miércoles, 17 de abril de 2013

QUE DEBEMOS REVISAR?



¿QUÉ DEBEMOS REVISAR?

ELIGIO DAMAS

            Vamos a hablar brevemente sobre lo acontecido. Porque todavía no tenemos respuestas, más bien una serie de interrogantes. ¿Qué pensar sobre lo que anunciaron las encuestas y los resultados? ¿Cómo entender que sin que se hubiese producido un acontecimiento trascendente, por lo menos en cuanto a lo que uno se empeñó en percibir, en tan poco tiempo cambiase la tendencia bruscamente?
             ¿Hechos, acontecimientos, como la aguda escasez de productos de consumo masivo, no atacados o vistos como con indiferencia o subestimación, desde un buen tiempo atrás, mucho antes de esta atípica campaña electoral, no tuvieron que ver con estos resultados?
             ¿El agresivo aumento de precios, por las razones que fuesen, sin que el gobierno fijase posición al respecto, salvo intentando contrarrestarla por medio de los mercales que no llegan al número de venezolanos que uno desea, determinó o no la actitud del votante?
            ¿El ajuste o devaluación de la moneda, no importa como llamemos a una medida que contribuyó a disparar los precios y tomada dentro de unas circunstancias que permitían prever la posibilidad de acudir de inmediato a esa contienda, no habrá incidido en lo que aconteció electoralmente?  ¿Cómo pudo percibirla el venezolano, chavista o no, después de haber escuchado un persistente discurso oficial anti devaluacionista y crítico de lo que acontecía en otros lares?
            ¿Cómo percibimos la actitud o disposición de la clase media profesional, numerosa en sí misma y con capacidad enorme para influir con su mensaje a una enorme multitud a la cual tiene acceso? ¿Estará esa clase media profesional, técnica, etc., sobre todo la que trabaja con el gran empleador que es el Estado, conforme con su ingreso? ¿Médicos, maestros, profesores, enfermeros, etc. se sentirán pagados con justicia y en correspondencia con su aporte social?
           ¿Sabemos, estamos conscientes, que educadores y otros profesionales de la nación tienen unos salarios demasiado constreñidos, insuficientes y  una dirigencia sindical, incluyendo la chavista, que se convirtió en una élite o cúpula que evade toda confrontación o reclamo sensato?
         ¿Estamos al tanto que hay gobernaciones donde los anteriores máximos exponentes, por años, no cumplieron con los reiterados aumentos acordados a nivel central y hasta persistentemente se negaron a proceder a discutir los contratos a lo que esos trabajadores tienen derecho? ¿Cómo concebir eso dentro de un gobierno de los trabajadores? ¿Cómo esperar de ellos, y su entorno, masivo apoyo al proceso revolucionario?
       ¿No habrá llegado el momento de revisar la forma, intereses, expectativas que han prevalecido para designar funcionarios de gobierno? ¿El gobierno de Maduro que ahora fenece para iniciar otro con él mismo al frente, está conformado, desde lo más cerca hasta lo lejano, por lo mejor de la tanta gente excelente que abunda en el chavismo? ¿Qué debe prevalecer, leales a ultranza, muy cuidadosos de eso o revolucionarios, eficientes e idóneos?
      ¿No será de urgencia poner a funcionar ya y a toda máquina, la idea de Maduro de crear una dirección colectiva del proceso o eso que han llamado Comando Estratégico Político Militar de la Revolución?
           ¿Por qué, en Estados, donde apenas el 16 de diciembre ganamos, ahora mismo hemos perdido hasta escandalosamente? ¿Qué pasó allí? ¿Es suficiente conformarnos diciéndonos que Maduro no es Chávez?
          ¿No tendremos que ponernos más cuidadosos para escoger candidatos a cargos electivos, de manera que no sea suficiente mérito estar todo el día en la casa del partido, cumpliendo abundantemente tareas rutinarias o estar a la sombra de alguien con un poderoso dedo?
         No son todas ni las mejores preguntas por hacer; por algo se comienza. Pero debemos proceder a interrogarnos y dar respuestas, pues aunque sea duro decirlo, lo del 14-4  para el proyecto chavista, con toda la connotación que tiene hasta el nivel internacional, parece mucho a una derrota, tanto que duele en demasía.
   
            


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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 4/15/2013 11:02:00 a.m.

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