de la actividad y promotores de una nueva ley y la organización de gobierno que más adelante se destine para hacerla cumplir. Durante los últimos años, una buena parte de los esfuerzos realizados se orientaron hacia la educación y formación de personas que se interesaron por el tema, los que cálculo en algo más de 200 graduados de nivel universitario.  En la actualidad conozco que se trabaja en una ley de protección al consumidor y en la posibilidad de que crear una oficina gubernamental encargada de hacerla cumplir.
                                                                                                                              Creo a su vez necesario se facilite y estimule la creación de una asociación de consumidores desde el seno de la sociedad civil, la que se oriente y luche por la defensa de estos.                                                  
Para los que no lo sepan el ICIODI existió desde abril de 1971 hasta su extinción en 1994.                                 
Su publicación 0pina algunos años menos, pero se hizo querer y buscar con gran simpatía por amplios sectores de la sociedad cubana.                
 A ambas instituciones me correspondió el honor de fundarlas y dirigirlas durante varios años, pero siempre con el apoyo de excelentes y capacitados colectivos laborales que se desempeñaron en ellas. Con estas líneas cumplo un compromiso pendiente y dejo constancia que en décadas anteriores existió comprensión y conciencia de la importancia de defender los derechos de los consumidores y propiciar la liberación del mercado interno.                            Concluyo una historia poco conocida, sobre instituciones cubanas que desde los años 70 existieron y jugaron o pretendieron jugar, un necesario papel sobre los derechos de los consumidores cubanos.
 
 

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